lunes, 29 de noviembre de 2021

§ 2.531. Pánico en el estadio (Larry Peerce, 1976)

La supongo un éxito 'setentero', pero no lo sé a ciencia cierta, sólo lo imagino. Grandes estrellas de la gran pantalla al servicio de un éxito. Pero no sé muy bien como algunos de los que 'aparecen' deciden formar parte de esta cinta. Que no es que sea mala, mala de solemnidad, pero no tiene el chance de otras de catástrofes de aquellos años.
El reparto es muy bueno. Charlton Heston, John Cassavetes, Martin Balsam, Beau Bridges, Marilyn Hassett, David Janssen, Jack Klugman, Gena Rowlands, Walter Pidgeon. Pero, como digo, no sé qué pintan algunos de ellos aquí, sobre todo Cassavetes y Rowlands, dos de los actores fetiches del cine independiente. Seguramente la pasta que les pagaron descargaron de perjuicios su conciencia.
La presentación de personajes es muy canónica, uno por uno presenta a todos los tipos de personas que acuden a un partido de futbol americano: el apostador profesional, el abuelo con la nieta, el padre con dos niños y su mujer (que no le gusta el deporte), el matrimonio que se ha desplazado mucho kilómetros para verlo, la estrella que invita a un sacerdote amigo, el locutor de televisión, los políticos, y... el asesino, al que no ves en ningún momento. Y también el jefe de los agentes de intervención rápida y el policía jefe...
No se explican los motivos, ni la dinámica antecedente. Sólo ves hechos, acciones, sin motivaciones previas ni nada parecido. 
El problema básico de esta cinta es que su duración excesiva lastra cualquier pretensión de pasar por artística. 110 minutos es demasiado para contar lo que tiene que contar, que tampoco es tanto, y no está bien contado del todo.
Pasable, flojita, nada especial. 

domingo, 28 de noviembre de 2021

§ 2.530. Ana (Alberto Lattuada, 1951)

Las temáticas religiosas siempre tienen un riesgo cierto de no salir especialmente bien. Suele ser muy difícil expresar adecuadamente la fe religiosa, y cuando se consigue suelen ser películas muy absorbentes, tremendamente dolorosas, y emocionalmente muy duras.
Las reflexiones interiores de la protagonista no llegan a plasmarse con verdadera sinceridad. La sencillez del planteamiento no esconde la dificultad y la intensidad de la introspección interior. Una mezcla de desengaño amoroso que se vislumbra (y que sólo se descubre muy empezada la cinta) y una mal entendida fe religiosa como complemento de su profesionalidad como enfermera.
Las explicaciones retrospectivas que realiza el director explican qué paso antes de sus dudas, y cuáles son las razones por las que se encuentra trabajando de enfermera 
La duda es el principio sobre el que se edifica la constancia en la fe religiosa. Sin duda no hay verdadera fe, y la asunción de ella como algo connatural al género humano en general y al espectro religioso en particular es al fundamento de la afirmación de uno mismo.
Pero sólo viendo cómo baila en el minuto treinta se sabe cuál va a ser el resultado final y de que lado se va a decantar su duda...
Un reparto realmente magnífico: Silvana Mangano, de la que he visto pocas películas, un muy serio y verdaderamente impresionante Vittorio Gassman, Raf Vallone, y una Sophia Loren en sus primeros papeles.
La música de Nino Rota acompaña sin inmiscuirse demasiado para un film interesante pero algo acartonado. No ha envejecido del todo bien, tiene tono dramático y cuenta una historia elemental e intemporal, pero que no cuaja del todo. La presencia religiosa no es tan grande en la protagonista como para que modifique su trayectoria vital y afronte la vida con votos espirituales. La rotunda belleza de la protagonista tampoco ayuda ni la sensualidad de sus movimientos, de su forma de caminar, de cómo le queda de ceñida la ropa.

§ 2.529. Rambo: Acorralado Parte II (George P. Cosmatos, 1985)

Tenía ganas de verla de nuevo. Hace no menos de 25 ó 30 años que la vi y quería recordarla. La primer parte siempre me ha parecido una película bastante decente, incluso buena por momentos. Esta la recordaba de otra manera y efectivamente así es. Es otra cosa. Mucho peor. Testiculina, salvajismo, apéndices testiculares y poco más...
Pero, ojo al dato: el guión es de Guión es de Sylvester Stallone, pero con James Cameron, la música es de Jerry Goldsmith, y la fotografía es de Jack Cardiff. Gente de primera fila, absolutamente magnífica. Cada uno por separado son grandes profesionales, estupendos técnicos, buenos directores. 
La película se ve perfectamente, en un color más que aceptable, con una restauración perfecta.
Queda en el recuerdo como una cinta más de un tipo de cine peculiar, muy de los ochenta, con un mensaje individualista, militarista, un poco infantil y ausente de todo de tipo de realidad. Lo que sucede en la película es, simplemente, un cuento.


miércoles, 24 de noviembre de 2021

§ 2.528. El bígamo (Ida Lupino, 1953)

