jueves, 31 de diciembre de 2020

§ 2.214. El pacto de Berlín (John Frankenheimer, 1985)

   Mejor planteamiento que desarrollo. Gran historia sobre el papel que se viene abajo poco a poco. A partir del minuto treinta decae estrepitosamente, algo que ya he apreciado en varias ocasiones en Frankenheimer, director que no completa sus películas de forma redonda.
    El guión se desarrolla sobre una novela de Robert Ludlum (un escrito competente de novelas negras y de misterio, creador de Bourne el agente invencible e intratable luego llevado con éxito a la gran pantalla) y está escrito por Edward Anhalt, George Axelrod, y John Hopkins.
    Un arquitecto estadounidense descubre que es hijo de un jerarca nazi que se dedicó a robar dinero al Reich para organizar un fideicomiso que sirva para reparar los horrores del régimen. Para ello se tiene que reunir con los hijos de otros dos hombres que participaron con él en el desfalco y que estaban de acuerdo en sus propósitos. Todo el dinero, una cantidad absolutamente fabulosa, está guardada en un banco en suiza. Si acepta la gestión del dinero tendrá que realizar obras de caridad, filantropía, etc. Todo es misterioso y dificultoso. Pero lo más horroroso es que una organización nazi que pretende resucitar el Reich están detrás del asunto y quieren el dinero.
    El asunto tiene miga, la madre del arquitecto ve como le queman la tienda y pretenden asesinarla, y los hijos de los amigos del padre (una chica y un director de orquesta, respectivamente) no parece que estén en su misma línea, más bien al contrario: pretenden emplear el dinero precisamente para resucitar al Reich. Al menos el que hace pasarse por director de orquesta no parece comulgar con sus planes. A todo esto el MI6 está enterado de la cuestión y quien participar en el asunto, no se sabe si con el propósito de desenredar el asunto o al contrario, implicarse en él porque los agentes no son auténticos, sino infiltrados nazis. Un follón en donde no sabes quién es quien y cuáles son sus intenciones.
    Películas de estas -con esta temática me refiero- hay varias, me acuerdo de una especialmente,  Triple cross (Terence Young, 1966), aunque aquella era mejor que esta, al menos así lo recuerdo.
  Las mejores películas del director son: El hombre de Alcatraz (1962), El mensajero del miedo (1962), El tren (1964), y Siete días de mayo (1964). Fueron unos años magníficos, que nos los volvería a repetir.

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