viernes, 18 de diciembre de 2020

§ 2.177. Un instante, una vida (Sydney Pollack, 1977)

    Una película intermedia de Pollack. No es de las más conocidas y se encuentra entre dos suyas excelentes: Los tres días del Cóndor (1975) y El jinete eléctrico (1979).
    Un corredor de Fórmula 1 decide no continuar compitiendo con su coche hasta que el equipo no le diga qué le pasó al de su compañero de equipo para producir un fatal accidente. La muerte de su compañero de equipo le ha afectado, así cómo la tetraplejia de otro competidor. No sólo a nivel competitivo, sino también físico y sobre todo mental. Los años pasan, se encuentra en Europa no en su casa -EE.UU.- no tiene contacto con su familia, madre principalmente, su hermano le visita en París para intentar cerrar con él un problema legal referido a las tierras de sus padres y no le hace mucho caso... vive con una amiga en París.
    Conoce a una mujer cuando va a visitar al amigo que se ha roto el cuello en la carrera en que murió su compañero de escudería. Viaja con ella desde el hotel hacia la Milán, pero pasean por la costa italiana y francesa, conduciendo, por la carretera del mar. Se enamoran, como es natural. Es el argumento de la película. Ella es complicada, y él pretende descifrarla, sabe de ella, quién es, por qué se muestra distante y fría, pero a la vez vitalicia y reservada. Está enferma. Esa es la razón por la que se comporta así, o quizá no y sea simplemente una careta, un disfraz, una forma de ocultarse. La película es lenta, no parece llevar a ninguna parte. Deslavazada, con esa calma propia de las películas lentas y pausadas... no parece el ritmo adecuado para la temática. Desde Al no parece el actor propicio para este papel. No le veo como corredor de Fórmula 1.
     No ha envejecido bien la cinta. No mantiene la tensión y los ademanes, la tensión y su desarrollo han quedado anticuados. La música no acompaña y las escenas de coches son menos de las que debiera en una temática como esta. En todo caso se deja ver, más, también, por acabar con todo lo suyo que porque efectivamente sea una gran cinta, que no lo es.
    Al Pacino es el piloto, y Marthe Keller la seguidora. Él me es sumamente conocido, claro. Ella no tanto. Ha trabajado en muchas películas europeas, y la recuerdo por Fedora (Billy Wilder, 1978).
    La filmografía completa de Pollack es esta: Una vida vale más (1965), Propiedad condenada (1966), Camino de la venganza (1968), La fortaleza (1969), Danzad, danzad malditos (1969), Las aventuras de Jeremiah Johnson (1972), Tal como éramos (1973), Yakuza (1974), Los tres días del Cóndor (1975), Un instante, una vida (1977), El jinete eléctrico (1979), Ausencia de malicia (1981), Tootsie (1982), Memorias de África (1985), Habana (1990), La tapadera (1993), Sabrina (y sus amores) (1995), Caprichos del destino (1999), y La intérprete (2005).
    También es el codirector de El nadador (1968) con Frank Perry y de unos cuentos documentales.
    Diecinueve películas. Algunas estupendas, otras no tanto, pero una carrera magnífica, llena de éxitos de público y crítica, premios y reconocimientos. Un gran cineasta.

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