domingo, 30 de enero de 2022

§ 2.599. Hamlet (Franco Zeffirelli, 1990)

 

Una versión más de un drama llevado al cine muchísimas veces. No sé qué aporta esta nueva versión, pero se aprecia un cierto aire de modernidad que en otras versiones que he visto.
Probablemente no tiene la carga actoral que la Laurence Olivier, y, a lo mejor, el seguimiento de los diálogos no es tan fidedigno como en la obra original de Shakespeare, pero sí me parece que la puesta en escena es estupenda. Se ve bien, la ropa, los trajes, los castillos, la comida, el mobiliario, etc. En eso probablemente sí sea una versión oportuna.
No veo a Mel Gibson en el papel de Hamlet. No es un desastre, pero no consigue ni en tono, ni la intensidad, ni el empaque requerido. Tiene espejos muy duros en los que visionar su personaje. El peso de la película descansa en sus monólogos, y, sinceramente, naufraga por todos lados. No es un mal actor, todo lo contrario. Tiene su gracia, pero no para este tipo de películas. Estaba en el momento más álgido de su carrera y supongo que intentó hacer algo diferente, distinto. Creo que no le salió bien. A mi no me agrada especialmente. Es impostado, muy físico, como si exudara su papel. Y tengo a este tipo de obras por más contenida, suaves, dulces, basadas en la fuerza interior y en los excesos corporales. 
Glenn Close tampoco aprecio yo que le haya dado el tono requerido para un personaje tan dramático y, a la vez, frívolo. Parece que está allí, cuando es evidente que en la obra original tiene un sentido más hondo, más protagonistas, más involucrada en el drama.
Alan Bates como el rey que mató a su hermano y se casó con su mujer le impone una ligereza que estoy seguro que no tiene el papel que le dio el autor de la tragedia.
Lo de Paul Scofield es otra cosa. Transmite energía, intensidad y una credibilidad y veracidad acorde a lo que se espera de él. Es sombrío y oscuro, algo perverso y se encuentra resentido. Clama venganza pero no puede llevarla  a cabo y requiere de su hijo para ello. Muy buen actor, a través de sus intervenciones se estructura la película.
Ian Holm también funciona muy bien. Su papel es distinto, a medio camino entre lo trágico y lo liviano. Helena Bonham Carter debería ser una niña cuando hizo la película. Tenía 24 años cuando hizo la cinta, pero, desde luego, está muy caracterizada y parece mucho más joven.

§ 2.598. Volver a empezar (José Luis Garci, 1982)

 

Un viaje emocional hacia la infancia, hacia la patria. Recuerdos de toda una vida que vuelven a uno en el momento de morir. No puede ser más bonita la película. Tierna, dulce, optimista, alegre, vital, única...
El reencuentro con el amor de juventud, el amor de tu vida, la reconciliación de los españoles tras la guerra civil. La marcha de tu país por motivos políticos, el durísimo exilio por países del mundo, la esperanza de volver, la vuelta, el dolor, la vida. La muerte.
El tintineo de la música, como en muchas de Garci, que no deja de sonar. 
Me gusta muchísimo Garci. Creo que es un director que, simplemente, no casa bien con la sociedad en la que vive. Maltratado por la prensa de izquierdas, básicamente por ser una persona libre, sin ataduras.
Una película imprescindible en el cine español.

§ 2.597. El Dorado (Howard Hawks, 1966)

No es Rio Bravo, pero es una maravilla igualmente. Un Remake de su propia película con una trama parcialmente diferente, pero con la misma estrella rutilante: John Wayne. Este vez acompañado de un James Caan y un tal... como se llama: Robert Mitchum, un... recién llegado a esto.
Algo más lenta que Rio Bravo, menos profunda probablemente, pero muy entretenida.
Enternecedor es el papel de la chica enamorada del pistolero, de Wayne, sutil, delicada, pero menos actriz que Angie Dykinson. 
Me ha encantado el papel de John Paul, de Mitchum. Es fuerte pero sufrido, realista pero soñador, con fuerte personalidad pero frágil. Es un papelazo. Un profesional, un tirador, un hombre que ha sufrido y que, por eso, precisamente es capaz de encontrar el equilibrio en sí mismo, en su capacitación profesional, que en este caso es la muerte. Magnífico papel.
Tiene menos brío que Rio Bravo, pero es igualmente magnífica. El genio de Hawks todavía tenía carrete.

sábado, 29 de enero de 2022

§ 2.596. Camino a la gloria (Howard Hawks, 1936)

 

Muy interesante, como todo lo de Hawks, el ardor guerrero, la amargura de la derrota, pero también de la victoria, porque supone matar a alguien. Ganar perdiendo. Y en medio de todo ese caos el amor por una mujer y la lucha de dos hombres por ese amor. El bien superior de la capacidad de seguir siendo uno mismo, el sacrificio de personas particulares, de seres minúsculos que transitan por la vida sin nada más que vivir. Hay algo de la camaradería entre hombres tan típica de Hawks, aunque todavía no está desarrollado del todo.
Hay algo muy bonito, presente en todo el cine de Ford, de Hawks, de los grandes americanos: la necesidad de hacer lo que hay que hacer, sin importar las consecuencias personales o vitales. Esto es la guerra, se lucha y se muere. Punto.
La vida en la trinchera no se ha visto reflejada mejor en ninguna otra película. Últimamente 1917 (Sam Mendes, 2019) tiene alguna conexión con esta película, que sin ninguna duda tuvo en cuenta el director. 