Vaya año de Ida. Ésta y El autoestopista, dos películas excelentes. Un reparto muy equilibrado: Joan Fontaine, Ida Lupino, Edmund Gwenn, y el 'paratodo' Edmond O'Brien.
Una temática muy atrevida, especialmente para la época, dirigida por una mujer, lo cual parece una vuelta de tuerca.
La música es un poco intrusiva, a veces no deja de sonar cuando s está dialogando, lo que parece muy poco razonable. Lo mismo ocurre con alguna partitura de jazz que se escucha, no de fondo, sino como parte principal, interrumpiendo bastante el desarrollo.
El misterio, la trama, el objeto central de la película se revela pronto, prácticamente desde el principio. Rompe así con los cánones del propio cine. No parece que pueda despejarse al comienzo de qué va la cinta.
"Nuestro matrimonio se convirtió en una sociedad anónima". Es una frase que va más allá de una frase hecha, de un mero tópico. Es una realidad, a veces es la única realidad. A veces es el sustento del propio matrimonio. No sé qué hubiera hecho Bergman con ella y con sus problemas de pareja, tan recurrentes en su cine.
Contada en un flashback presenta el problema como una realidad a la que no se pudo sustraer el protagonista. Una salida inevitable a la sensación de soledad en la que vive la relación que mantiene con su mujer. 
A veces hay que hacer lo que hay que hacer, en el momento en que lo hay que hacer. Él parece querer salvar su matrimonio, sin embargo su mujer no se toma muy en serio el matrimonio, prefiriendo los negocios, la empresa, el vértigo del progreso profesional.
Las reflexiones sobre la relación adúltera, y sobre la soledad que realiza son interesantes. Sencillas, pero con mucho sentido.
Es una buena película, que dura lo justo para contar la historia que quiere contar. No sobra metraje, se ve bien, tiene contenido dramático pero no desde lo extraordinario, sino desde la naturalidad de las cosas, desde la normalidad.

martes, 23 de noviembre de 2021

§ 2.527. Murder is my beat (Edgar G. Ulmer, 1955)

Excelente película de cine negro, de un grande del cine que no tuvo excesiva suerte en el gran mundo del espectáculo. Quizá le faltó un éxito comercial incontestable, quizá la revisión de su cine ahora encuentra caminos más fáciles de apreciar que en aquel momento en el que él rodaba. No sé. Le tengo por un maldito del cine, a lo mejor estoy equivocado.
Protagonizada por un soso pero eficaz Paul Langton y por Barbara Payton, una actriz maldita, alcohólica y drogadicta de muy mala fama y peor carácter.
Un guión muy de la época, rodado en perspectiva retrospectiva, de la realidad hacia atrás, con recuerdos de cómo sucedieron las cosas. Bien valorada aunque duramente criticada por las pocas críticas que han redactado los aficionados.
Mantiene el interés, tiene algo de tensión sexual no resuelta y el climax de la historia se va escenificando poco a poco hasta llegar al punto culminante.
Me ha gustado mucho. Un blanco y negro precioso y una música suave que acompaña en los momentos en que no hay diálogo completan una gran cinta.

lunes, 22 de noviembre de 2021

§ 2.526. Me hicieron un fugitivo (Alberto Cavalcanti, 1947)

Cine negro de calidad de un director para mi desconocido. Brasileño radicado en Inglaterra y de carrera medianamente prolífica.
Interesante propuesta que gira alrededor de una venganza. Robos, cárcel, huída, asesinatos...
Muy interesante es el papel de la chica, fuera del rol tradicional de acompañante del jefe de turno. Aquí se dedica a pensar, organizar las cosas, estudiar las posibilidades, actuar...
El protagonista es Trevor Howard, que está magnífico, y ella es Sally Gray, buena actriz que estaba apurando sus últimas películas.
Blanco y negro muy logrado, un metraje contenido y una música muy poco intrusiva completan las características de la cinta. Quizá no sea recordada -hay muchas muy parecidas- pero se deja ver, entretiene y hace que pases el rato. Una más, de entre tantas. No destaca especialmente, pero no desentona. 

domingo, 21 de noviembre de 2021

§ 2.525. La Ley (Jules Dassin, 1959)

Peculiar cinta, llena de oscuridad que va revelando poco a poco las pasiones más intrincadas de las personas. Un pueblo cerrado, de interior, con calor, con pasiones privadas y públicas que muestran sin recato alguno, más por costumbre que por convencimiento. También se muestra el sur de Italia, con sus mujeres curvilíneas y algo pícaras, con esa mirada absolutamente felina hambrientas de sexo, pasión arrobada, control sobre los hombres bajo la apariencia de sumisión.

Los hombre, profundamente machistas, dominantes de su casa y entregados a pasiones fuera de ella. 

El choque cultural, social, económico e incluso ideológico que experimenta un joven ingeniero agrónomo destinado a un pueblo del sur para realizar determinados trabajos de desecación de pantanos es brutal. Los terratenientes dominan la sociedad, reparten el trabajo, caciquean toda la vida del pueblo, hacen favores, entregan divisas, dinero...

Un reparto muy interesante: Gina Lollobrigida en uno de sus clásicos papeles, el todoterreno Marcello Mastroianni, Melina Mercouri, y el varonil y gran actor Yves Montand completan esta producción muy 'italiana'.

El planteamiento realista de que el juego de la vida se basa en que el jefe impone las reglas de juego no está muy alejado de lo que realmente ocurre. Las situaciones de superioridad -moral, jurídica, económica, etc.- se basan en que el que verdaderamente manda impone las leyes que rigen el desarrollo del asunto, que es capaz de decidir cómo funcionan las normas que gobiernan y disciplinan todo el asunto.

