jueves, 31 de enero de 2019

§ 1.543. Despertando a Zodiac (Jonathan Wright, 2017)


Sobre una historia conocida se construye otra bastante inverosímil, con unos personajes que no dan mucho de sí, y con un guión flojito de sustos fáciles y desarrollo previsible.
Muy inferior a la de David Fincher de 2007 que la recuerdo buena pero un poco larga y confusa en algunos momentos, como si hubiera sido cortada para disfrutar de un metraje más civilizado.
Ésta no es buena, porque en ningún momento se revela como plausible, parece una historia muy forzada, poco suave...
Unos aficionados a policías muy poco eficaces pero que, sin embargo, en algún momento de la cinta parece que son capaces de solucionar lo que la policía de medio USA no ha sido capaz después de años de investigaciones y recursos económicos a mansalva. En fin...
Los actores no entran bien en el papel, no perfeccionan bien sus matices, no consiguen hacer creíble su puesta en escena.
La fotografía es decente y la música acompaña sin entorpecer pero sin jugar ningún papel importante.

martes, 29 de enero de 2019

§ 1.542. A crime (Manuel Pradal, 2006)


Después de ver a Joan Crawford o a Bette Davis hacer de mala, cualquier otra chica haciendo de mala es una aprendiz... Esta chica directamente no es mala, es que hace mal de mala, que es cosa distinta.
La chica es Emmanuelle Beart, que aunque la he visto en alguna otra película no es muy conocida. Un prototipo de belleza francesa delicada y misteriosa. Norman Reedus es, sin más, un actor limitadísimo, intranquilo, inseguro y poco expresivo. Lo de Harvey Keitel en esta película no tiene el más mínimo sentido. Es, seguramente, el gancho comercial que justifica el presupuesto y la entrada en circuitos no comerciales de la cinta y el director. Pero qué quieren que les diga, me parece una interpretación estereotipada, como creíble y sumamente forzada.
El guión es poco creíble en una personal que no ha tenido antecedentes de locura. No se explica cuál es la razón de la obsesión por el vecino, ni por qué está dispuesta a hacer lo que hace, una auténtica aberración personal para alguien que pretende conquistar a un chico. Él, por su parte, puede no ser muy listo, pero es que hace de tonto. Y Keitel, pues, en fin, no puede ser que no dude por un momento por qué una chica monísima, guapa, joven se enrolla con un taxista alcoholizado, con problemas de adicciones, pobre, desequilibrado, viejo y con una casa que es una podredumbre.
Hay algo en la historia que no funciona, que chirría. Y, además, chirría desde el primer minuto, no funciona bien en ningún momento.
La música para ser de Ennio Morricone tampoco juega un papel protagonista, está sin molestar demasiado, sin destacar, como si pretendidamente se hubiera querido que fuese algo muy menor.
La película, en fin, es totalmente prescindible.

lunes, 28 de enero de 2019

§ 1.541. No confíes en nadie (Rowan Joffe, 2014)

He leído previamente las criticas de la película en Filmaffinity y, la verdad, no me parece tan horrorosa como las críticas más duras. No es una obra de arte, ni mucho menos, ni siquiera es excelente, pero se puede ver. Hay otras mucho peores del género. Está bien narrada, bien organizada, esconde bien lo que ocurre en el trasfondo y lo deja ver poco a poco.
Sólo juegas con el fondo de la trama, y la técnica narradora no es de lo mejor que se ve. Todo está orientado hacia este objetivo. 
Me gusta mucho Colin Firth, es capaz de exponer varios registros, comedias o dramas, por ejemplo, con cierta facilidad. Nicole Kidman... pues no sé. Lo hace y punto. No tensiona demasiado su personaje, ni lo dramatiza hasta el punto de lo necesario. Es muy fría, y las heridas de personaje que interpreta no parecen compatibles con es actitud.
Todo parecía previsible. Muy previsible no obstante, pero después, del giro típico de celos, amargura, resentimiento, brutalidad, maltrato, hay una realidad oculta muy desagradable.
Al final más que drama psicológico deriva en una película de terror. En donde, además, no se explica bien qué ocurre o por qué ocurre.
Que considere que no es tan mala como dicen no significa que me haya gustado. Hay otras películas que no me gustan y son obras de arte, en general y para la crítica. Esta ocurre un poco al contrario. No me ha gustado mucho pero no considero que sea tan mala como dicen, simplemente.

