jueves, 31 de diciembre de 2020

§ 2.214. El pacto de Berlín (John Frankenheimer, 1985)

   Mejor planteamiento que desarrollo. Gran historia sobre el papel que se viene abajo poco a poco. A partir del minuto treinta decae estrepitosamente, algo que ya he apreciado en varias ocasiones en Frankenheimer, director que no completa sus películas de forma redonda.
    El guión se desarrolla sobre una novela de Robert Ludlum (un escrito competente de novelas negras y de misterio, creador de Bourne el agente invencible e intratable luego llevado con éxito a la gran pantalla) y está escrito por Edward Anhalt, George Axelrod, y John Hopkins.
    Un arquitecto estadounidense descubre que es hijo de un jerarca nazi que se dedicó a robar dinero al Reich para organizar un fideicomiso que sirva para reparar los horrores del régimen. Para ello se tiene que reunir con los hijos de otros dos hombres que participaron con él en el desfalco y que estaban de acuerdo en sus propósitos. Todo el dinero, una cantidad absolutamente fabulosa, está guardada en un banco en suiza. Si acepta la gestión del dinero tendrá que realizar obras de caridad, filantropía, etc. Todo es misterioso y dificultoso. Pero lo más horroroso es que una organización nazi que pretende resucitar el Reich están detrás del asunto y quieren el dinero.
    El asunto tiene miga, la madre del arquitecto ve como le queman la tienda y pretenden asesinarla, y los hijos de los amigos del padre (una chica y un director de orquesta, respectivamente) no parece que estén en su misma línea, más bien al contrario: pretenden emplear el dinero precisamente para resucitar al Reich. Al menos el que hace pasarse por director de orquesta no parece comulgar con sus planes. A todo esto el MI6 está enterado de la cuestión y quien participar en el asunto, no se sabe si con el propósito de desenredar el asunto o al contrario, implicarse en él porque los agentes no son auténticos, sino infiltrados nazis. Un follón en donde no sabes quién es quien y cuáles son sus intenciones.
    Películas de estas -con esta temática me refiero- hay varias, me acuerdo de una especialmente,  Triple cross (Terence Young, 1966), aunque aquella era mejor que esta, al menos así lo recuerdo.
  Las mejores películas del director son: El hombre de Alcatraz (1962), El mensajero del miedo (1962), El tren (1964), y Siete días de mayo (1964). Fueron unos años magníficos, que nos los volvería a repetir.

§ 2.213. Nixon (Oliver Stone, 1995)

    Me encantó la primera y única vez que la vi, probablemente hace más de 20 años. La radiografía del poder en estado puro, maniático y obsesivo. Muestra un maníaco de la política, un hombre carcomido por una pasión desproporcionada por la política, por el mando, por el poder. Aunque también ha pasado a la historia como un político sucio, sinceramente no más que los demás -imagino e intuyo-, deshonesto, que operó con multitud de tejemanejes en los que se vio atrapado -como una tela de araña peligrosa y venenosa- y que carecía de cualquier límites moral y ético en la lucha política, tanto con los contrarios como con los propios, tanto con sus enemigos como con sus contrincantes.
    El manejo del flashback es magistral, en ningún momento dudas en qué época están, y teniendo presente el salto cuantitativo de años -más de 18 desde la primera campaña electoral para la presidencia -con 47 años- hasta la dimisión del cargo de Presidente de los EE.UU. por el escándalo Watergate.
    Me ha parecido soberbia la interpretación de Anthony Hopkins, sobresaliente, llena de matices, pero la de su mujer, interpretada por Joan Allen no se queda atrás.
     La insinuación de que conocía, o al menos intuía, que Kennedy iba a ser asesinado no creo que se ajuste a la verdad. Es una hipótesis descabellada, sobre todo porque por mucho que le odiara, pasarían varios años -demasiados- para cocinar una venganza, y, sobre todo, porque tenía a otro Kennedy contra el que luchar, por lo que el asesinato del primero no le garantizaba nada, porque quedaba un segundo contra el que luchar.
    La entrevista con Edgar Huber sí parece más verosímil, más probable y posible. Y el apoyo del FBI de manera directa, y más probablemente de manera indirecta, sí parece veraz, así como el contacto con la mafia. Desde luego los apoyos más sucios que se podían recabar.
   Un reparto de absoluto lujo: Anthony Hopkins, Joan Allen, James Woods, Paul Sorvino, Bob Hoskins, J.T. Walsh, E.G. Marshall, Ed Harris, Powers Boothe, David Paymer, David Hyde Pierce, Mary Steenburgen, Tom Bower, John Diehl, Kevin Dunn, Madeline Kahn, Saul Rubinek, Larry Hagman, Annabeth Gish, Tony Lo Bianco, Dan Hedaya, Joanna Going, Tony Goldwyn, Edward Herrmann, Marley Shelton, Ric Young, Bridgette Wilson, John C. McGinley, Michael Chiklis, Bai Ling, Angie Gray, Alexander Butterfield.
    El guión, notable y probablemente muy fidedigno ante los acontecimientos históricos, es obra del propio Oliver Stone,  junto con Stephen J. Rivele y Christopher Wilkinson. La música es de John Williams,  poco invasiva y únicamente dedicada a acentuar y subrayar algunos aspectos sicológicos, como la soledad o la amargura. La fotografía es de Robert Richardson, que no me suena especialmente.
    Un metraje largo que no se hace excesivo si te gusta la temática y entiendes algo de lo que ocurrió con él en aquellos años y en aquellas circunstancias.

miércoles, 30 de diciembre de 2020

§ 2.212. Septiembre (Woody Allen, 1987)