Y de eso trata la película, exponiendo las relaciones humanas y sus pasiones con una crudeza y un bestialismo tan desusado que hasta duele. Las humillaciones de palabra y obra que se infieren unos a otros son descarnadas. ¿Cómo se comporta realmente el ser humano, cuando se contiene y cumple los estándares sociales de contención y sosiego, o cuando se muestra sin freno y sin límite dando rienda suelta a sus pasiones más inextricabelmente unidas a su ser?

Interesante propuesta, que supongo gran fracaso de público, no sé de crítica, por las dificultades de entender de qué trata realmente la cinta.

§ 2.524. Prisionero del mar (Gillo Pontecorvo, 1957)

Primer largometraje de un director muy especial, que, con sólo cinco películas ocupó un lugar muy destacado en la historia del cine italiano y que para nosotros será siempre el director que escenificó el asesinato por la banda criminal ETA del por entonces Presidente del Gobierno español Luis Carrero Blanco a escasos trescientos metros de la sede de la embajada de EE.UU. en pleno centro de Madrid en 1973.
Las otras cuatro son: Kapò (1960); La batalla de Argel (1966); Queimada (1969) y  Operación Ogro (1979).
Drama alrededor de la tensión que se respira entre pescadores con red y pescadores con bombas en una pueblo cerrado de Italia.
Para mi es su peor película. Pretende recordar a Stromboli, pero es mucho peor película, naturalmente. El ambiente no es tan opresivo y, además, el papel de la mujer es meramente testimonial, y no protagonista como en la obra maestra de Rosselini.
Una situación laboral conflictiva en un pueblo de pescadores italiano por el cierre de una cantera favorece que algunos trabajadores se ocupen de realizar la pesca con explosivos. Un pescador lo hace habitualmente (Yves Montand). Un brigada de ese mismo pueblo le persigue habitualmente. En una de esas persecuciones un chico que le ayudaba a transportar los explosivos se cae al suelo y fallece. Era el novio de su hija mayor.
Es además un cierto lider entre los pescadores, escapa de la persecución de los brigadas y todavía no ha sido apresado por su prácticas ilegales. Entre sus compañeros no está bien visto, y algunos de ellos le tienen verdadera inquina, particularmente dos, nuestro  Francisco Rabal, y Terence Hill (padre e hijo). El chico está enamorado de la hija del pescador, pero ella sigue enamorada de su novio fallecido.
El problema que muestra es que se gana mucho más dinero con explosivos que pescando con red. La tensión emocional está bien conseguida, pero no penetra en la problemática laboral ni emocional con fuerza y vigor. Parece el contesto y no la trama.
Se ha comprado un motor nuevo para la barca con el que poder salir más lejos y escapar de la policía en caso de persecuciones.
Se encuentra enredado en su propia dinámica. Si vuelve a pescar con red no ganará tanto dinero como antes, pero vivirá más tranquilo, si continua con la práctica ilegal continuará siendo perseguido por el nuevo brigadier, que se ha propuesto cazarle con las manos en la masa y encarcelarle.
Todo parece cambiar con el accidente que sufre el padre pescando con bombas. Tiene una relación peculiar entre su padre y él.
La llegada de una nueva cámara frigorífica gestionada por una incipiente cooperativa puede ser la solución para que las artes tradicionales de pesca remuneren la actividad de una forma satisfactoria.
Él, sin embargo, viéndose perseguido y cazado  por la policía decide hundir su propio barco, con el motor nuevo que acaba de comprar y que todavía no ha pagado. Tiene que recuperarla, pero está a treinta metros de profundidad y nadie puede ayudarle porque no quieren bajar sin escafandra. Las letras del motor han sido protestadas, y el drama que se avecina se desencadena irremisiblemente.
El personaje está marcado en el pueblo. Sus hijos se pegan con otros niños por culpa del padre.  El amor de la hija con el hijo del enemigo parece que va a ser la salvación de la familia.

§ 2.523. Encubridora (Fritz Lang, 1952)

Un Western diferente, distinto, incluso feminista. De gran influencia posterior, no tanto en los Western crepusculares, sino en el propio cine. Quizá Johnny Guitar (Nicholas Ray, 1954) no se entiende sin esta cinta, por ejemplo.
Me ha gustado mucho Arthur Kennedy, que está soberbio. Nunca me había gustado tanto. Sereno, con carácter, firme. Un gran papel. A Marlene Dietrich, y a Mel Ferrer ya les he visto en varias películas, naturalmente, y siempre me han gustado, pero en este visionado he redescubierto a Kennedy.
La copia que he visto (en Trece TV, en el programa de J. L. Garci) no es muy diferente a la que yo tengo. Ambas merecerían una restauración en toda regla. Se ve bien, pero no de forma nítida, sino con granulado, y a veces ligeramente borrosa. Supongo que habrá mejores copias, pero ésta no es del todo buena. Llama la atención que no se haya abordado la restauración de esta película, siendo su director una auténtica celebridad del cine.
El guión es una maravilla, una especie de retrospectiva sobre Altar Keane en el primer tercio, para abordar la venganza en la segunda parte. Está desarrollado por Daniel Taradash, que luego dirigió una película con mucho recorrido "En el ojo del huracán".


jueves, 18 de noviembre de 2021

§ 2.522. La caída de los dioses (Luchino Visconti, 1969)

