domingo, 13 de diciembre de 2020

§ 2.167. Mister Arkadin (Orson Welles, 1955)

    Siempre me ha gustado esta película, siempre. Tiene algo que me conecta con aquellos que he vivido, Segovia, el Alcazar, donde he sido tan feliz. Aquellos años en los que íbamos juntos al Parador de Segovia, a comer ese cochinillo, a cenar en el parador recién duchado...
    La película tiene algo de mítico, los bailes de máscaras, la iconografía, las conversaciones trascendentes a más no poder... la elección del personaje para buscar la identidad de Mr. Arkadin.
    Mr. Arkadin trata mal a un gigolló que se acerca a su hija, fabricando un informe sobre sus comportamientos empresariales y delincunciales. Su hija se aparte de él, y él le paga con la misma moneda: buscando la identidad de Mr. Arkadin, averiguando de donde salió su fortuna, de dónde procede su prestigio. Una especie de búsqueda de la identidad a veces oculta, a veces ocultada, a veces mostrada...
    Mr. Arkadin le propone contratarle para que tape determinados aspectos de la vida. Está interesado en una contratación en Portugal y cree que el gobierno portugués puede echarse atrás si averiguan cosas sobre él. Mr Arkadin le propone que investigue la vida de Mr Arkadin. El asunto es sencillo: si el investigador no averigua determinadas cosas sobre su vida nadie lo sabrá. 
    Su vida es misteriosa. No recuerda quien era. Apareció en el invierno del 27 con 200.000 francos suizos en un pueblo sin recordar nada de lo que ocurrió antes de esa fecha. 
    No conocer nada del pasado de uno permite no tener conciencia sobre lo que fue o lo que es. Y, además, le permite tener la cobertura para sus acciones actuales.
    La oscuridad de su pasado, sus conexiones con los nazis alemanes y los camisas pardas italianos, y sus negocios oscuros forman parte de su personalidad. Al parecer es polaco, o había nacido allí. Se ha averiguado que procedía de allí.
    La búsqueda de la identidad de Mr Arkadín le lleva por diferentes países, generando diferente situaciones. Mientras busca a Arkadin busca también a Sofia. Parece que ambos tenían negocios ilegales en común. El barroquismo del guión, la vueltas de tuerca, lo que se muestra pero no aparece, lo que parece ser y no es. Todo a la vez y revuelto. Un nombre le lleva a otro, una historia a la siguiente, policía secreta y corrupción, señuelos y ocultamientos...
    Tiene algo de Ciudadano Kane, sin duda, tanto en la forma de rodar, con esos blancos y negros y esassombras, como en el fondo, en el guión, en la historia: los dobles sentidos, la ocultación de la realidad, de la identidad, la iconografía del circo, la presentación de objetos curiosos pero qeu  en principio, nada tienen que ver con la historia central, son signos característico de su cine, de todo su cine, también en La Dama de Shanghai, que vi hace unos días.
    La película es francesa, y, es evidente, está rodada en España, en Segovia. Los actores son: Robert Arden, Orson Welles, Paola Mori, Akim Tamiroff, Michael Redgrave, Patricia Medina, Mischa Auer, Katina Paxinou, Grégoire Aslan, Suzanne Flon, Peter van Eyck. Algunos son muy reconocibles, otros no tantos. Llama la atención el desembarco de la industria cinematográfica española en la producción y elaboración de la cinta.

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