domingo, 26 de diciembre de 2021

§ 2.562. El valle de las muñecas (Mark Robson, 1967)

 

Formato clásico para una temática moderna, nueva distinta, muy de su época, de finales de los sesenta. El mundo estaba cambiando, y el mundo del espectáculo también. Se convertía en un fenómeno de masas, de amplio acceso por todas las capas de la población y con una oferta amplia y variada.
Tres modelos diferentes de vivir el fracaso, en una película descarnada sobre el mundo del espectáculo. Celos, envidias, drogas, adicciones, crueldades, comportamientos tiránicos, explotadores, abogados depredadores, dinero, el tren de la fama que te atropella...
La propuesta es muy interesante, y el desarrollo eficaz. Una película curiosa, quizá un poco larga, aunque se explica por la introducción de canciones enteras que se emplean para separar acciones, personajes y situaciones.
Pero no me ha acabado de llenar. No es una cinta 'redonda'. No sé por qué, pero hay algo que le falta. Tiene intensidad dramática, desarrollo argumental, pero no acaba de convencerme. Tres historias hasta cierto punto paralelas que muestran tres estereotipos de 'chicas' del mundo de la farándula de aquellos años.
El reparto es muy de la época: Barbara Parkins, Patty Duke, Paul Burke, Sharon Tate, y Susan Hayward, que me ha sorprendido bastante y por lo que he leído fue la cuarta o quinta opción, después de que la elección inicial -Judy Garland- no pudiera continuar la filmación debido a sus problemas con el alcohol.
No se trata de encontrar un error de casting, pero las tres chicas son muy 'parecidas', son casi las tres iguales y quizá hubiera facilitado más el mensaje unas caras y cuerpos distintos. Claro que eran el canon de belleza de la época y contra eso nada se puede hacer. Es, desde este punto de vista, una película de su época que, además, y quizá por eso, funcionó bien en taquilla.
El drama romántico se mezcla con las infelicidades de las protagonistas, formando un collage un tanto rancio que destila algo de 'moralina' conservadora: sexo matrimonial sí, pero prematrimonial no. Desde luego era un mensajes completamente cínico que se queda corto en la crítica social e ideológica de aquellas chicas en aquella época. No he leído la novela pero quizá su mensaje fuera más contundente y mordaz, incisivo y crítico.

sábado, 25 de diciembre de 2021

§ 2.561. El único juego de la ciudad (George Stevens, 1970)

 

Mítico director de películas imprescindibles para un gran aficionado al cine, incluso para un aficionado normal, no excesivamente cinéfilo. Pero no la tenía catalogada como obra de Stevens. No creo que fuese bien recibida por el público y la crítica.
Amor adulto de seres solitarios, no necesariamente perdedores pero que se les va escapando la vida entre los dedos. Se hacen adultos, mayores, y sus sueños no se han cumplido, ni en lo profesional ni en lo personal -afectivo, emocional-, y no saben cómo poner remedio a ello. La vida les lleva pero no controlan las riendas; es un caballo desbocado y no saben cómo pararlo.
La propuesta es interesante, muy de la época, pero le falta el punch de otras de aquella época. 
La temática evoluciona hacia el juego vicioso de él, fanático de los dados. Ella parece ser una de las múltiples chicas que pululan por Las Vegas buscando no se sabe qué... Un amor, una oportunidad, su momento... 
Desde el principio se vislumbra que su relación -su vida, su amor- va a ser un auténtico fracaso. No tienen la más mínima oportunidad. Es la crónica de un fracaso. De un fracaso en toda regla. Pero el derrumbe moral del personaje de él no va acorde a su deterioro. Ni su carácter se ve alterado, ni su 'gracia', ni su comportamiento. Me imagino a otros actores más capacitados que Warren Beatty para el papel. Por ejemplo George C. Scott, que le daría un tinta dramático mucho más acusado, pero claro, no hubiera congeniado a nivel de tensión sexual con Elizabeth Taylor, que está, como casi siempre, magnífica. Incluso en su madurez mantiene una guapura brillante y sensual.
Ella, por su parte, esconde el pasado amargo de una relación con un hombre casado que, obviamente, no va a dejar a su mujer, ni su trabajo, ni su vida por ella. Pero parece que puede salir bien...
Tiene toda la pinta de proceder de una obra de teatro, como expone muy bien el otro comentario a esta película, bastante mejor que éste en todos los sentidos, más profundo y completo.
No me parece una gran película. Ni mucho menos. Es estereotipada, poco creíble, demasiado larga para lo que propone, un poco fuera de lugar y algo tediosa. La música no acompaña y las escenas de amor no son lo suficientemente intensas como para conmover o provocar una emoción sincera. La lucha de ella por elegir un amor, entre el mayor que le da seguridad y status y el joven que le proporciona emoción y vitalidad, tampoco está bien narrado. No está conseguido. Además fue la última película de Stevens, un director que filmó, al menos, dos obras maestras de todos los tiempos: Un lugar en el sol (1951), y Raíces profundas (1953).

§ 2.560. Los siete samurais (Akiro Kurosawa, 1954)

 

Creo que es la cuarta, quizá quinta, vez que la veo completa. Desde un punto de vista temático me ha parecido muy interesante, quizá no me había fijado otras veces, el rol de profesores que juegan con los campesinos, enseñándoles estrategia y moral militar, no sólo a pelear sino a armarse moralmente frente al enemigo. Tan importante una cosa como la otra. El comportamiento de los militares es mucho más estratégico y organizado que hormonal o testicular. Desde este punto de vista es más natural, más auténtica que el remake, más épico y epopéyico. Y hay un mensaje claro: el grupo por encima de la individualidad. Sólo cuando piensan y actúan en grupo, todos juntos, a la vez, funciona la estrategia defensiva. Es, más que un mensaje militar, un mensaje de vida y de obra, de funcionamiento político, argumental y discursivo.
No se trata de que la de Sturges sea una copia descarada a nivel general, lo cierto es que es lo es hasta en sus extremos más pequeños, en sus detalles argumentales pequeños y poco trascendentes.
La lluvia como fenómeno típico en Kurosawa, siempre aparece en sus películas. En casi todas.
Una estética muy lograda, y una preparación a las batallas que dura más, mucho más, que los propios conflictos. La ropa, las armas, las chozas, el acompañamiento sonoro contribuyen a formar una película que es un auténtico canon de películas de Samurais.

§ 2.559. El sol siempre brilla en Kentucky (John Ford, 1953)

 

Ese tono de comedia ligera que va, poco a poco, elevándose hacia un drama profundo y terrenal no me acaba de agradar. Y si, además, se proyecta sobre un tema costumbrista, menos aun. Soy de los pocos herejes a los que no le gustó demasiado La ruta del tabaco (1941) y esta película la enmarco en este grupo.
Técnicamente es magnífica, seguro. Pero no me llega. No es el Ford que me gusta.
Tiene un fondo moral muy interesante, como todo Ford, desde la cotidianidad. Y como siempre, hay baile (militar).