    Otra del interior, segunda de él, aunque quizá peor que "interiores".
    Ultimas de septiembre en una casa familiar. Una estrella de cine jubilada (Elaine Stritch) acude a la casa de su hija (Lane) con su actual marido, al parecer un profesor de física (Jack Warden). En su juventud disparó a su amante, como Lana Turner en la vida real. Lane, la hija, ha vivido toda su vida atosigada por ese incidente y está enamorada de un escritor divorciado (Sam Waterston). Tuvieron un romance en el pasado y ella quedó prendada de él. Pero él está enamorada de la amiga de su mujer (Dianne Wiest) que es una mujer casada y tiene hijos, pero ha querido pasar el verano sin él. 
     Lane quiere vender la casa, pero la madre se opone. Ella pensaba que la casa era suya, pero la madre se opone de una manera violenta. En el climax de la tensión se descubre la verdad: la madre no mató al amante, fue la madre y la hija dijo que había sido ella porque así se lo aconsejó el abogado de la familia. Nos suena bastante...
     La idea de que una vida pueda quedar arruinada desde el principio de su propia construcción por un acontecimiento concreto y que ésta, desde ese momento, viene absolutamente determinada por ese acontecer, me parece excesivamente freudiano, pero algo alejado de la realidad. Además la trascendencia que se le dan a las relaciones humanas y sus miserias es descabellado. Los personajes no son capaces de perdonarse a sí mismos por nada del mundo. Excepto la madre, la que mató al amante, que se toma las cosas más a la ligera y, probablemente por ello, es más feliz.
    Bergman en Vermont, podría llamarse la película. Pero me ha costado más cogerle el punto que a Interiores. La trama es complicada y no se han expuesto bien los personajes y sus situaciones. Hay algo confuso, sobre todo al principio, donde más importa parece esta cuestión. Hay algo difícil de digerir en toda la trama, demasiados personajes sobrepasados por sus propias circunstancias y situaciones personales. No hay un contrapunto de personas felices o con una vida equilibrada. Tampoco la había en 'Interiores', pero allí no se notaba y aquí sí.
      Me ha gustado mucho Dianne Wiest, tiene un punto  fabuloso. Sabe perfectamente cómo hacer lo que tiene que hacer. Es el canon de actriz de Allen. Es, desde luego, mejor actriz que Mia Farrow.
    Curiosamente en ambas películas hay escritores, auténtica profesión de Allen.
   Reparto excelente: Mia Farrow, Dianne Wiest, Sam Waterston, Denholm Elliott, Elaine Stritch, Jack Warden.
    Referencia a Art Tatum, con novio pasajero en París de la amiga de la familia que pasa las vacaciones con la familia (Dianne Wiest). En un momento suena Art Tatum con Ben Webster. 

§ 2.211. En busca de Bobby Fischer (Steven Zaillian, 1993)

  La vi hace muchos años, probablemente más de veinte y me pareció una maravilla. Vamos a ver qué tal me parece hoy en día, si ha envejecido bien o no, y demás cuestiones asociadas a la calidad y emotividad fílmica.
    Directo poco prolífico. Dirigió la también muy buena: Acción Civil en 1998, pero luego, más allá de una tercera: Todos los hombres del Rey en 2006, no ha hecho más que un par de cosillas para la televisión.
    Buen reparto: Max Pomeranc es el niño prodigio, Joe Mantegna, y Joan Allen son sus padres, Ben Kingsley es el severo instructor del niño, y Laurence Fishburne es un jugador callejero amigo del niño.
   Tiene buen ritmo, una excelente presentación de personajes y un desarrollo lento y adecuado. Me parece una gran película. 
    El maestro del niño tiene mucho interés en encontrar alguien que juegue como Fischer, pero sabe de las dificultades de ganarse la vida jugando a un juego minoritario y que da podo dinero, excepto al número uno. Por eso le lleva al padre a un torneo, para que vea la cantidad de colgados que pululan por ese mundo, todos intentando ganar. Ganar por ganar, ser mejores, encontrar la capacidad de apreciar el arte en el juego de los sesenta y cuatro escaques.
    El rol del maestro enseñando al niño es lo más bonito de la película, lo que la hace muy emotiva. La música acompaña de maravilla, interviene pero no distorsiona, no es protagonista pero ese hace imprescindible.
    La búsqueda del éxito, la genialidad de la persona, el ser alguien excepcional en algo, en lo que sea, es el objeto de muchas personas. A veces consagran su vida a ello, a su sueño, a su objetivo.  Sacrificando otros objetivos incluso. La pérdida de la identidad personal, de sus clasificaciones en clase, de sus amigos es un peligro cierto y real.
 A veces es un poco irregular, sube y baja con demasiada naturalidad. No es tan regular como debiera. Además las relaciones del padre con el niño no están del todo bien expuestas. Aunque tienen una estructura lógica intensa, no conmueven como debiera.
    A mitad de la película aparece otro niño prodigio, otro que adivina el arte del ajedrez, otro posible candidato a heredar el trono vacante de Fischer... Todo conduce a un desenlace previsible: los dos no dejan de ser más que excelentes jugadores, profundísimos conocedores del método, la estrategia y la lógica del juego, pero sin ser capaces de ir progresando tan rápido cuando crezcan como se esperaba. Crecieron muy deprisa al principio, y todo parecía que conducía a un futuro vinculado al juego, pero, como dice el niño protagonista, "quizá no sea tan bueno ser el mejor, así, si pierdes, no pasa nada".
    El padre del niño tampoco encuentra mesura en su 'ambición' por verle encumbrado. Quizá no sea ambición, quizá tenga otro nombre, menos pretencioso, quizá sea simplemente la creencia de que eso formará a su hijo y le ayudará en la vida. Quizá... Pero es evidente que se equivoca...
    El padre no le hace un favor al niño, le exige más de lo que puede, porque el niño no quiere ganar, no sabe ganar. No tiene esa mordiente necesaria para superarse a cualquier precio, la que suelen tener los deportistas de combate o los de mero contacto, futbolistas, maratonianos, etc. Esa soberbia que te encumbra y te catapulta hacia arriba.
    El maestro que le enseña endurece sus enseñanzas, le fuerza demasiado y empieza a perder. Tiene miedo a perder, y cada vez pierde con más asiduidad. La madre entiende que tiene miedo a perder el cariño del padre, el padre no está de acuerdo, cree, simplemente, que está pasando un "bache". La sola enunciación de ese concepto, más propio de un profesional del deporte que de un niño, es ridículo. El padre tiene que asumir que su niño no es un genio, no va a ser en nuevo Bobby Fischer. De eso también va la película, de que el padre asuma que su hijo no es el mejor.
    Van al campeonato nacional de niños después de dos semanas de pesca sin hablar de ajedrez. El niño vuelve a jugar en la calle, con su amigo negro, y recupera su pasión por el juego, con esa necesidad que se tiene de disfrutar de lo que se hace. Ha recuperado las ganas de jugar, pero las recupera siendo un niño, no un proyecto de deportista profesional absolutamente profesionalizado. A un niño hay que pedirle que sea un niño, como a un adulto profesional hay que pedirle que sea un adulto profesional. Por eso tiene mejor química con el joven de la calle que con el profesor profesionalizado. Hay que tener emotividad y pasión, no sólo frialdad y profesionalidad.
   El maestro acude a la final que se celebra en Chicago, y le dice la verdad que sospechamos: 
            - estoy muy orgulloso de ti, eres el mejor al que he                 
            entrenado.
            - tengo miedo a perder.
            - lo sé.
            - ¿te quedarás hasta el final?
            - no me lo perdería por nada del mundo.
   La película es buena, muy buena. No ha cambiado mi apreciación sobre ella, pero no es una obra maestra del cine, ni mucho menos. Ni siquiera lo es del cine de deportes.