domingo, 27 de enero de 2019

§ 1.540. Rashomon (Akira Kurosawa, 1950)


Potencia visual tremenda. Más que el mensaje lo que me gusta de Kurosawa es la tremenda potencia visual. Entre por los ojos como una auténtica centella. Los planos se suceden para ir desgranando una problemática moral que no tiene una sola respuesta. Esos largos silencios, en donde sólo tiene cabida un actor, con expresiones teatrales más que actorales te tiene que gustar. Entiendo que haya personas que lo aborrecen, pero su potencia es innegable, y su forma de narrar también. Cuando empecé a ver cine no me gustaba demasiado, como tampoco me agradaba Bergman. Peo ya después de unos cuantos cientos de películas, calculo que habré visto unas 3000 cintas he de confesar que Kurosawa es de lo que más me gusta.
No creo que sea incompatible que te guste este cine y algo más comercial. Si tuviera que quedarme con cinco directores solamente, serían Ford, Wyler, Wilder, Lang y Preminger. Si fueran diez incluiría a Kurosawa, Bergman, Hit, Anthony Mann y Hathaway (este último como algo muy personal). Es el más flojo de los diez, pero siempre me ha gustado, y sus películas el oeste son maravillosas.
La lluvia torrencial del principio, y cuando va cambiando de planos, es una característica de su cine. No conozco ninguna película de él que no llueva. Tiene algo de purificador, de limpieza del ambiente, que él lo utiliza para cambiar de secuencia, no sólo de plano, sino de historia.
La filosofía de la búsqueda de la verdad es un engaño más de la vida. No hay una verdad, hay tantas como personas que presencien un hecho.

§ 1.539. Centauros del desierto (John Ford, 1956)


Es mi película favorita. La de muchos supongo. La he visto muchas veces, con esta, si no recuerdo mal, son 12 veces. Hacía ya tres o cuatro años que no la veía.
Me parece perfecta. El tema, el ritmo, el guión, los personajes, la música, los paisajes. Es perfecta. Es perfecta por lo que dice, y por lo que calla. Los planos largos que se acercan, las expresiones de las caras de los personajes. Me ha gustado mucho, esta vez me he fijado en ello, el personajes del predicador, interpretado por Ward Bond, y el chico que le acompaña, Jeffrey Hunter también está entonado. Siempre creí que era el punto más débil de la cinta, pero no. Está muy bien. El que me sigue llamando la atención es Cicatriz, no sé por qué no buscaron un auténtico indico para hacer de él. Se me hace raro, es un indio muy occidental, digamos.
Es, sin lugar a dudas, una obra de arte. De esas que siempre están en la lista de las mejores de todos los tiempos.

jueves, 24 de enero de 2019

§ 1.538. Solo el valiente (Gordon Douglas, 1951)


Interesante Wester, mejor de lo que pensaba. Tengo a Douglas como un director prácticamente de Serie B, y creo que tiene buenas cosas, razonablemente buenas, que se dejan ver y que tiene recorrido, como esta cinta. 
Es una trama especialmente brillante, de mucha fuerza de por sí, que marca toda la cinta, algo previsible por otra parte.
Me ha gustado mucho Ward Bond, con su papel de siempre, pero muy bien hecho. Peck no está en sus mejores trabajos, pero aún así se encuentra convincente y realista. Algo flojo se muestra, no obstante. Quizá un actor de más carácter, mas rudo, tipo Wayne, por ejemplo. Peck es algo almibarado, suave por mucho que su fondo sea enérgico y autoritario.
La película funciona, es indudable, y aunque no es un excelente Wester me parece muy interesante. Sí es cierto que el punto de heroísmo está un poco saturado, excesivamente vehemente, pero la idea es buena. 
Algo muy similar hizo Robert Aldrich en Los doce del patíbulo, en otro contexto y en otra dimensión, mucho mejor película aquella que esta, pero la idea básica es la misma, o muy similar.
Un 7 sobre 10.