§ 2.558. Investigación sobre un ciudadano libre de toda sospecha (Elie Petri, 1970)

 

Estudio psicológico sobre el crimen, la culpabilidad y los remordimientos. Interesante y distinta, algo confusa, sobre todo para los acostumbrados como yo a preferir películas lineales, con un discurso homogéneo, canónicas, con introducción, desarrollo y desenlace. Esto es otra cosa.  La única películas suya que he visto es La décima víctima (1965) y no me pareció gran cosa. Ésta tiene mucho predicamento. 
El retrato del policía es descarnado. A medida que pasa el tiempo vas vislumbrando una personalidad convulsa, confusa, sumamente autoritaria y cada vez más enloquecido. El retrato de un fascista, de un policía brutal por convicción en un sistema policial y político que pretende investigar todos los aspectos del ciudadano y que guarda y ficha todos los comportamientos. Algo así como 1984 de Orwell. Un control policial de la vida política. El sueño de todo régimen dictatorial, de derechas o izquierdas, para este menester de igual.
El desquicie del personaje protagonista -magistralmente interpretado por un Gian Maria Volonté serio, actoral y magistral- va tomando cuerpo a medida que vas descubriendo su peculiar y enfermiza forma de excitación sexual. No se trata de poder o dominio, sino de algo que va más allá: dominación, humillación,  violencia...
Tiene un punto de parodia, de divertimento desde el ridículo. La relación entre los crímenes políticos y los homicidios no la acabo de pillar. Pareciera como si encontrase la legitimidad para inmiscuirse en las vidas de la gentes precisamente porque es uno de ellos cuando comete los crímenes.
No creo que se vea a ninguna otra mujer en la película excepto la víctima. Es toda una declaración misógina. 
Es una película imaginativa, diferente, inteligente y discursiva. Pero no es mi cine. Se ve porque su propuesta es interesante, pero no podría ver películas de este formato todos los días.

viernes, 24 de diciembre de 2021

§ 2.557. Rebelión en el fuerte (Raoul Walsh, 1954)

 

Un despliegue del Cinemascope. Canadá, espacios verdes abiertos, arcoíris, agua y una historia bonita, rodada con la eficacia de uno de los más grandes. La música acompaña a este gran clásico del cine Western que no ha envejecido nada mal. Dos grandes actores, Alan Ladd y Shelley Winters, especialmente ella, que decididamente es una actriz de una pieza, con multitud de películas de todo tipo y género... Ladd no era una estrella al uso, era algo más, una forma de vivir, un hombre cerrado, pétreo, con pocos amigos, alcohólico, tremendamente hostil -con la prensa, consigo mismo-, e insatisfecho con la vida.
Es una historia mil veces vista, un empecinado Capitán, un noble soldado, una chica en apuros, un escenario catártico -la lucha, el ataque, la amenaza india- y un resultado maravilloso...
Interesante propuesta de cine de garantías, para todos los públicos -niños, adultos, enamorados, mayores- y de calidad.

jueves, 23 de diciembre de 2021

§ 2.556. Hasta el último aliento (Jean-Pierre Melville, 1966)

 

Un puzzle, un rompecabezas, un caleidoscopio, un espejo, un juego de equívocos, un collage que se va completando a medida que se consume el metraje, que, a diferencia de otras cintas, se hace corto. Bien podría construirse una serie alrededor de esta trama, dadas sus derivaciones, aspectos secundarios y vericuetos. Tiene algo seminal, de comienzo, de principio, de empezar un proyecto que va más allá de una mera película. Algo gigantesco. La presentación de los personajes es, sencillamente, magistral. El cabecilla el primero, luego los asesinos, más tarde la chica. Todo ello antes de poner la trama en pie. Todavía, en ese momento, no sabes, ni qué ha ocurrido, ni por qué, ni quién es quién, ni cuáles son sus pretensiones o motivaciones. Obviamente sabes que están todos metidos en el mundo del hampa, y que el fugado de prisión parece ser el cabecilla de la trama.
La policía tampoco parece tener escrúpulos, ni estómago.
La música de Jazz rodea todo el ambiente, tanto en el club como en los momentos no dialogados. Buena música además.
Un blanco y negro con sombras y luces proyectadas a diestro y siniestro.
El reparto es extraordinario. Nunca vi a Lino Ventura en un papel tan sólido. Le acompaña Paul Meurisse en el rol del policía, junto con Christine Fabréga, una mujer muy 'francesa', guapa y fina, aunque con una carrera muy corta, no sé muy bien por qué. Les acompaña Raymond Pellegrin, Marcel Bozzuffi, Paul Frankeur, Denis Manuel, Jean Négroni, Jacques Léonard, Régis Outin, Jean-Claude Bercq, y Michel Constantin.
Me ha parecido una obra superior, concentrada, cerrada, pétrea. Me ha encantado.

§ 2.555. El guardaespaldas (Jean-Pierre Melville, 1963)

Muy "americana", como todos los planteamientos estéticos de Melville. Un planteamiento sencillo, una historia directa y rápida -en este caso desarrollada desde una novela, supongo que corta, de Simenon- y todo cifrado al desarrollo de una trama sin concesiones. Si lo que buscas es entretenimiento con calidad, esta es una película interesante. 
El guión está muy bien logrado, y la música acompaña pero que muy bien. Con un cierto toque de Jazz y repitiendo algunas estrofas acompaña los momentos en los que no hay diálogos.
Tiene un cierto parecido emocional con El Crack. En el viaje a NY, en el gusto por el boxeo, en el aire de cine negro que tienen las dos, en el personaje duro protagonista, con un pasado emocional rasgado y desolador y un futuro poco halagüeño 
Me gusta Melville, es un tipo de cine que me encaja perfectamente. Sé que no es de lo más estético que hay, ni, por supuesto, deja mucho poso, más allá de alguna pretensión estilística, pero es fácil de ver, no tiene complicaciones y, caray, no todos los días puedes ver una obra maestra. Mi teoría es precisamente esa.

miércoles, 22 de diciembre de 2021

§ 2.554. El Rey del rodeo (Sam Peckinpah, 1972)

 

Forma parte de la galería de perdedores míticos, no enraizados, sin familia, sin ningún lugar donde volver, con un pasado glorioso pero lejano, que no le dio para vivir holgadamente, ni le permite subvenir a sus necesidades ahora, en el presente.
Tiene algo de reto en su mirada, de ajustar cuentas con el pasado, consigo mismo y con su padre, con su hermano que "ha triunfado en la vida".
Relato duro y seco que cuestiona los modos de vida de los vaqueros, de los jinetes, de esa sociedad que cambia y a la que cuesta adaptarse. Los hermanos representan los diferentes valores de la vida. El antiguo, el del rodeo, basado en unos códigos de honor, conducta y comportamiento que predican la autenticidad frente a los arribistas recién llegados a la vida adulta que predican desde la atalaya del éxito cómo han de comportarse los que están a su alrededor para ser como ellos. El problema es de raíz. Hay personas que no quieren ser como ellos. Que no añoran ni el dinero, ni la seguridad, ni siquiera el confort vital. Hay seres salvajes, como el propio Peckinpah, que necesitan todo un torbellino de emociones a su alrededor para poder funcionar. Si no son capaces de ordenar todo eso en su cabeza no viven, y su vida se basa, precisamente, en eso, en ordenar los circos a tres pistas que ellos mismos se han encargado de provocar.
Me ha gustado mucho. No la colocaría a la altura de otras incuestionables obras maestras de Peckinpah -que tiene varias-, pero sí muy cercana a ellas.
Un reparto muy equilibrado: un glorioso Steve McQueen, Robert Preston en el papel del padre que, la verdad, lo borda, una magnífica Ida Lupino que no hizo un mal papel en su vida, qué actriz más magnífica, el siempre sólido Ben Johnson, y un prescindible Joe Don Baker que podría haber sido cualquier otro actor del montón de los centenares que pueblan la industria.