§ 2.210. Relámpago sobre el agua (Wim Wenders y Nicholas Ray, 1980)

    Documental, más que película, sobre los últimos días de vía de  Nicholas Ray, uno de los grandes que probablemente no tuvo toda la suerte que merecía.
    Wenders viaja a NY a vivir con él sus últimas experiencias. Al parecer Ray no quiso morir en un hospital y decidió vivir en casa sus últimos días de vida. Habla sobre su carrera, sobre su trabajo,  los actores que conoció, el mundo del cine, etc. Wenders le conoció años antes rodando "El amigo americano", en la que interviene como actor, le propuso rodar esta película y Ray aceptó. "La realidad era nuestra historia" dice Wenders en un momento concreto, al charlar sobre cuál es el propósito de lo que están rodando juntos.
    Tiene un punto de exhibicionismo hedonista un poco faltón y sobradete. Las planos en los que se aprecia cómo se rueda, con Ray en pijama, hablando Wenders en vez de Ray, filosofando falsamente sobre el propósito de la película, de la vida y de las relaciones personales y humanas, es un poco falso, impostado.
    Interesante es cómo se pasa del metraje del cine al del video, apreciando claramente el granulado de la película, dotándole de una autenticidad al documental.
    No me ha gustado especialmente. Este tipo de pornografia intelectual no me agrada. Para mi el cine es el cine. Punto. Esto es un documental, y como tal tiene que verse. Tiene formato película, claro, pero no es una película. ¿Tiene valor cinematográfico? Sí, claro, porque es de un director maldito y de otro muy interesante, pero nada más.

§ 2.209. Justa venganza (Anthony Mann, 1948)

    Un hombre escapa de prisión. Estaba allí en lugar de otro, porque él no había cometido el delito. Hay una deuda económica pendiente y muchas ganas de venganza.
    Con ayuda de su mujer consigue fugarse. Buscan un escondite a la espera de poder implementar su venganza. La voz en off es de la mujer del fugado, pues es su perspectiva desde la que se narra la historia. Intentan llegar a las Montañas, donde tienen un refugio seguro y dinero guardado. Son tres los que han emprendido la fuga: el prisionero fugado, su chica y la abogada que le visitó en prisión. Un triángulo raro, extraño. Es evidente que la abogada siente algo por él, y él no se fía de sus propios sentimientos. Los celos que siente la novia son evidentes, quiere dejar tirada a la abogada en cualquier sitio pero sabe que con ella secuestrada tienen más posibilidades de llevar a puerto su empresa.
    Una más de Mann de aquellos años de aprendizaje de un lenguaje propio y diferenciado. Cine negro en estado puro. Pero deja un poso tremendo, sobre todo en las relaciones entre las mujeres y el evadido. Una peculiaridad que no había visto nunca en una historia de cine. 
    El reparto es bueno, de aquella época: Dennis O'Keefe es el huido, Claire Trevor su chica, supongo que Marsha Hunt es la abogada a la que recurre cuando sale de prisión, actriz muy de los años treinta y cuarenta con muchas películas pero para mi muy desconocida, John Ireland haciendo de malo, naturalmente, Whit Bissell, Raymond Burr haciendo de gordo, de lo que hace siempre,  Curt Conway, Chili Williams, Regis Toomey, y Cliff Clark.

martes, 29 de diciembre de 2020

§ 2.208. La noche se mueve (Arthur Penn, 1975)

  Un clásico policíaco de los setenta. De gran fama y reconocimiento, sobre todo por el Director, que es uno de los reconocidos directores de lo que pudiéramos llamar la nueva ola, de los años finales de los sesenta y principios de los setenta.
    He visto cosas suyas que me han gustado mucho, El zurdo (1958) y La jauría humana (1966) principalmente, aunque también Bonnie y Clyde (1967), y Agente doble en Berlín (1985), aunque también he visto suya Missouri (1976).
    Reparto interesante: el inigualable Gene Hackman, Jennifer Warren, Melanie Griffith como la niña que se ha escapado de casa, Susan Clark como la mujer del detective, James Woods, Edward Binns, Harris Yulin como el amante de la mujer del investigador privado, y Kenneth Mars.
    Investigador privado con una gran crisis matrimonial y un pasado mejor como jugador de futbol americano que se embarca en la búsqueda de una niña de dieciséis años que ha desparecido con una banda de hippies después de rodar una película en el sur de EE.UU.       Cuando le va a contar a la madre que ha muerto se la encuentra borracha en la piscina. Él la acusa de ser la culpable de la muerte de la niña. Le dice: "con una madre así no tenía ninguna posibilidad".
    Un retrato sobre una sociedad decadente y desesperanzada. Es evidente que no le gusta lo que hace, pero lo hace porque lo tiene que hacer. Es investigador privado, en su trabajo y hace lo que tiene que hacer. La niña es una especie de femme fattale, una depravada sexual que se folla todo lo follable... una niña tremenda. Se esconde con su padre y la nueva chica de éste. La niña no quiere volver con su madre a Los Ángeles, cree que es un bruja.
    Hay, evidentemente, un conflicto de base entre ellas que no se ve a primera vista, que subyace y que no se explica a primera vista. Se puede intuir pero no se conoce.
    Yendo a nadar por la noche descubren una avioneta hundida en mar, con un cadáver muerto a los mandos al que los peces le han comido la cara. Una especie de alegoría sobre la chica y su relación con la sociedad. Un sueño recurrente la atenaza por la noche: la casa del piloto comida por los peces.
    Entregada la niña vuelve a espiar a su mujer y su amante, descubriéndoles en el apartamento de él. Le dice que va a dejar este trabajo. Solo le informa de ello, y pretende trabajar de especialista con el director de cine con el que había conocido cuando buscaba a la niña.  Su mujer parece que vuelve con él.En una de las tomas la chica muere, el director queda herido pero nada más. Sin embargo la chica muere. El conductor era el director, por lo que se eliminan las posibilidades de sabotaje y demás. Algo absurdo, evitable, perfectamente previsible, algo tan normal como rodar una escena de fuga de una persecución. Algo salió mal. Quizá la vida misma de esa chica salió mal. Cree que puede haberse cometido un homicidio, porque el chico que arregla los coches para la película fue su amante y lo vio en casa de la madre, por lo que cree que a lo mejor tienen algo que ver la madre, que es la única que gana con la muerte de la niña, y el joven. Cuando va a averiguar qué ha pasado se encuentra muerto al chico.
    Incuestionablemente tiene algo la película. Un buen guión, que no sabes dónde te lleva, una dirección firme, y un planteamiento sencillo pero de más profundidad de la que en principio pudiera parecer. Pero no creo que vaya la cosa más allá. Para nada la considero una obra de arte, ni un canon de película, no es cool, ni calma lenta, ni tiene un desarrollo policial significativo. No tiene la fuerza de una película intensa, ni la profundidad de una película 'interior'. Sin embargo sí es cierto que el guión es muy bueno, los diálogos muy a tener en cuenta y la historia es bonita y obliga a seguirla atentamente para sacarle provecho.