§ 1.537. Esquizofrenia (Pete Walker, 1976)

El término se llama "slasher" y se utiliza para identificar un subgénero del cine de terror. El que se relaciona con homocidas de mujeres, de terror obsesivo sin razón, de angustia provocada por un psicópata que amenaza o aterroriza de manera obsesiva a una víctima muy concreta, generalmente mujer, casi siempre joven, o incluso adolescente, por los motivos más diversos, pero siempre relacionados con el sexo, el suyo, el de la chica, el del marido o pareja, etc.
La venganza por algo que ha sucedido o padecido es lo que caracteriza a la motivación del autor, generalmente capacitado e inteligente, frente a la emotividad, usualmente un tanto neurótica, de la protagonista femenina.
Supongo que para los avanzado en este género, a los que disfrutan de las películas de miedo estas películas tienen su gracia. Intento ver de todo, y en eso se incluyen estas cintas, pero, la verdad, no es mi género. No me provocan miedo, ni siquiera tensión, sí rechazo y hartazgo... con esta estaba desando que terminase la película, la verdad.
No digo que sea mala, que no lo será, pero no me ha parecido ni siquiera noticiable.
En este género, al parecer, se encuentran: Psicosis (del maestro Hitchcock),  El fotógrafo del pánico, (de Michael Powell [el sólo, sin Presburger]) Vestida para matar (de Brian de Palma), y Homicidio (esta última menos conocida: de William Castle, que me pareció muy buena). Pero compararla con esta, pues qué quiere que les diga: no...!!!. Sin más explicaciones. No hay más que visionarias para comprender que esta, no siendo mal, no es ninguna de aquellas.
La trama está muy bien hilada, y la tensión va en escalada hasta el climax final, en este caso magnífico, que hace que comprendas algunas contradicciones -provocadas por el director- en el desarrollo de la película. La música psicodélica es otra cosa a destacar, muy propia de los años en que se rodó.
La actriz es Lynne Frederick, muy conocida por ser la última mujer de Peter Sellers, un grande de verdad. Hizo muy pocas películas, 13 en concreto, y cuando su marido falleció de un ataque al corazón rodando "El estrafalario prisionero de Zenda", con ella también en el rodaje y metidos ambos en un divorcio nada pacífico, se metió completamente, falleciendo muy joven después de otros dos maridos más.
La crónica que antecede a esta explica mejor los propósitos de la cinta y sus méritos, pero en general no me ha gustado, no me acaba de agradar ni la temática ni el resultado.

lunes, 21 de enero de 2019

§ 1.536. El vuelo (Robert Zemeckis, 2012)

Siempre que veo películas de adicciones o alcoholismo me pasa lo mismo: que me impactaron tanto "Dias de Vino y Rosas" y "Dias sin huella", sobre todo esta última, que ninguna otra me parece buena... y esta lo es. No es que sea magnífica, pero está bien. Es difícil crear el estereotipo del alcohólico moderno con estos cánones y con otros como "La noche de la iguana", por ejemplo. No se consigue del todo, sobre todo porque son tan importantes las consecuencias del accidente que no puedes pensar en otra cosa, realmente no crees que el alcohol tuviera algo que ver en el resultado final, y sin embargo cada vez que le ves beber recuerdas que quizá, aunque él no lo creyese, sí tuviera algo que ver. Desde ese punto de vista la trama está bien organizada. Pero tampoco da más. El protagonista no profundiza en su problema como los ejemplos comentados.
La reunión de alcohólicos anónimos da en el clavo: es la mentira lo que sustenta al alcohólico, y hasta que no se asuma por uno mismo, sin que nadie intervenga no se se podrá superar su propio problema.
Es, además, una buena vuelta de Zemeckis, que parecía un hombre fuera de la industria, incapaz de retornar el vuelo a las alturas que lo había hecho antes después de varias cintas menores de dibujos animados y demás.
Denzel Washington está magnífico, como siempre. No le había visto de borracho, pero lo borda. Es creíble el bulo popular de que estaba bebido cuando hacía las escenas más cruentas. Probablemente sea una exageración. La chica es una desconocida para mi Kelly Reilly. El abogado lo interpreta Don Cheadle un actor impresionante, que ha hecho ya grandes cosas y que seguramente hará otras más. Tiene mirada, método y ritmo. Gran actor. También participan Bruce Greenwood como representante sindical, y John Goodman como camello vividor.
Me parece un poco larga. 138 minutos son muchos, no más de 100 ó 110 minutos hubiera sido suficiente.

domingo, 20 de enero de 2019

§ 1.535. El año de las armas (John Frankenheimer, 1991)