lunes, 20 de diciembre de 2021

§ 2.553. Al anochecer (Claude Chabrol, 1971)

Como casi todo lo de Chabrol es complejo y abigarrado. Pero la dificultad no procede de la estética, sino de la trama, del guión, del propósito narrativo, no de la forma de narrar. Es, desde este punto de vista un director simple, sencillo en sus propósitos. Es complicado en sus planteamientos, no en su discurso estético, ni siquiera en lo técnico. Rueda con planos limpios, sencillos, sin alardes tecnológicos o innovadores. Los diálogos son cortos y escuetos, con una cierta economía de palabras y con un decidido propósito meramente ilustrativo. No son empleados para progresar en la historia, ni siquiera para aclarar retrospectivamente algunos aspectos de la historia.
El estudio de los personajes es interesante, su pretensión sincera, pero el resultado es, a mi modestísimo juicio, bastante mejorable. Además la película no ha envejecido bien. Antes al contrario, ha envejecido mal. Se la nota decrépita en las formas y en el modo moral que propone. El estudio del deseo está disminuido por la naturalidad con la que muestran los hechos. No hay aspectos, circunstancias o sucesos que arañen el alma, que desgarren el intelecto, que hagan jirones con los anhelos y pulsiones personales, sexuales y de domino y poder. 
Chabrol no es uno de mis directores favoritos, ni mucho menos.  Algunas películas suyas -entre ellas ésta- son interesantes, motivadoras y entretenidas. Otras, sin embargo, son directamente prescindibles, cuando no malas (e incluso algunas infames).

domingo, 19 de diciembre de 2021

§ 2.552. Crónica negra (Jean-Pierre Melville, 1972)

 

El mundo particular de Melville, un tipo que se paseaba por el mundo con botas de cowboy y sombrero texano, pretendiendo emular a los directores americanos. De hecho su temática siempre es de cine negro. Al menos no le conozco otra temática. Atracos, asesinatos, violencia, policías y delincuentes.
La composición de las escenas de violencia es prácticamente como la de cualquier película de Serie B americana. Seca, dura, sin concesiones. No hay malabarismo, únicamente trama. Un guión tan conocido como cualquier otro pero que en manos de este 'friki' del cine negro hace que se destile una obra de calidad. Además no sabes realmente -como ocurre con tantas obras de cine negro- de qué va hasta que lo tienes encima. Podría firmar esta obra cualquier artesano de la Serie B. Gordon Douglas, Karlson, quizá incluso Fleischer o Wise, y estos dos últimos no son Serie B precisamente. Quiero decir que el material es mejor o peor dependiendo de los directores que lo modulen y manejen.  Y este director para este tipo de material es idóneo.
Se me hace muy raro ver a Richard Crenna en un reparto tan europeo, con un Alain Delon en sus mejores años y con una  Catherine Deneuve en estado de gracia, con una belleza clásica absoluta, con una elegancia y porte distinguido digno de las mejores actrices del cine clásico. Nunca estuvo tan guapa como en "Bella de día" (Luis Buñuel, 1967), pero eso es otra historia.

§ 2.551. Nosferatu (F. W. Murnau, 1922)

 

Puede parecer una exageración lo que voy a decir, pero la asociación emocional entre especulación inmobiliaria y maldad humana que forma parte del imaginario colectivo quizá se debe a esta película, al menos en parte.
Es una película que cumple cien años en el que va a comenzar. Una barbaridad en términos artísticos, sobre todo en un arte que daba sus primeros pasos en aquellos años -aunque ya desde incluso diez años atrás existían películas- para empezar a convertirse en una manifestación artística imprescindible en el siglo XX.
La cinta está perfectamente restaurada. Tiene un ligero matiz verde en su pigmentación que la hacen muy reconocible y original. Aunque a ratos el sepia parece el color dominante. Como bien se explica al comienzo se han utilizado varias copias, procedentes de diferentes países, para la creación de lo que pudiéramos llamar "versión canónica".
La sucesión de luces y sombras es probablemente la aportación fílmica más notable de la película. La narrativa no desde la enunciación de unos acaeceres, unos sucesos, unas situaciones, sino la capacidad de infringir miedo, terror, asco o aversión empleando únicamente las imágenes, y particularmente las sombras que proyectan la imagen del vampiro sobre la pared, el suelo, las puertas, etc.
Las composiciones musicales no sé si son propias de la película o se compone de retazos de obras ya clásicas en aquel momento. Probablemente la primera opción sea la más plausible. Se acreditan hasta siete autores de la misma.
No se hace larga, aun siendo muda y con la limitación de conocer bien la historia, el contenido. No es una suma de imágenes, más o menos engarzadas, sino la composición de una historia por nuevos medios de expresión. Está llena de imágenes icónicas que son capaces de resumen en un par de fotogramas lo que el personaje piensa, siente o quiere expresar.  Ése es su gran mérito, claro.
Me ha gustado verla, pero es cierto que hay algo de voluntad en ello, casi una pretensión ideológica, una aspiración.

sábado, 18 de diciembre de 2021

§ 2.550. La captura (John Sturges, 1950)

 

Muy interesante propuesta, lástima que mi copia no se vea del todo correctamente. La redención es el tema. La capacidad del hombre para encontrarse consigo mismo y ser capaz de expiar los pecados que ha cometido en la vida, los errores fatales que han influido en otras personas. La confesión a un religioso, el aire a expiación que circunda al protagonista, el peso de la culpa. Un ensayo sugestivo en un marco de Western. 
La voz en off es una técnica que expuesta de la manera que lo hace el director es casi teatral, aclaratoria de los propósitos y sentimientos del protagonista -pues sólo funciona con él- y que sirve para simplificar el retrato psicológico del personaje, pero que resta potencia a las imágenes y al relato. 
Está muy bien montada, tiene un guión muy inteligente y se conduce estupendamente. 
Lew Ayres, y Teresa Wright son los protagonistas. Él sí consigue el aire de hombre torturado, malherido, incapaz de sobreponerse a sus obras, a su destino. Ella consigue un mejor empaque a la obra, trascendiendo su rol a medida que avanza la película. Domina las relaciones entre ellos y su potencia le imprime carácter y forma de ser. Es mejor papel el de ella que el de él.
Me ha gustado mucho. No sólo se deja ver, sino que te lleva y favorece que te cuestiones algunas cosas.