§ 2.207. Interiores (Woody Allen, 1978)

    Una de Allen de introspección humana, como siempre en desarrollo de temas familiares.
    Un matrimonio se separa (en principio temporalmente) y en socorro de la mujer acuden sus hijas. Pero a medida que se acercan se destapan los problemas que han tenido en sus relaciones. La seguridad de la que carece la mujer se ve acrecentada cuando al varón acude a una relación familiar con su nueva pareja. La realidad es obstinada y el sufrimiento también. Sobre todo porque la expectativa de recuperación de su matrimonio atosiga a la mujer hasta extremos insospechados, cercanos al suicidio. La mujer ha tenido un cierto cúmulo de crisis nerviosas.
   Las relaciones que han tenido necesariamente han tenido que ser frías, gélidas, poco apasionadas, muy cerebrales y concienzudas. Aburridas, cansadas, obstinada y recalcitrantemente programadas. Han sido las relaciones que tenían que ser, las que patrocinada la concordia familiar, la sociedad aparente y pueril en la que viven.
    La mujer, después de cerrar las ventanas del piso en el que vive con cinta aislante intenta suicidarse. Y las relaciones entre las hermanas también es distante.
    En la fiesta de cumpleaños se reúnen las tres hijas con la madres y los maridos de dos de ellas. Una de ellas es poetisa, otra actriz, y otra escribe guiones (o algo similar). El marido le regala flores blancas, y ella se vuelve a formar expectativas.
   A medida que transcurre la película aparecen los problemas de cada una de las hijas. El marido de la poetisa es un escritor frustrado que es incapaz de triunfar en el mundo editorial. La otra hija quiere expresar algo pero no sabe qué es, ni qué quiere, y se dedica a la fotografía, pero sin capacidad ni estilo.
   La poetisa tiene una hija a la que no quiere demasiado, y la fotógrafa se acaba de quedar embarazada pero no quiere tener el hijo, dudado incluso si debe seguir con su pareja, a la rechaza las propuestas de matrimonio que le realiza. Cuando el padre vuelve con una nueva pareja de su viaje a Grecia se reúne con las dos hijas y sus maridos en una cena poco agradable, tensa y desangelada. El padre le anuncia a las hijas que quiere casarse. Tengo 63 años y quiero vivir tranquilo, dice él: quiere vivir sereno, la mujer es vitalicia y que le hace feliz. Él quiere la aprobación de sus hijas, que no se la dan. La mujer -a la que le plantea la posibilidad- no parece estar muy de acuerdo. Pero soporta el golpe. Las tres hijas se reúnen con el padre y su pareja en la casa familiar de todos. La nueva pareja dice algo muy interesante: hay que hacer reformas en la casa porque está toda planteada en tonos pálidos. Lo que aporta esta mujer a su padre es algo tan sencillo como la alegría, algo de vitalidad, un impulso vital que necesariamente debe ponerse en cada cosa que hacemos.
   Hay una tensión evidente entre lo que se planeo en la vida y lo que finalmente se ha conseguido en ésta. 
   Es una película lenta, un melodrama en toda regla, con grandes dosis de melancolía y sufrimiento. Quizá sea la primera película suya en la que no actúa. Es cierto que puede verse algo de Bergman, como dicen los críticos, en la pausa permanente que imprime a la cinta, el silencio que la envuelve -no hay música (excepto cuando se baila en la boda, en el último tercio de la cinta)- y los decorados fríos -en tonos blancos- y poco acogedores. 
  Un reparto de auténtico lujo: Diane Keaton, Mary Beth Hurt, Geraldine Page una dama de la actuación, el reconocido E.G. Marshall participantes en tantas películas, Sam Waterston muy joven, Richard Jordan, Kristin Griffith, Maureen Stapleton, y Henderson Forsythe.

