miércoles, 30 de junio de 2021

§ 2.440. Hombres de presa (Richard Wallace, 1947)


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Pretende ser una entretenida historia de aventura y amor exótico pero naufraga por dos razones. En primer lugar, por la desmesurada duración de la cinta. Sentar al espectador durante 128 minutos para contar una historia requiere algo más que una historia que contar. Demasiado larga. En segundo lugar, porque Wayne nunca me ha parecido creíble como personaje romántico. No le "pega", no le "va"; se me hace raro verle en un rol de este tipo. La historia de amor es un poco enrevesada, sobre todo por la figura paterna, más de amante celoso que de padre. Se estructura una especie de triángulo amoroso complicado de resolver, algo más que una rebeldía juvenil frente a la figura paterna. No funciona, aunque puede entretener.

El reparto es muy interesante, un joven pero ya interesante John Wayne, una guapísima Laraine Day, mujer peculiar con una vida en sí misma digna de película, un Cedric Hardwicke con toques luciferinos y que recuerda en algunos momentos al mejor Drácula, y una Judith Anderson que siempre quedará anclada en su papel mítico de ama de llaves en Rebeca (Alfred Hitchcock a la dirección y  David O. Selznick como productor, 1940). A ellos se suma Anthony Quinn, tan sobrio y profesional como siempre. Quizá esta sea la única película en la que trabajaron juntos Wayne y Quinn.

§ 2.439. Una vida privada (Louis Malle, 1962)

Una peculiar visión de la privacidad en una época muy temprana, 1962. Abordaba un tema controvertido y problemáticos, que siempre ha tenido vigencia y pujanza pero que ahora más que nunca es de una actualidad impresionante. La cinta, que tiene algo de película al servicio de BB en plena madurez (¿artística?), puede leerse como un a historia autobiográfica de la protagonista. Una mujer arrollada por la fama y la popularidad, atropellada por el cine y sus exigencias, que no logró sacudirse esa fama, ese "San Benito" de mujer al servicio de los hombres a los que vuelve locos. Algunos aspectos de la película recuerdan incluso aspectos escabrosos de su vida, como el intento de suicidio no siempre bien explicado, lo cual recrudecía el morbo de la cinta. La verdad es que de todas las películas que he visto suyas ninguna me ha dejado verdaderamente impresionado. No la recuerdo con una gran actuación en ninguna de ellas, con variedad de registros, con personalidad, con la necesaria intensidad. No creo es una gran actriz. Para ser una actriz que rodó 47 películas (desde 1957 a 1973, muy poco años si se ve en comparación con las grandes carreras de las mejores actrices), no es recordada en el mundo del cine más allá de su personalidad de sexy girl. Eso sí, era guapísima, toda ella un canon de belleza en sí mismo. Una belleza, por así decirlo, europea del sur, algo "rellenita" con la cara redonda, facciones muy suave, piel muy clara y un pelo rubio que probablemente no era del todo suyo.
Marcello Mastroianni es un actor capaz de narrar cualquier cosa. Siempre me ha recordado a Paco Rabal. Un hombre racial, dramático, apasionado, con la energía del hombre capaz de sí mismo. Aunque le veo más fino, y también con más registros interpretativos. Un actor más cuajado, más señero, más solemne, más canónico y ortodoxo. Pero ambos se me parecen
El mensaje de la película está bien traído, pero como me ocurre con todo lo de Malle, incluso con lo más célebre, no me acaba de llenar. Sólo me ha parecido una maravilla Ascensor para el cadalso (1958). Lacombe Lucien (1974) me parece una provocación necesaria en una sociedad excesivamente orgullosa de sí misma por su resistencia al terror nazi. Algo tiene también Atlantic City (1980), pero no es, al menos para mi, la maravilla que algunos críticos  dicen que es. La recuerdo más bonita de lo que es, y la he visto varias veces.
El papel de la prensa queda como unos zorros, fatal, como una pirañas sedientas de su ración de carroña diaria. No se comprende bien cuál es la relación entre la soledad que pretende la bailarina, esa privacidad que busca denodadamente con el nuevo amor que surge. No parece el terreno más abonado para que florezca una pasión romántica. Eso no lo resuelve bien el director. 
La música es notable, acompaña bastante bien y no se inmiscuye demasiado en la trama.
Por momentos la película busca un estilismo estético que no consigue, mucho menos con las escenas de interiores, incapaces de proyectarnos hacia esa soledad que rodea a la protagonista.
Una película más, no especialmente notable. Quizá en su momento tuvo predicamento, pero no ha envejecido bien.

lunes, 28 de junio de 2021

§ 2.438. La vida en un hilo (Edgar Neville, 1945)

Primera película que veo de un grande del cine Español. Una romántica comedia de situación de vidas cruzadas. Por momentos puedes recordar a La Cava o incluso a Lubitsch. 
Me parece de una modernidad sorprendente, y no sé si lo que voy a decir constituye una herejía, pero me parece un intento, más que razonable, de adaptar ese tipo de comedias Norteamericanas a las peculiaridades de la sociedad española de los cuarenta, casi nada. Ironía fina, algo de crítica social, diálogos inteligentes y una historia doble de amor de una protagonista risueña y pizpireta que lo borda.
Una de las vidas, la que vivió sirve para poner en solfa toda la sociedad burguesa de la vida pueblerina, sus costumbres, sus hábitos y su manera de ver la vida. Si bien se mira es una crítica despiadada a los "bienpensantes" de la época. Pero lo hace de una manera sutil, sin imposiciones, con suavidad. La otra vida es la que todos quisiéramos vivir: desenfadada, dulce, sin preocupaciones, alegre. Es una forma de elaborar, sin riesgos de verse atrapado por la censura, una cierta y mordaz crítica a la vida social de la España de la época. Me ha parecido una maravilla.
Nada más comenzar me he acordado de otra película, con la que guarda una relación más que evidente desde el punto de vista de la perspectiva que adopta el director para contar los dos amores de la protagonista: Dos vidas en un instante (Peter Howitt, 1998). 

domingo, 27 de junio de 2021

§ 2.437. Objetivo: Londres (Babak Nakjafi, 2016)

 

Pertenece a ese subgénero de "Superacción", desde el comienzo,sin respiro, con tiros a lo bestia y una trama inverosímil pero que engancha, con una estrella de acción (Gerard Butler) un acompañante decente (Aaron Eckhart), y la participación que da un buen actor, en este caso Morgan Freeman que, probablemente hizo sus escenas en un par de horas en una mañana y luego se montaron más tarde, cobrando una "pasta gansa" por ello. Películas 'alimenticias' para él, de las de todos los días para los demás. 

Tiene algún que otro fallo de guión más que notable y un final fuera de todo canon en el género, produciendo un resultado mediocre que no llega a entretener del todo, porque hay momentos de verdadero tedio entre tanto tiro.