§ 2.549. Los sueños de Akira Kurosawa (Akira Kurosawa, 1990)




Varios cuentos cortos componen una película de relatos. Esta cinta no es, como suele ser habitual, el desarrollo en lenguaje cinematográfico de una novela, sino la composición de varios cuentos del mismo autor que no guardan relación entre sí. Es una perspectiva no demasiado usual. Hay varios ejemplos, pero suelen ser de obras conjuntas de varios directores (por ejemplo, Los 7 pecados capitales (1962), dirigida por Claude Godard, Philippe de Broca, Claude Chabrol, Jacques Demy, Sylvain Dhomme, Max Douy, Eugène Ionesco, Edouard Molinaro, Roger Vadim). En este caso todos los cuentos son del mismo autor, y no se relacionan entre sí más que en la autoría. Ni tienen un nexo común ni siguiera guardan un propósito estético o moral, más allá, quizá, de la aparición de fantasmas, de personajes inexistentes que se inmiscuyen en la vida de los protagonistas para facilitarles una ayuda, para darles una indicación, una advertencia.
El huertos de los melocotoneros. Desde la plasticidad de las primeras imágenes se reconoce como una película de Kurosawa. Lluvia, música clásica (europea), un encuadre perfecto y un simbolismo en cada detalle. Y el color, absolutamente brillante, nítido, con unos contrastes de rojos, azules, blancos y verdes en una composición cromática estudiada como si se tratase de un cuadro. Es conocido que Akira dibujaba bastante bien, y que incluso en las pausas de rodaje de las películas componía planos dibujando, como si se tratase de un 'story board' de un cómic.  Y se nota en la composición de los planos, mucho en algunas, especialmente en aquellos en donde la composición abarca muchos personajes.
La perspectiva de un niño como protagonista en el cine no siempre me ha gustado. Obviamente el 'pescadito' de "Capitanes intrépidos" (Victor Fleming, 1937) es una excepción, pero se me hace difícil entrar en la psicología del niño, cuando más pequeño más me cuesta.
La nieve. En muchas películas de Kurosawa -no en todas, véase, por ejemplo, No añoro mi juventud (1946)- llueve, nieva o acontecen fenómenos meteorológicos de gran intensidad. Es este segundo relato el protagonismo se lo lleva el blanco de la nieve. Una nieve a veces acogedora y otras amenazante, nieve que da cobijo a los miedos y a las esperanzas, al anhelo más profundo y la angustia vital más temida. La luz blanca salvadora y sanadora, como otro fenómeno climatológico que es, abriga y calienta. Nieve y sol, dos fenómenos enfrentados entre si, que forman pare de la vida misma del hombre y de sus aspiraciones mundanas y espirituales.
Un túnel. Oscuridad y miedo. Dificultades y temores. Adentrarse en él es avanzar hacia lo desconocido, hacia lo que puede ser o a lo mejor no es. Pero en todo caso es dirigirse hacia aquello que no controlas, que no eres capaz de dominar. Sin saber muy bien qué hay al otro lado, qué va a ocurrir o con qué escenario -vital, emocional, estético, etc.- te vas a encontrar. Que el túnel esté protegido por un can simboliza las puertas del infierno. Y de ese infierno sólo salen muertos... y ha ingresado en él, sin saberlo, sin quererlo.
Van Gogh. La admiración que siente el autor por la pintura en general, y por Van Gogh en particular es la temática de otro de sus cuentos, el cuarto. Sólo imágenes, prácticamente sin sonidos, el señor que visita el museo se mete, literalmente, en uno de sus cuadros. Qué colores, que gama cromática, que cercanía a los propios tonos que usaba Van Gogh. Por momentos dudo si parte de lo filmado no son efectos especiales, la naturaleza no da esa grama cromática. Parece como si la película se hubiera 'pintado' una vez filmadas las escenas. Es lo más parecido a vivir dentro de un cuadro que he visto jamás.   
La radioactividad y sus peligros. El monte Fuji explotando. El protagonismo del color rojo. La sangre, el fuego, la mancha de la vida. El terror de lo propio, del propio yo. La destrucción de la identidad simbólica, de aquellos que nos hace fuertes y nos sitúa en relación con los demás. Y la radioactividad como mal mayor de la humanidad, a la que ya había dedicado otra película, por cierto, aunque desde otra perspectiva.
El camino. El individuo frente a la sociedad y frente a las dificultades de la vida. Todo un reto. La antropofagia como símbolo, muy evidente, de la competencia capitalista. Se lucha contra otros individuos y contra el sistema, contra la vida misma que impone reglas que no puedes dominar. La parábola del monte elevado por el que hay que subir tras una empinada cuesta es la vida, y la meseta a la que llegas arriba es la muerte, en forma de miedos, locura, desesperación y dolor. Toda una alegoría de la vida misma.
El agua. La modernidad y la simplicidad de la existencia. El respecto a la naturaleza, que elevó a cotas magistrales con Dersu Uzala (1975), y la vida acorde a los dictados de la vida natural.
La carga simbólica y las interpretaciones freudianas que pueden dársele a cada uno de estos cuentos son varias. El autor nos da la suya, pero puede haber otras. El huerto es el despertar de la sexualidad, el conocimiento carnal; la nieve es la consecución de una meta, de un anhelo; el túnel es la guerra y la muerte, que es lo mismo; los cuervos puede ser la locura; la explosión del monte Fuji los temores de uno mismo, de la incapacidad para controlarse, para someterse a la sociedad que nos aplaca y domina; el caminante la soledad del camino y los miedos que atenazan al hombre; el agua es el camino de la vida, el respecto por la naturaleza y la crítica a la ciencia que pretende el progreso del hombre sin respeto a los principios que hacen funcionar al mundo.
Obviamente este tipo de películas sólo puede hacerla un cineasta consagrado y que trascienda del tiempo en el que vivió. Además, naturalmente, de estar capacitado para proyectar lo que probablemente fueron sueños suyos reales a la gran pantalla, con el lenguaje compositivo de esta técnica narrativa. Sólo al alcance de una auténtico genio, como lo es Kurosawa.

viernes, 17 de diciembre de 2021

§ 2.548. Bajo el manto tenebroso (Irving Pichel, 1946)

 

Interesante film claramente de propaganda bélica estrenada una vez acabada la guerra, pero que muestra cómo debían ser los servicios secretos americanos. Una de tantas en ese sentido, con su clásico propósito educativo y formativo, encaminada a mostrar al gran público de qué manera se hicieron las cosas.
Dividida en dos partes claramente diferenciadas, la de formación del equipo que sirve de presentación de los personajes y la de acción, más larga y a la que le sobran veinte minutos. Es una película de 90 minutos, no de 105. Entiendo la pretensión de los directores de rodar y rodar para contar una historia, pero ésta puede contarse con veinte minutos menos.
Se ve muy bien el blanco y negro y el sonido original es perfecto, también los subtítulos. La interposición de 
Se va diluyendo poco a poco y perdiendo algo el interés inicial, decae sin llegar a aburrir o cansar, pero no es una gran cinta. Hay películas de este subgénero bastante mejores. 
Esa frialdad gélida incluso cuando sonríe de Alan Ladd acompaña bien la pretensión de ser espía. Se acompaña de Geraldine Fitzgerald actriz notable y muy reconocida.

martes, 14 de diciembre de 2021

§ 2.547. No añoro mi juventud (Akira Kurosawa, 1946)

 
Modernidad y tradición a través de los ojos de una mujer, hija de un catedrático represaliado en el Japón de antes de la IIGM por sus ideas liberales. Un magnífico marco para desarrollar temas que interesan mucho a la ciudadanía japonesa: la libertad de expresión, de cátedra, la Universidad, el expansionismo militar de Japón como potencia bélica, la represión estudiantil, la brutalidad política, el poder de los militares...
No es una película feminista, pero no tiene ningún complejo en mostrar los sentimientos y necesidades de la protagonista, que es en torno a la cual se construye toda la película.
Se rodea de una banda sonora de música clásica que enmarca las situaciones y subraya los estados de ánimo.
No tiene la fuerza dramática de las tragedias sakespearianas, ni el colorido -obviamente, era en blanco y negro- de sus últimas composiciones. Ni esos movimientos de extras, ni la sensibilidad por la naturaleza de Derzú, pero es una buena película, ni la ternura de Vivir... pero es que es difícil crear una obra de arte cada año y medio. Y de esas Kurosawa tiene unas pocas.
Hay dos caracterizaciones de la películas que me han gustado mucho: los movimientos de masas del principio (puro Einsentein), y el juego de sombras y luces del encarcelamiento de la mujer y, a partir de hay, de cómo ambas -luces y sombras- persiguen a la mujer hasta el final de la cinta.
Crítica social y política, ajuste de cuentas con el pasado y panegírico del antimilitarismo. Tiene varias lecturas. Gustará mucho a los comprometidos con ideas de izquierdas.
Por cierto, creo que es la primera película de Kurosawa que veo en la que no llueve (o se produce un fenómeno climatológico extremo). Y he visto todas las suyas menos tres.