Obra compleja, difícil de seguir, delicada, sumamente trabajada en todo el diseño de producción. Un Dirk Bogarde imperial,  acompañado de una absolutamente maravillosa Ingrid Thulin, Helmut Griem, un perturbado y pervertido Helmut Berger y Charlotte Rampling, tan poca cosas como siempre, pero aquí sin la cobertura que patrocina ser el mito erótico en el que luego, más tarde, se convirtió. Un reparto excelente.
Irreverente, faltona, escandalosa, provocativa, con guiños homosexuales, pero profundamente moral. Es una exposición cruda de una realidad que no se quiso ver en su momento. "El nazismo lo hemos alimentado en nuestras fábricas" dice en un momento el personaje que se opone al nazismo en la familia. Y es verdad. Una gran verdad. 
Lógicamente plantea únicamente un punto de vista, el de altísima burguesía privilegiada y muy adinerada. Pero quizá es donde mejor se aprecie la ruptura moral entre los miembros de la familia. Los personajes están muy bien caracterizados: el patriarca que pertenece a la tradición alemana culta y sofisticada que odia a Hitler y todo lo que es representa. La hija viuda que tiene un amante al que pretende llevar a la dirección de la siderurgia familiar, y un hijo abiertamente homosexual. El amante de ella, advenedizo borracho de ambición y poder. El nazi reconvertido en lo que "sea" con tal de ganar la guerra interna en la familia, su hijo músico; el vicepresidente que se opone a los nazis y tiene que salir huyendo dejando detrás a su mujer y sus dos niñas.
Las tensiones del poder están muy bien representadas, los halagos de poder, la tensión artificial que sobre todo el entramado empresarial crean los nazis, el arribismo de los recién llegados, la frivolidad de los ricos de cuna que creen que todo le da igual, que nada les va a pasar.
Tiene algo de película clásica, de las de siempre, pero con un lenguaje moderno, diferente, sobre todo al representar las bajezas y miserias de la condición humana. A veces con una sordidez muy cruda, sobre todo cuando insinúa las pulsiones pederastas del hijo de la marquesa, al que literalmente se le deja hacer lo que le de la gana con tal de que haga presidente de la compañía a su amante. Solo falta un poco de necrofilia para sumar una aberración sexual más al catálogo de las que expone. No entiende muy bien la conexión entre poder y sexo, porque la relación que expone entre la hija del magnate y su amante no es, ni por asomo, sexual. Sólo manifiesta alguna pulsión el hijo de ésta, abiertamente homosexual que: se cuesta con una prostituta y siente deseos sexuales por una niña. Parece como si las relaciones sexuales heterosexuales no generasen conflictividad o morbosidad. Entre ellos no hay la más mínima prueba de afecto sexual. Antes al contrario, parece como si su relación fuese un juego de poder entre los protagonistas.
Tiene imágenes míticas de la historia del cine: el baile del travestido al comienzo, la quema de libros... En general la escenografía está cuidadísima, los trajes de nazis con ese negro que entra por los ojos, los trajes de las mujeres, los abrigos, los trajes de los civiles, las joyas, las vajillas, etc. Lo que pudiéramos llamar la "iconografía del poder" está muy bien representada, porque, básicamente, ese era su propósito.

miércoles, 17 de noviembre de 2021

§ 2.521. La vida secreta de las palabras (Isabel Coixet, 2005)

Muy interesante propuesta de una directora muy celebrada, culta y con gran estilo. Cuando la he oido alguna vez en algún postcat sobre cine siempre la he escuchado decir cosas llenas de criterio, mesura y sentido cinéfilo.
Su propuesta estética es preciosista, detallista, delicada, algo minimalista...
Nunca pensé la de cosas que ocurren en una plataforma petrolífera. No es, al menos no lo parece, el sitio ideal al que ir de vacaciones.
Me ha gustado mucho. Tiene algo del pasado que te persigue, de la enfermedad que te castiga, del peso de la culpa, de lo enigmático que pueden llegar a ser las relaciones con los demás, la incapacidad de comunicarse con los demás como una enfermedad, como una lesión que no te deja ver. A medida que él va sanado de su lesión en las córneas ella va abriéndose a expresar lo que le ocurre. 
No es que sea fascinante, porque no es la palabra, ni tampoco interesante, que tampoco es lo más correcto. Es que es mantiene la atención de una forma singular. Tiene algo de thriller, de historia de misterio, de amor, de amistad. Me parece una película magnífica.

martes, 16 de noviembre de 2021

§ 2.520. Un grito en la niebla (David Miller, 1960)

De David Miller he visto ya varias cosas, todas realmente estupendas, con dos obras muy notables: Miedo súbito (1952) y Los valientes andan solos (1962), especialmente esta última, que era la película favorita de Kirk Douglas.
Me cuesta ver a Doris Day en un papel tan dramático. Rex Harrison sin embargo puede hacer de todo, es un actor absolutamente magnífico, al que acompañan John Gavin, y Myrna Loy en los papeles principales.
El planteamiento es sencillo, una línea ya iniciada con "Voces de muerte" (Anatole Litvak, 1948), que es tremendamente superior a ésta.
La química entre Harrison y Day no funciona. Él es mucho más mayor que ella, y parece que no siente mucho afecto por su esposa. Además el miedo de ella no parece real, parece impostado, artificial, poco natural. Myrna Loy sin embargo borda su papel, nada más aparecer llena la pantalla y sus reacciones son tremendamente naturales. Una mujer mayor con una belleza serena y madura. Herbert Marshall acompaña con total pulcritud. Hace el papel que le corresponde. El reparto se completa con uno de los galanes de la época, el todo terreno John Gavin, y con Roddy McDowall en el papel de infante terrible. Un reparto de auténtico lujo para un resultado final un tanto mediocre y, en todo caso, muy por debajo de otras grande obras del director, y, en todo caso, muy por debajo de sus expectativas. Tiene mejor "pinta" que "fondo".
La trama avanza con normalidad, pero ni consigue impresionar al espectador ni puede ser tratada en tono de comedia.  Está tratada desde la normalidad de un matrimonio y su vida familiar, pero es algo incoherente, sobre todo porque el director te hace dudar de si estamos en presencia o no de un auténtico problema o si es imaginación de la protagonista. Además hay varios vectores que convergen en las posibilidades de ser el acosador. No está bien logrado el resultado.

