jueves, 24 de diciembre de 2020

§ 2.192. Testigo hostil (Ray Milland, 1968)

    La primera película que vi de Milland como director me gustó mucho. Lisboa llevaba por título y era de 1956. Mejor dicho: la recuerdo mucho. La recuerdo mejor que lo buena que es.
    Vamos a ver cómo se presenta esta, la que su quinta y última película. Parece que tiene muy buena pinta.
    Un prestigioso abogado es acusado de asesinar a un magistrado, porque éste fue, según un investigador privado, el causante de la muerte de su hija. Todo parece indicar que ha sido el abogado, aunque en ese momento, en el preciso momento del asesinato dormía en casa de un amigo, lejos de allí. El problema es la credibilidad de este testigo, su coherencia, su credibilidad.
    Un guión perfecto, un tempo magnífico, una historia muy convincente.
    Juicios, testigos, venganzas, cine ingles de gran factura. Me gusta mucho Milland, un gran actor, con múltiples éxitos que no llegó a cuajar del todo como director.
    Milland no es que fuera un gran actor, un actor espléndido. Era solvente, certero y fiable. No tiene ese punto dramático con acentuado en algunos actores británicos, galeses especialmente, le falta es punto de drama en lo que hacen, esa forma de interpretar como si fuese la última posibilidad. Aunque pueda parecerlo no son actores de método, sino estruendosos copiadores de su misma actuación. El prototipo, al menos para mi, es Richard Burton. Cierto es que podría tener varios registros, pero siempre parecía que se desaforaba en su actuación, como si fuese el último de su vida.

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