§ 2.546. La pasión ciega (Raoul Walsh, 1940)

 

Una 'road movie' de cine negro. Una mezcla, en principio, poco edificante pero que funciona muy bien. Mujeres fatales, dinero y financiera depredadora. Cargas de transporte y prestamistas poco escrupulosos. La realidad de la vida de unos transportistas tras la gran depresión americana. El compañerismo, la solidaridad entre los camioneros, la ambición por una vida mejor, las dificultades de organizar una vida basada en el trabajo. 
Una actividad dura pero que podía producir buenos beneficios, sobre todo cuando era la ley de la selva, cuando no había regulación alguna en el sector y todo era conducir y llevar la carga de un sitio a otro. Probablemente el desarrollo tan salvaje de la economía americana tras los años treinta fue favorecida por la ausencia de regulación de este sector. Sería interesante estudiar cómo evolucionó el sector tras los acontecimientos normativos.
Un reparto de auténtico lujo: George Raft, Ann Sheridan, Ida Lupino, y Humphrey Bogart. Casi nada. Quizá el papel de pérfida no le pega a Ida Lupino. No me parece un fallo de guión, porque es una actriz versátil y muy dotada, pero quizá otra actriz hubiera podido funcionar mejor, más encajada en el papel.
Blanco y negro diáfano, un sonido perfecto, una edición estupenda. Me parece una gran película de todo un grande. De Walsh tengo 23 películas, de 85 que rodó a su nombre. Uno de los cineastas más prolíficos de la historia del cine, desde el mudo al sonoro, desde 1915 hasta 1964. Cincuenta años de carrera prolífica, llena de éxitos y de aventuras. Un grande. Definitivamente un grande.

lunes, 13 de diciembre de 2021

§ 2.545. Escrito sobre el viento (Douglas Sirk, 1956)

Un reparto de auténtico lujo -Rock Hudson, Lauren Bacall, Robert Stack, Dorothy Malone- para una de las películas no tan conocidas de Sirk, no de las más célebres. Pero es una película perfectamente trazada, con un guión soberbio. Muy bonita, resultona, y con un análisis de los prototipos de personajes profundo pero sin pedantería, sin subrayados, con la sutilidad de las grandes obras del cine.
Me ha gustado mucho Robert Stack, que lleva todo el peso de la película junto con Bacall, imperial y sofisticada. El guión es absolutamente estupendo, de George Zuckerman, sobre una novela de Robert Wilder, que la imagino un éxito comercial.
El dinero da seguridad, pero no compra el amor. Una eterna pugna que aquí, aunque de manera estereotipada, funciona a la perfección.
Pasiones humanas, celos, violencia, pugnas entre hermanos, arrebatos emocionales, alcohol a raudales, desequilibrios, traiciones, suposiciones erróneas, pulsiones sexuales, embarazos de presuntos estériles, sospechosos, pistolas, homicidios... Todo un coctel de emociones que un gran maestro como Sirk lleva a un nivel superior de emocionalidad. Un melodrama racial y aguerrido. En algunos momentos me ha recordado a los 'dramones' de Tennessee Williams, de esos que exprimen las tensiones humanas y las hacen sucias y oscuras, deprimentes pero terriblemente atractivas.
El resultado de esta película es extraordinario. Me ha parecido a la altura de sus mejores cintas. Compleja, sutil, y con una mordiente descarnada, sucia, sexual y animal. Extraordinaria.

domingo, 12 de diciembre de 2021

§ 2.544. La carne y el demonio (John Gilling, 1960)

Una temática muy conocida pero que, en este caso, al parecer, tiene un fondo de verdad. Los acontecimientos sucedieron, más o menos, con mayor o menor libertad, como aquí son narrados.
Desde luego se podría hacer un subgrupo de películas que abordan esta temática, a veces, como ésta, basada en hechos reales, y otras debidas a la fantasía de los guionistas.
En esta cinta los hechos podían haberse abordado desde dos puntos de vista distintos. Y aunque parece que la historia camina hacia la exposición de los problemas del médico para encontrar los cadáveres, la verdad es que lo que trata de exponer el director es la falta absoluta de escrúpulos  de los asesinos. ¿Cómo una persona es capaz de asesinar a personas simplemente para poder emborracharse en la taberna? La ficha de la película habla de 16 homicidios en 1828 por los dos delincuentes.
El guión está muy bien estructurado, los personajes bien definidos y el blanco y negro se ve muy bien, es diáfano y sin sombras. Además, no dura demasiado y transita sin saltos ni tramas secundarias que interrumpan su desarrollo.
Peter Cushing y Donald Pleasence son los actores más conocidos (al menos para mi). Los dos tienen papeles muy determinados, muy fuertes, firmes. También interviene Billie Whitelaw, en un papel difícil y enrocado, actriz notable de esas que pasan desapercibidas pero que generan un consenso alrededor de lo bien que lo hacen, lo correcto de sus actuaciones.

§ 2.543. Clandestino y caballero (Fritz Lang, 1946)

 

Qué maravilla. La recordaba perfectamente. La he visto no menos de cuatro veces y todas, absolutamente todas, me ha parecido una maravilla. Lang me encanta, todo Lang me encanta. Por momentos de la cinta he sentido ganas de llorar de lo bonita que es. Es capaz de conseguir que te metas dentro de la cinta, de sus diálogos, de sus personajes.
El hombre que es capaz de salir de su zona de confort para ponerse a disposición de su país cuando éste le necesita es una aspiración de cualquier ciudadano de bien.
Es una película muy comprometida, incluso feminista en algunos aspectos. Qué un cineasta alemán rodara esta película, tan sumamente política, tiene su indudable mérito. Pero no creo que lo hiciera para hacerse perdonar ningún pecado, ni por ninguna causa similar. Creo que creía en lo que hacía y que su deber era hacer lo que hizo. Son varias las películas antinazis que hizo. Ésta no, al menos para mi, la más brillante, pero, desde luego, es magnífica.
Los personajes femeninos de esta cinta son fuertes, poderosas, tremendamente potentes. No tiene complejos, no sufren opresión alguna, no se encuentra oprimidas ni tienen problemas emocionales. Juegan al mismo juego que los hombres. La científica húngara, la espía alemana...
El protagonista es algo hierático, tiene convicciones, pero nunca las ha puesto en práctica. Carece de la complejidad que otros personajes. El director no pretende crear un prototipo de hombre complejo. Todo lo contrario. Quiere que sea sencillo y primario. Directo, básico. 
Lo de Gary Cooper es absolutamente escandaloso. Cómo se mueve, qué seguridad en sí mismo, qué porte, qué majestuosidad, qué energía trasmite. Es todo un canon de actor. Es el actor.
Una gran Lilli Palmer, guapa desde la sobriedad, y el muy reconocible Vladimir Sokoloff le acompañan en una cinta magnífica.