Pues me ha gustado mucho. Frankenheimer siempre me ha gustado, sin ser un Dios del cine hace bien lo que hace y tienes unas cuantas películas excelentes.
Buen guión, actores adecuados: Andrew McCarthy como periodista, Sharon Stone como la fotógrafa valerosa y Valeria Golino como la guapa rica enamorada de un americano, ademas de John Pankow como el catedrático inspirador de todo el movimiento intelectual que está en solfa, y un gran pulso.
Intensísima, rápida y veloz.
Es cierto que los thriller políticos me gustan mucho, y eso condiciones mi alta nota, pero creo que está muy bien narrada, con mucha energía, determinación y valentía, sobre todo para un americano que aunque es cierto que puede estar informado de qué fueron las brigadas rojas le queda my lejos la temática.
También me ha gustado mucho los escenarios naturales de Roma, una de las ciudades más bonitas del mundo.

§ 1.534. El ángel ebrio (Akira Kurosawa, 1948)


La enfermedad del cuerpo y de la mente, la individual y la social. En las películas de Kurosawa debía tener mucha importancia la enfermedad, son varias las que la abordan contextualmente, para narrar el trasfondo de lo que quiere decir. La tuberculosis es la que aquí se trata. 
El doctor es un hombre acabado, destruido por el alcohol, que aun así es capaz de recordar por que era doctor, y cuál es su lugar en el mundo. Ni siquiera él sabe qué ha sucedido con su vida, pero carece de ilusiones, de proyecto, de familia. No tiene nada.
El mafioso es un hombre con miedo, de sí mismo tal vez, y, sobre todo de la muerte que tantas veces le ronda por fuera, desde fuera, pero que esta vez le ataca desde dentro. Un enemigo invisible contra el que no sabe cómo luchar.
La relación entre ambos progresa desde el mafioso hacia el médico. Cada vez es menos mafioso y él cada vez más médico. Cuando el médico mira la radiografía sabe que está condenado a muerte y desde ese momento comienza a comportarse como un auténtico médico. El mafioso necesita de la esperanza del médico, y éste del proyecto de curación de aquel, que es lo que le mantiene vivo.
En una escena llueve, claro, como en todas las suyas.
La música de la mandolina (más guitarra que mandolina) es como un guión para que se vayan sucediendo los planos, las historias, aunque adquiere un protagonismo central en un momento dado, a la mitad de la película, cuando aparece el marido de la enfermera del doctor, que ha estado en prisión y que, al parecer, no la trataba bien.
El desenlace parece inevitable. El que ha regresado es un hampón más alto en la escala mafiosa que él.
El contenido moral de la cinta es evidente, ni alcohol ni mujeres es la recomendación del médico, que no sigue porque se deja llevar por el nuevo hampón.
Los actores son Takashi Shimura y Toshirô Mifune, médico y mafioso respectivamente, en la primera colaboración del último con el director, tan fructífera con los años.

§ 1.533. Lazos de guerra (Kang Je-Gyu, 2004)

Demasiado larga. Es una película bien hecha, con escenas de combate muy realistas, de las mejores que se pueden ver, pero naufraga un poco en el desarrollo de la trama, que no está tratada de manera especialmente brillante. El titulo original "Dos hermanos" explica mejor de qué va la cinta que el que se le puso en castellano.
Tiene algo de propaganda anticomunista y un poco de pacifismo irredento. 
Director para mi desconocido que con esta cinta se hizo un hueco, al parecer, en el panorama actual.
No creo que sea tan buena como dicen, me parece un tema muy manido, demasiado sobado, tratado de manera poco novedosa. Las escenas bélicas sí están muy bien tratadas, muy realistas; muestran con toda su crudeza el bestialismo humano en la guerra. Muchos tiros, mucha sangre, mucho dolor.
Sí es cierto que es capaz de mostrar lo que la guerra puede hacer a las personas. A unas las convierte en bestias iracundas, a otros en pacifistas irredentos.

sábado, 19 de enero de 2019

§ 1.532. La última noche de Boris Grushenko (Woody Allen, 1975)