§ 2.595. Rio Bravo (Howard Hawks, 1959)

 No sé de qué va. Compañerismo, camaradería, amistad, hombría, redención, perdón, venganza, pistolas... lo único que sé de esta película, que he visto no menos de 20 veces, es que tiene ese algo superespecial que sólo tienen las auténticas obras de arte. Una sensibilidad singular, una lírica propia, un mecanismo interno de funcionamiento que asombra cada vez que la ves. Es genial, majestuosa, y a la vez sencilla. Detrás de un discurso sencillo se esconden varias lecturas, algo más complejas de lo que pudiera parecer. Se puede ver la película desde varios puntos de vista, y eso es lo verdaderamente mágico. Una obra maestra absoluta.

viernes, 28 de enero de 2022

§ 2.594. Rambo III (Peter Macdonald, 1988)

 
La he visto varias veces.Nunca me ha parecido una gran película de acción, pero sí es cierto que me ha parecido mejor que la II, aunque, obviamente, peor que la original.
Es una hipérbole de lo que debe ser una cinta de acción, pero funciona, consigue lo que quiere: emoción, acción salvaje, pocos límites éticos y morales a la propaganda militarista USA style, y poco más. Debe situarse en su contexto, tanto político como militar. Sólo así se comprende bien y se entiende su trama.
En todo caso la perspectiva que debe adoptarse para este tipo de películas es la de considerarla una cinta de superhéroes. 

miércoles, 26 de enero de 2022

§ 2.593. Secreto de estado (Sidney Gilliat, 1950)

 

Interesante película con una trama de intriga muy bien trazada, propia de Hitchcock. Muy bien rodada, con intensidad creciente y realmente muy peculiar. 
No me extrañaría que la idea fuese ideada por un estudio y tratada por el propio Hit, porque "Cortina Rasgada" es una historia muy parecida. Sin ese componente científico, y sin la maestría de él, la película pretende situar al espectador en una turbación mental similar. ¿Cómo escapar de un país controlado militarmente? 
Me ha gustado mucho Douglas Fairbanks Jr. en el papel principal, de doctor. Muy logrado es el papel de Jack Hawkins como el ministro del régimen y principal heredero de la política estatal y de la policía. También participa Glynis Johns (que la acabo de ver hace unos días en "Cita on Venus".
Un historia que por más que en este caso es ficcionada bien pudiera ser real. El tirano de un país hermético está enfermo y necesita ser operado por un doctor americano que ha inventado una nueva técnica quirúrgica. Para ello es llevado con engaño al país y en secreto y sin saberlo opera al presidente. Pero algo sale mal y aunque parece que se recupera muere al cabo de unos días.  en ese tiempo no le han dejado salir del país y ahora, cuando ha fallecido, escapa para no tener problemas. Empieza la aventura. La policía le sigue, no conoce el idioma, no tiene ayuda de nadie, necesita ayuda de alguien. Una chica de allí le ayuda. Romance a la vista.

martes, 25 de enero de 2022

§ 2.592. Más alla del bosque (King Vidor, 1949)

 

Drama de los de verdad. Mujer infame, no fatal, pues éstas dan algo, aunque sea poco, a cambio de algo. Pero este tipo de mujer no da nada, sólo pide.
Un argumento cerrado, un círculo obsesivo y asfixiante y enfermizo. El poder de la hembra, sus deseos de salir de la vulgaridad del pueblo en el que se ven confinadas y una atracción sexual malsana y viciosa que exuda el cuerpo y la mirada de la mujer insatisfecha con su vida (y probablemente sexualmente).
La envidia es su motor, las bajas pasiones su aliada, el resentimiento su norte, y su total ausencia de escrúpulos su defecto más acusado. El papel, desde luego, es para una actriz de raza, de temperamento, de energía, de recursos. 
La idealización del arquetipo de mujer fatal es de una modernidad absoluta. Es perfectamente importable al momento actual. Una mujer como ésta es perfectamente apreciable en esas películas policíacas con alto contenido erótico tan de moda en los años 90.
Una gran Bette Davis en un papel un tanto sórdido, con un Joseph Cotten que quizá no de el papel de inocente, sufrido y abnegado trabajador y esposo. David Brian es el galán de cine, el rico del pueblo, y una Ruth Roman tan guapísima como siempre y jovencísima (irreconocible prácticamente de los joven que está).
Un estudio sobre el mal, sobre la maldad humana, sobre la ambición desmedida, sobre los límites de tus ensoñaciones (que no sueños).
Todo lo que he visto de King Vidor me parece realmente magnífico. De gran solvencia técnica y una puesta en escena pulcra y diáfana. Con una cierta tendencia al dramatismo, a ver el lado más cruel de la vida, de las pasiones humanas. Sea en La calle (1931), en Duelo al sol (1946), en El manantial (1949) o en La pradera sin ley (1955). Todas ellas de gran potencia dramática.

§ 2.591. Tess (Roman Polanski, 1979)

Bueno. Pues otra de Polanski, del que me quedan sólo tres por ver para terminar toda su filmografía.
Cuidada estética que me recuerda mucho a las grandes producciones de David Lean, especialmente las últimas: La hija de Ryan (1970) y singularmente Pasaje a la India (1984), pero sin esas grandes dosis de magnificencia que rodea a todo Lean.
El diseño de producción es estupendo, muy cuidado, y la irrupción como estrella, aunque ya había rodado otras cintas, de Nastassja Kinski, todo un descubrimiento, con esa mezcla de inocencia y perversión escondida que revela su sonrisa.
Pero en general me parece un poco tediosa, y no consigue transmitir ese aire entre victoriano y decadente, entre lujurioso y puritano de otras obras 'clásicas' de esa época, generalmente provenientes de esa literatura 'victoriana' tan peculiar. En este caso la novela es de Thomas Hardy.
El juego de seducción no consigue emocionarme, no le veo empaque, ni entidad, ni aprecio que sea tan bello u original como parecerme destacado. Es algo rústico y primario, sin sujeción a ninguna sutileza estética o moral.
La película es interesante, pero no emocionante. Aunque entiendo perfectamente que a determinados espectadores les agrade y la tengan en alta estima. Pero a mi no me ha gustado, y, obviamente, me es indiferente lo que se piense al respecto.
Tess es interesante, pero no me parece una obra magna. Pocas de Polanski me parecen realmente magnífica. ¿Es un gran director? Sin duda. ¿Sabe lo que hace? Obviamente. ¿Me llenan total y absolutamente sus películas? Solamente algunas: Chinatown (1974); Lunas de hiel (1992); El pianista (2002) y  El oficial y el espía (2019). ¿Me gustan las demás? Algunas sí, y otras no tanto. Lo que quiero decir es que no es un cineasta que me llene totalmente. Algunas cosas sí, y otras no.