sábado, 11 de diciembre de 2021

§ 2.542. El silencio de un hombre (Jean-Pierre Melville, 1967)

Un clásico del cine europeo. Vi la película hace años, más de veinte quizá y me pareció buena. Ahora, por segunda vez, me parece extraordinaria. Tiene tensión, ritmo, mensaje... Narrada con una pausa especial, como si se tratase de un clásico americano de policías. La frialdad del asesino contrasta con la brutalidad del crimen. Porque aunque el espectador, de una manera u otra, se sitúa en el plano del asesino, en su punto de vista, en su perspectiva, sabes que le van a descubrir, que no le va a salir bien, que no puede salirse con la suya.
Lo interesante es que no te cuenta las razones  del homicidio, lo narra como un hecho, pero sin carga moral alguna. Es la investigación criminal la trama del asunto. Pero sin móvil. Todo se trata de coartadas, de testigos, de seguimiento policial. Todo se complica, claro, cuando quien ha encargado el asesinado no quiete pagar el trabajo e intenta asesinar al asesino.
Desde luego la película también puede leerse desde el otro punto de vista, desde el policial y el éxito de las pesquisas policiales. Es lo bueno de una gran película, su capacidad para poder ser apreciada desde diferentes puntos de vista, y esta, desde luego, puede serlo.
Me ha encantado. 
Melville es un director especial, muy 'americano' a pesar de ser francés. Se paseaba con un sombrero de Cowboy y vestía con botas de vaquero y traje, en esas fotos tan características con gafas de sol y el corpachón que tenía sentado en una silla que no le contenía. Sólo rodó 14 películas, pero dejó mucha huella en el mundo del cine.
Es un tipo de asesino que ha causado furor. No me cabe duda de que "El profesional" (Luc Besson, 1994) bebe en estas fuentes.

2.541. Almirante Cannaris (Alfred Weidenmann, 1954)

 

Muy buena película. Se ve perfectamente, con un blanco y negro nítido y sin sombras. Me ha gustado mucho. Intensa recreación del Almirante Canaris y su planes para no ver triunfar el propósito nazi, aunque sí la guerra. Un militar auténticamente alemán. 
Pretende ser un fidedigno retrato de un militar cabal, sincero, y, hasta cierto punto antibelicista.
Sorprendió a toda la cúpula nazi con sus pesquisas sobre el desembarco aliado y la invasión rusa. Muy buena cinta. Me ha sorprendido para bien.

jueves, 9 de diciembre de 2021

§ 2.540. Escala en Hawai (John Ford y Mervyn LeRoy, 1955)

Comedia ligera sobre un fondo real y de guerra. Un tema militar -la añoranza del combate, la adrenalina de la lucha- tratado desde un punto de vista menos serio. No frívolo, porque no es la palabra, pero sí menos solemne. 
Larga, como todas las de Ford -pareciera que si no rodaba dos horas no estaba contento- y con esa lentitud tan característica suya, apoyada en el relato limpio y con una aparente sencillez compositiva termina expresando muchísima cantidad de información en cada escena.
Ford coge la película tras un enfrentamiento entre LeRoy y Fonda, al parecer. También se atribuye la dirección, aunque sin acreditar, a Logan, pero no estoy convencido de ello. Eso dice Wikipedia, a aunque no es una fuente totalmente fiable, para estas cosas sí funciona.
La escena en que el médico fabrica Whisky es magistral, y dice mucho de Ford, de la banda, de todos ellos. Así como la que analiza qué es un héroe y cómo se combate y cuál es la razón para ello. La guerra, según Ford, se gana en muchos terrenos, también en este tipo de barcos de suministros, que se consideran imprescindibles para pelear en condiciones. 
El reparto es, directamente, de escándalo: Henry Fonda, James Cagney, Jack Lemmon (en su primer Oscar), William Powell (en su último papel en el cine), y Ward Bond (como siempre a bordo)...
El guión es de Frank S. Nugent, y Joshua Logan.
Es, con todo, un Ford menor, que nada tiene que ver, por ejemplo, con Cuna de Héroes, o Centauros del desierto, las suyas anterior y posterior.

miércoles, 8 de diciembre de 2021

§ 2.539. Rómulo y Remo (Sergio Corbucci, 1961)

Un "Peplum" en toda regla. En su temática, en la producción, en su dirección, en los medios empleados -atrezzo, escenografía, caballos, etc.-, en el diseño de producción, en los actores elegidos, en la dirección, en la música. Es demasiado larga para ser una producción de consumo rápido y poca calidad. Demasiadas pretensiones. Además está muy mal doblada al castellano, pues hay un desfase, en la copia que yo tengo, entre el movimiento de los labios y el sonido.
La cinta no es mala malísima, simplemente no es buena. Las escenas de acción son deprimentes, el retrato de los personajes inexistente, las relaciones entre ellos escasas, las actuaciones muy mejorables. Por momentos entretiene, pero en general es muy prescindible.
La música acompaña bastante bien, y para los conocedores a la historia seguro que la película es reconfortante en su conjunto, pero para los que sólo conocemos unas pequeñas leyendas y anécdotas el guión no está bien construido. Podría haberse incorporado una voz en off que explicase algunas cosas y ahorrase alguna que otra escena. Y, sobre todo, hubiese quedado mejor fijada la historia en el espectador. Tal y como se narra parece más una historia de aventuras que la recreación de un hecho histórico.

martes, 7 de diciembre de 2021

§ 2.538. Michael Angel, el precio de la tentación (William Gove, 2000)

Un producto dirigido directamente para la televisión que se editó en DVD. Un resultado bastante mediocre, algo infantil y lleno de tópicos, sexo, crímenes, y una extraña mezcla de religión y poder en un pastiche pretendidamente comercial que lo imagino un fracaso total en taquilla.

Dura lo justo para no hacerla insoportable pero no tiene nada donde agarrarse. La tengo hace años en 'cartera' y bueno, quién me lee -que sé que no son muchos- saben que me gusta ver un poco de todo. Ayer una película excelente, hoy una bastante mediocre.

Tiene el interés de ver a un Dennis Hopper muy mayor, que lo imagino aceptando este papel por cuestiones meramente alimenticias. Aunque, la verdad, tienen tantas mediocridades que no sabes realmente cuál es en realidad su status en el mundo del cine. Muy alabado por la crítica en algunas de sus películas, pero con una carrera errática, dispersa, a impulsos, con bodrios inclasificables que no se le pasarían a cualquiera. Pero es un actor que tiene ángel, que probablemente conoce el mercado y la industria y sabe manejarse en ella.

 Richard Grieco le acompaña prácticamente como el único actor profesional del reparto. Esteriotipado, amanerado, excesivamente exagerado, nada sutil, bronco en sus formas y poco dotado para la interpretación artística. El papel que desarrolla tiene una mezcla de culpa originaria y rebeldía intrínseca para el que, simplemente, no está dotado. Añádasele su tendencia hacia la bebida, el sentimiento de culpa y con previas experiencias sexuales -probablemente traumáticas- que le dejaron huella en su tierna infancia o temprana juventud.

