Es de una ternura singular. Una comedia con un trasfondo de tristeza, una amargura profunda que se manifiesta en cada forma de comportarse, en cada forma de ser. Un ser triste que adopta comportamientos frívolos con el propósito de hacer olvidar el pasado que arrastra, que a veces pesa como una losa.
El punto de vista, sin juzgar lo que ve, es el de él, un hombre sin verdadera experiencia en la vida que aprecia cómo le atropella un carrusel de emociones a las que no está acostumbrado. Va a pasar de ser un hombre fracasado y mantenido a un espectador de la vida ajena.
Una película sensible que debe gran parte de su fama y éxito a la canción de Hery Mancini y Johnny Mercer.
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