Me gustaría que me gustasen estas películas de Allen, pero no, no me agradan. No digo que sean malas, que no lo serán, digo que me cansan una barbaridad. Son un cúmulo de delirios, conversaciones hilarantes seudofilosóficas, plano tras plano muestra lo mismo, con los mismos intereses y con los mismos medios. Me parecen todas iguales. No sé cómo pueden tener tanto crédito. Además no creo que tengan nada que ver con las cosas que ha hecho más adelante, los años verdaderamente brillantes de Allen: Annie Hall (1977); Manhattan (1979); Maridos y mujeres (1992);  Misterioso asesinado en Manhattan (1993) y la estupendísima Balas sobre Broadway (1994).
No reconozco al Allen de excelentes cintas en sus primeras películas, esta y Toma el dinero y corre (1969), y Bananas (1971). Parecen diferente director. No le veo la continuidad.
Con respecto a esta me gustan los escenarios, la ropa, los atrezzos, que realmente están perfectamente escenografiados, pero la trama, el guión y el desarrollo me dejan indiferente, me cansa y hasta me aburre. No es el tipo de cine que me gusta.

jueves, 17 de enero de 2019

§ 1.531. Cut Bank (Matt Shakman, 2014)


Crimen rural en el medio oeste americano en un ritmo y una estética muy hermanos Coen, pero no tan auténtica, no tan lograda.
Bien narrada, bien hilada, encubriendo la trama central mientras se descubre otras historias secundarias, que resultan ser las centrales. No consigue hacer de la cinta una verdadera obra buena. No sé qué y cómo funcionan las películas, no sé de qué manera se asegura el éxito. No es sólo la historia, no son sólo los protagonistas, no es sólo la música, es todo un poco, una mezcla que sólo unos cuantos directores son capaces de conseguir. Y este no es el caso de esta cinta y de este director.
Pretende algo muy difícil, brillar en donde otros han hecho grandes películas. Y no le sale.
A veces no puedes escapar de ti mismo, del lugar donde estas, por mucho que lo desees o por mucho que te empujen a ello. Eso es la ruralidad, más que una condición o circunstancia eso es la ruralidad americana, y eso es lo que muestra la película: la imposibilidad de salir del lugar de donde es.
El director, desconocido para mi, ha hecho varias telefilms, películas para la televisión con un formato distinto pero básicamente organizadas de la misma manera. No ha vuelto a la pantalla grande.

miércoles, 16 de enero de 2019

§ 1.530. Sólo una bandera (William Dieterle y John Farrow, 1951)


Interesante película de un judío exiliado de Alemania ante el avance el nazismo y un director australiano. Seguramente uno la empezó y otro la terminó en un mismo estudio bajo la misma producción. Es lo más probable, en aquella época en que se rodaban varias películas al mismo tiempo, imposible de ver en la actualidad.
Wester un tanto atípico. Sureños disfrazados de Yankis que militarizan a indios para convertirlos en una especie de fuerza de choque en los territorios del medio oeste americano justo al final de la guerra de secesión.
El protagonista es el inexpresivo Alan Ladd, al que da réplica femenina Lizabeth Scott enamorada de Arthur Kennedy. Los dos hombres son sureños, ella americana. 
Una mina de oro hace que los intereses de todos se proyecten sobre la necesidad de dejar vivo a un hombre que se ha roto una pierna...
Algo enrevesada, no explica bien cual es el propósito de la misión militar, único punto un poco oscuro en toda la trama.
Se deja ver, buena música y la tensión propia de no sabe cómo acaba.
Tanto Dieterle como Farrow pertenece a esos directores de "Clase media-alta" que forjaron las industria, que rodaron decenas de cintas y todas ellas razonablemente buenas.
Una película muy de su época, bien rodada y que se deja ver.

martes, 15 de enero de 2019

§ 1.529. R.P.M. Revoluciones por minuto (Stanley Kramer, 1970)