lunes, 24 de enero de 2022

§ 2.590. Gente corriente (Robert Redford, 1980)

 

Relato de los problemas cotidianos de gente sin importancia. No son estrellas, no son célebres, no son héroes, simplemente viven.  Con sus miserias, con sus recursos, con los medios que tienen a su disposición. Y de repente se enfrentan a un problema que es difícil gestionar para cualquier persona, mucho más para un adolescente. La muerte de un hijo repercute en la familia, en todos sus miembros. Pero especialmente en el hermano, que se ve incapaz de superar el sentimiento de culpa que le provoca ese hecho, en el que ciertamente estuvo involucrado, pero del que no tuvo la culpa.
El estigma del psiquiatra, la privacidad del tratamiento, el qué dirán, la familia perfecta. La mujer pagada de sí misma que vive en su mundo de lujo y apariencia. El padre metido en su trabajo hasta el punto de no saber qué pasa en su propia casa.
Debut cinematográfico como director por la puerta grande. Una peliculaza, con todas las letras. Intimista, delicada, nada morbosa, sensible sin caer en lo empalagoso, seria sin pretender ser docta o canónica. Aporta una aproximación a una circunstancia, sin pretender ser dogmática, sin imponer su forma de ver las cosas, sin pretender influir en los espectadores. Íntima, reservada, discreta, magistral. 
La normalidad del recuerdo del hijo fallecido, la lucha por superarlo desde dos estrategias distintas. La madre intentando superarlo como un accidente de la vida, sin exteriorizar excesivamente sus sentimientos.
El hijo recordando permanentemente lo ocurrido, sin ser capaz de caminar hacia adelante, encallado en el pasado. No es que ninguna de ellas sea mejor que la otra, simplemente son distintas.
El conflicto entre ambos es inevitable. Además la madre sentía predilección por el hijo fallecido, y eso se nota en su relación con el superviviente.

§ 2.589. Al otro lado de la medianoche (Charles Jarrott, 1977)

Drama amoroso de impecable factura técnica y artística pero quizá carente de alma. Es intensa pero no consigue llenar el corazón del espectador. Demasiado larga, se mire como se mire. Parece más una serie que una película. 
Dos historia cruzadas al principio como presentación de la historia que van convergiendo para alcanzar el drama que se pronostica en las primeras escenas.
La novela es de Sidney Sheldon, a quien tengo como un autor de prestigio entre los novelistas de sensaciones sin pretensiones artísticas. La música es del pianista Michel Legrand, lo cual da un poco el tono del interés que se tenía en que fuese una gran producción. Por lo que he leído fracasó en taquilla estrepitosamente. Sirvió como vehículo de promoción de la Guerra de las Galaxias, de la misma productora. A los exhibidores  les obligaban a reservar taquillaje para la segunda si querían exhibir ésta. Y, al final, como tantas veces ocurre, la segunda fue mucho mejor película que la primera, que no será recordada más que por cinéfilos empedernidos.
No es una historia de amor mal trazada, está muy bien rodada y pretende tener su gancho, pero no llena, no llega, no conecta del todo. Sólo a los muy fan de este tipo de cine les agradará de verdad. Es una historia sobre los sueños del primer amor, sobre la imposibilidad de realizarlo y mantenerlo en el tiempo, y sobre las frustraciones que provoca la imposibilidad de llevar a cabo esos sueños. La ira que despierta el engaño y la mala conciencia de las erróneas decisiones tomadas.
El director ha transitado entre el cine y la televisión, más en ésta que en aquella. Probablemente esta fue la producción que marcó su destino en el cine. Tuvo una historia potente, actores decentes, buenos recursos cinematográficos y una productora potentísima. Pudo ser un James Ivory o autor similar. Delicado, atento, intimista, pero probablemente esta cinta marcó su declive en la gran pantalla. Antes de ella llevaba cuatro o cinco películas, pero tras esta prácticamente sólo se dedicó a la televisión. 
No sabría cómo mejorar la película, no soy técnico. Sólo sé que teniendo un material de primera -historia, actores, estudio, productora- no se consigue un resultado acorde a las expectativas.
El reparto es muy interesante: Marie-France Pisier, John Beck, Susan Sarandon, Raf Vallone. Me ha gustado mucho la chica protagonista, Marie-France y el punto de madurez exclusiva que proporciona Vallone. Sarandon no me ha parecido gran cosa, y Beck tampoco.

domingo, 23 de enero de 2022

§ 2.588. La reencarnación de Peter Proud (J. Lee Thompson, 1975)

Sigo con la intención de acabar con J. Lee, un director que alterna obras interesantes -ninguna maestra- con mediocridades que quizá ni siquiera triunfaron en taquilla. En todo caso su volumen de obras es notable, 46 películas desde 1950 a 1989, cuarenta años de carrera.
Esta es de las del último grupo. Quizá en su momento pudo tener algo de predicamento, pero no ha aguantado bien el paso del tiempo, que la ha machacado, literalmente. Estéticamente está muy marcada en una determinada época, y la temática ya está muy abandonada. La reencarnación era una moda, ahora desusada, y el tratamiento que le da el director quizá no esté mal enfocado, pero, la verdad, carece de interés y no ha conseguido trascender al tiempo actual.
Hace relativamente poco vi una película de similar temática:  Las dos vidas de Audrey (Robert Wise, 1977), que me pareció muy interesante. Esta de J. Lee no es tan buena como aquella. Tiene momentos, es interesante el reparto (de lo más taquillero de la época) y la música de Jerry Goldsmith acompaña bien la trama.
Todo el mundo ha pensado alguna vez en la reencarnación, y ese es el leit motiv de la cinta, intentar subyugarte en la idea de que verdaderamente has vivido otras vidas.
Quizá la película es demasiado larga, aunque esa es una apreciación que suelo tener con frecuencia, por lo que no debo hacerme mucho caso. Cada vez me gustan más las películas directas, las tramas sencillas y muy acentuadas, los viajes, los indios, los buenos y los malos. La complejidad sólo está al alcance de los excelentes directores, y J. Lee no está entre ellos.

