sábado, 11 de diciembre de 2021

§ 2.542. El silencio de un hombre (Jean-Pierre Melville, 1967)

Un clásico del cine europeo. Vi la película hace años, más de veinte quizá y me pareció buena. Ahora, por segunda vez, me parece extraordinaria. Tiene tensión, ritmo, mensaje... Narrada con una pausa especial, como si se tratase de un clásico americano de policías. La frialdad del asesino contrasta con la brutalidad del crimen. Porque aunque el espectador, de una manera u otra, se sitúa en el plano del asesino, en su punto de vista, en su perspectiva, sabes que le van a descubrir, que no le va a salir bien, que no puede salirse con la suya.
Lo interesante es que no te cuenta las razones  del homicidio, lo narra como un hecho, pero sin carga moral alguna. Es la investigación criminal la trama del asunto. Pero sin móvil. Todo se trata de coartadas, de testigos, de seguimiento policial. Todo se complica, claro, cuando quien ha encargado el asesinado no quiete pagar el trabajo e intenta asesinar al asesino.
Desde luego la película también puede leerse desde el otro punto de vista, desde el policial y el éxito de las pesquisas policiales. Es lo bueno de una gran película, su capacidad para poder ser apreciada desde diferentes puntos de vista, y esta, desde luego, puede serlo.
Me ha encantado. 
Melville es un director especial, muy 'americano' a pesar de ser francés. Se paseaba con un sombrero de Cowboy y vestía con botas de vaquero y traje, en esas fotos tan características con gafas de sol y el corpachón que tenía sentado en una silla que no le contenía. Sólo rodó 14 películas, pero dejó mucha huella en el mundo del cine.
Es un tipo de asesino que ha causado furor. No me cabe duda de que "El profesional" (Luc Besson, 1994) bebe en estas fuentes.

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