No es mi tipo de película, pero tampoco creo que a los que les gusta el género la tengan en buena consideración. No tiene la ironía, la clase y la producción de las de 007, ni la intensidad ni los guiones, ni los efectos especiales de la saga Misión Imposible, por ejemplo. 

El algunos momentos los efectos especiales se notaban bastante y quedaban un poco chapuceros, y los actores son excesivamente planos, incluso en los momentos de distensión, con una broma aquí y otra allá, quedaban fuera de lo que se espera.

Aunque en el año de producción de la película ya estaban un poco fuera de juego los Videoclub esta es una película para este tipo de consumo: instantaneo, sin pretensiones, para un público poco exigente, cenanco una pizza  y una cerveza  un sábado de junio. Si la ves en la tele haciendo zapping te quedas diez minutos. Poco más.


sábado, 26 de junio de 2021

§ 2.436. Infierno 35 (Don Siegel, 1954)

Me encanta Don Siegel. Es un auténtico maestreo en estas películas de cine negro. Ésta en concreto la he buscado varias veces y ha sido solo ahora que he sido capaz de encontrarla, original subtitulada con un blanco y negro. Seguiré buscando las cuatro o seis suyas que me faltan para tenerlas todas de él.
Un guión muy ágil, una forma de rodar casi nerviosa, con mucho pulso, sin dejar respirar al espectador. Siempre pasan cosas, no hay pausa, se encadenan los sucesos con una rapidez endiablada.
Me ha gustado muchísimo Ida Lupino, característica actriz, de muchísima pujanza y empuje, gran directora y una de las no muy reconocidas mujeres del cine. Del cine en sentido amplio, del negocio, de la dirección, de la actuación, de la producción. Una gran "olvidada". En esta película el guión es también suyo...!!!
Me parece también un actor notable para este tipo de película Steve Cochran, chico duro, cara de mármol, chulería innata pero con el fondo sano y limpio del perdedor de método. Le acompaña perfectamente Howard Duff. Guapísima, como siempre, Dorothy Malone, aunque no en un papel relevante.

§ 2.435. El cebo (Ladislao Vajda, 1958)

Una obra de arte, con mayúsculas, reconocida como tal por público y crítica. La disección del estudio sobre la investigación policial es magistral, con la lentitud y la parsimonia que va de un sitio a otro hasta descubrir la verdad.
La intuición del comisario juega un papel esencial en la obra. Ese no se sabe qué que forma parte de la labor policial y que la tiene los hombres y mujeres que están preparados y viven su profesión con la intensidad que sola proporciona la profesionalidad.
Es un auténtico modelo de comisario: dedicado, con un punto de obsesión sin hacerle perder la objetividad, preparado, con horas de vuelo y con una determinación por averiguar la verdad y un carácter que no conoce el decaimiento.
La aportación psiquiátrica es una de las claves del asunto, y la conversación entre el comisario y el psiquiatra es maravillosa. Diseccionar un dibujo infantil para conseguir de ahí un camino que conducta a la elaboración de unas pruebas es una organización muy inteligente de las pistas que debe seguir. Es una maravilla. 
El enfoque de la película es extraordinario. Apreciar cómo el comisario va apuntalando pequeños datos para configurar el viaje en coche que hace el asesino es una lección absoluta de investigación policial.
Es la primera película que veo de Vajda, y también la primera que veo de Heinz Rühmann, al menos que recuerde. La dirección es magistral, no sólo no sobra un diálogo, es que no sobre un  fotograma, todo encaja, la suavidad con la que se conduce la historia, el avance poco a poco de la trama. La sobriedad del actor es un sello del personaje, que en este caso cuadra a la perfección.

jueves, 24 de junio de 2021

§ 2.434. En terreno vedado (Ang Lee, 2005)

Película muy comprometida, valiente y vital. Ambientar una historia de amor homosexual en el oeste más viril es de una arrogancia tal que si le hubiera salido mal realmente le hubiera marcado. Pero le salió estupendamente. Una película brillante, un resultado óptimo, una cinta para recordar y ver varias veces en la vida. Me ha parecido soberbia. 
Unos actores muy bien elegidos: Heath Ledger, Jake Gyllenhaal, que dan el tono justo de melancolía y virilidad. Me gusta porque no se regodea en la escenas más escabrosas, no porque no me agrade verlas, sino porque no son del todo necesarias para contar esta historia. Quizá en otras pueda ser oportuno, pero en esta no parece que sea necesario.
Las tensiones interiores del protagonista por su condición de hombre casado y padre de familia con pulsiones claramente homosexuales está muy logradas, muy bien conseguidas. Es la parte más difícil de la cinta, de la realidad en la que viven muchas personas.
La vida civil a la que se enfrentan ambos protagonistas, sus respectivas familias, sus mujeres e hijos es realmente muy dura. Y eso también está muy bien narrado. El problema se ensancha cuando las diferencias sociales se agrandan, pues uno es rico y el otro el pobre. El divorcio y los problemas asociados a la nueva situación acrecientan el problema, los problemas.
Tanto la música como los paisajes son absolutamente maravillosos, verdaderamente notables, especialmente en la primera parte. Parece que están viendo una película de Anthony Mann, o de Henry Hathaway. El paisaje como protagonista está muy logrado.

martes, 22 de junio de 2021

§ 2.433. Los crímenes del ático (Peter Walker, 1978)



Terror blando, psicológico, de todos los días, del que le puede pasar a cualquiera. 

El término se llama "slasher" y se utiliza para identificar un subgénero del cine de terror. El que se relaciona con homocidas de mujeres, de terror obsesivo sin razón, de angustia provocada por un psicópata que amenaza o aterroriza de manera obsesiva a una víctima muy concreta, generalmente mujer, casi siempre joven, o incluso adolescente, por los motivos más diversos, pero siempre relacionados con el sexo, el suyo, el de la chica, el del marido o pareja, etc.

La venganza por algo que ha sucedido o padecido es lo que caracteriza a la motivación del autor, generalmente capacitado e inteligente, frente a la emotividad, usualmente un tanto neurótica, de la protagonista femenina.

Supongo que para los avanzado en este género, a los que disfrutan de las películas de miedo estas películas tienen su gracia. Intento ver de todo, y en eso se incluyen estas cintas, pero, la verdad, no es mi género. No me provocan miedo, ni siquiera tensión, sí rechazo y hartazgo... con esta estaba desando que terminase la película, la verdad.

En este género, al parecer, se encuentran: Psicosis (del maestro Hitchcock),  El fotógrafo del pánico, (de Michael Powell [el sólo, sin Presburger]) Vestida para matar (de Brian de Palma), y Homicidio (esta última menos conocida: de William Castle, que me pareció muy buena). 

Comparar esas películas con ésta, como que no...!!! 

Ambiente muy "setentero", tanto en la ropa como en los coches y, sobre todo, en la música. Actores no estelares, poco conocidos, atrapados en una pretendida atmósfera asfixiante que ve subiendo en la presión.

