martes, 11 de enero de 2022

§ 2.572. El tren de los espías (Mark Robson y Monte Hellman, 1979)

 

Una de espías, que es la última de Robson, esta vez ayudado por Monte Hellman. Un guión un poco complicado, enrevesado, complejo, que da vueltas sobre un tema. Quizá le falten minutos, en la copia final cortaron demasiado, o algo similar. Pertenece a ese género tan de moda en los setenta de espías transnacionales, cosmopolitismo en las modas e internacionalismo en las tramas. 
Me recuerda, inevitablemente, a El puente de Cassandra (George P. Cosmatos, 1976): un tren, una estrella guapa del cine, un agente externo al tren que propicia planos cortos y diálogos entre los personajes, y un par de horas de cine de entretenimiento, sin más. No tienen, ambas, la más mínima pretensión estética o artística. Es un producto más de la industria. Me llama la atención esta actitud en Robson, que tiene excelentes películas, pero no tanto en Cosmatos, aunque sí algo en Hellman.
El reparto es más que interesante: Lee Marvin, Robert Shaw, Linda Evans, Maximilian Schell, y Horst Buchholz. Actores capaces de llevar a buen puerto proyectos más enjundiosos que este. Pero aquí no brillan como deberían. Es un resultado incluso mediocre, poco terminado, quizá no mal planteado pero si con deficiencias que lastran la cinta. En general, y salvo excepciones, las últimas películas de directores notables, como es el caso de Robson, no suelen encajar del todo, ni en la industria y el público, ni siquiera en su filmografía. Quizá pretendan hacer cosas nuevas, o asegurarse un éxito en taquilla. No sé. Probablemente única y exclusivamente ocurre que se les acabó el ingenio creador, ese algo imposible de concretar pero que se aprecia perfectamente en el resultado final.

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