La película se ve bien, tiene ritmo y no es pesada, pero no es buena. Simplemente. Y la historia promete, tiene su gracias, y el guión es bueno. Pero el desarrollo es errático y su desenlace no es nada prrometedor. 

lunes, 6 de diciembre de 2021

§ 2.537. Hablando con la muerte (Oliver Stone, 1988)

Interesante, muy interesante, pero no me quito de la cabeza que Stone tenía a "Escalofrío en la noche" (1971) de Eastwood cuando la hizo.
Esta es una gran película. Aquella también, por supuesto, una de las mejores del director, del que habría mucho que hablar. Endiosado o odiado. Para mi ninguna de las dos cosas. Pero ahora toca hablar de Stone. Otro director maldito, iconoclasta, proscrito, marxista de rolex, muy ron después de una cena cara y de dormir en un excelente hotel. Un pijo, en definitiva. Así tengo yo catalogado a Stone. Director de algunas -pocas- buenas películas y otras medianías. De los revisionistas del Vietnam con sus aportaciones y su particular visión. 
Me ha gustado mucho Eric Bogosian, actor más que notable y activo en varios ámbitos de la cultura estadounidense: escritor de libros notables que han recibido premios, creador de series, guionista de éxito, etc. Un tipo interesante.
La película tiene garra, quizá sea un poco larga pero es una buena película. Hay un trasfondo de realidad en su guión, el asesinato de un locutor algo polémico por grupos supremacistas blancos.
Bien narrada, con ritmo, muy visual y con un fondo de superficialidad y frivolidad que contrasta con lo profundo que parece ser el mensaje que el protagonista pretende difundir.

domingo, 5 de diciembre de 2021

§ 2.536. El oro de nadie (Sam Wanamaker, 1971)

Una del Oeste inglesa por un director dedicado a la televisión. Entretenida, pero sin más. Una especie de spaguetti western con una estrella del género incuestionable Yul Brynner, y alguna estrella emergente como Richard Crenna. No es mal resultado, pero no tiene la profundidad de las del oeste de los grandes directores, ni mucho menos.
Tiene todos los tópicos del género: un malo de buen corazón, un sheriff empecinado con la búsqueda y detención del malo, una excusa decente para no hacerlo, mexicanos, alcohol y mujeres y 105 minutos de una cinta tan previsible como poco recordable.

§ 2.535. Más allá del deber (John Fasano, 1985)

Es mala de solemnidad. No es que esperara una gran película, pero me ha sorprendido lo vulgar que es. No se trata de que sea un telefilm, que lo es. Es que no tiene dónde agarrar. Unos actores esteriotipados, un guión previsible y poco trabajado... una película espantosa.
Me recuerda mucho a una parecida, de similar temática, interpretada por John Travolta, también en una base milita, ahora no me acuerdo de cómo se titulaba. Aquella era infinitamente mejor que esta.
No tiene de dónde agarrar...!!!

sábado, 4 de diciembre de 2021

§ 2.534. Fiesta salvaje (James Ivory, 1975)

Una comedia con tintes musicales... Con una Raquel Welch absolutamente espectacular, de una belleza rotunda, sincera y con una figura de mujer que es un canon de belleza en sí mismo. Impresionante. Le acompaña James Coco en el papel principal. Un actor interesante al que no le he seguido bien la pista. Tiene toda la pinta de ser un grandísimo actor.
Filmada con delicadeza, muy bien ambientada en todo el atrezo: la ropa, los coches, etc. Un color muy atrayente, muy bonita.
El resultado es una película interesante, algo decadente, un poco sombría y con un regusto amargo. La decadencia es triste, siempre lo es. Y la sensación de perder la brillantez, la energía, la juventud, la belleza, aquello que poseas, es desagradable y anuncia el final de todo. De la vida.
Me ha gustado excesivamente, está bien rodada, tiene su ritmo, se deja ver, pero no me parece una redonda película.

jueves, 2 de diciembre de 2021

§ 2.533. Cumpleaños mortal (J. Lee Thompson, 1981)

Una más del prolífico J Lee, que tiene cosas buenas sin más, muchas mediocre y algunas otras directamente malas. Creo que apuntaba más de lo que consiguió en su carrera. Tuvo una carrera decente, con buen resultado en taquilla -porque si no, no se hubiera mantenido- pero probablemente no demasiado éxito de crítica.
Estas últimas, desde mediados de los setenta hasta su última cinta, son más mediocre que del montón. Ésta en concreto se suma a la lista de películas de miedo de terror adolescente, en este caso con traumas de la infancia por la muerte de la madre, con exhibición de hormonas sexuales a mansalva y estrella de cine invitada, en este caso un Glen Ford bastante cascado ya en una de sus últimas películas. Él, que había sido una estrella de las más grandes, de las de verdad, sometido a tener que hacer este tipo de películas, probablemente meramente alimenticias. Además no se puede decir que tenga un papel protagonista, ni mucho menos, aparece muy poco.
El guión es algo inconsistente, difuso, sin continuidad. La exposición de la película no es del todo acertada y la técnica de desarrollo tampoco, todos los asesinados parecen conocer al asesino -incluso le llaman por su nombre- y, sin embargo, el espectador no sabe quién es. No se desvela, y ahí está la gracia de la película. Pero, por un lado, es demasiado larga y, por otro, es demasiado blanda. Las escenas gores son interesantes, pero les falta su integración en una trama más compleja y urdimbrada. Hay algo episódico, coyuntural, circunstancial en todo ella. Le falta sustancia, entidad, potencia. Puede gustar a adolescentes porque tiene mejor factura que las clásicas del género, muy de videoclub, por otra parte, pero como película completa, rotunda y moderna fracasa irremisiblemente. 

miércoles, 1 de diciembre de 2021

§ 2.532. Holocausto (Marvin J. Chomsky, 1978)

 

Impresionante serie que recuerdo muy vagamente. La vi en los años ochenta, con 13 ó 14 años y me pareció fabulosa. Por eso la he visto ahora. Me ha parecido durísima, 475 minutos de una crudeza asegurada. 
Del director vi una película suya, relativamente larga titulada "Victoria en Entebbe" de 1976 que me gustó bastante.
Aquí los verdaderos protagonistas son los padres de los hijos. El médico y su mujer pianista, interpretados por Fritz Weaver y Rosemary Harris, aunque la historia se desenlaza también con sus tres hijos: un artista que pinta, un joven rebelde que jugaba al futbol y una niña que también tocaba el piano. El destino trágico de la familia es el sentido de la miniserie.
Como testimonio es interesante, aunque fílmicamente quizá no sea tan brillante tiene el mérito de haber sido una serie mítica que ayudó mucho a concienciar a la humanidad de las bestialidades del Nazismo. Los destinos de los personajes representa muy bien cómo fueron las cosas. 
Una idea se repite una y otra vez, que muchos de los Nazis o de sus colaboradores se comportan como se comportan porque carecían de trabajo y funcionar con el régimen les sirve, simple y llanamente, para sobrevivir en la carestía que se vive en la guerra. Es, desde luego, una excusa no demasiado razonable, aunque en algunas situaciones no dudo que fuera cierta. 
El oficial nazi que representa Michael Moriarty, el capitán Erik Dorf, es el vivido retrato de la banalidad del mal de la que hablaba Anna Harent, y no se esconde que es un retrato de Eichman, el burócrata capaz de organizar eficazmente la distribución de trenes en dirección a los campos de concentración, luego célebre por su secuestro en Argentina y posterior envío, juicio y ajusticiamiento en Israel.
Me ha gustado mucho, aunque en tres días no vi otra cosa.