Guión interesante, pero el resultado cinematográfico no es muy brillante.  Nada conmueve, no llega a interesar verdaderamente la historia ni mantiene puntos de conexión con personajes secundario que pudieran servir de punto de atracción y de atención a la trama principal. Pero no. 

Es la segunda que veo de Walker y esta es igual de mediocre que la otra, titulada: "Esquizofrenia" (1976).

lunes, 21 de junio de 2021

§ 2.432. La ruta de Corinto (Claude Chabrol, 1967)


No sé qué tiene Chabrol, pero no me gusta. No acabo de entenderle. Es el tono de sus películas, entre satírico y cómico, como para no tomárselo en serio. 
Esta es un buen ejemplo de lo que digo: una trivialidad de trama, con personajes muy poco construidos, intercambiables por otros que hicieran lo mismo, con un guión que bien pudiera construirse de otra manera, más seria y canónica, un trhiller clásico y convencional. Es un tono liviano, como si nada tuviera importancia, con algunos gag abracadabrante, entre cómicos y satíricos. Hay algo de los Coen aquí, no sé cómo decirlo, algo de Sasa Barón Cohen. Es delirante pero sin risas, un humor sardónico, feo y centrados en los aspectos más triviales de la trama, los que tienen menos interés para el espectador. Todo es poco serio, nada relevante, nada importante, centrados en los aspectos menos interesantes de la trama.
De las pocas suyas que he visto solamente me ha gustado "Los fantasmas del sombrerero" (1982), que realmente es una película más lineal, más ortodoxa. 

§ 2.431. Río Grande (John Ford, 1950)

La última de la Trilogía de Caballería, quizá la menos conocida, pero tan bonita como las otras dos, o quizá más, porque profundiza en los valores familiares, en los personales y en el amor y el papel de las mujeres en el ejercito. 
Me emociona hasta las lágrimas algunas escenas, me pasa mucho con Ford, con películas como éstas. Es algo primario y básico, lo sé -soy plenamente consciente- y no me importa reconocerlo. La renuncia a la felicidad conyugal por el cumplimiento del deber es un aspecto de la vida que no sólo siempre he comprendido bien, sino que he admirado.
Como siempre la música juega un papel muy importante en las películas de Ford. No sólo como momento para que se relajen las tensiones del día a día en el cuartel, sino como recurso técnico para dar paso de escena a escena.
El empuje del muchacho por buscar un lugar bajo el sol constituye la pulsión dramática esencial de la cinta; la búsqueda de un camino propio, el que cada uno elige es una de las mayores conquistas de la madurez, la que garantiza el paso definitivos de la niñez o adolescencia a la vida adulta. Para Ford, que nada humano le era ajeno, aproximarse a esta temática en el escenario del Oeste era lo más natural. Y le sale una película maravillosa, redonda, épica e inolvidable.
Maravillosa Maureen O'Hara, mujer de rompe y rasga que borda el papel, como siempre, desde las entrañas, desde la racionalidad, desde lo salvaje. 
Lo de John Wayne es escandaloso, realmente un actor mayúsculo, impresionante, sobre todo en este tipo de papeles. No le pongas en papeles clásicos de cine arte/ensayo, porque se perdería. Él era para este tipo de papeles, en películas que cuando se rodaron y expusieron no eran consideradas obras de arte, estatus que han ido adquiriendo con los años.
El resto de la troupe de Ford está presente: Ben Johnson, Victor McLaglen, junto con Chill Wills, Ken Curtis, Claude Jarman Jr., Harry Carey Jr., y J. Carrol Naish.

domingo, 20 de junio de 2021

§ 2.430. Día-D, 6 de Junio (Henry Koster, 1956)

Entretenida película cuya temática siempre queda minusvalorada por la gigantesca "El día más largo" (Ken Annakin, Andrew Marton y Bernhard Wicki, 1962). Curiosamente el actor Richard Todd se interpreta a sí mismo, como en la otra película, como militar que efectivamente desembarcó en día D en el desembarco de Normandía. En la de Annakin al parecer el papel es auténticamente real, aquí, en esta, es un papel inspirado en ese hecho.
A Robert Taylor le veo cansado y poco cooperador, era un papel más para él. Estaba apurando su carrera, pegando sus último tiros...
Edmond O'Brien como general da el pego, siempre lo da. Es un actor solvente y maduro. Muy racional.
Dana Wynter es la chica, la he visto en algunas películas pero no la tengo por una gran actriz. Acompaña y poco más.
No aporta demasiado a lo ya conocido, porque tampoco es realmente una cinta de guerra. Está ambientada en la guerra, en el episodio bélico desarrollado ese día, pero no es una película "de guerra".
Un romance triangular, de una bella mujer que se debate entre dos amores, ambos militares, un joven y prometedor militar británica y un desencantado oficial americano, casado pero seguramente no con un matrimonio feliz. Un hombre sólo, desterrado que confunde afecto con amor, y una chica equivocada y confundida que está asustada porque su novio esté en primera linea de combate.
Entretenida por momentos, aunque naufraga en mantener la tensión dramática, que no se sostiene la hora y pico que tarda el desenlace. Me parece un poco cansada y cansina, y le sobran al menos diez minutos. 

§ 2.429. La diligencia (John Ford, 1939)

Una película debe ser como esta. Presentación de personajes, desarrollo de la trama y desenlace, más o menos dramático. Esta es una película canónica, es decir, absolutamente ordenada, que va de un punto a otro de manera suave, sin sobresaltos expositivos. 
La galería de personajes presentados en los primeros veinte minutos es magistral: el banquero estafador que huye con el botín, el jugador de ventaja de pasado oscuro (por supuesto), la prostituta de buen corazón que han echado del pueblo, la mujer del oficial de caballería embarazada que va en busca de su marido, el borrachín simpático -tan de siempre en Ford- ahora en versión médico abandonado de sí mismo, el vaquero desencantado algo pendenciero y tratado mal por el sistema que tiene alguna cuenta pendiente con la justicia, el vendedor de no se sabe qué, que se mueve de un sitio a otro sin llegar a saber muy bien por qué, etc.
Una especie de "road movie" singular, en donde se aprecia cómo el camino y sus vicisitudes van modulando a las personas, haciéndolas diferentes a como comenzaron el viaje.
La historia de amor es la propia de una nación que comienza a vivir. Sin pasado, sin reproches, sin mucho conocimiento el uno del otro, sin nada que perder, tampoco con mucho por ganar. Simplemente las cosas son como son. Los personajes luchan contra ellas, pero no se sublevan contra el maleficio que les persigue: "hay ciertas cosas de las que un hombre no puede huir" dice Wayne en una de las escenas más memorables.
Me parece una película absolutamente magnífica, enmarcada en el género del Oeste pero que puede ser contada desde otra perspectiva: el amor, la escuela, etc.
Se hace muy corta, parece mentira, pero la hora y media pasa, literalmente, volando. Es un prodigio de arte, emoción y cine.