Ambientada en una Universidad Americana narra las vicisitudes de un profesor (de sociología) progresista al que le obliga la junta directiva a asumir un rol de mediador con unos alumnos que se han sublevado y exigen el cambio de algunas actitudes del sistema universitario. Muy de la época. Particularmente me llega, pero eso no tiene mucho mérito, es mi trabajo y me ocupa muchas horas al año.
Los debates entre los profesores son muy superficiales, nada creíbles.
Tres puntos de los doce no parecen que puedan ser admitidos por el claustro de profesores. La capacidad de que los universitarios participen en la separación y contratación de profesores. La posibilidad de que intervengan en la toma de decisiones con respecto a los títulos académicos.
Paco, que es adorado por los alumnos, comienza la negociación consiguiendo nueve propuestas de las doce. Peor los alumnos no se fían y él empieza a dudar de sus capacidades para llevar el asunto a buen puerto. Sobre todo porque los alumnos desconfían de él.
Quién encarna al profesor es Anthony Quinn, que intenta dar al personaje una intensidad razonable, aunque falta de empaque, no consigue conectar con la realidad de quién pretende ser. No es veraz. La chica con la que convive, que es veinticinco años menor es la guapísima Ann-Margret en versión pelirroja.
Al comienzo de la cinta ella le dice a él que va a probar un sustitutivo del sexo mucho más potente: el poder. Él que siempre había reunido de tenerlo aprecia cómo sus teorías sociológicas sobre el comportamiento humano fracasa en su intento de convencer a los alumnos en que cese la huelga de estudiantes.

lunes, 14 de enero de 2019

§ 1.528. El último homicidio (Ralph Nelson, 1965)

Interesante película que recuerda ligeramente la atmósfera  viciada que Losey. Una opresión permanente, un escenario claustrofóbico, una trama circular, viciosa, fúnebre, que estimula las pasiones más bajas del ser humano.
Un último atraco, el mejor de su vida, la vuelta a las costumbres que le llevaron a tener una vida en prisión y la falta de oportunidad actuales. Un planteamiento científico, académico con respecto al atraco. La creencia de que es posible conseguirlo, sin dudar ni pensar en lo que pueda pasar.
Un policía maníaco que le persigue más allá de sus obligaciones policiales. Un hermano enloquecido que abusa de la necesidad de su hermano.
Una buena película de cine negra de un autor del que sólo había visto La conspiración (1975) y no me pareció especialmente buena. Esta es mejor, sin duda. Buen guión y un blanco y negro clásico que ayuda al desarrollo de la trama. La música de Lalo Schifrin en su epopeya de los años setenta. A veces muy intrusión, pero no es este el caso.
Alain Delon es el protagonista, en el cenit de su carrera. Guapo, sereno, maduro y todavía no demasiado castigado por la vida. La chica es Ann-Margret muy conocida por haber intervenido, ese mismo año, en El Rey del Juego. El policía maníaco es  Van Heflin, tan sólido como siempre. Y el hermano es Jack Palance, en uno de esos papeles de malos hechos para ti.

domingo, 13 de enero de 2019

§ 1.527. Celda 211 (Daniel Monzón, 2009)

Pues para la fama que tiene no me ha gustado. No creo que sea merecida, es una película demasiado inverosímil.
Sí es cierto que tiene mucho ritmo y gran tensión emocional, pero no me ha llegado a conmover. Luis Tosar realmente lo hace de miedo, lo borda, da miedo verle. Es realmente impresionante. Grandísimo actor.
El actor que hace de funcionario de prisiones, Alberto Ammann no llega a estar a la altura. Creo que es su debut cinematográfico, en un papel extraordinariamente difícil. Antonio Resines en un papel muy sobrado para él, que de una u otra forma ha hecho varias veces en diferentes intensidades. Carlos Bardem, pues de relleno...
La película está muy bien dirigida, y aunque no me ha gustado, he de reconocer que efectivamente es razonable. Quizá me pesa mucho el cliché de la películas de presos americanas, que mantienen un discurso muy monopolístico sobre este tipo de películas.
La veo un poco larga, dos horas son muchas para mantenerse alerta y atento, noventa minutos es el metraje razonable.

§ 1.526. Los hombres que caminan sobre la cola del tigre (Akira Kurosawa, 1945)

Recomiendo vivamente la lectura de las críticas que me preceden, mucho más interesante que la mía, en Filmaffinity.
Como bien dicen es, claramente, una obra de teatro tradicional, rodada en muy pocos escenarios con muy pocos actores.
Gran visualizad de la cinta. Setenta años después y se ve perfectamente.
Viaje interior a través del camino de huida de uno mismo. Falsos monjes que huyen de un combate contra hermanos. Misticismo guerrero, tradiciones perpetuadas por contraposición al espíritu occidental. El ingenio para pasar la barrera es el verdadero protagonista de la película. Todo parece indicar que va a producirse una gran batalla, un combate, una escabechan, y, sin embargo, nada de eso ocurre. La mejor batalla es aquella que no se da, la que se gana sin desenvainar la espada.
No he apreciado que lloviese o que hubiese un escenario climatológico peculiar, circunstancias tan tradicionales en la obra de Kurosawa.

