jueves, 30 de septiembre de 2021

§ 2.475. Saint Jack, el rey de Singapur (Peter Bogdanovich, 1979)

Prostitución en un Singapur decadente gobernado por un italiano. Algo descentrada en el planteamiento inicial, que oculta como parte del desarrollo de la trama. No se sabe si va a ser comedia o drama. Por momentos parece costumbrista, otras pretende hacer una singular burla sobre Goldfinger 
Todo el mundo conoce a Jack, alcohólico, proxeneta, perseguido no se sabe muy bien por qué, aunque seguramente sea por la mafia, vigilado probablemente por la policía.
No pretende mostrar el lado más sórdido de la prostitución, ni hay un menaje social, ni mucho menos una denuncia. Es, simplemente, el contexto el que se desarrolla una aventura, una singular historia. La violencia y la territorialidad de los grupos que manejan el negocio no es gratuita y se muestra a veces explícitamente.
El guión es de Paul Theroux sobre una novela propia, lo cual es una garantía de éxito, al menos al principio.
No me ha parecido tan buena como he leído. Es una cinta de su época, pro el estilo, por la temática, por la forma de estar rodada, los colores, la moda.
El resultado es interesante, incluso recordable, pero no la recordaré con el tiempo. No es del tipo de películas que agraden en demasía. En realidad no he visto ninguna de Bogdanovich que sea redonda. Ninguna de las únicas suyas tres que he visto me parecen geniales. Interesantes, se pueden ver, pero poco más.

miércoles, 29 de septiembre de 2021

§ 2.474. La huella de un recuerdo (John Brahm, 1946)

 

Inteligente cinta de un director muy olvidado que, sin embargo, me parece que tiene cosas que decir. Uno de esos alemanes que tuvieron que salir huyendo del país con la llegada del nazismo para no volver jamás. Primero Inglaterra, más tarde EE.UU. al abrigo de la población europea allí establecida dedicada al séptimo arte.
En este caso es un noir con femme fattale con pasado oscuro en versión retrospectiva.
Con Laraine Day, Brian Aherne, y un jovencísimo Robert Mitchum en sus primeros años. Bien rodada, elegante, sencilla pero con fondo. Un blanco y negro muy bonito. Y con un doble juego de retrospecciones que resuelve bien el guión.
Se deja ver, sobre todo en su primera parte. Luego decae un poco, aunque el contenido metraje propicia un desenlace rápido. 82 minutos, muy razonable.

martes, 28 de septiembre de 2021

§ 2.473. El regreso del gángster (Lewis Allen, 1955)

Cine negro de factura impecable de un director muy sólido, un "clase media-alta" de la industria, de los acomodados al sistema de estudio que rodaban y rodaban películas con presupuestos ajustados y fechas de entrega diabólicas. El cine es esto. También es lo otro, también es Tarkovsky por supuestos. Pero también es esto, y me gustan mucho estas películas.
Un gran Edward G. Robinson en un papel por momentos similar al de Perdición (Wilder, 1944), y un envejecido George Raft que aparenta quizá más edad de la que tenía. Una muy guapa Audrey Totter, y un Peter van Eyck tan característico en este tipo de papeles que no se le recuerdan otros.
Un guión facilón y unos decorados poco sofisticados lastran un poco el resultado final, que no es malo pero que podía haber sido mucho mejor. Se deja ver y poco más.
El secuestro en Canadá de un físico nuclear para llevárselo a la URSS es el asunto de la trama. El engaño consiste en engatusarlo con una mujer, antigua amante del secuestrador. El policía, Edward G, sigue una pequeña pista de un organillero con un mono que fue la persona que le sacó la foto al físico y tuvo que asesinar a un policía montada del Canadá. Un poco básico, no demasiado sofisticado, pero funciona.

domingo, 26 de septiembre de 2021

§ 2.472. Motivo de alarma (Tay Garnett, 1951)

 

Una muy guapa Loretta Young enamora a dos militares en plena IIGM: Barry Sullivan, y Bruce Cowling. Triángulo amoroso como tantas veces se ha rodado. 
Un blanco y negro claro, pero con una palpitación en la imagen que dificulta su visionado. No es una buena copia la mía. Un metraje muy contenido, 74 minutos que obliga a ir al grano desde el principio. A veces se agradece. 
Loretta es de esas estrellas discretas que, al final de su carrera mira hacia atrás y descubre que ha rodado muchas cintas, con directores de todo orden y de una calidad media/alta. Una estrella escondida. Ésta es una de sus últimas películas.
Un tema algo trillado que, sin embargo, permite varias perspectivas. Todo gira en torno a Loretta, que, a mi juicio, borda un papel que limitadas posibilidades de desarrollo. 
Un guión eficaz pero sin alardes y una música (de Andre Previn) acompañan una película que se puede ver. Es cierto que es para los muy amantes del género negro, pero es interesante.
Le faltaría para ser una gran película algo más de desarrollo en el guión y más personajes. Más que nada porque aunque las aspiraciones vitales de ella sí parecen claras, la explicación de por qué está enfermo el marido no se explicitan, ni tampoco se da pista alguna.