sábado, 19 de junio de 2021

§ 2.428. Las dos vidas de Audrey Robert Wise, 1977)

Wise es un director de lo más solvente. Puede llevar a buen puerto Western, terror, amor, aventuras, musicales... es un todoterreno magnífico, uno de los últimos artesanos del séptimo arte.
Esta es de terror psicológico, subgénero cultivado con fruición e intensidad en el cine, especialmente los últimos años. No es su mejor cinta, ni mucho menos, ni siquiera creo que se encuentre entre las notables. Es una más, sin más ni más. No logra penetran profundamente en la epidermis del miedo. Por momentos es intensa, e incluso recuerda a otro clásico -al menos a mi me lo parece- del cine, este sí más logrado, cual e "El rapto de Bunny Lake" (Otto Preminger, 1965) y en menor medida a "Niebla en el alma" (Roy Ward Baker, 1952).
La trama es interesante, está bien desarrollada y atrapa al espectador. No llega a ser aterradora, no es su propósito, y sí muestra una peculiar teoría de la reencarnación. Una manera singular de presentarla. Pretende que el espectador piense sobre el tema, aunque desde el miedo y la angustia, no desde la bondad y la ternura. La misma historia pudiera presentarse desde varios puntos de vista, naturalmente, y uno de ellos es este, desde el lado más duro y macabro. No llega a aterrar como "La profecía" (Richar Donner, 1976) pero hay momentos muy duros.
Me ha gustado mucho Marsha Mason, me ha parecido que hace un papel espléndido, con una angustia que no parece fingida, muy en el papel. Naturalmente Anthony Hopkins está estupendo, pero no así John Beck, plano, poco emotivo y excesivamente ausente de la temática principal del asunto. No desde el descreimiento de la historia, que pudiera ser, sino desde la lejanía del asunto. No parece interesado realmente en la salud de la niña. Parece tratar el asunto como un negocio más de los varios que tiene. Realmente no entre en al perfil del asunto, en el papel que desarrolla.

viernes, 18 de junio de 2021

§ 2.427. El demonio, la carne y el perdón (Roy Ward Baker, 1961)

   Director británico que tuvo mejores películas y que se embarca en una cinta de un Oeste peculiar, distinto, difícil para organizar el drama que se avecina. 
    Pretende ser dramática, y por momentos lo consigue, pero no llega a conmover, no hiere ni araña, ni te deja el corazón torturado. Además, y aunque esto lo subrayo muchas veces, es una película demasiado larga, sobrándole unos cuantos minutos, no menos de treinta. Con 90 minutos hubiera sido suficiente, a mi modo de ver.
    Desde luego se puede ver en clave de homosexualidad reprimida por parte del bandido hacia el cura, y a la inversa. Además la estética del bandido es especialmente característica, cuero y vestido de negro siempre en toda la cinta, excepto en la primera escena. No creo que pasara desapercibida para la comunica gay de la época.
   Me ha parecido que John Mills ("el perdón") es un actorazo de una pieza, con fuerza y determinación, hombría y magnetismo. Dirk Bogarde ("el demonio"), sin embargo, no pinta en esta película ni con cola. No sé muy bien cómo el director de casting pudo siquiera pensar que era un papel adecuado a su estilo, a la forma de moverse, a su cara dulce, aristocrática y muy británica.
   Mylène Demongeot es otra historia, de cara similar a la guapísima Claudia Cardinale y con un cuerpo parecido al de Briguite Bardot, al menos a mi me lo parece. Guapa, fina, ligera y lívida, pero no me ha parecido una actriz muy dotada. Inolvidable niña en "Buenos días, tristeza" (Otto Preminger, 1958)
     La película se deja ver, no aburre demasiado y entretiene. Al comienzo parece que los derroteros van a ir más por El fugitivo (John Ford, 1947) que por Escarlata y negro (Jerry London, 1983), que es el camino que emprende. "Escarlata..." es posterior, pudiendo citarse esta nuestra de ahora como antecedente de la de London. No evidentemente como un antecedente directo, aunque sí como inspiradora en la temática.

jueves, 17 de junio de 2021

§ 2.426. La barrera del sonido (David Lean, 1952)


Quizá de las menos conocidas de Lean, y quizá de las menos brillantes. Temática áspera, difícil, escenario marcial en tiempos de paz, amor y retos científicos. Un coctel más que prometedor, interesante y excitante.

Entretenida película, que no sé por qué pero imagino de fracaso asegurado en taquilla. No es bélica, no es de amor, no es melodramática, no es comedia obviamente, no es un género de los que dan dinero en las taquillas. Es un poco lenta, y la profundidad del proyecto personal no entra del todo bien a los gustos de un espectador medio que probablemente prefiera otras cosas menos 'intelectuales', menos densas, más ligeras, divertidas. Además es un poco larga, deficit que le achaco a muchas películas últimamente, y particularmente a las de David Lean

Me ha encantado Ann Todd. En Amigos apasionados (1949), y en Madeleine (1950) estaba genial, soberbia, pero aquí está refulgente, brillante.  Tiene una belleza muy clásica, como si fuera española, me recuerda a Eva Perón, al menos al estereotipo que tenemos de ella: rubia, menuda, con la cara ligeramente huesuda, nariz afilada y ojos pequeños...

Muy sobrio Nigel Patrick como novio, interesante y comedido. Pero el que borda el papel es Ralph Richardson en papel de magnate de la industria aeronáutica. 

El resultado final es interesante, a medida que avanza la historia le épica se adueña de la emocionalidad y se abandona el señuelo del amor, que parece que se rompe, pero que, en realidad, se fortalece, porque se hace adulta y real. 

miércoles, 16 de junio de 2021

§ 2.425. La noche americana (François Truffaut, 1973)

 

"Os presento a Pamela" quizá fue, en algún momento, el titulo que barajaba el director para esta cinta, finalmente nombrada como un filtro de cámara que sirve para rodar de día pero que parezca de noche en la pantalla, con el consiguiente ahorro de costes en la producción.
Cine dentro del cine. Categoría difícil de manejar que en esta ocasión lo maneja el director de manera magistral. Es un auténtico ensayo sobre la dirección y el arte de hacer una película. Un director de cine, dice en un momento al comienzo de la película, es alguien a quien siempre se le están haciendo preguntas.
La ambientación, los problemas que surgen en el rodaje, el 'divimos' de las estrellas, los problemas con el alcohol, las relaciones entre los colaboradores del rodaje, los obstáculos que se encuentra el director a lo largo del rodaje. Es un estudio muy interesante, verdaderamente un ensayo visual sobre el arte de rodar películas.
Jacqueline Bisset es una mujer guapísima, de una belleza algo enigmática, con unos grises de una profundidad similar a la del lecho marino. Es esa mujer distante y separada de la realidad muy consciente de su feminidad y del efecto que causa en los hombres, una auténtica diva del cine, una superestrella. 
Me gusta ver a Truffaut como actor en su rol de director. Nadie como él para entender qué ocurre y cuáles son los problemas a los que se enfrenta una película de cine.
Me ha gustado mucho, pero hay algo que no me acaba de agradar. En otras del "cine dentro del cine" el meollo de la cuestión son las relaciones entre los personajes. En esta el ensayo profundiza en la dinámica de la realización de la película, abandonando la perspectiva 'clásica' en este subgénero. 
Hay varias escenas míticas y que recordaré: la de la actriz mayor incapaz de recordar parte del guión en una escena y que se equivoca de puerta al salir de cada escena; la de Jaqueline repasando el guión la noche antes de una escena haciendo cosas de la vida cotidiana.
La música es sensacional, con un tono épico pero moderno muy intenso. La "locura" de las prisas por terminar el rodaje, la sensación de tener que terminarla como sea y demás 'relojería' interna de la industria del cine está expuestas como nunca lo había visto antes. Me parece una película maestra, una cinta realmente canónica: el cine dentro del cine es esto.