lunes, 15 de noviembre de 2021

§ 2.519. Femme fatale (Brian De Palma, 2002)

 

Una historia de robos bastante inverosímil, difícil de encajar, un poco barroca y enrevesada. Pasa media hora y todavía no sabes qué estas viendo. Me parece que la complejidad del guión he sido llevada al metraje, a la pantalla, y que más que estar ante una obra compleja nos encontramos, por momentos con creciente irritación, con una obra no ya difícil de comprender, sino abierta y literalmente incomprensible. 
Estéticamente es interesante, la música tiene una fuerza que acompaña perfectamente al desarrollo de la trama, muy al estilo thriller de Hit. 
El cambio que experimenta la cinta a los cuarenta y tantos minutos parece anunciar otra película, "siete años después" como reza el intermedio de la misma.
No me parece una gran obra. Antonio Banderas parece un pato mareado al lado de Peter Coyote y otros actores más consagrados. El impulso juvenil que en las película celtibéricas tiene su gracia, naufraga en este tipo de producciones. El papel de paparazzi no es para él. A medida que lo ves en pantalla te acostumbras, y realmente por momento transmite autenticidad, pero su presentación no es del todo buena. Desde luego he visto cosas mejores de él, casi todas.
Tiene, además, algunos fallos de guión incomprensibles, o al menos a mi así me lo parece.

domingo, 14 de noviembre de 2021

§ 2.518. La mujer obsesionada (Henry Hathaway, 1959)

 

De las últimas del maestro Hathaway que me quedan por ver. De las últimas que están editadas, pues hay una cuantas que no consigo encontrar en ningún sitio.
Rodada en escenarios naturales, es interesante aunque un poco larga. A mi se me ha hecho larga. No me interesan excesivamente las historias de amor. Y no creo que el director sea de los más dotados para este género. Tiene algo de costumbrista, de naturalista, de vida rural americana. El papel de la mujer pretende ser de una fuerza arrolladora, pero no consigue transmitir la potencia necesaria. Exige una transformación radical desde el rol de una mujer sumisa, metida en el hogar, en la casa, a una singular ranchera. Y no está mal elegida la actriz, ni mucho menos. Quizá el tono no sea el más adecuado para una historia de amor. Tengo al maestro por un director del Oeste, de Aventuras, de conflictos no resueltos, de tensión y un cierto trasfondo conflictivo. 
La tensión entre un niño pequeño y un adulto que se enamora de una señora viuda es un tema emocionalmente no fácil de concretar, plasmar y rodar. Además es un guión original, lo cual es más difícil de llevar a buen puerto.
La pareja Susan Hayward y Stephen Boyd funciona bien, muy bien. Ella es una actriz inmensa, él siempre ha estado a la sombra  de su papel en Ben Hur. Le he visto en una cuantas películas pero en ninguna de ellas le he visto realmente bien. Funciona, pero sin más. Hace bien el papel, pero se le falta ese magnetismo que sólo tienen los actores realmente potentes. Él no lo es. 
Ella sí, ella es otra cosa. Con una mirada, una cara marmorea, el pelo rojo, probablemente más baja de estatura que las diosas de la belleza con las que le tocó competir en un Hollywood dorado que tenía establecidas sus musas... Aun así tenía una belleza natural y un garbo y apostura muy propia.
La cinta tiene parte de un dramatismo intenso, los parajes naturales son los del Oeste de Hathaway y la cuestión amorosa está bien resuelta. El amor entre ellos crece a la vez que el niño. Es bonita, se deja ver. Es algo diferente en la filmografía del maestro.
Director por el que siento una gran admiración. Todas sus películas me agradan, especialmente las de Oeste. Le tengo por un gran artesano de la industria.

sábado, 13 de noviembre de 2021

§ 2.517. La casa roja (Delmer Daves, 1947)