§ 2.471. El asesinato de la hermana George (Robert Aldrich, 1968)

No es de las más conocidas de Aldrich, que es un director prolífico y muy versátil. Hizo de todo: aventuras, western, dramas, terror, bélicas... y todo lo hizo bien. Un gran director. Uno de los mejores, uno de mis favoritos.
No es frecuente que las relaciones lesbianas se muestren en el cine. En este caso además la relación es entre una mujer mucho más mayor que la pareja. Y otro aspecto interesante es la visión de la prostitución lesbiana, abiertamente tratada.
El alcoholismo sí se ha mostrado más veces, pero no con tanta crudeza en una mujer. Siempre había sido 'despendoladas' de  una noche, chicas de cabaret y novias de gansters, pero no mujeres mayores con trabajos normales, que no llegan a fin de mes y tiene problemas mortales. El sadismo de la protagonista y las humillaciones a las que somete a su pareja es otro tema espinoso. Los celos de la protagonista también es un aspecto que sobrevuela toda la cinta.
Desde luego Aldrich no tenía "pelos en la lengua", y no tenía el más mínimo prejuicio en mostrar la realidad más escabrosa.
Me ha parecido un poco larga, 135 minutos son demasiados.
Beryl Reid es June Buckridge, y Susannah York es Alice.
La película consigue pasar por británica sin serla, el ambiente de exteriores está muy bien conseguido, como también la casa de la protagonista, en donde se desarrolla gran parte de la trama, como si se tratase de una obra de teatro.

sábado, 25 de septiembre de 2021

§ 2.470. Refugio de criminales (Irvin Kershner, 1960)

La segunda de un director muy conocido pero poco prolífico. Ha filmado en la saga de 007 y en la de Star Wards, casi nada...!!!
Biopic sobre Fr. Charles Clark, un sacerdote que trabajaba con hombres que salían de la cárcel. Hace años, pero no recuerdo cuál, vi una de similar temática protagonizada por Spenser Tracy (creo recordar). Aquella era sobre niños, esta sobre adultos.
Intensa y emotiva,  aunque un poco lenta y pausada y con un metraje algo elevado para la historia que cuenta, que no deja de ser algo convencional, trillada y, hasta cierto punto, conocida. 
El papel del periodista sirve de contrapunto a la bondad intrínseca de la historia, como si fuese la de la propia sociedad que sospecha de intenciones tan altruistas.
Me ha gustado mucho la música, acompaña sin inmiscuirse demasiado.
Me ha gustado Don Murray, un actor del montón que con esta historia pretende elevarse tanto en el aspecto actoral como también en la figura del guionista, pues hace tal menester junto con Joseph Landon.
El blanco y negro está un poco deteriorado, a veces se mueve la imagen. Se nota que no se ha restaurado. Muchas veces no sabes cuál es el criterio por el que unas películas sí y otras no se restauran.

§ 2.469. Dulce pájaro de juventud (Richard Brooks, 1962)

 

Amores difíciles, el paso del tiempo, la añoranza del pasado que no fue, la desesperanza por lo que va a venir. Un canto al amor de juventud, a esa inocencia que se va con el paso del tiempo...
Los melodramas basados en novelas de Tennessee Williams son tórridos, desgarradores, con un punto de sexualidad animal a flor de piel. Siempre rodeados de grandes terratenientes sureños con casas tan particulares, con el calor como compañero inseparable.
El poder político es un motor de ambición, 
La musica es de Robert Armbruster, y la pareja de actores Paul Newman, Geraldine Page es sencillamente magnífica. Shirley Knight es una cara bonita que encaja bien en la historia, pero no creo que le de ese punto desgarrador que requieren los dramones de Williams. Page tiene algo de la alcohólica de El Graduado, es mezcla de mujer madura borracha con un pasado mejor -cualquier pasado fue mejor para ella- pero con una necesidad de afectividad y pasión sexual que la domina y la desborda. Es guapa, pero es consciente que su belleza es más efímera de lo que esperaba, su vida afectiva ha fracasado y duda de como gobernar su vida.
El Newman de esta película no es muy distinto que el de otra cinta de Brooks rodada antes: "La gata sobre el tejado de zinc" (1958). No es que sea el mismo papel exactamente, pero se le parece bastante. Allí estaba torturado por la amistad perdida, con claras referencias homosexuales con una mujer bellísima que necesita una atención sexual y que añora quedarse embarazada. Las relaciones con su padres, su hermano y su cuñada eran un tormento para él, y la culpa por el amigo muerto no desaparece por muchos litros de alcohol que trasiegue para hacer digerible la vida. Aquí sin embargo es otra cosa, aunque la necesidad profunda de afecto de ambos personajes es similar. Es, en realidad, el tema de los "dramones" sureños de Williams.
Las relaciones entre los dos personajes principales son de una emotividad desgarradora, de esas que duele, tremendamente autodestructiva. Plantea, además, un debate que en su momento tuvo que levantar algo de suspicacia, la prostitución masculina y la compra de sexo por una mujer, una mujer mayor en este caso.

§ 2.468. Peligro inminente (Phillip Noyce, 1994)

 

La vi hace muchos años. No la ha tratado especialmente mal el paso del tiempo. Es de aventuras, política, drogas y dinero... Un poco lo de siempre. Para tener tantos años algunas imágenes de aviones, helicópteros y demás son muy realistas.
Es un personaje a la medida de Han Solo, vaquero del espacio y ahora metido a aventurero en la CIA, le queda que ni pintado a Harrison Ford. Willem Dafoe no da su mejor versión, ni mucho menos. Es un papel plano, sin emotividad, sin expresividad.
Aunque parece un poco larga, 140 minutos de metraje, al final no se hace pesada. Pasan muchas cosas y hay que contarlas.
Se deja ver.

viernes, 24 de septiembre de 2021

§ 2.467. La cicatriz (Steve Sekely, 1948)