§ 2.206. Kapo (Gillo Pontecorvo, 1960)

    Durísima película sobre la adaptación de una prisionera judía en un campo de concentración. La ayudan a pasar por una chica francesa para evitar la cámara de gas.  Consigue ser 'elevada' a Kapo, es decir, a vigilante de un barracón, una especie de colaboracionista de los carceleros dentro del campo. Obviamente ello conlleva mejoras en el vestir, en la comida, en el trabajo y en el trato en general. Se hace para sobrevivir, naturalmente.
    La Kapo intima con un militar nazi que ha perdido una mano. Ha ejercido la prostitución con él, así como con otros soldados. Nada le importa, vivir un día más, nada más...
    No hay lugar a la concesión de sentimentalismos. Brutalidad, prostitución en el campo, mendicidad, ignominia, inhumanidad, condiciones de vida absolutamente inhumanas. Si lo que pretendía era mostrar el bestialismo en sus manifestaciones más crudas, desde luego lo ha conseguido. Es, probablemente, una de las películas más duras sobre el tema, junto con "Escape de Sobidor (Jack Gold, 1987).
    Su camino parece trazado hasta que se enamora de un soldado ruso. Hasta en el lugar más infecto de la tierra hay lugar para el surgimiento del sentimiento más importante de la humanidad. 
    El compromiso con los valores de izquierda de Pontecorvo es indudable, y en esta película muestra bien. Es una de las mejores películas de campos de concentración que he visto. Además recrea perfectamente la vivencia en un campo, las situaciones y la animalidad de la vida diaria.
    La actriz principal es Susan Strasberg, que ya la había visto en una película que me gustó mucho: La tela de araña, de Vicent Minnelli de 1955 y en otra de Martin Ritt: Mafia, de 1968.

§ 2.205. Águilas heroicas (Howard Hawks, 1936)

    Narra la historia de los pioneros de la avecino civil encargada del transporte de mercancías. Una  especie de anticipo de "Sólo los ángeles tienen alas" rodada tres años más tarde, en 1939. Aquella, que vi hace años y me encanto, era de una modernidad apabullaste. Veremos a ver cómo es esta, pero tiene una pinta magnífica. Las críticas que he leído sobre la película se refieren a ella como un ensayo previo a la de "Solo los ángeles..."
   La narración es magistral, aunque es evidente que recurre a los tópicos de cualquier película de Hollywood. En realidad el que crea los tópicos de películas es él, o tipos como él.
  No se aprecian los códigos Hawks, esa hombría singular en relación a determinadas situaciones: amor, alcohol, amistad... no se aprecian del todo, aunque hay esbozos, retazos, matices. La reflexión sobre el discapacitado que sigue contratado en la compañía aeronáutica; la marcha a beber después de una jornadas de trabajo; las apuestas sobre si el protagonista va a ser capaz de ligarse a la chica guapa, etc.
    Un accidente de un compañero le hace reflexionar, madurar, asumir responsabilidades, ser un líder auténtico, más allá de las faldas y las juergas. Él no fue en ese vuelo para dedicarse a una chica. Desde eso momento va a ser otro hombre. El dramatismo está muy logrado, presencia de la mujer mediante. No muere, y no tiene lesiones de cabeza o columna, pero su corazón está mal.
    Al piloto díscolo no le renuevan la licencia, pero su compañero, el ejecutivo que fue su amigo cree poder recuperársela. Pero es el fin de unos pioneros del aire. El mundo de la aviación ha cambiado, y con ello los pilotos. Ahora es para ingenieros, dice el protagonista, no para conductores de aviones.
   El reparto es bueno: James Cagney como el piloto aventurero, Pat O'Brien como su jefe, el que organiza el trabajo en tierra y es responsable ante los jefes de la compañia, y June Travis como la chica.
    Una gran película, como todas las suyas. Me gusta mucho Hawks, es uno de mis directores favoritos. Junto con Ford, Huston, Wise, Welles, Wyler, Preminger, Lang y Wilder  forman parte de mi tótem tabú cinematográfico.

lunes, 28 de diciembre de 2020

§ 2.204. Torpedo (Robert Wise, 1958)

    Extraordinaria película de guerra, de submarinos. Marino viejo que ha tenido algún fracaso con un submarino se hace cargo de una acción de guerra con otro submarino, y su tripulación. Dicha tripulación esperaba que su segundo se hiciera cargo del cargo como Capitán. El conflicto está servido, mucho más cuando aprecian que el Capitan no es excesivamente belicoso con los enemigos.
    No es que le acusen de cobarde, pero la tripulación no entiende cuál es el objetivo de tanto ejercicio táctico.
    Pero la lección de capitanía que ha dado al hundir un destructor y un petrolero japonés es magistral. Sobrevuela la idea de saltarse las órdenes e ingresar en el sector 7, prohibido expresamente, para hundir un gran barco japonés. Tienen que dirigirse a los estrechos de Bungo, donde se hundió hace un año su anterior submarino y se ha convertido en un cementerio de barcos americanos. El objetivo es el Akitase, un barco japonés indestructible.
    La tripulación plantea que el segundo asuma el mando. Se niega, evidentemente. Pero en la segunda batalla no es capaz de llevarla a buen puerto. El segundo se hace con el mando, más que nada porque hay que regresar a Pearl Habour, para reparar el submarino. El antiguo Capitan (Gable) ya no pinta nada, pero el nuevo Capital (Lancaster) duda si debe volver a casa o intentar vaciar los quince torpedos para intentar hundir al Akitase. Pero tienen una gran ventaja, los japoneses les den por muertos, creen que han hundido definitivamente el submarino.
    Gran duelo entre Clark Gable y Burt Lancaster, con un secundario de lujo, Jack Warden, con una dirección prodigiosa, una música muy adecuada y un rito y cadencia magistrales, como todo lo de Wise. Me encanta Wise, todo lo suyo es magnífico. Y tiene de todo, fuero, musicales, oeste, guerra, etc. Es un gran maestro.

§ 2.203. Hannah y sus hermanas (Woody Allen, 1986)

    Película mítica de la filmografía de Allen, con sus diálogos mordaces y sus contradicciones vitales. Tengo que acabar con todas sus películas, que cada vez me gustan más...
        Un guión complejo, que se aprovecha para reflexionar sobre el sexo, la familia, las enfermedades, el trabajo, las relaciones personales, etc. Todo se organiza alrededor de Hannah, es el motor de la familia propia y la de sus hermanas. Aunque quizá en realidad gira en torno al marido de Hannah y su decisión de abandonar o no a su mujer e irse con su hermana.
        Las contradicciones del deseo, de la pasión, de la vida adulta, de las emociones de la vida adulta. Las consecuencias de la infidelidad, del mundo de las emociones, de la sexualidad.
       También disección las dudas religiosas mediante su conversión al catolicismo. Es una parte que me sobra, no sé a qué viene, qué me quiere decir, y para qué la expone. Además no tiene relación con la problemática que las hermanas tienen entre sí. Luego intenta hacerse Haren Crisna, en fin... no lo entiendo.
    Esta en concreto es espectacular, con un reparto sin igual: Woody Allen, Mia Farrow, Michael Caine, Barbara Hershey, Dianne Wiest, Max von Sydow, Carrie Fisher, Lloyd Nolan, Maureen O'Sullivan, Sam Waterston, Daniel Stern, y Richard Jenkins.