Relato de misterio en la América rural con una fisicidad muy determinada por los dos protagonistas: un ya algo mayor Edward G. Robinson con expresiones toscas y la caudalosa mirada a ninguna parte que patrocinó como propia y de la que no se desprendía, y una Judith Anderson, siempre tan encasillada desde su papel, absolutamente estelar en Rebeca. Les acompañan Lon McCallister, Allene Roberts, Rory Calhoun, y a cantante de jazz Julie London (que la tengo por buena e interesante).
El relato parece sacado de Poe, aunque es de George Agnew Chamberlain sobre el que proyecta el guión el director.
Muy interesante, excelentemente bien tratada, con una progresión en el "suspense" que la eleva poco a poco y que la sitúa como una obra interesante. Oscura y algo dramática, no sólo sitúa al espectador dentro de la trama, sino que le coloca en la alternativa de querer saber o no saber qué ocurre en el sendero. Algunos personajes sí quieren saber qué pasa, mientras que otros prefieren ignorar lo que ocurre dando un rodeo por el camino más largo. Toda una metáfora de la vida y de la realidad. No siempre afrontar el camino difícil es garantía de llegar a un buen lugar. A veces la postura más inteligente es precisamente la contraria, dejarse vencer por algo que no puedes controlar y seguir el camino más fácil.
Quizá el bosque sea el pasado, no el futuro. La morbosidad de la relación entre la hija adoptada del granjero y el trabajador, con la novia de éste rondando es particularmente intensa. Tal y como observa el padre dicha relación puede deducirse que, de una manera u otra, reproducen la relación que él tuvo con su mujer. Hay algo amenazador en el bosque, pero no porque sea peligroso caminar por él, sino porque esconde algún secreto que es mejor que no salga a la luz. La pertinaz búsqueda de la Casa Roja, la obstinación de la hija en ello parece más propio de un determinismo genético que de una simple pulsión por averiguar la verdad.
La música de Miklós Rózsa le aporta un dramatismo intencionado verdaderamente interesante.
Realmente me ha sorprendido, me ha parecido magnífica. Delmer Daves es un director muy sólido.

§ 2.516. Las zapatillas rojas (Michael Powell y Emeric Pressburger, 1948)

Celebérrima cinta de amor desarrollada en el mundo del espectáculo de esa pareja de directores que hizo fortuna conjuntamente. Delicada, suave, bien trazada, con un guión aunque previsible firme y progresivo. Un color un poco diluido a cargo de Jack Cardiff (luego director de obras interesantes).

Un poco larga para mi gusto, se hace pesada. Tarda en arrancar y aunque la historia es bonita no llegas a conecta con ella del todo.  La frialdad del director (abiertamente homosexual) de la empresa a veces es algo impostada, y la candidez de la bailarina para cuestiones amorosas también se aprecia forzada. La verdadera historia arranca bien entrados los cincuenta y pico minutos...

Si te gusta el ballet, o las películas musicales, seguramente te agrede. La he disfrutado pero no es el tipo de cine que más me gusta. No es una historia de amor desgarradora, ni de intensidad. El baile central es realmente magnífico y está muy logrado, pero la cinta en general me ha aburrido un poco.


jueves, 11 de noviembre de 2021

§ 2.515. Kamikaze 1999 (El último combate) (Luc Besson, 1983)


Elegir para debutar como director de cine esta película tiene su mérito. No es una historia convencional, no tiene diálogos, no se habla en toda la película, no se pronuncian frases o palabras y está rodada en blanco y negro. Tenía, además, solamente 23 años de edad.

Estamos en 1983, la contraculturalidad está presente en todas las estéticas, también en el cine, y la influencia del gran cine -el cine clásico- de los años treinta a cincuenta ya ha perdido su fuerza. Otros modos de hacer cine triunfan, un nuevo público reclama otras cosas...
Estéticamente es interesante, aunque carece de la fuerza de otras apocalípticas del subgénero que tuvieron mejor fortuna de público y crítica. La influencia de "Mad Max. Salvajes de autopista" (George Miller, 1979) parece evidente, aunque no pretende mostrar las mismas cosas, en aquella la lucha por la supervivencia era el asunto principal, aquí, en esta, es el contexto en el que se desenvuelve. No consigue evocar de manera plena lo que sí consigue "Cuando el destino nos alcance" (Richard Fleischer, 1973) que es una película excepcional.
El guión no procede de una obra literaria, ni un comics, ni nada parecido. Es original del director y el actor principal (Pierre Jolivet). El otro actor es Jean Reno, tan característico como siempre.
No tiene tampoco una música convencional que acompañe a las imágenes -no procedería tampoco- sino que se basta el director de algunos sonidos y pequeñas melodías interpretadas por sintetizadores y órganos eléctricos. Está a cargo de Eric Serra.
Evoca soledad, tristeza, individualismo rancio  y mal entendido, desconexión con la sociedad, imposibilidad de mostrar los sentimientos, los pensamientos, las emociones.
Es interesante como experiencia fílmica, y como cinéfilo aficionado hay que verla, pero el cine experimental, de autor, minimalista, indie, no es el que más me gusta. Sigo gozando más de las producciones americanas de los años 50 que con cualquier otro género.

miércoles, 10 de noviembre de 2021

§ 2.514. El asesino poeta (Douglas Sirk, 1947)

 

Un título muy espectacular para una película policial singular, tanto por su temática, como por su planteamiento estético. Un blanco y negro muy vistoso por el que no parece que pasen los años.
Estas primeras obras de Sirk estaban más cercanas al cine negro que a los melodramas que le hicieron un director muy célebre, tanto de público como de crítica.
Es interesante y se deja ver. Pero le falta el tono dramático de las grandes obras de cine negro. Por momentos aprecias que no se abordan las cuestiones con el tono necesario para darle la intensidad que parece requerir la historia. Por momentos parodia situaciones que restan credibilidad a la cinta.
Pero es interesante, sobre todo para los que adoramos a Sirk, aunque bien es cierto que por obras diferentes a esta.
El reparto es magnífico: George Sanders en su papel de cínico de siempre, una muy guapa Lucille Ball, un varonil Charles Coburn, y y el inconfundible Boris Karloff en los papeles principales.
A destacar la escenografía y el diseño de producción, con una fotografía muy lograda.