Cine negro clásico: atraco y femme fatale. Un director para mi totalmente desconocido, no tenía ni idea de quién era. Húngaro de nacimiento emigrado a EE. UU. donde continuó su carrera como cineasta.
Un reparto excepcional con Paul Henreid y Joan Bennett como principales reclamos, estrellas rutilantes del cine clásico, de las verdaderamente reconocibles por su trabajo.  A Henreid no le recuerdo ningún papel haciendo de malo, o de perverso. Parece santificado por Casablanca y su papel tan estelar que cuesta verle en otros roles. Bennett no está tan perversa como en las de Lang, ni tan bella.
Un guión interesante, diálogos muy del género y un tratamiento noir de todo el espacio y el tiempo, incluyendo un blanco y negro más que decente, con luces y sombras que acentúan y subrayan los aspectos dramáticos en los momentos estelares de intensidad emocional.
Las escenas en las que se reconoce en el espejo e idea el plan son brillantes. También cuando se superponen los planos para que aparezcan los dos personajes.
No se por qué, pero creo que la película no tuvo que funcionar en taquilla. Hay algo que no se ve redondo en ella, que no funciona del todo. La sencillez en el planteamiento quizá, la dificultad para llevar a buen puerto la suplantación. La falta de credibilidad de la femme fatale, que es extremadamente perversa en el fondo pero demasiado suave en las formas cuando la auténtica es justamente al revés: dura en el trato pero de buen corazón, con fondo y más agradable de lo que podría parecer. En este caso la condición de mala no se la otorga la ambición de poder o de control, sino la necesidad de superar una vida normal, aburrida y trabajadora.

jueves, 23 de septiembre de 2021

§ 2.466. El mensajero (Joseph Losey, 1971)

 

Tiene hechuras de ser una gran película. Un director espléndido, un guionista de altura (Harold Pinter, sobre una novela de L.P. Hartley), unos actores de campanillas y (Julie Christie, Alan Bates, Margaret Leighton, Michael Redgrave, Dominic Guard, Michael Gough, y  Edward Fox) una música preciosa creada por un gran compositor (Michel Legrand). 
Y lo es. Rodada con esmero, dedicación, con ese tono acrisoladamente inglés tan bonito, con un atrezo maravilloso: trajes, carruajes, escenarios, objetos, decorados, casas... Todo está muy logrado. Delicada y, a la vez y sin ser contradictoria, ruda en su mensaje, en su discurso, en el contenido moral que subyace. No es que el autor pretenda moralizarnos, nada más lejos de la realidad, sino simplemente narrar una realidad desconocida por la mayoría de los humanos: los problemas amorosos de unas jóvenes que desconocen la realidad en que se movían, alejados totalmente de la sociedad y de sus esperanzas y expectativas. Ese amor, esa pasión, esa carnalidad carece de realidad cuando no se conecta con una vida real.
Un poco lenta, contemplativa, a veces un tediosa, sobre todo en las transiciones de historia a historia y con ese punto de metraje de más que hace que sea, por momentos,  poco digerible.
No es, a mi juicio, lo mejor de Losey, ni mucho menos. Un director que a la altura que rodó esta ya había filmado sus mejores cintas, algunas realmente soberbias.

martes, 21 de septiembre de 2021

§ 2.465. The french connectión (William Friedkin, 1971)

La vi hace no menos de veinte años. Y no recuerdo prácticamente nada de ella. Algunas escenas, la mítica en el metro con Fernando Rey y quizá alguna más.
Un canon de cinta de policías de los 70. Intensa, con pretensiones de thriller, escondiendo el juego principal de la trama y manteniendo al espectador centrado en la película. Bien rodada, con un estilo directo y sincero, con ese estilo que a veces recuerda a un documental. Es una apuesta segura.
Director luego célebre al que esta película y El exorcista solo dos años más tarde le encumbraron tanto en la taquilla como en la crítica. Más tarde hizo cosas no tan notables.
Un reparto de auténtico lujo: Gene Hackman, Roy Scheider, y Fernando Rey como argumentos principales. Los tres en estado de gracia, especialmente Hackman que cuanto más le veo más me gusta como actor, sobre todo esos primeros años de los setenta, hasta mediados de los ochenta que ya derivó en un actor más comercial y dedicado a películas más simplonas y facilonas, repetitivas y esteriotipadas. Pero en estas películas de los 70 todo era nuevo para él y literalmente se metía dentro del papel que le tocaba. En esta con su sombrerito a medio camino entre un panamá y una boina es todo un canon de detectives de la época. Rudo y violento si hace falta, incluso algo resentido con los mafiosos por algo personal acaecido hace años, pero que intenta ser buen profesional.
Fernando Rey es un señor de cine. Todo lo que hace lo dota de un empaque y una majestuosidad que no necesita intensidad ni artificiosidad. Para él es natural moverse como se mueve, hacer lo qeu hace. Ser actor es ser como él es. 
Roy Scheider es un actor más limitado que sus dos compañeros, a mi juicio. Muy de la época, de los 70 y 80, siempre al abrigo del cine comercial. Un actor de carrera larga pero no especialmente brillante.
Una muy buena película, a la que el tiempo no ha dañado, incluso los aspectos más morales no han cambiado. Aunque un punto racista sí que tiene la película, sobre todo en el tratamiento de los negros drogadictos y el abuso policial que parece entronizar la cinta. El comportamiento policial narrado no tendría hoy el más mínimo pase.

lunes, 20 de septiembre de 2021

§ 2.464. La resaca (Bruno Ve Sota, 1955)

Argumento interesante, un desarrollo convencional, un poco trillado para un thiller, pero efectivo y resultón. Sin más. No muy convincente y algo repetitiva, subrayando mucho los aspectos importantes de la cinta, pero dejando que los personajes respiren, se desarrollen. Mezcla además dos historias al comienzo que no favorece un desarrollo armónico. En una película tan corta no parece una buena idea. 
Un reparto interesante: Jayne Mansfield, Kathleen Crowley (una actriz para mi desconocida, con sólo veinte películas entre cine y televisión), John Carradine, y Lawrence Tierney (con esa cara tan poco expresiva y característica de los policías del género) como principales argumentos.
Claramente película de Serie B pero que no ha alcanzado las cotas de originalidad o frescura que otras de la misma época. Metraje muy contenido. Estoy obsesionado con una idea, pero insisto en ella varias veces: debería existir algún tratamiento diferencial para los filmes de menos de 75 minutos, porque son legión los de Serie B que duran justo un par de minutos menos de esa longitud. Acomodar en una sesión doble de tarde dos cintas no exige que una de ellas tenga que duran menos de una determinada duración.