§ 2.424. Cadenas de libertad (J. Lee Thompson, 1969)

Continua exprimiendo a J. Lee Thompson, me quedan ya muy pocas, y todas las tengo compradas, excepto un par de ellas que están descatalogadas del todo.

Temática áspera, desarrollo abrupto, dura película que no llega a conmover del todo, no araña en ningún momento, ni siquiera en los momentos más álgidos. 

A David Niven y John Hurt los tengo muy vistos, pero en esta me ha gustado mucho Topol, un actor israelita de físico contundente y mirada azul líquida. Tiene matices y desarrollo, su papel es suficientemente intenso como para situarse a la altura de los otros dos actores, claramente con una carrera más profunda y larga. Es cierto que el personaje de Niven es frío de por sí, distante y algo deshumanizado. Hurt juega el rol de aprendiz de todo, de la guerra, de la vida, del amor... El papel de Anna Karina también es muy interesante, el estraperlo y la prostitución como medio de vida.

El resultado es algo frío y no excesivamente emotivo, suavizándose la crudeza de la distribución de ciudadanos por la historia de amor. La picaresca y la distribución de territorios en la cantina es un gag muy divertido, recurrente y entretenido.

No es de lo mejor de J. Lee, ni mucho menos. Es diferente, distinta a las más clásicas.  Probablemente las mejores de él ya estaban rodadas. Es un director con una enorme distancia entre las suyas buenas y las menos valiosas. Las primeras son, a mi juicio, mucho mejores que las últimas. Se aprecia claramente. En todo caso es un director prolífico, con cosas interesantes.

martes, 15 de junio de 2021

§ 2.423. El Álamo (John Wayne, 1960)

Es la segunda o tercera vez que la veo. Nunca la he tenido por una extraordinaria película. Simplemente entretenida, pero sin mucho recorrido. 500 ó 1000 películas después a lo mejor el juicio crítico no es el mismo. Intentaré fijarse si hay algo de Ford en la película, pues, al parecer, metió algo de mano a solicitud del propio Wayne, que no encontraba la gracia a la película.
La temática es mítica, el estilo inconfundiblemente épico, el desarrollo creciente de la tensión toda una declaración de intenciones, el resultado magnífico. Realmente magnífico. 
La música es espectacular, no en vano está compuesta y organizada por Dimitri Tiomkin, uno de los grandes de la composición musical para el cine. Seguramente la musicalidad de la canción del "Degüello" es originalmente mejicana, al menos la he oido en otros lugares y otras películas y la tengo por tal.
La fotografía es buena, aunque al no haber paisajes ni espacios abiertos no se aprecia con tanta nitidez su calidad. El color es estupendo, y la composición de las escenas y el juego de cámara realmente brillante.
Me ha encantado. Es un Western algo diferente a los que motivan generalmente la trama de las películas más clásicas. No se trata de venganza u odio, dinero o poder. Es algo más, un espíritu aventurero convertido en propósito político. 
El reparto es extraordinario, con especial hincapié en Richard Widmark, que siempre me ha parecido un actor estelar, que soporta y aguanta todo tipo de papeles, dramáticos y, sobre todo del oeste, pero no recuerdo haberle visto en una comedia o película de todo ligero. Wayne es Wayne, y Harvey también está en un papel que lo borda. 
El supuesto mensaje derechista de la película no lo veo por ninguna parte. Obviamente es la visión de una de las partes en conflicto, pero no hay ni desprecio por el enemigo ni falta de respecto por la realidad. Probablemente las cosas ocurrieron de forma muy parecida a como se narra. Lo que ocurre es que quizá no nos gusta ese tipo de épica americana, tan propia de ellos mismos. Es un discurso fuera de lugar desde nuestra perspectiva de país autodestructivo y acomplejado. Incluso en aspectos abiertamente recordables, como puede ser la conquista de América, generamos nuestros propios complejos que acaban, naturalmente, en frustraciones. Nada de eso ocurre aquí. La bandera, el himno, la lealtad por el compañero, el apego a la tierra, son valores que se cultivan y son dignos de encomio y admiración. 
Desde luego si no te gusta esa tipo de épica no veas esta película.
Es algo que también suele ser común en Ford, de una forma parecida. El hombre determinado por las circunstancias que lo circundan. El hombre que tiene que hacer lo que hay que hacer, sin más. La épica está en la determinación y en la convicción de la persona. No en las circunstancias.

lunes, 14 de junio de 2021

§ 2.422. El ser de planeta X (Edgar G.Ulmer 1951)

Excelente película de serie B para un sesión doble de los años cincuenta de un heterodoxo de Hollywood que no tuvo demasiadas suerte con su carrera. No sé nada de ello, pero no creo que fuese debido a su calidad cinematográfica, los costes de las películas o problemas con el estudio. No creaba películas "raras" o sobre temas marginales. Podría pasar por el Siodmak, o un Tournier, o incluso un Wise inicial o un Robson, películas producidas por un productor asociado a la gran productora, que pone los medios y algo de dinero desentendiéndose del resultado final.
Actores solventes, aunque no mediáticos, serios y profesionales, música escasa, decorados de cartón piedra, probablemente aprovechados de otras producciones, metraje más que contenido, probablemente ninguna promoción a la cinta, ningún gasto adicional más que el necesario para hacer las copias y un cierto desinterés en el resultado final. Pero funciona. La película funciona perfectamente por dos razones. Porque va al meollo de la cuestión, directa al argumento, a lo que quiere contar, y porque la dirección sostenida y firme hace que no se pierda en ninguna historia secundaria de las varias con las que suelen adornarse las películas.
El blanco y negro es magnífico, el sonido también, no sé por qué no se doblan, supongo que se venderían estupendamente, pero puedo estar equivocado.
Si parece carecer de personalidad, tiene algo de comic, de relato de folletín ilustrado, pero me gusta. He de reconocer que este tipo de películas me parecen super interesantes. Cine en estado puro, diversión sin más. No hay fondo moral, no pretender elaborar un discurso profundo, ético o existencial, no pretende 'trascender' lo que estás viendo. Es, por decirlo fácil: "cortito y al pie".