§ 2.587. - El pirata Barbanegra (Raoul Walsh, 1952)

 

Aventuras, piratas, riesgo, Linda Darnell, casi nada... Esa belleza racial, auténtica, contundente, masificada, rotunda... una de las bellezas del cine, una mujer bellísima, no especialmente una buena actriz, cumplidora simplemente.
La historia, como todas en las que se metía Walsh es entretenida, sin análisis sicológicos, sin pretensiones oníricas, sin propósitos pretenciosos, sin nada que ocultar. Un cine honesto, profundo, discreto pero imprescindibles. Walsh es de esos directores que forjaron la doble sesión de cine en las pantallas de medio mundo. Hacía películas con una maestría y una profesionalidad digna de encomio, pero que llega al gran público, seguro de sí mismo y con una gran audiencia.
Entretenida, pero sin fondo. No especialmente brillante en la filmografía de Walsh, que no sólo es excelsa en calidad, sino también en cantidad.

sábado, 22 de enero de 2022

§ 2.586. Tambores lejanos (Raoul Walsh, 1951)

 

Una mezcla entre Western y aventuras, en un  formato clásico de cine de evasión, de entretenimiento, incluso de doble sesión en el sábado tarde de tantos niños en el mundo, España incluida. 
Pero de una viveza, de una construcción argumental, de un guión previsible pero muy bien edificado a cargo de Niven Busch, y Martin Rackin. La música es, como en tantas películas de cine, de Max Steiner. La fotografía la lleva Sidney Hickox.
Gary Cooper que estás en los cielos es acompañado por Mari Aldon, que tiene un aire a Virginia Mayo pero sin su apostura, sin su gracia, sin la forma de moverse.
Cada vez me gusta más Walsh, Hathaway, Wellman, Hawks, Ford, los directores que cuentan cosas, aventuras, acaeceres, sucesos, circunstancias. Todos cuentan cosas, claro está, pero unos de una forma enrevesada, complicada, alambicada. Y estos directores abogan por planteamientos sencillos, simples, en relatos sin dobleces, lineales, evolutivos, tranquilos. Sin ostentaciones técnicas, sin alardes, sin planteamientos estéticos rupturistas, sin que el espectador tenga que desviarse del asunto central, que es la historia y su desarrollo.
Aquí se cambian indios Cheyenes o Apaches por Semínolas, y los fuertes por la naturaleza salvaje de los pantanos. La lucha no es por ganar en una batalla, sino por atravesar el desierto mojado que son los pantanos.
Bonita, muy colorida, de gran formato. Entretenida, con su historia de amor y su moraleja. No es de las mejores de Walsh pero, desde luego, es interesante.

§ 2.585. Rocky V (John G. Avildsen, 1990)

 

Se volvió al director original, al que inventó la fórmula, al que hizo una película bastante decente. Ésta, siendo mejor que las partes II,  III y IV, no es, tampoco aquella.
Recupera, como todas, material de las anteriores sagas, y lo sitúa bastante bien en el escenario emocional de la historia, pero es una fórmula agotada. No da para más.
En cada una de las de la saga se enfrenta a uno de los miedos humanos, en cada película a uno distinto: en la II a sí mismo y sus posibilidades de volver a tener suerte; en la III a un enemigo indestructible que recuerda mucho a él, pero sin su bondad, en la IV al doping y la tecnología, y en esta a las lesiones y el miedo a lesionarse de por vida.

§ 2.584. Rocky IV (Sylvester Stallone, 1985)

 

Sin ninguna duda la peor de las cuatro de la saga. Llena de tópicos, con un guión muy poco inteligente y muy poco trabajado. De los 90 minutos que dura no menos de 20 son reutilización de las anteriores películas.
La parte de la preparación, con la música tan propia, sí tiene algo de interés, pero poco más.
La excitación de los odios entre la URSS y USA a costa del boxeo como nuevo escenario de combate no deja de ser un recurso demasiado básico como para durar como buena película. Un producto más de los ochenta, así hay que tomárselo.

viernes, 21 de enero de 2022

2.583. Rocky III (Sylvester Stallone, 1982)

 

Bueno, no deja de ser una secuela de una película decente. Cada película es peor que la anterior, menos brillante, más vulgar, sin mucho más que decir.
Los mismos personajes, en distintos roles, pero con el mismo perfil. La venganza, algo más sofisticada que en el Oeste americano, pero igualmente básica y primaria.
El renacer del mito, la posibilidad de comenzar de nuevo, desde el principio, sin nada que perder, y con todo por ganar.
No creo que comerse una hamburguesa te impida ir a cenar a Atrio alguna vez. Todo lo contrario, la dieta tiene que ser variada para poder apreciar las delicatesen... Es así de simple. No es Bergman, naturalmente, pero hay que ver de todo.

§ 2.582. La rebeldía de la Sra. Stover (Raoul Walsh, 1956)

Walsh es el propósito de este año. Tengo 24 películas suyas, algunas visionadas varias veces, algunas otras muchas más. Es una mínima parte de las 85 cintas que rodó a su nombre, una auténtica barbaridad. 15 antes de La gran Jornada (1930) que puede marcar el comienzo del cine sonoro... Una carrera que va desde 1915 hasta 1964. Una auténtica brutalidad.
Walsh es directo, va al grano, sin concesiones, sin dejar nada al azar. Todo lo que muestra tiene sentido y sirve para concretar lo que está narrando. No sobra un fotograma.
La belleza de Jane Russell es absolutamente salvaje, racial, dominante, abrumadora. No es una estrella dotada de gran capacidad actoral, aunque no se emplea en las películas por ello, sino por su magnetismo sexual, obvio en cuanto la miras un par de veces. Podía competir en belleza y apostura con cualquier estrella de la época.
Richard Egan es el galán de turno, uno más de los muchos de la época, con una cara marmórea y un pelo negro ligeramente ensortijado que le otorga un aire varonil y seguro de sí mismo. Un actor del sistema de estudios, resultón y confiado. Un hombre de la época.