domingo, 19 de septiembre de 2021

§ 2.463. San Quentin (Gordon Douglas, 1946)

Drama carcelario con pretensiones educativas y propagandísticas de poco metraje que tiene el interés de ver las primeras de su director, para mi magnífico, de esos de la industria que saben hacer de todo y se vuelven imprescindibles en el sistema de los estudios.
Bien ambientada, con buenos extras y un desarrollo rápido y que va al grano directamente, con sólo 66 minutos para demostrar que sabes hacer las cosas. 
Se deja ver aunque sabes desde el comienzo que la moraleja es lo que sustenta la cinta, su razón de ser y probablemente en cumplimiento de un encargo, más o menos directo o indirecto a los estudios, por la fecha, la temática y su mensaje.
No es de las peores del género, está rodada en un blanco y negro muy típico y no decepcionará a los amantes del cine negro.

 

§ 2.462. Miedo en la tormenta (Cornel Wilde, 1955)

Una historia muy bien trazada, narrada y ejecutada. Cine negro de autor, similar en su temática a "El último refugio" (Raoul Walsh, 1941) con la que tiene algo más que similitudes. La misma historia, aunque ambientada en el Oeste, la desarrolla años después André De Toth en "El día de los forajidos" de 1959.
Planteada prácticamente como una obra de teatro, con pocos personajes en una situación claustrofóbica, un desarrollo lento en donde priman diálogos y miradas, carga actoral en esencia, y la mirada del niño como principal punto de vista.
Es la primera película que dirigió Cornel Wilde, muy reconocido actor, especialmente de cine negro, de los años cuarenta y cincuenta. No fue muy prolífico en la dirección, dirigió solamente ocho películas. Sólo he visto suya Playa Roja, de 1967, que la recuerdo vagamente como una eficaz película de guerra.
Protagoniza por él mismo con su mujer en la vida real, Jean Wallace (guapa rubia con cara angelical), en el papel femenino protagonista, acompañado por el siempre eficaz Dan Duryea, además de Lee Grant, David Stollery, Dennis Weaver y Steven Hill.
Un resultado eficaz, sincero y entretenido. Me ha gustado mucho, pero no creo que se sitúe muy algo en la escala de obras del género. A los muy aficionados al género sí nos agrada, pero seguro que no tanto a lo no tan aficionados.

sábado, 18 de septiembre de 2021

§ 2.461. La venganza del bergantín (Edward Ludwig, 1948)

Película de aventuras que podría recordar, perfectamente además, a Raoul Walsh. Hombre con pasado que intenta redimirse, no se sabe por qué, de algo que le atormenta. Intuyes que puede ser una mujer, o un asesinato, algo terrible en todo caso. 
Bien narrada, detallista, con un guión que va mostrando las cosas poco a poco, con tintes exóticos y es trasfondo romántico que endulza las tramas y hace aflorar sentimientos encontrados y rivalidades entre los personajes. John Wayne enfrentado con Luther Adler y la chica que es Gail Russell componen los vértices de la estructura argumental de la cinta. Personajes bien definidos y con esquemas muy elementales, como se predica del género de aventuras.
Es la mejor película que he visto del director hasta ahora: El último Gánster (1937), Batallón de construcción (1944), Prueba heroica (1949), El gran Jim McLain (1952), y El Gavilán pistolero (1963). Ruso de nacimiento, hombre emigrado a EE.UU. director que transitó del silente al sonoro, y probablemente un gran hombre de la industria. 37 películas son muchas para ser un outsider.

§ 2.460. Vivamos hoy (Howard Hawks, 1933)

 
Qué maravilla...!!!
Vaya carrera la de Hawks. Todo un maestro del cine que fue capaz de hacer de todo: drama, comedia, oeste, aventuras, cine en estado puro.
Un drama militar, un romance, un canto a la amistad, al amor, a la sensibilidad, a la vida.
Ésta tiene algo de película de William Wyler, no sé por qué, pero podría haberla filmado él: 'Eran tres', 'Rivales', etc. Por momentos me recuerda también a 'Sueño de amor eterno', esa imagen enamorado de Cooper, con esa cara angelical.
Joan era ya una estrella y en la película funciona como tal, todo gira en torno a ella, naturalmente, al ser el vértice del triángulo amoroso. 
La película tiene un guión trabajado por Faulkner y, como no, hay escenas de aviones.
No tiene la fuerza de otras suyas, verdaderas obras maestras, pero ¡¡ Caray!! si esta es su película 'mediocre', cómo serán las brillantes... Bueno, sé perfectamente cómo son, porque las he visto prácticamente todas. Sólo me quedan por adquirir: Su juego favorito (1964), Camino a la gloria (1936) y Bola de fuego (1941), y las primeras de él que no encuentro en ninguna parte: El espejo del alma (1926), Hojas de parra (1926), Donde las dan, las toman (1927), Erase una vez un príncipe (1927), Por las rutas del cielo (1928), El príncipe Fazil (1928), Una chica en cada puerto (1928), ¿Quién es el culpable? (1929), y La escuadrilla del amanecer (1930).

viernes, 17 de septiembre de 2021

§ 2.459 El puente (Bernhard Wicki, 1959)

 