domingo, 13 de junio de 2021

§ 2.421. El héroe anda suelto (Peter Bogdanovich, 1968)

Una estética claramente 'setentera' con una trama algo compleja, no tanto por el sentido de lo que cuenta, sino por los propósitos que anidan en los protagonistas para comportarse como se comportan. Bajo una aparente jovialidad se esconde algo oscuro, no sólo oculto, que también, sino algo que no se quiere manifestar, un propósito poco claro que es, qué duda cabe, el desencadenante de la película.
Dos historias paralelas, una con cierta parte paródica con una cierta mecánica restrospectiva, y otra más lineal y actual dedicada a mostrar la incomprensión de la violencia y la falta de lugar en el mundo de determinados seres desencantados con el tiempo y lugar en el que viven, sin saber tampoco por qué.
No se sabe en qué momento se van a juntar, porque no hay duda que así será, y, sobre todo, la película genera una intriga sobre cómo va a ser el desenlace, aunque deja pistas sobre cuál va a ser. Este es el argumento que justifica el concepto thiller de la cinta, 
Debut en la dirección para Bogdanovich luego más considerado como estudioso del cine y documentalista que como director. No excesivamente prolífico, lo encuadro más en los heterodoxos malditos que en los directores del sistema de estudio.
Interesante, sin más. Me ha gustado pero no es lo que consideraría una gran película. Se deja ver, sin más. Es interesante, pero no es el tipo de película que volvería a ver otra vez.

§ 2.420. La comedia de la vida (Howard Hawks, 1934)

Comedia de situación, o "Comedia screwball" de un maestro de este subgénero, al servicio de una estrella absoluta del cine: Carole Lombard con un John Barrymore que acompaña de maravilla con su impostada severidad y su hosquedad. Aunque no es, sin embargo, el tono que mejor acompaña a este tipo de comedia. Parece que se requiere ese tipo de cinismo y alejamiento tan singular de Cary Grant, por ejemplo. 
Escenografía bien desarrollada, guión trabajado y diálogos muy estructurados. Emocionalidad y esperanza, futuro y sentimientos, una mezcla que bien hecha suele funcionar. No es mi género favorito, pero el nivel de realización tan bien desarrollado hace que lo inverosímil sea creíble, el público olvida sus preocupaciones y el cine cumple su función, como dice Garcia: una vida en sustitución de la propia.
Pero funciona, la película se sostiene y se conduce suavemente. Pero no es una de las más grande de Hawks, que siguen siendo  los Western y las de acción y cine negro.

sábado, 12 de junio de 2021

§ 2.419. El hombre que pudo reinar (John Huston, 1975)


Basado en un cuento de Rudyard Kipling pasa por ser una de las mejores películas de Huston. Es la segunda (o quizá tercera) vez que la veo. Nunca me ha parecido una obra maestra, no desde luego a la altura de las películas que más me gustan de Huston, que son muchas y de variado estilo y género. 
Es un tipo de aventura que no me agrada, un costumbrismo o un tipismo que no llega a emocionarme.
No dudo de su calidad técnica, de su entidad cinematográfica, simplemente nunca he conectado con ella.  Supongo que el estado de ánimo cuando la vi, el cansancio que tenía, o, más sencillamente, la película que vi el día anterior, influyen, y mucho, en el juicio que te formas sobre la cinta.
La estructura es de una película de aventuras, una forma clásica de entender el desarrollo de la historia. Un viaje, una empresa llena de peligros, una determinación personal a prueba de bombas, un propósito vital que no va más allá de sobrevivir a mañana y un éxito como horizonte, que sólo se puede lograr desde la determinación y la amistad.
Me ha gustado mucho más que las otras veces que la he visto. Supongo que han pasado a lo mejor 600 u 800 películas desde la última vez, y eso se nota, como el gusto en la comida o el olfato con los años.
El atrezo es absolutamente maravilloso, los decorados, los figurantes, los secundarios. Todo funciona como un reloj, y se nota. Los tres personajes principales dan una lección actoral, con todos sus matices y diferencias. Es un duelo interpretativo que se ha convertido en clásico con los años, al estilo del de Paul Neman y Robert Redford en el Golpe, por ejemplo. 
Realmente es una película magnífica. Ya la tenía como una gran película, aunque no me hubiese llenado del todo, pero debo reconocer que es, verdaderamente, una obra de arte.
Esta vez ha sido diferente.

§ 2.418. Cambalache (Jordan Leondopoulos, 1969)

Única película de su director, cuyo única atracción probablemente sea ver a un Robert De Niro especialmente joven, en una de sus primeras películas. Aunque decir que interviene es una auténtica exageración, más que intervenir, participa. Sus segundos en pantalla no creo que lleguen a sesenta o setenta. Aunque sí es cierto que aparecen algunos segundos en imágenes retrospectivas. No tiene un continuo protagonismo en la cinta, no descansa sobre él, no es quien la lleva, por eso digo que participa. Acostumbrado a verlo siempre en papeles preeminentes, principales, que llevan el peso específico de la trama se hace raro verlo actuar de secundario.
La trama es sencilla pero efectiva. Una cierta sobriedad rodea el film, y aunque no es especialmente brillante sí anticipa un poco las películas de finales de los ochenta y los noventa, esos trhiller ambientados en cualquier momento y situación, con cualquier excusa, que plantean tramas verosímiles aunque complejas. Relacionan situaciones posibles en donde la persona se comporta de forma desusada y peculiar. Hombres y mujeres normales, ordinarios, que sometidos a una cierta presión -la que sea: ambientas, sexual, por haber sido testigo de determinadas situaciones, etc.- cambian su forma de actuar, modificando su comportamiento. Aquí se trufa todo con el propósito de venganza del hermano del protagonista encubierto.
La película no es para recordarla, no es especialmente buena, simplemente se deja ver. Sin más.

viernes, 11 de junio de 2021

§ 2.417. Alto mando (Thorold Dickinson, 1937)

Drama ambientado en el ámbito militar de poco fuste y escasa intensidad. Es la adaptación de una obra de teatro de reminiscencias coloniales y honores de militares en tiempos de paz. Drama de antiguas rencillas que se reproducen tiempo después, de trama espesa y difícil apreciación. Pretende una sutilidad que no consigue en ningún momento.
El director no fue especialmente prolífico, y como curiosidad decir que fue el primer profesor universitario sobre cine en Inglaterra.
Es una de las primera películas de James Mason, prácticamente irreconocible por su juventud.
De metraje contenido no consigue llegar a interesar del todo. La trama no se desarrolla realmente hasta bien avanzada la cinta y no llegas a saber realmente de qué va hasta más allá de un tercio de la película. Tiene algunos fotogramas extraídos de documentales, los que narran los aspectos costumbristas de la colonia. El atrezo y los decorados son muy realistas y por momentos evoca ambientes de otras películas ambientadas en África.
La copia que he visto es de muy buena calidad, sobre todo para una película de 1937, es decir, de hace 84 años.

