domingo, 17 de enero de 2021

§ 2.254. El inocente (Brad Furman, 2011)

    Una de abogados. Listos y preparados. Ambiciosos y sin escrúpulos. Interesante planteamiento, un guión que se deja llevar, y dos actores con oficio y desarrollo: el que sirve para contraseña en un ordenador: Matthew McConaughey, que hace de abogado, y Marisa Tomei como fiscal ex-esposa del abogado con quien comparte una hija. El chico acusado es Ryan Philippe.
    El abogado es un competente penalista de cosas menores. Le llega, porque así lo solicita el acusado, un caso muy importante. Defender a un chico bien acusado de haber maltratado a una prostituta. Pero el abogado ve algo raro. Le recuerda a un caso anterior, en el que otro acusado fue condenado a prisión permanente por al crimen muy parecido en la forma de ejecutarlo: maltratar a la chica solo en el lado izquierdo de la cara y el cuerpo, como si la golpearon desde el lado izquierdo, como si fuera zurdo. Empieza a sospechar que el chico bien efectivamente sí ha sido quien maltrata a las chicas. Este tipo de giros a mitad de película no suelen funcionar, son demasiado rupturistas, haces que pierdas la concentración y la atención en los principal, en lo que da sentido a la película. No funciona. Hace que sea más larga, y, sobre todo, que puedas perderte por el camino. Pensar que un psicópata sexual quiere se incriminado para así salvarse e incriminar al propio abogado defensor es de una complejidad argumental que no está bien resuelta en la película. Ahora es el acusado quien tiene al abogado cogido en todos los sentidos. Sólo las excelentes películas consiguen mantener esos giros, y esta no lo es.
    Es un poco larga. Sobre metraje. Tiene intensidad, y no está mal, pero le sobran 20 minutos mínimo. La historia no da para más.

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