Relato antibelicista espléndido. Hecho en Alemania solamente quince años después de acabada la guerra. Valiente y comprometida. Rodada con sencillez, honestidad y lentitud, muestra toda la crudeza de la vida en un pueblo Alemán al final de la guerra, con todas las miserias y todas las dificultades. En ese contexto se produce el horror de los horrores, o por mejor decir, uno de ellos, la militarización de niños para defender lo indefendible al final del nazismo cuando, cabalmente, la guerra estaba irremediablemente perdida. 
Un pretendido retrato realista, me ha recordado bastante a las películas del Neorealismo Italiano, que deja un poso moral sobre el comportamiento de las gentes, mostrando los diferentes tipos de personas.
Muestra con bastante fidelidad cómo los diferentes chicos viven el reclutamiento y la emotividad de la llamada a filas. Son de diferente estrato social y ven la noticias desde diferentes perspectivas. Los idealistas de una manera, los pesimistas de otra. Pero las madres, en general, son unánimes al percibir la contienda como una catástrofe y la llamada a filas de los chicos como un auténtico suicidio.
La historia gira en la conversación entre el maestro y el jefe de la compañía. El primero le pide al segundo que retrase la incorporación a filas de los chavales, potestad que tiene el segundo que le responde algo muy coherente: los chicos creen que luchan por los ideales de una Alemania grande y fuerte que les ha inculcado la escuela. De algún modo el militar culpa a la sociedad civil de lo que está aconteciendo con los niños.
Le reconozco valor a la cinta, pero no es el cine que más me gusta. En general el cine doctrinario no me agrada, me parece que tiene trazas de documental, y puede quitarme de la cabeza la idea de que pretende "venderme" una visión sesgada de la realidad. En general el cine político tampoco me gusta.


§ 2.458. La emboscada (Harold Daniels, 1951)

Me ha parecido una joya por descubrir. Una película olvidada, poco conocida pero con mucho más que ofrecer de lo que parece. Femme Fatale morena algo menos violenta y dramática que otras de su clase aunque igual de salvaje.
El guión es previsible, el desarrollo esperado, el final cantado. Pero entretiene, se deja ver y forma parte de esa educación sentimental "en negro" para el aprendizaje de ese subgénero tan característico del cine, el que más me gusta junto con el Western.
No es una obra cumbre del género, las hay mejores, pero es interesante.
Un reparto muy de la época: Charles McGraw como Joe Peters, en un papel hecho para él, con esa cara marmórea y ruda de detective honrado y fiable que pierde la cabeza por una mujer que le engaña (y el lo sabe y no le importa, o asume el riesgo de que le importe poco) y una  desconocida para mi Joan Dixon como Diane. De ella sólo he visto: Mensaje del otro mundo (Herbert I. Leeds, 1950), que no me pareció gran cosa, aunque se podía ver por el estilo y la forma de organizar la película.
De él sí he visto algunas más, muchas más. Al fin y al cabo era una estrella del cine. No de las más rutilantes, pero era una estrella.

jueves, 16 de septiembre de 2021

§ 2.457. El Padrino III. Epílogo: la muerte de Michael Corleone (Francis Ford Coppola, 2020)

Nuevo montaje de la Parte III de El Padrino. De 1990 a 2020, 30 años. Soy incapaz de apreciar cómo se han montado, dicen que de forma diferente de manera sustancial, las mismas escenas. Al parecer ha servido para revitalizar la cinta, que era de las tres de la saga la menos brillante, siendo brillantísima, al menos para mi, como simple y llano aficionado al cine.
El planteamiento es el mismo, así como la estructura de la cinta. No he sido capaz de apreciar alguna diferencia. Tendría que verlas seguidas, una tras otra para apreciarlas.
Los discursos que subyacen son varios. En primer lugar que la transición del crimen a los negocios sí es posible. Y, en segundo lugar, y por eso siempre se pensó que podría haber una cuarta parte de la película, que la violencia como motor de la acción ejecutiva que necesita un gran hombre de negocios es imprescindible para triunfar, no diferenciándose el mundo de la empresa del violento de las calles que dominan los mafiosos. Ya no se trata solamente de beatificar a los mafiosos, santificando el crimen y sus actividades.
Me parece una maravilla, con este montaje, con el otro. Con todos. Para mi, considerando la trilogía completa, es, sin lugar a dudas, la mejor película de la historia del cine. Punto. No tengo más que decir.
Quizá le falta algo que las dos partes anteriores sí tienen, esa estética mítica de los cuarenta y cincuenta, esa manera de hablar y moverse los personajes, siempre como si se tratase de estrellas de cine. Hay algo de canon en las dos primeras partes que esta tercera no tiene. Como película de continuación de las anteriores sí se comprende, como película sola por sí misma no.

martes, 14 de septiembre de 2021

§ 2.456. Los hijos del día y de la noche (Sergio Corbucci, 1973)

Una Spaguetti Western menor, transitado por los lugares más comunes del género. Con una estética conocida y una presentación estilística manida y saboreada hasta el hartazgo en otras cintas del género, generalmente tan mediocres como esta. 
Es un género que gusta mucho a los que les gusta, pero que, más allá de unas cuantas películas, no creo que goce de una buena  consideración entre los cinéfilos. Es un género de tópicos y lugares comunes. Es más, muchas son idénticas en su formato, en su estética, en su planteamiento e incluso en su desarrollo.
Música de Ennio Morricone y de Telly Savalas como principales argumentos para un director santificado en el género pero que a mi me dice pocas cosas.

lunes, 13 de septiembre de 2021

§ 2.455. Un extraño en mi vida (Richard Quine, 1960)