jueves, 20 de enero de 2022

§ 2.581. Verboten! (Samuel Fuller, 1959)

Fuller nunca decepciona, especialmente con las de guerra. Él, de hecho, fue militar y participó en la segunda guerra mundial. No es su primera película de guerra, pero sí sobre la IIGM. Balas vengadoras (1949), A bayoneta calada (1951) y Casco de acero (1951) estaban ambientadas en Indochina y Korea.
Aquí intercala algunos fotogramas de reportajes auténticos, dándole a la cinta una sensación de credibilidad muy acentuada.
Me recuerda vagamente a Los ángeles perdidos (Fred Zinnemann, 1948), aunque aquella era mucho mejor.
En la película se cita y se enfoca en una toma al puente de Remagen, película de con ese título de John Guillermin de 1960.
Tiene una intensidad dramática fabulosa, un guión perfectamente desarrollado y, como siempre en Fuller, unos planos cercanos que propician una cercanía epidérmica que permanece. En Fuller las películas son de una intensidad meridiana, de una potencia ordenada pero firme, consiguiendo que no se olvide fácilmente la experiencia.

miércoles, 19 de enero de 2022

§ 2.580. Prisioneras de guerra (Buzz Kulik, 1986)

 
   Del director ya había visto Motín (1969) y Cazador a sueldo (1980), ambas bastante mediocres. Mi interés por la temática viene de una película que me encantó cuando la vi hace años: Regresaron tres (Jean Negulesco, 1950). Esta de ahora no parece que se base en una historia auténticamente real, pero la de Negulesco sí contaba una historia cierta.
La de Kulik está ligeramente basada en un pelotón de enfermeras que fueron abandonadas por el ejército americano en una isla del Pacífico (Bataan) conquistada más tarde por los japoneses.  Ya se supone la temática. Obviamente es mucho mejor la de Negulesco, entre otra poderosísimas razones porque Claude Colbert borda ese papel, de manera total y absoluta.
Un guión pretendidamente lineal que no consigue salvar la película. No sé muy bien cómo Susan Sarandon se metió en "este fregado", porque ya era una estrella ascendente de la industria. Nunca sabes cuáles son las motivaciones (incluyendo, claramente, las económicas), que decantan una decisión. El papel que ejerce es potente, con proyección, pero la producción no es brillante, ni el resultado tampoco.
Los telefilm no tiene por que ser malos en sí mismos. Hay excelentes películas hechas directamente para la televisión. Pero ésta no es una de ellas. La música no es dramática, el atrezo es básico, el color algo difuminado.
No es recomendable, excepto para aquellos especialistas en cine bélico, que les servirá prácticamente de testimonio ficcionado de un momento concreto de la guerra en el Pacífico.

martes, 18 de enero de 2022

§ 2.579. Bob el jugador (Jean-Pierre Melville, 1956)

Todavía no había conseguido Melville ese tono suyo tan singular que consigue en obras posteriores, aunque es evidente que sus intereses ya estaban incipientemente creados. El hampa, los atracos, la música de jazz, los perdedores recalcitrantes, aquellos que tienen el destino escrito en las arrugas de la cara, los policías de dudosa moral y algo de arrojo para emprender caminos oscuros para conseguir aquello que podrían conseguir con tiempo, dedicación y trabajo.
Tiene más diálogos que los posteriores 'polares', y un aire de ligereza, al menos al comienzo de la película, que no tienen otras obras posteriores. La música a veces se inmiscuye en demasía en los diálogos, haciendo complicado su seguimiento.
En la segunda mitad, una hora aproximadamente, la película empieza a virar hacia terrenos más dramáticos, abandonando ese aire de juego que rodea la presentación de la vida de Bod.
El actor principal es Roger Duchesne, con un pelo blanco muy característico de los vividores franceses con estilo y determinación. Un señor de toda la vida

lunes, 17 de enero de 2022

§ 2.578. Círculo rojo (Jean-Pierre Melville, 1970)

 

Cine 'polar' en su máxima expresión. Un Alain Delon en su máxima expresión, acompañado de un trio de actores impresionantes. Bourvil (que parece ingles, aunque es francés), actor y cantante que hace bastante bien su papel. Y dos monstruos sagrados del cine europeo: Gian Maria Volonté, y Yves Montand. Excelente reparto.
Narrada con una vivacidad propia del cine de acción, con dos tramas paralelas que irán convergiendo a lo largo de la cinta para conseguir un resultado magnífico. Sólo la había visto una vez, hace ya muchos años y la recordaba un poco larga y deslavazada, y aunque bien es cierto que es larga mi criterio sobre ella ha cambiado. Me parece una gran película, no tan buena con otras de Melville, que tiene unas cuantas mejores, pero sí bastante decente.
El 'ambiente' no está tan bien logrado como en "El confidente", o incluso en "El guardaespaldas", y el relato criminal en sí mismo es menos detallista que "Hasta el último aliento", pero en general es una buena película. Sí es cierto que mi impresión de que era muy larga y de que no necesitaba tanto metraje para contar lo que quería contar se ha confirmado. Le sobran no menos de 30 minutos...
La escena de presentación de Yves Montand es impresionante. De las que se recuerdan. Por cierto, su presencia es, literalmente, imponente, majestuosa. Un actor de una pieza. Uno de los más grandes del cine europeo.

domingo, 16 de enero de 2022

§ 2.577. Atila, rey de los Hunos (Douglas Sirk, 1954)

 

Un biopic curioso. Un peplum en cinemascope sobre un personaje que en Hollywood dorado tenía que sonarles algo parecido al sánscrito medieval. Película de aventuras, de entretenimiento, pura evasión, pero con un marchamo de calidad, aquel que le puede dar un director curtido en multitud de películas y con gran experiencia. 
El resultado es lo que se suponía. Una película de sábado por la tarde, para todos los públicos, sin demasiadas complicaciones.
Me ha encantado Jack Palance, actor más dotado de lo que su fama le otorga. Una cara marmórea y dura que parecía situarlo siempre en papeles dramáticos, generalmente de villano y mala persona. Jeff Chandler es otra cosa, más sutil y versátil, menos encasillado en sus registros.
El resultado es óptimo, pero no apostaría dinero a que fuera de Sirk. Quiero decir: lo sé, pero por un lado me extraña en su filmografía, y, por otro, no encuentre rasgos reconocibles de su característica posición melodramática. no sé si se debía a su status como director a sueldo de los estudios, o que eran proyectos que abordaba desde su independencia y valía, probablemente lo primero.