martes, 9 de noviembre de 2021

§ 2.513. Doble cuerpo (Brian De Palma, 1984)

Un cine dentro del cine peculiar, distinto. No tanto para narrar cosas que ocurren en una película, o mientras se rueda una película, sino como recurso narrativo. Lo que ocurre en esta cinta podría haber ocurrido en otras circunstancias, en otros lugares, en otras coordenadas. 
Hay algo de ingenuo en el comportamiento del protagonista. Algo de persona engañable, de la que se puede abusar, porque no se entera muy bien de qué van las cosas. Risueño, confiado, algo superficial, probablemente con buen corazón pero con pocas luces. 
Y, naturalmente ese es el centro de la historia. Un guión flojo, previsible y aunque pretendidamente original, discurre por caminos ya trillados por el mismo autor en otras películas. No es Fascinación (1976), ni, desde luego, Vestida para matar (1980) que es, para mi, la mejor de este tipo de películas.
Tiene algo de Vértigo, sin lugar a dudas, y de la tensión sexual que provoca, y también algo de La ventana indiscreta, con ese vouyerismo algo pasado de tiempo que ya no se lleva y que hoy sería considerado acoso, sin más. Los elementos dramáticos están bien resueltos y el juego del engaño es interesante.
Entretiene y el director sabe sacarle jugo a la historia, que no deja ver hasta bien entrado el metraje. No se hace larga, a pesar de sus 110 minutos de duración. No es, sin embargo, de las mejores de De Palma, ni mucho menos.

lunes, 8 de noviembre de 2021

§ 2.512. Incendies (Denis Villeneuve, 2010)

 

Muy interesante, tanto en la temática que aborda como en el desarrollo estético que propone. Pero dura, muy dura, de esas dureza que no se olvida. No necesite ser impactantemente salvaje, sanguínea o gore para producir dolor. La verdad de lo que cuenta ya de por sí es dolorosa, de una crudeza muy impresionante. Una guerra de religiones en pleno Siglo XX a pocos kilómetros del occidente civilizado produce ese tipo de horrores.
Tras la exposición algo compleja de la historia se esconde un profundo sentido humano, aunque sea difícil de apreciar en momentos difíciles siempre hay un lado humano de las cosas.
Un viaja hacia uno mismo, hacia sus orígenes a veces se convierte en un infierno, en una prueba de fuerza hacia uno mismo, en un reto que, o bien te devora, o bien te hace más fuerte.
Los pasados 'desconocidos' siempre siembras dudas sobre uno mismo, sobre la propia identidad, sobre el destino de cada cual. Y ese es el fundamento de la película.
Me ha gustado mucho. A pesar de no comprender bien el problema de base del conflicto -solamente me 'suena' un poco- la potencia de la historia es universal, y no necesariamente es diferente a otros conflictos similares. En todos ellos late la misma injusticia y la misma crueldad.
De Denis Villeneuve he visto tres cosas, y cada una de ellas me ha sorprendido más que la anterior. Más allá de los purismos Blade Runner 2049 (2017) es una buena película, y Sicario (2015) aunque quizá no  tanto sí cumple con los cánones de una cinta de acción. Tendré que ver más cosas suyas...

domingo, 7 de noviembre de 2021

§ 2.511. Harakiri (Masaki Kobayashi, 1962)

Realmente el cine japonés es mucho más que Kurosawa, Ozu, o Mizoguchi, y esta obra es una buena prueba de ello. Tan buena como cualquier de las obras maestra de esos tres monstruos.

Aunque puede parecer un tema conocido, trillado, y aunque nos queda lejos culturalmente hablando, la cinta consigue que te llegue la historia. Realmente es un relato fantástico, nada enredoso, muy claro, con una exposición limpia, lineal incluso en sus introspecciones hacia atrás. Se va descubriendo, poco a poco, la historia, el trasfondo, las motivaciones, la venganza... Tanto la exposición del ritual del harakiri, como su componente axiológico o moral está perfectamente tratado.

La fotografía es muy nítida, pero sin esos preciosismos de las películas en blanco y negro de los directores 'americanos': Lang, Hitchcock, o Preminger. No tiene claroscuros, ni contrapicados, ni ningún recurso de ese tipo. Expone la acción a la luz blanca prácticamente sin sombras, sin reflejos.

Los actores, naturalmente, no me suenan de nada: Tatsuya Nakadai, y Rentarô Mikuni en los papeles principales. Aunque indudablemente deben ser tremendamente conocidos, porque cada uno de ellos tiene más de cien películas. 

Una maravilla. Me ha encantado. Me ha parecido una obra de arte. No sé cuál es la sensación que tienen otros amigos del cine. Ni lo sé, ni me importa, porque nunca me ha importando. Tampoco pretende que mi criterio sea seguido por alguien. No soy más que un simple aficionado.

miércoles, 3 de noviembre de 2021

§ 2.510. La calle del misterio (John Sturges, 1950)

 

Una de las primeras película de Sturges, un gran artesano del cine. Uno de los más cualificados, con varias películas que son auténticas obras de arte. Esta tiene hechuras pero no acaba de concretarse, tiene un ambiente logrado pero que no tiene personalidad propia. Emplea demasiado tiempo en apreciarse un sentido característico, propio. Tiene una manufactura de Serie B lo  que la dota de un cierto sentido común en algunos aspectos, pero le resta creatividad en otros.
Interesante, tiene el aliciente de seguir el caso del homicidio, pero pierde consistencia en los aspectos relacionados con la personalidad del policía y sus vicisitudes.
Es agradable de ver, tiene sus momentos y entretiene.

