lunes, 14 de diciembre de 2020

§ 2.169. El rastro de la pantera (William A Wellman, 1954)

    En un rancho del Oeste nevado, probablemente de Utah, o Nevada, aparece una pantera en la noche. Los tres hijos del matrimonio se levantan para ir a cazarla.
    Director magnífico, con cosas estupendas de verdad, y un elenco de actores de primera: Robert Mitchum, y Teresa Wright como estrellas más preeminentes, acompañados de Diana Lynn, un Tab Hunter siempre tan peculiar y Beulah Bondi, Philip Tonge, y William Hopper. 
    Una especie de drama familiar generacional. El hijo mayor y el de en medio van a la caza, mientras que el menor se queda en la casa nevada con su novia y la hermana de los hijos se queda en la casa. La tremenda nevada impide salir a los miembros de la familia. Ésta incluye a un padre borracho, una madre amargada y un indio que no habla y que va de aquí para allá, del establo a la casa, y viceversa.
    Es interesante porque tiene algo de Centauros (que es de 1956) en la búsqueda a través de la nieve, y también algo de El Cazador de Michael Cimino. No creo que sea un antecedente directo, pero desde luego puede entenderse así.
    El papel de Mitchum es el de hermano mayor, casi padre, que mantiene la integridad de la familia en un ambiente hostil por el clima, los indios y la pantera... no tiene espacio ni tiempo para otras cosas que no sean domesticar todo lo que rodea al rancho y la integridad de la familia. No se indica cuál es la razón por la que tiene ese mal carácter, esas maneras tan duras de conducirse en sus relaciones...
  Teresa Wright es la hermana, y Diana Lynn la novia del hermano menor, que es Tab Hunter. 
    La pantera representa el mal, lo externo, lo que amenaza a todos, el factor externo sobre el que depositar toda la tensión de las frustraciones y relaciones viciadas que se dan en ambientas tan cerrados y perturbadores.
   El Cinemascope funciona de maravilla en estos paisajes del oeste, especialmente en esta película, con planos de nevadas inmensas, y arboles verdes sobresaliendo en lo blanco de la nieve. La nieve es la pureza, la pantera la maldad. Alguien tiene que ganar. El hermano (Mitchum) parece que está enamorado de la misma mujer que su hermano pequeño. Alguien tiene que ganar. El hermano pequeño no tiene autonomía para decidir cómo llevar su vida. En concreto no sabe si pedirle su parte en el negocio para mantener su futura vida o esperar a que él se la ofrezca, pues entiende que sin su actuación pasada no habría rancho, ni tierras, ni nada que mantener. La duda es si la preeminencia del hermano mayor es de tal calibre como para llevar a la ruina a toda la familia, o si, por el contrario, al final cederá y permitirá que el hermano pequeño tenga su propia vida. Todo un drama. La madre es retorcida y mala y el hijo pequeño tiene que elegir: o su familia, madre incluida, o su novia. Su pasado, con el peso que ello conlleva, o el futuro.
    El padre bebe porque no tiene besos de su mujer, una auténtica beata. Tiene mucho más criterio que los que no beben. La madres y la hermana son iguales, por eso chocan.
    Me ha gustado mucho, me ha recordado a aquellas de Mann y de Fuller con Barbara Stanwyck, en donde parecían más tragedias de Shakespeare que tramas del oeste, concretamente Las Furias y 40 pistolas, respectivamente.
    Wellman es un director a tener en cuenta, junto con Curtiz y Walsh los próximos a redondear.
    Le he puesto un 9 en Filmaffinity, probablemente una nota un pelín excesiva pero tiene su lógica compensatoria con otras del mismo autor, a las que he puesto pero nota de la que merecían. Desde luego es un gran de verdad. Con dos otras cosas realmente brillantes, buenas de verdad, entre ellas una mítica para mi: Cielo amarillo.

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