lunes, 29 de noviembre de 2021

§ 2.531. Pánico en el estadio (Larry Peerce, 1976)

La supongo un éxito 'setentero', pero no lo sé a ciencia cierta, sólo lo imagino. Grandes estrellas de la gran pantalla al servicio de un éxito. Pero no sé muy bien como algunos de los que 'aparecen' deciden formar parte de esta cinta. Que no es que sea mala, mala de solemnidad, pero no tiene el chance de otras de catástrofes de aquellos años.
El reparto es muy bueno. Charlton Heston, John Cassavetes, Martin Balsam, Beau Bridges, Marilyn Hassett, David Janssen, Jack Klugman, Gena Rowlands, Walter Pidgeon. Pero, como digo, no sé qué pintan algunos de ellos aquí, sobre todo Cassavetes y Rowlands, dos de los actores fetiches del cine independiente. Seguramente la pasta que les pagaron descargaron de perjuicios su conciencia.
La presentación de personajes es muy canónica, uno por uno presenta a todos los tipos de personas que acuden a un partido de futbol americano: el apostador profesional, el abuelo con la nieta, el padre con dos niños y su mujer (que no le gusta el deporte), el matrimonio que se ha desplazado mucho kilómetros para verlo, la estrella que invita a un sacerdote amigo, el locutor de televisión, los políticos, y... el asesino, al que no ves en ningún momento. Y también el jefe de los agentes de intervención rápida y el policía jefe...
No se explican los motivos, ni la dinámica antecedente. Sólo ves hechos, acciones, sin motivaciones previas ni nada parecido. 
El problema básico de esta cinta es que su duración excesiva lastra cualquier pretensión de pasar por artística. 110 minutos es demasiado para contar lo que tiene que contar, que tampoco es tanto, y no está bien contado del todo.
Pasable, flojita, nada especial. 

domingo, 28 de noviembre de 2021

§ 2.530. Ana (Alberto Lattuada, 1951)

Las temáticas religiosas siempre tienen un riesgo cierto de no salir especialmente bien. Suele ser muy difícil expresar adecuadamente la fe religiosa, y cuando se consigue suelen ser películas muy absorbentes, tremendamente dolorosas, y emocionalmente muy duras.
Las reflexiones interiores de la protagonista no llegan a plasmarse con verdadera sinceridad. La sencillez del planteamiento no esconde la dificultad y la intensidad de la introspección interior. Una mezcla de desengaño amoroso que se vislumbra (y que sólo se descubre muy empezada la cinta) y una mal entendida fe religiosa como complemento de su profesionalidad como enfermera.
Las explicaciones retrospectivas que realiza el director explican qué paso antes de sus dudas, y cuáles son las razones por las que se encuentra trabajando de enfermera 
La duda es el principio sobre el que se edifica la constancia en la fe religiosa. Sin duda no hay verdadera fe, y la asunción de ella como algo connatural al género humano en general y al espectro religioso en particular es al fundamento de la afirmación de uno mismo.
Pero sólo viendo cómo baila en el minuto treinta se sabe cuál va a ser el resultado final y de que lado se va a decantar su duda...
Un reparto realmente magnífico: Silvana Mangano, de la que he visto pocas películas, un muy serio y verdaderamente impresionante Vittorio Gassman, Raf Vallone, y una Sophia Loren en sus primeros papeles.
La música de Nino Rota acompaña sin inmiscuirse demasiado para un film interesante pero algo acartonado. No ha envejecido del todo bien, tiene tono dramático y cuenta una historia elemental e intemporal, pero que no cuaja del todo. La presencia religiosa no es tan grande en la protagonista como para que modifique su trayectoria vital y afronte la vida con votos espirituales. La rotunda belleza de la protagonista tampoco ayuda ni la sensualidad de sus movimientos, de su forma de caminar, de cómo le queda de ceñida la ropa.

§ 2.529. Rambo: Acorralado Parte II (George P. Cosmatos, 1985)

Tenía ganas de verla de nuevo. Hace no menos de 25 ó 30 años que la vi y quería recordarla. La primer parte siempre me ha parecido una película bastante decente, incluso buena por momentos. Esta la recordaba de otra manera y efectivamente así es. Es otra cosa. Mucho peor. Testiculina, salvajismo, apéndices testiculares y poco más...
Pero, ojo al dato: el guión es de Guión es de Sylvester Stallone, pero con James Cameron, la música es de Jerry Goldsmith, y la fotografía es de Jack Cardiff. Gente de primera fila, absolutamente magnífica. Cada uno por separado son grandes profesionales, estupendos técnicos, buenos directores. 
La película se ve perfectamente, en un color más que aceptable, con una restauración perfecta.
Queda en el recuerdo como una cinta más de un tipo de cine peculiar, muy de los ochenta, con un mensaje individualista, militarista, un poco infantil y ausente de todo de tipo de realidad. Lo que sucede en la película es, simplemente, un cuento.


miércoles, 24 de noviembre de 2021

§ 2.528. El bígamo (Ida Lupino, 1953)

Vaya año de Ida. Ésta y El autoestopista, dos películas excelentes. Un reparto muy equilibrado: Joan Fontaine, Ida Lupino, Edmund Gwenn, y el 'paratodo' Edmond O'Brien.
Una temática muy atrevida, especialmente para la época, dirigida por una mujer, lo cual parece una vuelta de tuerca.
La música es un poco intrusiva, a veces no deja de sonar cuando s está dialogando, lo que parece muy poco razonable. Lo mismo ocurre con alguna partitura de jazz que se escucha, no de fondo, sino como parte principal, interrumpiendo bastante el desarrollo.
El misterio, la trama, el objeto central de la película se revela pronto, prácticamente desde el principio. Rompe así con los cánones del propio cine. No parece que pueda despejarse al comienzo de qué va la cinta.
"Nuestro matrimonio se convirtió en una sociedad anónima". Es una frase que va más allá de una frase hecha, de un mero tópico. Es una realidad, a veces es la única realidad. A veces es el sustento del propio matrimonio. No sé qué hubiera hecho Bergman con ella y con sus problemas de pareja, tan recurrentes en su cine.
Contada en un flashback presenta el problema como una realidad a la que no se pudo sustraer el protagonista. Una salida inevitable a la sensación de soledad en la que vive la relación que mantiene con su mujer. 
A veces hay que hacer lo que hay que hacer, en el momento en que lo hay que hacer. Él parece querer salvar su matrimonio, sin embargo su mujer no se toma muy en serio el matrimonio, prefiriendo los negocios, la empresa, el vértigo del progreso profesional.
Las reflexiones sobre la relación adúltera, y sobre la soledad que realiza son interesantes. Sencillas, pero con mucho sentido.
Es una buena película, que dura lo justo para contar la historia que quiere contar. No sobra metraje, se ve bien, tiene contenido dramático pero no desde lo extraordinario, sino desde la naturalidad de las cosas, desde la normalidad.

§ 3.377. Los cien caballeros (Vittorio Cottafavi, 1964)

  Pues un 'peplum' peculiar, con temática española. Es la adaptación de un texto teatral de Lope de Vega. El texto es "Las famo...