sábado, 5 de junio de 2021

§ 2.416. La sombra de la guillotina (Brian Desmond Hurst, 1958)

Una de "capa y espada" diferente, distinta. Pero igual que todas. Aventuras, amores, traiciones, y un trasfondo político.
Director más que interesante, que siempre será recordado por Aquella noche en Varsovia (1941) y la música que rodea toda la cinta. También he visto suyas: La defensa de Malta (1953), y Simba, la lucha contra el Mau-Mau (1955), ambas razonablemente interesantes.
La trama es ingeniosa, desde luego. Tiene su aquel plantear una hipótesis sobre la que alimenta la historia. La novela sobre la que se basa el guión es de Vaughan Wikins, un escritor y periodista inglés que escribió varias novelas de cierta relevancia. 
El reparto lo encabezan el solícito Louis Jourdan, eficaz artesano capaz de papeles de lo más variopinto, y la bella Belinda Lee (de la que sólo recuerdo haber visto "Pasos en la niebla" [Arthur Lubín, 1955]).
La película se deja ver, tiene pulso y ritmo, de metraje contenido no abruma en su desarrollo y permite pasar un buen rato. La música no es muy intrusiva, aunque es cierto que está presente en toda la cinta. En definitiva, una película decente que entretiene y emociona, aunque no será recordada como una extraordinaria película. Se puede ver, sin más.

viernes, 4 de junio de 2021

§ 2.415. Rose Marie (Mervyn LeRoy, 1954)

Western musical, como otros tantos, de panorámica escenografía y resultado discreto. Divertida y entretenida, distinta, con un guión a mitad de camino entre la aventura y la comedia, un género muy ensayado. Este tipo de cintas tenían predicamento en su momento, ahora está ya en desuso. El canon de este tipo de subgénero probablemente sea "7 novias para 7 hermanos" (Stanley Donen, 1954) del mismo año que esta película.
Desde luego el guión da para mucho, una chica en un fuerte en el centro del Canadá haciendo instrucción y viviendo como un soldado. Los amores no tardan en aparecer y con ellos los celos, las envidias, los inconvenientes del día a día.
Director celebérrimo, uno de los constructores del séptimo arte al transitar con éxito del cine mudo al sonoro. Ese tipo de puente que une tradición e innovación. Curiosamente nunca fue galardonado con el premio de la académica, y sólo estuvo nominado una vez como mejor director por Niebla en el pasado (1943).
El trio de actores protagonistas son: Ann Blyth, Howard Keel, Fernando Lamas, dos cantantes y actores y un actor típicamente latino. Un reparto probablemente ideal para la clase de película que estaba rodando.
Un resultado un poco insatisfactorio. Correcto, sin más. Sin sacarle demasiado juego a los paisajes y espacios al aire libre, que es lo que más me gusta de las del Oeste. No es, ni mucho menos, de las mejores películas del director.

jueves, 3 de junio de 2021

§ 2.414. Cadenas rotas (David Lean, 1946)

El remake de Alfonso Cuarón "Grandes esperanzas" de 1998 me pareció una película magnífica. Con un pulso  y una vitalidad trepidante, con una energía y una emotividad fascinante, además de un ambiente entre gótico y decimonónico ideal para esa historia. La he visto, al menos, dos veces, y sabía que era remake de esta obra de Lean. Ahora que estoy terminando con Lean es el momento de ver el original.
Y, obviamente, me ha encantado. Todo Lean, aunque algunas cosas más que otras, claro, como no puede ser de otra manera.
Esta película me recuerda, y mucho, a "Cumbres borrascosas" (William Wyler, 1939). La niebla, el tratamiento claramente ingles de aquella y, naturalmente, de ésta, y la ambientación e incluso el propósito emocional. Se llevan seis años, y no es descabellado que Lean viese, y le gustase, la de Wyler. Como Luis Buñuel, que la consideraba su obra preferida.
La historia se desarrolla en varios grandes actos, ideales para representarse como obra de teatro, lo que probablemente sería en la original concepción del Dickens, el autor de la novela. La parte primera, la del niño en la casa y el enamoramiento de la niña es la más gótica, la decididamente más oscura y dada a la interpretación. La mujer que ha quedada enterrada en vida, la niña que trata mal al protagonistas por mero divertimento, etc.
La conversión del niño en un caballero es interesante, aunque la frivolidad de la situación tiene tintes cómicos que no son del todo bien explotados, y que no quedan del todo bien. Es esa parte segunda, la más floja, la historia decae algo, aunque es corta y tiene la virtud de mostrar a Alec Guinness. En la tercera retoma el vuelo, el enamoramiento es una fase muy creativa, sobre todo por lo que insinúa, que no muestra. La sorpresa que experimenta el muchacho con la averiguación de quién su benefactor abre la tercera parte de esta gran obra.
La idea del remake de convertir al chico en un pintor es brillante, muy buena. Llena muchos espacios que aquí simplemente se rellenan con la presencia del actor, con su vivencia como caballero londinense.
Me ha gustado mucho John Mills, capaz de soportar por sí mismo el peso de la película.
Es una gran película, de un gigante del cine, con megaproducciones gigantescas pero con películas, como esta y otras, de formato más contenido pero de una belleza singular, bien acabadas, y con muchos visionados. Son películas que no se dejan de ver, que siempre se están viendo, que forman parte de nuestra cultura cinematográfica más profunda. Es un auténtico Rey del cine.

miércoles, 2 de junio de 2021

§ 2.413. El justiciero de la ciudad (Michael Winner, 1974)

Es de suponer que la película que inaugura una saga, como es el caso, tiene un tirón en taquilla magnífico, lo que justifica segundas y terceras partes. Así ha sido con multitud de películas, desde Rocky hasta Demian. Incluso en el cine español se ha ensayado esa fórmula, probablemente universal.
He visto dos de la serie, de cinco que la componen, desde 1974 hasta 1994. Tres dirigidas por Winner, una por J. Lee Thompson, y una más por Allan A. Goldstein. 
He vista la primera, que es esta, la tercera y la cuarta. No se por qué, pero parece que la idea original de tres películas, las tres dirigidas por Winner entre el 74 y el 85 tenían una cierta unidad, un propósito definido, construidas organizadamente. Quizá la idea de extender la serie no fue muy feliz. 
En cualquier caso la serie no tiene mucho fuste, me parece una mediocridad cinematográficamente hablando. No es que sea absolutamente infumable, se pueden ver un ratito, pero no tiene la más mínima calidad para pervivir en la historia del cine. Eso me parece a mi, y sin embargo funciona. Se siguen editando, se venden y se ven. Siempre he pensado que era obra directamente dirigidas al mercado del videoclub, que tiene que ser el último estamento en el mercado del cine, lo último de lo último.
La trama, aunque conocida pues se ha visto veinte veces en cuarenta películas, da suficiente juego. Lo que no está a la altura es la puesta en escena. Una especie de realismo sucio, una bofetada sin anestesia. Eso tiene cosas buenas: es directa, sin concesiones; pero tiene otra mala: no hay lugar al estilismo.
Hay dos cosas que me gustaría subrayar: la música es muy intrusiva, y la ropa que viste el protagonistas es preciosa, sobre todo los abrigos y chaquetas, no tantos las corbatas.
Es, en definitiva y en conclusión, una cinta para verla una sola vez.