Película muy recomendada por José Luis Garci, que la tiene en gran estima.
Amores adultos, entre personas que creían tenerlo todo y no tenía lo esencial. Ambos casados, ambos felices en la idílica América basada en el confort y en los fines de semana alcohólicos.
Kirk Douglas, tan varonil como siempre, y Kim Novak tan guapa como en sus mejores años. Él, como siempre, actor de sí mismo y ella mejor actriz de lo que aparentaba, de lo que los demás veían de ella, o en ella.
La infidelidad de ella se produce por desatención del marido, básicamente por no "atenderla" sexualmente. Aunque no se expresa con toda claridad, hay algo en el marido de ella que induce a pensar que es impotente.
La de él es diferente, su motivación se basa en la búsqueda de experiencias nuevas, en el placer de la conquista. No es idéntico el tratamiento de ambas infidelidades. Detrás de todo ello, qué duda cabe, hay un juicio moral, muy de la época. Ahora el mismo tema sería tratado de forma muy diferente.
El hastío de la vida, la necesidad de volver a experimentar esa sensación corrosiva y visceral del amor desenfrenado, de eso que te hace rejuvenecer, la sensación de ingravidez combinado con la potencia de la experimentación sexual. ¿Quién no daría parte de su monótona y aburrida vida por volver a vivir, aunque fuese por unos fugaces instantes, la grandiosidad del amor?
Me ha gustado mucho la ropa de los protagonistas, perfectamente actual y ponible el día de hoy. Los vestidos de ella serian claramente avant-garde y las americanas de él, los trajes ceñidos y las camisas claras con corbatas oscuras forman algo más que un uniforme, es toda una declaración de intenciones, una forma de ser y sentir.
La novela en la que se basa el guión es una novela de Evan Hunter. La música, lo suficientemente buena que no interrumpe, es de George Duning.
Me ha parecido una película soberbia, absolutamente recomendable. Es, además, muy intemporal, y el paso del tiempo no la ha tratado nada mal, antes al contrario, ha envejecido muy bien.

domingo, 12 de septiembre de 2021

§ 2.454. Pi, fe en el caos (Darren Aronofsky, 1998)

Película de culto (dicen). De esas que prefiero catalogar de experimentales, diferentes, con una dinámica narrativa poco ortodoxa y una estética vanguardista, rupturista, propia, diferente, no usual.
Supongo que hay que ver de todo, pero, la verdad, no es mi canon de cine, ni mucho menos.
La locura tiene varias derivadas. Una de ellas es la del sabio que es incapaz de entender qué le ocurre a él o a su entorno aunque es perfectamente hábil para racionalizar las claves matemática más enrevesadas y obtusas. Es un tema manido pero efectista, y que, además, engarza con creencias populares muy asentadas en la sociedad. Esta película es una buena muestra de ello.
La película está rodada en un blanco y negro muy degradado, sucio y difícil de ver, que supongo que responde a la dinámica narrativas, pero que no se justifica desde posiciones estéticas. No recuerdo haber visto una película con un granulado tan duro y tan poco agradable de ver. No creo que se necesite.
El director para mi es totalmente desconocido, y el protagonistas tampoco me es conocido: Sean Gullette. Mark Margolis es el maestro con el que conversa, y a éste sí le he visto en varias películas.

sábado, 11 de septiembre de 2021

§ 2.453. Una cuerda, un colt (Robert Hossein, 1969)

Una más del spaguetti western pero con algo más que otras similares. Tiene algo. Pocos diálogos, imágenes muy visuales, estética previsible aunque muy lograda (el pueblo, por ejemplo, está muy bien caracterizado), y un desarrollo lento pero inexorable: sabes lo que va a pasar desde el minuto uno y, sin embargo, entretiene y consigue captar la atención del espectador.
Es, como tantas otras, la historia de una venganza y de un pistolero encargado de ejecutarla. Nada nuevo. 
No sé cuál fue su presupuesto, pero circulan una cantidad grande de secundarios y extras, muchos, sobre todo en las escenas tumultuosas, en el hotel y demás... además el atrezzo y la caballería tiene una pinta excelente.
Está bien rodada y no le pondría mala nota, a pesar de la que tiene en las plataformas que la catalogan. No es tampoco una joya olvidada, ni nada parecido. Simplemente me ha gustado y no la considero tan mala como pude parecer por el título, el subgénero y la temática.
Tiene escenas potentísimas: la comida en la casa del patrón, el corte de la cabeza del conejo...
Me ha gustado bastante.
No conocía nada de Hossein, y me ha parecido un director sólido. He visto que no era un director de western, ni un director de cintas B o de bajo presupuesto. Actor decente, al que no recuerdo pero sé que he visto algunas suyas, porque lo he comprobado, que se metió a dirigir como extensión de su profesión. Al parecer era un entusiasta de Dostoievsky, lo cual ya nos da un nivel de intelectualidad importante.

§ 2.452. La torre de los siete jorobados (Edgar Neville, 1944)

 

Estética gótica en un Madrid costumbrista de finales del Siglo XIX. Apariciones, fantasmas, ilusión, creencia, sensaciones ultraterrenas... Parece un relato de Poe, o de Lovecraff, pero es una novela de Emilio Carrere y un guión del propio Edgar Neville, con José Santugini. Carrere era un escritor adscrito al modernismo, nacido a finales del XIX y fallecido en 1947, alguien, imagino, del tipo de Julio Camba, de esos escritores cultos y delicados, seguramente con mal humor y huraño pero tremendamente talentoso.
Excelente, se mira como se mire, una especie de thriller de ultratumba con amores asociados y un hombre normal que sigue unas pesquisas, como si de un detective de fantasmas se tratase, mitad con el propósito de averiguar detalles de un crimen, mitad con la pretensión de enamorar a la sobrina del finado.
Edgar Neville es un genio, interdisciplinar además. Cine, teatro, novela, pintura, diplomático. Su vida da, literalmente, para una película, o para una serie, con varios capítulos, eso sí.