§ 2.576. Rocky II (Sylvester Stallone, 1979)

 

No es la primera parte, ni mucho menos. Tiene esos momentos emotivos que satisfacen los aspectos más primarios, pero todo es epidérmico, superficial, poco sustancial.
Entiendo que la saga continuase dado el éxito que tuvo la primera película, realmente la más importante de todas ellas. Una película decente que ha 'sufrido' un montón de películas que siguen su estela hasta la extenuación, todas ellas mucho peores que la original.
Esta es un buen ejemplo de lo que digo. El guión es razonable, viendo la primera película, pero el desarrollo es demasiado esteriotipado, previsible, nada original, muy poco desarrollado. Mediocre.

sábado, 15 de enero de 2022

§ 2.575. El confidente (Jean-Pierre Melville, 1962)

 

Extraordinaria. Seca, dura, fuerte, sin concesiones. Directa y a la cabeza. Nada de contemplaciones.
Un tipo de cine negro europeo denominado 'polar', del que Melville era el máximo exponente.
El guión es sorprendente, con algún cambio que no ves venir en absoluto, giros insospechados que provocan una cierta desazón en el espectador. 
La música está muy bien elegida, y el blanco y negro es de una brumosidad que acompaña a la película muy bien. Es una cinta que podría haber rodado perfectamente un director americano. 
Lo que me gusta de Melville es que prescinde de todo relato moral o psicológico de los personajes. No te explica por qué hacen las cosas, o cuales son sus motivaciones. Simplemente te cuenta lo que acontece. Sin más.
Me ha parecido extraordinaria. Me ha gustado mucho Jean-Paul Belmondo, de una seguridad apabullante. Un gran actor, algo rudo pero tremendamente varonil. Me extraña que no tuviese una carrera 'americana'. Quizá no sabía bien ingles, o vaya usted a saber. Nunca le faltó trabajo en el cine francés o italiano. Un grande.

jueves, 13 de enero de 2022

§ 2.574. Yo, gran cazador (Anthony Harvey, 1979)

 

Western que tenía catalogado como de relleno y, la verdad, me ha sorprendido bastante. No es nada mala película, antes al contrario, es interesante, tiene una interesante propuesta narrativa, música muy lograda y una gran fotografía: paisajes abiertos (áridos, montañosos, verdes, etc.) y un recorrido emocional notable. 
Varias historias convergen a lo largo de la cinta. Cada una cuenta su propia historia, más o menos desarrollada, dándole una entidad como de conjunto de cuentos, todas alrededor de un caballo blanco realmente impresionante.
No es un Western clásico, ni tiene el formato de los crepusculares, ni pertenece a las comedias del Oeste. Es distinto. No es dramático, pero sí serio.
Me ha sorprendido para bien. Esperaba algo más pesado, espeso, menos entretenido. Sin ser una 'gran' película, se deja ver.
No veo a Martin Sheen en el papel de superviviente en el desierto, peleando con los indios. Era su momento álgido y supongo que tuvo que aprovechar lo que le ofrecían. Mejor está Sam Waterston en su papel de jefe indio. Harvey Keitel no es ni puntuable, pues aparece, si acaso, cinco minutos de metraje.
Del director vi "El León en invierno" (1968) que se me hizo algo larga y, por momentos, tediosa, por más que la temática y el reparto fueran realmente interesantes.
100 minutos son muchos para la historia que cuenta, 85 hubieran bastado. El comienzo es potente, con el manejo de la ausencia de diálogo como recurso narrativo, pero al final, sobre el minuto 70 empieza a pesar el metraje, para mi un tanto exagerado.

miércoles, 12 de enero de 2022

§ 2.573. Cita con Venus (Ralph Thomas, 1951)

 
Una isla del canal, la invasión por los Alemanes en plena IIGM, las tradiciones por encima de todo y la supervivencia de una vaca de linaje excelso es la trama de la película. Amores, enredo, situaciones peculiares y un amor en ciernes entre el militar destinado a salvar la vaca y la oficial de ese pueblo que es destinada a ayudarle a entrar y conseguir su objetivo.
Delicada película bélica, con ese toque de comedia que sólo las películas finas pueden darle. Un punto romántico y, a la vez, duro y seco de la lucha por la libertad. 
Lo inesperado del viaje, el acometimiento de una misión conjunta entre el militar y la chica voluntaria es el caldo de cultivo en el que se desarrolla la peculiar misión. 
Es muy bonito el perfil que marca de la resistencia de la isla a perder su identidad y dejarse avasallar por los conquistadores alemanes. No hay un alzamiento armado, pero tampoco una colaboración activa con el enemigo. 
Un interesante y maduro David Niven, y una chica muy guapa, llamada Glynis Johns, con una belleza al estilo de Gloria Grahame, nariz aguileña, rostro afilado, ojos grandes, pelo corto... Continua viva, y según dice Wikipedia es la nominada a cualquier premio de la academia de mayor edad, muerta Oliva de Havilland el año pasado.
Me ha gustado mucho, me parece deliciosa.

martes, 11 de enero de 2022

§ 2.572. El tren de los espías (Mark Robson y Monte Hellman, 1979)

 