martes, 1 de junio de 2021

§ 2.412. Casa de arena y niebla (Vadim Perelman, 2003)

Drama social con altas dosis de emotividad. Un guión más que aprovechable para un resultado razonable. Una película muy larga, demasiado. A los 120 minutos le sobran 30. Para llevar a buen puerto una historia de dos horas hay que ser un muy buen cineasta. Esta es la primera película del director, su debut.
Se desarrolla adecuadamente, y la tensión emocional va in crescendo, pero no consigue, a mi juicio, el propósito que anida en la cinta. Tiene aspectos de película de miedo, de terror, como otras típicas en la materia, otras circula por la senda de la crítica social, otras por una historia de amor, más o menos convencional.
Jennifer Connelly es la chica, debutante en el cine en 1984 con "Érase una vez en América", de Segio Leone, nada más y nada menos, y ganadora del Oscar. De Ben Kingsley no vamos a decir mucho, es un actor que siempre me ha parecido excelente, tanto en los papeles más clásicos, sobrios y académicos, como en los roles más innovadores y avantgarde. 
El policía es Ron Eldard. Su historia y la participación en el conflicto no cuadra bien, rechina. Algo no explicado falta en la historia. El romance no es verosímil, y lo que pretende esta película, sobre todo, es ser creíble, narrar una historia de verdad, sin añadidos que distraigan del conflicto social que denuncia.
A medida que avanza se avizora un conflicto de dimensiones importantes, pero el resultado final es un dramón insospechado, desproporcionado. Me recuerda, no sé muy bien por qué, a "El Cabo del terror" (J. Lee Thompson, 1962), o a "El Cabo del miedo" (Martin Scorsese, 1991).
Un resultado razonable, que parecía más prometedor en su comienzo. Naufraga a la mitad para retornar más tarde, cuando la historia social torna en un drama algo trasnochado y ciertamente perturbador.
Problemática social alrededor de una casa. Mujer joven en proceso de desintoxicación es desahuciada de su casa por falta de abono de los impuestos empresariales. La casa sale a subasta y la adquiere un oscuro hombre de negocios que invierte en ella todos sus ahorros. Es un oscuro coronel del ejército iraní que vive en San Francisco. La guerra entre ellos no es pacífica. El hombre a pesar de tener dinero, familia, vivir en una casa confortable, tiene varios trabajos: asfaltando carreteras, siendo dependiente de una tiene de comestibles, etc.

§ 2.411. La aurora desnuda (Edgar G. Ulmer,1955)

 

Una del Oeste de Ulmer. Con una cierta crítica social y, desde luego, un determinismo religioso. Es más profunda de lo que pudiera parecer. Es más, no es estrictamente una película del Oeste, aunque sí ambientada en él. Pertenece a este tipo de cintas dramáticas del Oeste. De una manera u otra me recuerda a El fugitivo (John Ford, 1947) por el contenido religioso del comienzo y el trasfondo del vagabundo, y algo más lejanamente a Las furias (Anthony Mann, 1950) por el tono dramático y solemne de toda la cinta. No adquiere, no obstante, ni la profundidad religiosa de la primera, ni la carga emocional de la segunda. Pero es una buena película. No sólo se deja ver, sino que, además, tiene poso, fondo, recorrido. Será una película que vea alguna vez más en la vida, si Dios quiere.
La ambición como motor de la convivencia, el resentimiento y la envidia como forma de vehicular la vida, sin más aspiraciones que aspirar, sin más pretensión que tener lo que el otro no tiene, lo que el vecino no tiene. El dinero provoca un cambio en las personas, sin ninguna duda. En los pobres que lo necesitan quizá más que en otras personas. Al menos eso es lo que nos cuenta la historia, las tribulaciones de un joven ambicioso cuya perspectiva vital da un vuelco de 180 grados cuando el vil metal se muestra de manera tan cruda. También ensaya, aunque no con determinación, el rol que juega la mujer en el desenvolvimiento del personaje principal, en su transformación, en su locura. Ese tema serviría por sí mismo para una decena larga de obras maestras, por lo que no es probable que su desarrollo fuese algo más que un mero vehículo de la historia principal. La desesperación de la mujer rompe la dinámica de la narración, ensayando otro ámbito de emocionalidad. No sobra, pero quizá hubiera sido otra película sin esa coda.
Me ha gustado mucho Arthur Kennedy,  un actor de más versatilidad de lo que su rostro duro podría parecer. Encasillado en un tipo de papeles 'peculiares' de tipos rudos pero con algún aspecto de marginalidad. Ese mismo año 1955 hizo también "Horas desesperadas" (William Wyler) y "La furia de los Justos" (Mark Robson), casi nada... Dos películas, tres con esta, realmente magníficas. Siempre a la sombre de monstruos del cine: Bogar, March, Glent Ford. En estas como secundario, aquí como principal. No sólo no desentona, sino que verdaderamente construye un personaje, con todos sus matices y sus clichés, sus contradicciones.
Los otros dos actores, desconocidos para mi: Betta St. John, Eugene Iglesias, no le dan a la actuación el empaque de Kennedy.
Buena película, en definitiva, quizá algo olvidada, pero que tiene más recorrido de lo que pudiera parecer. Y eso que la copia del DVD no se veía del todo bien, una calidad mediana, aunque se escuchaba fenomenal.
Me llama la atención las notas y los comentarios. Las notas por bajas y por poco vista la película. 151 votos no son muchos. Los comentarios por su negatividad. Me parece una película mucho mejor que el 6,2 que sale de media y, desde luego, no comparto las opiniones de quienes entienden que tiene un 1. 
Algo mejor en Imdb (6,7) y, sobre todo, una nota muy adecuada a la mía en Letterbox: un 7,6 (3,8 sobre 5)
No es, y quizá ahí radique el problema, una película del oeste. Es, otra cosa. Salvando las insalvables distancias es como algunas de Kurosawa, que en realidad adaptan novelas -tragedias y dramas, mejor- de William Shakespeare.

§ 3.378. Los ojos de la noche (Jesús Franco, 1970)

  Algo hay que reconocerle a Jesús Franco, la capacidad de montar proyectos, películas, y lanzarlas al mercado. Le tengo fichadas 156 pelícu...