§ 2.451. Metropolis (Fritz Lang, 1927)


Hace años publiqué un ensayo sobre esta película desde la perspectiva de mi especialidad académica y profesional: ARIAS DOMÍNGUEZ, Á.: "Metropolis", en VV. AA. (Dir. LUJÁN ALCARAZ, J., y ARIAS DOMÍNGUEZ, Á.).: El Derecho del Trabajo en el Cine, Laborum, Murcia, págs. 53 - 60. No es este el momento ni el lugar de reproducir el estudio allí realizado, pero si el de recomendar fervientemente la lectura de la obra completa, con aportaciones pequeñas de muchos académicos que glosas películas, de todo orden y condición, que, de alguna manera u otra, abordan cuestiones esenciales del derecho del trabajo.
Ahora toca apreciar otras cosas. Me han llamado la atención dos que no he conseguido apreciar ninguna de las veces anteriores que he visto la cinta. En primer lugar el determinante rol que juega la pérdida de la mujer en el arquitecto y en el hijo de éste. Recurso muy freudiano -sobre todo para analizar el comportamiento del hijo, no tanto el del esposo- en una época en que el sicoanálisis estaba tan en boga. No era una ciencia nueva en sentido estricto pero sí se había producido una explosión de su uso, seguramente porque aliviaba al hombre de la carga en su conciencia de los propios errores. Y, en segundo lugar, la importancia de la propaganda como vehículo de insumisión. 
Otros aspectos de la obra están bien analizados por expertos mucho más agudos que quien firma este mínimo blog, mero entretenimiento: la mujer como sacerdotisa -que se llama María- de una nueva religión laica o civil; los decorados absolutamente postmodernos; la estética igualitaria en el vestir de los obreros; la trascendentalidad de la música; la imagen alienada del futuro; la explotación del hombre; lo vanguardista de su expresionismo, que puede predicarse en el tiempo actual perfectamente, las relaciones entre Nosferatu o el Dr. Mabuse y el personaje malvado de la historia; el valor moral de los pecados capitales; la consideración judía de los personajes de la trama, especialmente María, que vive en una casa que tiene inscrita una estrella de cinco puntas en la puerta de la entrada...
La copia que estoy viendo es una restauración de una cinta original que se encontró en Argentina en 2008, al parecer la de metraje más largo conservada en todo el mundo, que ha sido fuertemente restaurada, al punto de que el blanco y negro se ve absolutamente perfecto. Las partes más brumosas deben ser las inéditas en otras versiones de la cinta, probablemente muy difíciles de restauran en su totalidad. Se le da una luminosidad un tanto artificial pero se consigue dotarla de una continuidad dramática que quizá otras copias no tenían. En total unos 152 ó 153 minutos. Una barbaridad para mantener la atención en una película muda actualmente. Y, probablemente, sigue siendo una película muy vista por las generaciones actuales.
Es, desde luego, una película muy copiada. Hoy mismo he visto La Torre de los siete jorobados, de Edgar Neville, de 1945 y se nutre de la misma estética expresionista sin ningún género de dudas.

viernes, 10 de septiembre de 2021

§ 2.450. El pastor de las colinas (Henry Hathaway, 1941)

 

De las pocas de Hathaway que me quedan por ver. Director al que adoro, en casi todo lo que hizo. Un título célebre en su filmografía, con un Wayne muy joven y todavía no la gran estrella que llegó a ser. Le acompañan una joven Betty Field, que no tiene una carrera larga ni prolífica, y Harry Carey en el papel de predicador, que no sólo lo borda, sino que le da una corporeidad y una profundidad tal que queda como modelo. Un actor magnífico que transitó del cine silente al sonoro sin ningún problema. Una de las primeras superestrellas del cine, de la industria.
Un Western diferente, más por el contexto que por la trama, por otra parte algo dramática, poco optimista, con un trasfondo de oscuridad y melancolía. Incluso tiene tintes mágicos en la figura del predicador, que aparece sin ser llamado y se hace imprescindible.
El mito del forastero que viene de no se sabe donde y se hace imprescindible en la comunidad. Una especie de médico del cuerpo y del alma que viene a la comunidad sin ser llamada y sin explicar las razones que le llevan a instalarse allí. Al comprar el predio todo se aclara, y la narración ya está en marcha. 
Me recuerda vagamente a "Las uvas de la ira", de John Ford, en los personajes desdichados, en las ropas y la miseria de la vida, en la falta de perspectiva vital, en la melancolía y la amargura que destilan las relaciones entre los personajes.
Lo paisajes son maravillosos, probablemente totalmente naturales. Seguramente hay pocas escenas de estudio. Y la música también es relevante, más como acompañante que como recurso narrativo propio.

jueves, 9 de septiembre de 2021

§ 2.449. Con furia en la sangre (Barry Shear, 1973)

Vi hace tiempo otra de Barry Shear: Pánico en la calle 110 (1972) y la recuerdo intensa aunque lejos de las estupendas del género policíaco.
Esta la tenía catalogada como de él y Samuel Fuller, en esas colaboraciones tan típicas de la industria y que nunca sabes bien a qué se deben. Filmaffinity tiene ese error y lo arrastré. Pero ni siquiera interviene en el guión o en la producción. No aparece en los títulos de crédito. Otra cosa es que empezara la cinta y le despidieran, como a veces sucede, aunque no lo creo. Entiendo que un error, sin más.
Se plantea como un duelo interpretativo entre Richard Harris, y Rod Taylor. El primero en un papel que, con sus derivaciones, ha hecho varias veces. El segundo en un papel en el que no le había visto nunca. Me ha impactado más el papel de Taylor, más redondo, más cerrado, más real. Harris siempre le he tenido como un actor efectista, resultón como secundario pero insuficiente pare llevar el peso de la cinta, aunque tuvo su momento y su lugar, y seguro que es reconocido como un gran actor. Sin embargo Rod Taylor es otra cosa, al menos para mi. Valor seguro y firme, siempre dedicado, correcto pero serio. Aquí está un poco entrado en kilos, probablemente la buena vida y la consolidación en la industria con el status que ello conlleva.
La presentación de la cinta es estupenda, pero luego naufraga un poco. Intenta ser una especie de road movie sin conseguirlo, una presentación de situaciones encadenadas a través de la búsqueda de los malos.
El drama moral entre ejecutar a los malos y detenerlos no tiene demasiado fuste, sobre todo porque la venganza es el motor de toda la trama, y porque así lo ha sentido el protagonista. Ni siquiera como recurso queda bien.
Cuando van pasando los minutos el metraje se hace cada vez más largo y la película va naufragando en su propia mediocridad. No remonta, y se hace un poco larga. Se puede ver, pero no es una cinta recomendable para un segundo visionado.