§ 2.202. Extraños en la noche (Anthony Mann, 1944)

    Una de las primeras de Mann. En blanco y negro, claro, y en VOSE. Interesante, barroca y oscura.
    Una trama sumamente compleja. Un militar que en la convalecencia  escribe cartas una chica llamada Rosemary a la que no no conoce, pero sabe su dirección porque estaba apuntada en un libro que leía. Cuando vuelve de la guerra va a buscarla, encontrándose con una doctora que, curiosamente, lee el mismo libro que Rosemary. Pero la niña ha desparecido y las tías que viven en la casa tratan la situación como si volviera a volver en cualquier momento. Situación complicada. La visión obsesiva del cuadro de la chica tiene algo de Vértigo (1958) y también de Laura (1944), además de Perversidad (1945) y La mujer del cuadro (1944).
    El militar va a la casa de la mujer pero sólo se encuentra con su tía y una amiga de ésta que ayuda en todo en la casa. Nada más. La tía parece desequilibrada, y parece haber construido una persona que no existe en la realidad. La amiga de la tía accede al juego, pero más por miedo que por convicción. 
    El militar sufre una pérdida de conciencia viendo el cuadro de la chica. Lógicamente le atiende la doctora, que empieza a sospechar que algo raro pasa con Rosemary, siempre está presente pero nunca se la ve. El chico no consigue ver a Rosemary, y la tía se empeña en que ve al cuadro una y otra vez, en que vea la habitación de la niña, etc.
    No aparece y el militar acude a ver a un compañero pintor pues cree que pintó el cuadro y le puede decir algo de Rosemary. El militar quiere encontrarla pare decirle que está enamorado de otra mujer. Desde luego hay algo misterioso en ese proceder de la tía y su amiga. La amiga escribe una carta solicitando que se sea cuidadoso con la tía de Rosemary, pues no está en sus cabales. Obviamente la carta es interceptada. La tía al final cree que es la madre de Rosemary, y asesina con un base de leche (Sospecha, 1941). Todo se destapa, la vieja pretende que viven vino envenenado pero no lo hacen: ven que ha matado a la señorita de compañía... 
    El reparto es el siguiente: el militar es William Terry, la doctora es Virginia Grey, conocida actriz muy prolífica. Los demás actores son: Helen Thimig, Edith Barrett, Anne O'Neal, Roy Butler, Jimmie Lucas, Audley Anderson, Charles Sullivan, Frances Morris, Roy Darfour.

§ 2.201. Gilda (Charles Vidor, 1946)

    Celebérrima cinta, mito del cine y muchas veces vista. Tiene algo intemporal, que no cambia, que permanece. Con un reparto de superlujo: Rita Hayworth, Glenn Ford, y un George Macready que siempre, o casi siempre, hace de malo y de egoísta, de villano refinado podríamos decir.
    La historia es bien conocida, y muchas veces vista, no hace falta narrar de qué va. Si me halagado la atención lo larga que es. La recordaba más corta, incluso muy corta, de 70 minutos o quizá 80, no desde luego de un metraje por encima de 100 minutos.
    Se deja ver, no ha envejecido también como otras de similar temática y época, pero se deja ver. Las intervenciones de Rita con absolutamente espectaculares, cuando aparece repunta el interés del espectador, sobre todo porque la trama es a veces confusa y no se explica del todo bien. Además carece de sentido que después de fallecer el magnate y casarse con la chica el protagonista lo eche todo a perder. No tiene la profundidad sicológica de las películas de cine negro de Lang, ni el suspense de las de Hitchcock, ni el guión de las de Siodmack... Tiene todos esos defectos y aun así es magnífica...
    Me llama la atención los comentarios que la gente redacta en Filmaffnity, que como es notorio y no lo he ocultado nunca en este blog, consulto a menudo y voto en casi todas las películas. Siempre hay votaciones contrapuestas. Rara es la película que no tenga un 10 para alguien y, también un 1 para otras personas. Es evidente que más allá de los gustos, y los colores, existe una propósito por parte de los que dan las notas extremas en destacar, en hacerse notar. No lo digo por esta película, que bien pudiera ser considerada un tostón por un lado y una obra de arte por otro, sino en general, por todas las que allí se votan.

domingo, 27 de diciembre de 2020

§ 2.200. Los Juicios de Nuremberg (Yves Simoneau, 2000)

    La vi hace muchos años, muchísimos... y me gustó mucho. Vamos a ver ahora de qué es capaz, 2.500 ó 3.000 películas después.
    El guión es bueno, el plantel de lujo, el director muy desconocido para mi pero, al parecer, una estrella del cine en televisión. Como episodio histórico es magnífico, está muy bien hecha, parece responder fielmente a la verdad. Las cosas sucedieron así, más o menos. Los personajes detenidos son los que son, las cárceles se situaron en los sitios que dice que se situaron..., la participación americana es como fue, etc. Históricamente es un documento fiable.
    Alec Baldwin, Jill Hennessy, Christopher Plummer, Roger Dunn, David McIlwraith, Christopher Shyer, Hrothgar Mathews, Brian Cox, Herbert Knaup, Frank Moore, Frank Fontaine, Raymond Cloutier, Bill Corday, Christopher Heyerdahl, Ken Kramer, Colm Feore, Charlotte Gainsbourg, Robert Joy, Michael Ironside, Matt Craven, Max von Sydow.
    Le recordaba mejor de lo que es... no está mal, pero no es especialmente buena. Está bien como documento para ver, pero no es una gran película, ni mucho menos.

