domingo, 13 de diciembre de 2020

§ 2.166. Soy un fugitivo (Mervyn LeRoy, 1932)

    Un joven soldado retorna a casa tras el fin de la IGM. Él pretende un trabajo creativo, empezar una nueva vida, ser su dueño. Quiere dedicarse a la construcción, a la obra civil.
    Su madre viuda le empuja a trabajar en una fábrica de calzado, la que   da empleo a la comunidad. El sacerdote también parece empujarle a escoger algo seguro, no arriesgado. Sin demasiadas experiencias abandona su casa y recorre EE.UU. -Boston, New Orlean, los grandes lagos, St. Louis, etc- buscando emplearse como operario base para sobrevivir. Vivir su sueño no parece tan sencillo.
    Crítica social dura y descarnada de una sociedad y un individualismo que no deja entrar en el sistema a nadie que verdaderamente lo necesite. Siguen fuera, al margen de la rueda del American´s way of life, lo que les empuja al lumpem proletariado. Algo va a salir mal, es evidente. El amigo que se ha echado le 'invita' a una hamburguesa, pero en realidad le quiero como socio para atracar el establecimiento.
    Es condenado a diez años de trabajos forzados. Se le encontró el dinero del atraco e intentó escapar cuando apareció la policía. Las condiciones de vida y trabajo en el establecimiento penitenciario son purísimas, horrorosas: cadenas en los pies, racionamiento de comida, trabajo que comienza a las 4:20 de la mañana. Él no está preparado para tanta dureza. Él que había sido un héroe condecorado por su participación en una guerra, en batallas en Europa.
    Es una crítica social a la prisión como sistema, mostrando un sistema vengativo, muy duro con los débiles y quizá mucho más laxo con los poderosos. Es una muy comprometida película, que no es exactamente lo que se espera de un entretenimiento. Sirve para pensar y para reflexionar sobre la prisión, sus mecanismos, su filosofía de funcionamiento, su eticidad y su filosofía. Muy dura. Trabajar hasta morir. Carceleros insensibles, despiadados y sanguinarios. Torturadores físicos y mentales de hombres que no pueden defenderse, ni reclamar derechos, ni siguiera protestar por las condiciones de vida o cautiverio. No hay futuro, no hay posibilidades, no hay nada que permita atisbar otra posibilidad que no sea pudrirse en el campo de trabajo.
    Sólo hay dos formas de salirse de la prisión, o cumpliendo su condena o en una caja de pino.
    Consigue huir al aflojarle a golpes otro preso los grilletes de los pies. Y sale corriendo. Pretende conseguir algo que nadie ha conseguido: escapar del campo de trabajo.
    Personalmente quieres que le salga bien, que consiga escapar, que burle al sistema y su brutalidad. Pero sabes que no va a salir bien, que va a ser cazado, antes o después, que no tiene ninguna posibilidad. Quizá sí consiga burlar a los carceleros ahora, pero más temprano que tare el sistema le cazará de nuevo, le agarrará, pues de un mecanismo social tan fuerte no se puede escapar. Es imposible, no hay ninguna posibilidad. Los hombres están marcados y su suerte también. Aun así consigue llegar a la gran ciudad. A donde siempre ha querido llegar. Se emplea en obra civil y consigue progresar. Empieza a estudiar ingeniería. Todo parece que va bien, pero la propietaria de la casa que tiene alquilada está resentida con él, porque no le quiere. Una carta del hermano le pone a ella sobre la pista de la identidad de su hermano. La chica no dirá nada siempre y cuando el fugitivo se case con ella. Él llega a ser "superintendente" general de la empresa... todo va bien, todo va bien, pero sabemos que algo va a ir mal...!!!
    Su mujer le chantajea con una vida disoluta y de perdición. Y él se enamora de su secretaria. Cuando ella le pregunta que qué le gusta él contesta: construir puentes para que la gente escape, pero no puede escapar. Su mujer no le concede el divorcio.
   Paul Muni es la estrella absoluta de la producción. Ucraniano emigrado a EE.UU. de padres que hacía teatro Yidis. Comenzó a trabajar en el teatro jovencísimo, descubierto por un hombre de teatro y luego a Broadway, más tarde Hollywood. Una estrella, una auténtica estrella.
    El director también es una estrella, con películas inolvidables. He visto las siguientes: Sed de escándolo (1931), Dos segundos (1932), Senda prohibida (1942), Quo Vadis (1951), La pelirroja indómita (1955), La mala semilla (1956) y FBI contra el imperio del crimen (1959). Todas magníficas.

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