Una de espías, que es la última de Robson, esta vez ayudado por Monte Hellman. Un guión un poco complicado, enrevesado, complejo, que da vueltas sobre un tema. Quizá le falten minutos, en la copia final cortaron demasiado, o algo similar. Pertenece a ese género tan de moda en los setenta de espías transnacionales, cosmopolitismo en las modas e internacionalismo en las tramas. 
Me recuerda, inevitablemente, a El puente de Cassandra (George P. Cosmatos, 1976): un tren, una estrella guapa del cine, un agente externo al tren que propicia planos cortos y diálogos entre los personajes, y un par de horas de cine de entretenimiento, sin más. No tienen, ambas, la más mínima pretensión estética o artística. Es un producto más de la industria. Me llama la atención esta actitud en Robson, que tiene excelentes películas, pero no tanto en Cosmatos, aunque sí algo en Hellman.
El reparto es más que interesante: Lee Marvin, Robert Shaw, Linda Evans, Maximilian Schell, y Horst Buchholz. Actores capaces de llevar a buen puerto proyectos más enjundiosos que este. Pero aquí no brillan como deberían. Es un resultado incluso mediocre, poco terminado, quizá no mal planteado pero si con deficiencias que lastran la cinta. En general, y salvo excepciones, las últimas películas de directores notables, como es el caso de Robson, no suelen encajar del todo, ni en la industria y el público, ni siquiera en su filmografía. Quizá pretendan hacer cosas nuevas, o asegurarse un éxito en taquilla. No sé. Probablemente única y exclusivamente ocurre que se les acabó el ingenio creador, ese algo imposible de concretar pero que se aprecia perfectamente en el resultado final.

lunes, 10 de enero de 2022

§ 2.571. Casi un ángel (Henry Koster, 1941)

Me recuerda a las películas de LaCava o de Lubitsch, más del primero por el toque humorístico y menos del segundo, porque no tiene esa ironía en los diálogos tan peculiar en su cine, ese 'toque' que le hizo genial y perfectamente reconocible.
Esta cinta tiene material que cualquiera de ellos hubieran aprovechado. Una trama sencilla, un enredo fabuloso y en el camino para salir de él los protagonistas se enamoran. Una comedia de situación. Me ha gustado mucho Deanna Durbin. Es una película hecha claramente para ella.

 

domingo, 9 de enero de 2022

§ 2.570. Olivert Twist (David Lean, 1948)


Una de las varias versiones de la novela de Charles Dickens y, probablemente, una de las más conocidas. Perteneciente a la época 'pre-monumentalista' (por llamarla de alguna manera) por la que fue conocido y aclamado mundialmente. 
Las de esa época tienen algo especial. A mi me gustan especialmente, más allá de Breve encuentro (1945), que es su primera obra maestra y que juega en otra liga: Cadenas rotas (1946), Amigos apasionados (1949) y Madeleine (1950).
Me ha gustado mucho la música que verdaderamente acompaña a la historia y el manejo de las sombras y del blanco y negro, los encuadres y el atrezo, realmente muy logrado. 
A veces tiene un punto de comedia, de trama ligera, de cosa menor, que aunque hace más digerible la pena por las circunstancias, de todo tipo,  que pasa el protagonista no parecen encontrar su hueco del todo. No sé expresarlo del todo bien. No tiene un tono solemne, ni probablemente el director pretendiera organizar así la película, pero, en principio, me gustan más las historias sin ese punto de ligereza. Aunque como es una historia infantil ayuda a transitar la historia. Además no he leído el original y no puede juzgar con criterio, pero siempre he creído que se trataba de una drama serio y profundo.
No es, al menos para mi, Grandes Esperanzas, una película suprema. Pero se deja ver y es interesante. 

§ 2.569. Forajidos (Robert Siodmak, 1946)

 

Una rotunda y magistral obra maestra. Una de esas que te llevarías a una isla desierta para verla una y otra vez. Lo tiene todo. Una historia rompedora, una traición, una femme fatalle, y, sobre todo, una manera de contar la historia peculiar, distinta, con flashback encadenados, uno tras otro, para apreciar las diferentes perspectivas de la historia. De aquí nace esa manera de contar historias paralelas y, sobre todo, la narrativa del yo subjetivo sobre una realidad única, componiendo una especie de puzzle poliédrico que patrocina diferentes acercamientos a esa única realidad. Desde es punto de vista es brillante y muy rompedora y de gran influencia posterior. Estoy convencido de que Jackie Brown (Quentin Tarantino, 1997) es un tributo a esta película, por ejemplo.
Es, además, una película mítica, por el reparto que tiene y por la inauguración de dos estrellas míticas de todos los tiempos: Burt Lancaster, Ava Gardner. Dos auténticos monstruos del cine. Para ella era su primer papel auténticamente protagonista, para él sí era la primera película en la que aparecía. Nunca un debut ha sido tan contundente.

sábado, 8 de enero de 2022

§ 2.568. Pierrot el loco (Jean-Luc Godard, 1965)

 

Siempre he creído que soy yo el que no es capaz de apreciar el cine de Godard, de la Nouvelle Vague en general. Y a lo mejor es cierto. No lo soporto. No lo entiendo y no me gusta.
He visto suyas: Al final de la escapada (1960); Banda aparte (1964) y Todo va bien (1972), y ninguna de las tres me ha gustado nada. Pero nada de nada. 
Será un genio, no lo dudo. Seré yo el que no sepa apreciar la calidad de su obra. Sus planteamientos estéticos son peculiares, muy diferentes a los cánones usuales del cine, especialmente el norteamericano, que es el que más me gusta. Es como ver un cuadro abstracto, tienes que activar la imaginación en grado sumo para poder construir por ti mismo la historia, los parches de la historia que no te cuenta el director. Es una forma de 'contar' la historia distinta a la usual. Supongo que si te gusta mucho Ford, por poner un clásico incuestionable, este tipo de cine no te gusta. Puedes apreciar ambos, pero no puedes afirmar que ambos son obras maestras, porque son dos planteamientos estéticos, visuales, e incluso éticos, radicalmente diferentes. 
Los colores, las formas, tienen una potencia estética interesante,  rompedora, cuestionable pero rupturista, pero la historia no parece no conducirse con un sentido claro, definido y nítido. No sabes, en realidad, qué te está contando. Puedes ver la película e interpretar que estás ante un viaje iniciatico, una road movie, un Bonnie and Clay. No parece abrigar propósito alguno. No hay historia, no hay sentido, es una sucesión de fotogramas, imágenes y diálogos deslavazados, incoherentes... Otra cosa que siempre me pregunto con este cine es ¿cómo se monta la película?, porque, en realidad, da igual la manera en que resulte, porque lo que se pretende no es montar una historia en sentido estricto. Las palabras y los diálogos se pueden volver a montar, sobre todo en las voces en off, y como el espectador tiene que apoyarse en su imaginación para completar la trama... ...pues qué más da...!!!
No puedo con este tipo de cine. Me aburre, me satura y siempre vuelvo a la misma conclusión: qué pérdida de tiempo, podría estar viendo una gran película y estoy perdiendo el tiempo. Es cierto que a veces sí veo películas que no terminan de cuadrarme, pero también es que siempre saco algunas conclusiones de ellas. De esta tipo de cine no veo ningún provecho. 