miércoles, 8 de septiembre de 2021

§ 2.448. Corredor sin retorno (Samuel Fuller, 1963)

Oscura en su planteamiento y desbocada en su desarrollo, aterradora en su planteamiento y desasosegante en su resultado. Con reminiscencias de Foucault en la experimentación de sus sociedades disciplinarias, tiene más recorrido del que imagino que tuvo en taquilla. Una película que se ve actual y con una perspectiva moderna: la locura es un estado del alma, que hace enfermar el comportamiento y las relaciones humanas.
Los actores me han parecido muy adecuados: Peter Breck, quizá en su mejor papel, y Constance Towers (inolvidable Misión de Audaces).
La duda que surge es (siempre por otra parte en este tipo de planteamientos) si la locura es algo ínsito en el hombre o viene determinada por factores externos. Porque de lo que hay duda es que los cánones usuales de qué se considera lucra se replantean cada cierto tiempo. Ese es el planteamiento de otra película mítica sobre el tema: Alguien voló sobre el nido del cuco. Ésta tiene algo de antecedente de aquella, no tanto con el planteamiento sino por el contexto.

martes, 7 de septiembre de 2021

§ 2.447. Alerta misiles (Robert Aldrich, 1977)

Hay otras dos películas de temática parecida, ambas mejores que esta, con las que se relaciona: Siete días de mayo (John Frankenheimer, 1964), y Punto límite (Sidney Lumet, 1964). 
No es especialmente buena.  Lejos de la mejores de su director, algunas realmente auténticas obras de arte.
El reparto, sin embargo, sí prometía: Burt Lancaster, Richard Widmark, Melvyn Douglas, Burt Young, y Joseph Cotten. Entiendo que para todos eran una cinta alimenticia, hecha por dinero, sin más propósitos.
El guión es plano, metiéndote en el escenario del asunto desde el primer minuto. Pero no explica ni para qué, ni por qué. Las razones y motivos quedan poco claros. Además la versión que he visionado es de 90 minutos, cuando en filmaffinity dice que dura 146. Sí he apreciado algún corte en la película, pero el resultado final no creo que se resienta mucho. Intuyo que lo que han cortado son las razones que llevaron a tomar el control del silo de misiles y quién es el ideólogo de todo el ataque.
A veces la conversaciones son un poco infantiles y los movimientos militares son muy poco creíbles. 
El resultado es mediocre, y de muy baja estatura en comparación con sus obras más célebres.

lunes, 6 de septiembre de 2021

§ 2.446. Los despiadados (Sergio Corbucci, 1967)

Un Spaghetti Western más que aceptable de uno de los directores más reputados en este subgénero.
La estética está menos cuidada que en las más clásicas de Leone, probablemente el mejor de todos, pero es perfectamente reconocible. Un realismo que se organiza desde las pequeñas cosas: el revolver y su funda, el pañuelo, las espuelas de los caballos, los cardos en el paisaje, el carruaje, etc. Es una forma de hacer películas del oeste con pocos medios, mucha imaginación, un encomiable esfuerzo de guión y una gran determinación.
Siempre entendí que el género se sustentaba en actores poco reconocidos. Me ha sorprendido ver a Joseph Cotten aquí. Me ha chocado mucho. Sobre todo porque le tengo por un actor de método, de papeles difíciles, de  hombre enrocado, de carácter.
El resto del reparto es para mi desconocido.
Los exteriores fueron rodados en Almería y en unos pueblos de las afuera de Madrid.

§ 2.445. Ensayo de un crimen (Luis Buñuel, 1955)

Período mexicano de uno de los españoles universales en el mundo del cine.
Estudio sobre el crimen, la voluntad y el placer de matar inhibido, no desarrollado. Un desarrollo lineal, sencillo, directo, nada barroco. La exposición natural, no enrevesada, con un blanco y negro sin brillos ni sombra, muy luminoso.
Como en todos sus trabajos hay algo humano oculto en la trama que condiciona comportamientos y formas de ser, traumas unas veces, deseos otras, miedos y angustias. Un punto fetichista sí tiene, también como casi todas sus tramas. Las pasiones humanas y el deseo sublimado como sustrato del placer sexual. Sangre y medias en una escena sublime.
No son las más conocidas y valoradas de su filmografía, pero me parecen tremendamente aprovechables, gozosas y apreciables. Ésta tiene menos fuerza que la última suya que vi, que es del mismo año, "El río y la muerte". 
Puede leerse como una crítica a la burguesía, sus preocupaciones fuera de la dinámica de la vida ordinaria, preocupados por circunstancias y sucesos que a la mayoría de la gente les son completamente ajenos.
Ernesto Alonso, y Miroslava son los protagonistas, ambos grandes del cine mexicano.

§ 3.378. Los ojos de la noche (Jesús Franco, 1970)

  Algo hay que reconocerle a Jesús Franco, la capacidad de montar proyectos, películas, y lanzarlas al mercado. Le tengo fichadas 156 pelícu...