§ 2.199. El soñador rebelde (John Ford y Jack Cardiff, 1965)


    No sé qué hay de Ford en esta cinta, pero es mucho más de lo que puede parecer. Más que nada porque la película es notable y todas las demás que he visto de Cardiff son 'normalitas' tirando a mediocres. De las cuatro que he visto hasta hoy ésta es la mejor con mucha diferencia, luego El león (1962), más tarde Los invasores (1963) y finalmente Último tren a Katanga (1968), la primera que vi y que, la verdad, es malísima.
    Cardiff era más conocido por ser un gran cameraman que director de cine.
    Desde luego todas las bibliografías consideran que la película es de Ford, en él se adscribe y a él le imputan la autoría.
    Narra las aventuras de Sean O'Casey, dramaturgo nacionalista irlandés del siglo XX, vivió desde 1880 hasta 1964. La película es del año siguiente. Al parecer fue un hombre muy apegado a la divulgación de las tradiciones irlandesas. Cerca, muy cerca, del IRA, grupo que abandonó nada más formar parte de él. Pretendía la elaboración de un teatro puramente Irlandés en una época de fuerte dominación inglesa. Publica la Historia del Ejército Popular Irlandés, libro de gran publicidad y muy conocido. Su obra más conocida, sin embargo, es El arado y la estrella, que filmó también Ford, en 1936, haciendo gala de su origen irlandés... algo inventado y producto de su propia ensoñacion. Sí es cierto que sus padres eran de origen Irlandés y que su madre le inculcó su cariño por Irlanda, sus tradiciones, su lengua y su cultura. Socialista y nacionalista es una figura muy venerada en Irlanda, a la altura de sus mitos más importantes.
    Un reparto estupendo, encabezado por Rod Taylor,  y con Maggie Smith, Julie Christie, y Flora Robson como protagonistas femeninos. Además intervienen Jack MacGowran, Sian Phillips, T.P. McKenna, Julie Ross, Robin Sumner, Philip O'Flynn, y Michael Redgrave al que no le reconozco.

sábado, 26 de diciembre de 2020

§ 2.198. La selva blanca (Ken Annakin, 1972)

    Relato de Jack London, película de aventuras. 
    Director solvente, con varias películas estupendas, con un reparto solvente: Charlton Heston, Raimund Harmstorf, Michèle Mercier, George Eastman, Sancho Gracia, Maria Rohm, Rik Battaglia, Juan Luis Galiardo, Friedhelm Lehmann , Horst Heuck, Alf Malland, Alfredo Mayo, Sverre Wilberg, Dan Fosse, Roy Bjørnstad, Antonio Mayans, Buck, Luis Barboo.
    Película para navidad, para niños no tan niños, con mensaje, con más profundidad de la que en principio pudiera proveerse. Bin desarrollada, bien estructurada, bien organizada, buen resultado, buena película...

§ 2.197. Open Range (Kevin Costner, 2003)

  La recuerdo magnífica, y vamos a ver de lo que es capaz en un segundo visitando.
  La tengo por una película infravalorada. No creo que tenga buen crédito entre cinéfilos y aficionados. No sé por qué, porque a mi me parece una cinta magnífica, a la altura de las mejores del género. Lejos de las míticas pero muy gustosa, muy mirable, muy visionable...
  El tema es bien conocido: open range significa "paso libre". Es más un concepto que una palabra: se refiere a la posibilidad de que las reses pasten libremente en las tierras así consideradas porque no son de nadie. Es una práctica legal, pero que choca con la tendencia a cercar las fincas para controlar el pastoreo y fomentar la agricultura.
  Las tomas a campo abierto son tan valiosas como las de cualquier director clásico. Me gustan esas tomas tan llamativas, tan bonitas, tan libres, tan de mundo Marlboro... 
  Es cierto que la historia, no tanto el guión, es muy bien conocido. Quizá sea cierto, como he leído, que copia aspectos de otras películas, aprovechando argumentos y mezclando  temáticas de otras películas, pero, la verdad, el resultado es tan bueno, tan bonito que esa circunstancia no tiene especial importancia. Además la temática del oeste está tan tratada que es difícil no repetirse. Los temas son los de siempre: la venganza, la tierra, el honor, la lealtad, la supervivencia, siendo también muy conocidos los escenarios: el campo abierto frente a la ciudad, la urbe como centro de progreso de las gentes, lo duro de la vida campestre. Caballos y cielo abierto.
  La escena final del tiroteo es de las mejores que he visto nunca. Rápida y feroz, salvaje y sin concesiones. Cuando la vi por primera vez me recordó a la de "El hombre que mató a Liberty Valance", por el escenario y por la intervención de varios tiradores. Es evidente que es el climax de la cinta, el momento culminante y sobre el que gira todo el desenlace. 
  El reparto es estupendo: Kevin Costner, Robert Duvall, Annette Bening, Abraham Benrubi, James Russo, Michael Gambon, Diego Luna, Michael Jeter, Dean McDermott, y Kim Coates.
  Costner está en su papel, Duvall, como siempre, magnífico, peor la que me ha parecido impresionante ha sido Bening, una actriz que siempre me ha gustado y he valorado, pero nunca la he tenido por una actriz notable. Sin embargo esta cinta ha cambiado mi percepción sobre ella y su valor como actriz. Sin pintar, quiero decir sin arreglarse para la toma especialmente, con la mirada dura de quien se sabe sufridora pero todavía con la mirada acuosa ante las injusticias y enamoradiza para aprovechar las pocas ocasiones que se presenten en la vida, que no serán muchas.
  Un buen guión, una música muy correcta, un resultado muy bueno.

§ 2.196. El señor de los anillos: El retorno del rey (Peter Jackson, 2003)

Última de la serie. Se me está haciendo larga...

viernes, 25 de diciembre de 2020

§ 2.195. Tarde de perros (Sidney Lumet, 1975)