§ 2.567. Sabrina (Billy Wilder, 1954)

 

Puede ser la quinta o sexta vez que la vea. Siempre me ha parecido encantadora, dulce, sutil, fina, delicada, pero también muy mordaz y divertida. Ese humor de Wilder tan característicamente suyo, corrosivo y abrasivo. 
Humphrey Bogart siempre me ha parecido muy mayor para el papel, pero también me lo parece William Holden. La que lo cuadra perfectamente es Audrey Hepburn y sus vestidos, verdaderos cánones de moda, todavía hoy en día.

viernes, 7 de enero de 2022

§ 2.566. El ejército de las sombras (Jean-Pierre Melville, 1969)

 
Relato, más o menos fidedigno, de un líder de la resistencia francesa a la invasión alemana en la IIGM. Melville había participado en la resistencia, y, según dicen, éste es un relato de sus recuerdos y sus impresiones de aquella época, muy intensa y vital.
Lino Ventura nunca lució tan bien como con Melville. Aquí aporta una calidez y una entereza al personaje que verdaderamente pones cara a uno  de los jefes de la resistencia. Así tenía que ser su cara y su quehacer, su forma de comportarse, con esa mezcla de pausa y valentía tan características en los inconscientes o en los antihéroes.
Un ritmo contenido y un cuidado uso de los medios dramáticos hacen de la cinta un relato expresionista de un tiempo singular en donde ser un hombre fuera del rebaño podría costarte no sólo la vida, sino también otras cosas.
No hay prólogo, introducción o introito, ni tampoco corolario, conclusiones, o carga moral, simplemente narra unas vivencias de forma clara y nítida. Bien es cierto que carece de la intensidad dramática de otras obras suyas, magistralmente acometidas en "Hasta el último aliento" (1966) o "El Samurai" (1967), por ejemplo. Estos fueron sus mejores años, los más creativos. Su ultima película es de 1972. Lástima que muriera tan joven, podría haber dado muchas obras al cine Europeo.

jueves, 6 de enero de 2022

§ 2.565. Desayuno con diamantes (Blake Edwards, 1961)

 

Es de una ternura singular. Una comedia con un trasfondo de tristeza, una amargura profunda que se manifiesta en cada forma de comportarse, en cada forma de ser. Un ser triste que adopta comportamientos frívolos con el propósito de hacer olvidar el pasado que arrastra, que a veces pesa como una losa.
El punto de vista, sin juzgar lo que ve, es el de él, un hombre sin verdadera experiencia en la vida que aprecia cómo le atropella un carrusel de emociones a las que no está acostumbrado. Va a pasar de ser un hombre fracasado y mantenido a un espectador de la vida ajena.
Una película sensible que debe gran parte de su fama y éxito a la canción de Hery Mancini y Johnny Mercer.

§ 2.564. Atrapadas en la isla del diablo (Domenico Paolella, 1962)

 

Una de piratas algo distinta a lo habitual. Cuidada en su escenografía, aunque los ropajes y el atrezo no 'peguen ni con cola', totalmente fuera de lugar. El peinado de las mujeres, sus caras pintadas y su maquillaje perfecto después de todo un día trabajando no están acordes precisamente a lo que se espera de una película realista. Pero el cine son sueños, capacidad para creer, para evadirse, para soñar, y aunque la película es un auténtico truño por momentos se deja ver y entretiene. No es la peor película que he visto en mi vida, ni mucho menos.
El argumento es sencillo y el guion no es un prodigio precisamente. La música acompaña lo justo y el color, mucho más vivido de lo que pudiera imaginarse para una cinta de principios de los sesenta.
No conocía a Paolella, le supongo uno de los muchos cineastas de postguerra que alimentó los sueños cinéfilos de los niños en sesión doble de los años sesenta y setenta. Aunque la subtrama encubierta de prostitución y abuso de las mujeres no es precisamente un tema de niños. Eran otros tiempos.
En definitiva, una cinta mediocre de aventuras algo diferente de los cánones habituales en las de piratas.

§ 2.563. Al final de la escalera (Peter Medak, 1980)

 

Obra por y para George C. Scott, que lo es todo en la película. Un viaje introspectivo no se sabe muy bien adónde, si a la locura a la redención, o al propio yo. A lo más íntimo de uno mismo.
A mi modestísimo juicio, Scott borda el papel, desde el principio hasta el final. Su cambio de carácter a lo largo de la cinta, su expresividad, sus miedos, desde la pena a la angustia, con un clarísimo punto de locura y enajenación en su rostro forjan un arquetipo que quedará para el cine como uno de sus cánones. El pelo encrespado pero no revuelto, los ojos saltones, la mirada vacía al comienzo por la pena, luego aterrada ante la incertidumbre de lo que va a ocurrir. Es un motor incandescente que no puede dejar de funcionar, por que se apagaría su propia existencia. La necesidad de saber qué ha ocurrido es más fuerte que el miedo que siente ante lo desconocido.
Melvyn Douglas, en una de sus últimas películas, y la mujer de Scott, la más que decente actriz Trish Van Devere completan un corto pero suficiente reparto.
Primera película (para mi) de este director que ha caminado siempre a medio camino entre la televisión y la gran pantalla.
Esta película suya me ha gustado bastante.

§ 3.377. Los cien caballeros (Vittorio Cottafavi, 1964)

  Pues un 'peplum' peculiar, con temática española. Es la adaptación de un texto teatral de Lope de Vega. El texto es "Las famo...