viernes, 21 de enero de 2022

§ 2.582. La rebeldía de la Sra. Stover (Raoul Walsh, 1956)

Walsh es el propósito de este año. Tengo 24 películas suyas, algunas visionadas varias veces, algunas otras muchas más. Es una mínima parte de las 85 cintas que rodó a su nombre, una auténtica barbaridad. 15 antes de La gran Jornada (1930) que puede marcar el comienzo del cine sonoro... Una carrera que va desde 1915 hasta 1964. Una auténtica brutalidad.
Walsh es directo, va al grano, sin concesiones, sin dejar nada al azar. Todo lo que muestra tiene sentido y sirve para concretar lo que está narrando. No sobra un fotograma.
La belleza de Jane Russell es absolutamente salvaje, racial, dominante, abrumadora. No es una estrella dotada de gran capacidad actoral, aunque no se emplea en las películas por ello, sino por su magnetismo sexual, obvio en cuanto la miras un par de veces. Podía competir en belleza y apostura con cualquier estrella de la época.
Richard Egan es el galán de turno, uno más de los muchos de la época, con una cara marmórea y un pelo negro ligeramente ensortijado que le otorga un aire varonil y seguro de sí mismo. Un actor del sistema de estudios, resultón y confiado. Un hombre de la época.

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§ 3.383. Colinas ardientes (Stuart Heisler, 1956)

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