martes, 2 de noviembre de 2021

§ 2.509. El enemigo público (William Wellman, 1931)

Una película muy conocida y una de las primeras del genero de gangsters, con un prototipo de actor del género: James Cagney, que se hace acompañar por la rubia platino más célebre de todos los tiempos: Jean Harlow.
Un guión previsible pero eficaz, un desarrollo temático bien trabajado y aunque los actores están amanerados el resultado es  apreciable. No tiene la complejidad argumental de otras obras del género posteriores, pero la simpleza de su planteamiento no aburre ni cansa. Ciertamente es un poco infantil, incluso en el planteamiento estético de las imágenes, pero se le perdona en aras de la claridad del discurso. Además dura más de lo acostumbrado para una película de comienzo de la década, 85 minutos.
La cinta tiene la friolera de 90 años y se ve perfectamente, seguramente porque se ha sometido a una restauración exhaustiva. Que sea blu-ray también ayuda. Sonido perfectamente coordinado, blanco y negro sin grumos ni manchas. Realmente se ve mucho mejor que películas de los años 50 que no han sido restauradas.
Me llama la atención la cantidad de personas que han visto la película, para ser tan antigua. En las plataformas que he consultado ha sido muy votada, mucho más que otras más modernas que tienen mucho mejor crédito. Se explica por ser una de las pioneras del género.

§ 2.508. ¡Jo, qué noche! (Martin Scorsese, 1985)

 

Un comedia negra de esas que o te salen bien y se convierten en una gran obra, o son completamente prescindibles. Seguramente los sesudos intérpretes de la comedia americana sean capaces de vislumbrar en ella aspectos interesantes que la eleven a un estado superior de calidad, pero a mi no se me ocurren cuáles pueden ser éstas. Me parece una obra menor, y, desde luego, una obra menor en la filmografía de Scorsese, que tiene obras magníficas junto con otras muy menores.

A esta película no le he cogida la gracia. Como otras suyas la veo por ser de él. No me ha motivado nada. Me parece una sucesión de imágenes sin demasiado sentido, con una forma de narrar que no me agrada. Ni la entiendo, ni intento comprender por qué. Simplemente no es mi tipo de cine. Seguro que hay muchos aficionados a los que le gusta mucho esa película y este cine. Con un guión abracadabrante, una mezcla entre sueño y realidad, un cine entre experimental y narrativo. No me ha gustado nada.

lunes, 1 de noviembre de 2021

§ 2.507. The Boxer (Jim Sheridan, 1997)

Celebérrima película, dura y áspera, seca y sin concesiones. Ambiente muy logrado, aunque 25 años después el trasfondo de la historia no se comprende igual de bien. El IRA y su descontrol  delictivo y homicida por ideas políticas ya cesó. Como en España.
Es, como tantas veces se narra en el cine, la historia de un perdedor. De alguien desencantado con quien ha sido en el pasado. Alguien que perdió sus oportunidades y todavía no se explica por qué razón, qué paso y cuál fue la razón. Además no sabe cómo recomponer su vida si reescribiendo su historia otra vez o empezando del cero absoluto.
No es, en realidad, una cinta de boxeo, aunque boxear significa mucho para el protagonista, sobre todo porque supone poder reconstruir su pasado, darle continuidad a su vida, asumir los años que ha pasado en prisión y entenderlos como algo que ha sucedido, sin más, que forma pare de él y poder así transitar hacia un punto nuevo.
La intensidad emocional que le da al papel Daniel Day-Lewis es realmente magnífica. Un actor muy completo, moderno y actual pero con ese aire de actor de toda la vida, metido en el papel hasta las trancas, eficaz desde la sobriedad, sin estridencias, sin aspavientos, sin necesidad de impostar el rol que le corresponde en cada momento. Le acompaña una suave pero firme Emily Watson, y Brian Cox en un papel que parece hecho para él, firme y rudo.

§ 2.506. El verdugo de Venecia (Luigi Capuano, 1963)


Película italiana de aventuras de corte clásico. Aventuras, espadas, honor, peleas. Un "Capa y espada" como las de toda la vida de Hollywood. No se aprecia a simple vista diferencias en el formato o el tratamiento. Enemigos irreconciliables que además de la lucha por el poder o la política se ven separados por el amor de una mujer. Tiene atrezzo, música, trama, un guión bastante previsible y un resultado previsible. Entretiene. Sin más. 
Desde luego le falta una gran estrella para poder considerarla una obra mayor. Ese papel no puede jugarlo Lex Barker, actor limitado y del montón, que igual hace vaquero que de espadachín.
Le acompañan Guy Madison, y una guapa Alessandra Panaro en los papeles esenciales.
Interesantes escenarios naturales -rodada inequívocamente en Venecia- y una ropas un poco recargadas hacen el resto. Lo que se ha llamado, de toda la vida, diseño de producción.
No me parece tan mala como podría parecer. No es una clásico del género, pero se deja ver, entretiene, mantiene la tensión y se disfruta.

§ 3.378. Los ojos de la noche (Jesús Franco, 1970)

  Algo hay que reconocerle a Jesús Franco, la capacidad de montar proyectos, películas, y lanzarlas al mercado. Le tengo fichadas 156 pelícu...