viernes, 16 de julio de 2021

§ 2.444. Traición (Edgar G. Ulmer, 1948)

Aunque un poco larga mantiene bien el tono y se deja ver con sosiego y sin altibajos. Retrato de un hombre hecho a sí mismo desde del desamor y el desafecto que siente desde pequeño y que le convierte en un hombre "singular", sin corazón, maltratador sicológico en potencia y abusador de mujeres. Un estereotipo del hombre común en una sociedad tremendamente machista como era la de la primera mitad del siglo XX en el que la fortaleza masculina se determinaba por la imposibilidad de llorar y la feminidad en mirar para otro lado y callar y hablar poco y sobre simplezas, con miramientos hacia 'lo que piensan los demás' y metidas en casa y en la cocina.

Dos amigos, triángulo amoroso y enredos empresariales y de amoríos. Entretenida pero sin la profundidad que le dan otros directores, más escorados hacia el lado sicológico o antropológico. Ulmer se decanta por el aspecto social, el acento lo pone en la forma en la que se ha diseñado la personalidad del protagonista, en los aspectos ambientales y educativos. En cómo se ha formado por los acontecimientos vividos en el pasado.
Sigo con Ulmer, del que cada vez me quedan menos cosas por ver. Cineasta que siempre se movió en la Serie B, sin llegar a triunfar plenamente. Probablemente le faltó un éxito rotundo e inapelable que lo catacultara en las taquillas y le diera el crédito que a veces se necesita en el sistema de los "Estudios". Detour  (1945) si la considero una gran obra, y, desde luego, "La aurora desnuda" (1955) me parece una obra a reivindicar, aunque ahora olvidada. También me encantó "Satanas" (1934), y "El ser de planeta X" (1951). Le tengo, en definitiva, por un director sin suerte, sin fortuna.
El reparto lo encabeza Zachary Scott al que siempre me lo veo a caballo y con pistolas. Aunque se que es un estereotipo, y le he visto en otras película donde más creíble me parece es cubierto de polvo en el aire y en la mirada del desierto al Oeste del Pecos. 

Louis Hayward es el amigo que le acompaña a lo largo de toda la película. Diana Lynn es la chica de la que se enamora, a la que salva de morir ahogada y eso le facilitar vivir en esa familia y poder desarrollarse; Lucille Bremer es la segunda novia, perteneciente a una gran empresa familiar dedicada a la bolsa y a las inversiones y de la que se enamora para trepar en la empresa familiar. Sydney Greenstreet es uno de los muchos ofendidos por el trepa del protagonista; Martha Vickers y Edith Barrett completan el reparto, junto con Dennis Hoey que es padre de su primera novia, que jugó un papel de auténtico padre para él.

jueves, 15 de julio de 2021

§ 2.443. La décima víctima (Elio Petri, 1965)

Cinta peculiar, rara, distinta, una singular distopía sobre una temática muy tratada, cazador y presa.  Una estética 'setentera', ordenadores primitivos, ropa fashion, colores chicle, y perspectivas de un futuro que visto lo visto no estaba tan lejano en aquella época. Sobre todo en esa perspectiva de que el mundo es uno y de que los países son construcciones artificiosas que se ven superadas por los intereses de empresas y particulares.
La película tiene algo de incomprensible, de 'abracadabrante', de sátira y, a la vez, parodia, de futuro imperfecto pero con grandes dosis de críticas social.
Tres actores magníficos: un irreconocible Marcello Mastroianni de 'rubio de bote' con el pelo corto y con una frialdad impropia en su estereotipo de latino fogoso y emotivo, una espectacular Ursula Andress en el apogeo máximo de su belleza, y una guapísima Elsa Martinelli son los actores principales.
Es la primera película que veo de este director, hombre muy comprometido política y socialmente.

viernes, 9 de julio de 2021

§ 2.442. Los niños de Huang Shi (Roger Spottiswoode, 2008)

Entretenida película ambientada en la invasión Japonesa a China en los años 30, singular lugar y tiempo que ha dado lugar a muchas películas, algunas realmente célebres. La más bonita, prácticamente coincidiendo en la historia, es la de El albergue de la sexta felicidad (Mark Robson, 1958).
Un guión interesante, un desarrollo cinematográfico como si se tratase de una película de aventuras y una puesta en escena decente. No me convence del todo el protagonista, me parece que intenta reflejar a un hombre con poca personalidad y tal y como se desarrolla la historia, que es real, debería haber sido un hombre muy aguerrido, duro y tremendamente firme en sus convicciones. Pero es una película que se deja ver y no es excesivamente larga.
Interesante director del que he visto: Bajo el fuego (1983) que me gustó mucho,  Air América (1990) más comercial pero que a mi no me llegó tanto, y El mañana nunca muere (1997) en la línea, como todas las de Bond de ser una película más de productor que de director.

§ 2.441. Lo que queda del día (James Ivory, 1993)

La vi por primera vez hace más de veinte años. Luego, algunas veces que la han puesto en la tele me quedé a ver algunos trozos, pero entera creo que es la segunda vez que la veo.
Me pareció soberbia, juicio que se ha acrecentado en este segundo visionado. Es una película maravillosa. Muy británica, algo lenta pero con una intensidad notable.
La primera vez me fijé más en la trama política, en el atrezzo, en la decoración, en el guión. Pero lo que se aprecia en el fondo es una grandísima historia de amor. La relación con el padre también es para apreciar, sobre todo por la falta de emotividad y afectividad que entre ambos se profesan. Es esa frialdad la que gobierna la vida del mayordomo, la forma de ver la vida desde la perspectiva de los otros, de las personas a las que sirve. Una vida no propia, una vida prestada, una vida impropia, fallida, una abnegación hacia el servicio que va más allá de lo razonable, de lo que debe ser, de lo que se espera incluso.
Un retrato, probablemente algo exagerado y atildado de una sociedad que aunque existía era muy minoritaria. Una gran aristocracia que se negaba a morir y dejar paso a una sociedad más moderna, igualitaria y democrática.
Un gran Anthony Hopkins, Emma Thompson en estado de gracia,  James Fox tan 'británico' como siempre, Christopher Reeve que, la verdad, desentona un poco, Peter Vaughan con su solemnidad típica, y Hugh Grant joven y tan poco dotado para la interpretación como acostumbra siempre.
Ivory tiene cosas muy bonitas, sencillas pero siempre interiores, reflexionando sobre las cosas pequeñas, el día a día, la trascendencia de hacer las cosas simples de manera profesional y delicada.

§ 3.378. Los ojos de la noche (Jesús Franco, 1970)

  Algo hay que reconocerle a Jesús Franco, la capacidad de montar proyectos, películas, y lanzarlas al mercado. Le tengo fichadas 156 pelícu...