    Clásico sementero que vi hace muchos años y no recordaba especialmente bien.
    Empieza saco la película, en el minuto tres ya está el atraco en marcha.
    Una de las pocas de John Cazzale con un Al Pacino tan neurasténico como siempre... moviéndose compasivamente, nervioso y poco eficaz. El policía es Charles Burning, que borda su papel de tipo (duro y muy vivido) que comprende perfectamente lo que es la ciudad y su delincuencia. La carrera de Cazzale es una de las cortas y exitosas del cine. El Padrino, La Conversación, El Padrino II, Tarde de Perros y El Cazador, que sería su última película. Pocas carreras tan exitosas como esta. Prometía muchísimo, pero el cáncer se lo llevó en el momento en el que estaba explotando.
    El atraco es un desastre, todo calle mal y se convierte en un circo para la televisión. Es, tanto una película de robos como de crítica a la televisión. Es una historia real, acontecida en Brooklyn en 1972, un caloroso día de agosto. Ser capaz, como hace Lumet, de meterte dos horas de atraco sin pausa para respirar. Un lio tremendo, porque lo que era un atraco sin importancia se convierte en un secuestro con rehenes, cosa mayor, más peligrosa y con mucho más recorrido penal.
    También puede leerse como una crítica a la actuación policial, al principio especialmente patosa. El despliegue de medios para solventar el problema es espectacular, sobre todo teniendo en consideración la dimensión del atraco, que no deja de ser a una sucursal pequeña de barrio, en donde ni siquiera había mucho dinero. Todo está mal, todo sale mal: el planteamiento del atraco, su ejecución, la pista que les dieron, el plan de la policía, el de la prensa, todo...
    El atraco es retransmitido en televisión prácticamente en tiempo real. El atracador juega a que la televisión le de cobertura, y el juego consiste en apreciar cómo es capaz de sacarle rendimiento a su situación.
    Un tema parcial que no explora es la relación entre los delincuentes -la delincuencia- y los exmilitares de Vietnam
   El guión es prodigioso, obra de Frank Pierson (que ganó el Oscar) sobre un artículo de P.F. Kluge, y Thomas Moore, y un libro de Leslie Waller. 
    Lumet es un director más que solvente, con películas estupendas. Las que yo he visto son estas: Doce hombres sin piedad (1957), Piel de serpiente (1960), Punto límite (1964), La colina de los hombre perdidos (1965), Llamada para un muerto (1968), Serpico (1973), Asesinato en el Orient Express (1974), Tarde de perros (1975), Network, un mundo implacable (1976), Veredicto final (1982), A la mañana siguiente (1986), Distrito 34: corrupción total (1990), El abogado del diablo (1993), La noche cae sobre Manhattan (1996), y Antes que el diablo sepa que has muerto (2007).

§ 2.194. El señor de los anillos: Las dos torres (Peter Jackson, 2002)

Seguimos... Cada vez me cuesta más seguir la serie.
Está bien, pero es una gesta larguísima.

jueves, 24 de diciembre de 2020

§ 2.193. Tener y no tener (Howard Hawks, 1944)

Una película estupenda, clásica, de toda lavada, de las que no se olvidan. Una especie de Casablanca en la Martinica, en 1944 en vez de 1942.
Me ha gustado mucho. Es la cuarta o quinta vez que la veo, y siempre le he sacado más de lo que a primera vista puede verse. Es muy buena película.

§ 2.192. Testigo hostil (Ray Milland, 1968)

    La primera película que vi de Milland como director me gustó mucho. Lisboa llevaba por título y era de 1956. Mejor dicho: la recuerdo mucho. La recuerdo mejor que lo buena que es.
    Vamos a ver cómo se presenta esta, la que su quinta y última película. Parece que tiene muy buena pinta.
    Un prestigioso abogado es acusado de asesinar a un magistrado, porque éste fue, según un investigador privado, el causante de la muerte de su hija. Todo parece indicar que ha sido el abogado, aunque en ese momento, en el preciso momento del asesinato dormía en casa de un amigo, lejos de allí. El problema es la credibilidad de este testigo, su coherencia, su credibilidad.
    Un guión perfecto, un tempo magnífico, una historia muy convincente.
    Juicios, testigos, venganzas, cine ingles de gran factura. Me gusta mucho Milland, un gran actor, con múltiples éxitos que no llegó a cuajar del todo como director.
    Milland no es que fuera un gran actor, un actor espléndido. Era solvente, certero y fiable. No tiene ese punto dramático con acentuado en algunos actores británicos, galeses especialmente, le falta es punto de drama en lo que hacen, esa forma de interpretar como si fuese la última posibilidad. Aunque pueda parecerlo no son actores de método, sino estruendosos copiadores de su misma actuación. El prototipo, al menos para mi, es Richard Burton. Cierto es que podría tener varios registros, pero siempre parecía que se desaforaba en su actuación, como si fuese el último de su vida.

martes, 22 de diciembre de 2020

§ 2.188. El Crack (José Luís Garci, 1981)

 

    Una estupenda obra de arte. Es la tercera o cuarta vez que la veo y me sigue pareciendo magnífica. Por cierto, Nueva York es (casi) tan bonita como Madrid.

§ 2.187. Historia de un beso (José Luís Garci, 2002)

  Seguimos con las historias de Cerralbos del Sella -y la casa de Allendelabarca-, un pueblo -y una casa- imaginario asturiano, conformado por él. Con esa melancolía tan características de Garci que conmueve, al menos a mi, de una manera muy singular, conectándote con tuyo interior.
    La música repetitiva que circunda toda la película, como siempre, sirve de hilo argumental de toda la historia. Mitad de siglo XX en una España en blanco y negro. Julio regresa de Francia para asistir al entierro de su tío, un escritor famoso del pueblo. Los recuerdos del pasado afloran, mezclándose con la realidad actual. Recuerdos, ensoñaciónes, la creación artificial de un pasado que quizá se recuerda más bonito que lo que realmente fue. Un engaño de la memoria habitual en las personas para evitar enfrentarse con la realidad, y poder conllevar la vida propia.
    No tiene la fuerza arrebatadora de otras obras suyas. No consigue que palidezcas hasta el llanto como en You are the one, o Volver a empezar, pero está bien. Tiene un metraje más moderado y se deja ver. Pero no es uno de los títulos más características e su obra. La última sea que vi, Canción de cuna, es mucho mejor película, sin ningún género de dudas.
    Julio recuerda sus tiempos de niño, su primera amor, un vecina risueña y pizpireta, con pecas y una sonrisa preciosa.
  El reparto: Alfredo Landa, Ana Fernández, Carlos Hipólito, Agustín González, Tina Sáinz, Francisco Algora, Beatriz Rico, Manuel Lozano, Valeriano Andrés.

§ 3.378. Los ojos de la noche (Jesús Franco, 1970)

  Algo hay que reconocerle a Jesús Franco, la capacidad de montar proyectos, películas, y lanzarlas al mercado. Le tengo fichadas 156 pelícu...