§ 1.525. La nueva leyenda del gran judo (Akira Kurosawa, 1945)

He leído todas las crónicas que me preceden, y son todas excelentes y recomiendo su lectura antes que la mía, que es una mera anécdota sobre lo bien trabadas que están las demás.
Menos intensa que la anterior entrega. Algo propagandística y más "convencional" en lo que se puede emplear este término con Kurosawa, que no es fácil.
Sugata Sanshirô es interpretado por Denjirô Ôkôchi, actor japonés pero con rasgos muy occidentales. Su primer actor fetiche.
La copia que tengo se ve bien, pero con un blanco y negro muy deteriorado. Son de esas cintas que deberían restaurarse. Seguro que en el mercado hay mejores copias que la mía.
En esta película de Kurosawa no llueve. Y creo que es la primera de las suyas en la que no llueve. Pensé que era un rasgo distintivo de su cine, pero no. Es cierto que nieva, pero no es lo mismo. O quizá sí.
El combate en la nieve es precioso, muy bien expuesto, tremendamente veraz, muy fílmico, con una gran escenografía. La música acompaña pero no interfiera, no cobra protagonismo como en otras películas. Es algo sutil y como intenso, un acompañamiento.

§ 1.524. Harry el ejecutor (James Fargo, Robert Daley, 1976)


Entretenida. Sin más. La serie va cayendo, poco a poco pero inexorablemente.
Machismo, terrorismo, mujer, violencia policial, todo absolutamente  poco convencional y fuera de lugar. Magnífico retrato de un tipo de policía que, en realidad, ya no existe; quizá nunca existió. A Vox y Ortega Smith, para el resto de la gente, quizá les gustaría, pero creo que es una simplificación fuera de lugar. Él mantiene el pulso de la cinta, pero no es el tipo duro de las anteriores entregas de la serie. Es otra cosa. Entretiene, pero, a diferencia de al primer película de la serie, no da qué pensar. Es plana, mucho más plana.

sábado, 12 de enero de 2019

§ 1.523. Asesinato (Alfred Hitchcock, 1930)


Son ochenta y ocho años los que tiene esta cinta. Y funciona, se deja ver y mantiene la tensión perfectamente.
Es un claro antecedente de una obra maestra del cine: Doce hombres sin piedad, y marca la senda de las películas sobre juicios erróneos sobre la culpabilidad del acusado, temática que repite con Frenesí (1972), muchísimos años después.
La copia que visiono tiene mucho ruido, y la fotografía está muy deteriorada, el blanco y negro no se diferencia bien, se ve borroso y dificulta su visión.
La trama es muy interesante, y marca el canon, y el guión está bien trazado, pero en general ha envejecido mal, como no podía ser de otra forma. Todo lo anterior a 1935, la verdad, no me interesa demasiado, y esa fecha la señalo por El Delator, de Ford, y por dos películas que me encantaron: El ángel de las tinieblas (Sidney Franklin), con Merle Oberón impresionante, y Sueño de Amor eterno (Hernry Hathaway), con un gigante Gary Cooper.
El actor principal es Herbert Marshall, que repetiría con Hit en Enviado Especial, y me gustó mucho en La Loba, de William Wyler.
Las películas inglesas de Hit no me agrandan demasiado, que son todas estas:
- Number 13 (1922)
- El jardín de la alegría (1925) 
- El águila de la montaña (1926) 
- El enemigo de las rubias (1926) 
- El ring (1927) 
- Easy Virtue (1928) 
- La mujer del granjero (1928) 
- La muchacha de Londres (1929) 
- The manxman (1929)
- Asesinato (1930)
- Juno and the Paycheck (1930) 
- Juego sucio (1931) 
- Ricos y extraños (1932) 
- El número 17 (1932) 
- Valses de Viena (1933) 
- El hombre que sabía demasiado (1934)
- 39 escalones (1935)
- Sabotaje (1936)
- El agente secreto (1936) 
- Inocencia y juventud (1937) 
- Alarma en el expreso (1938) 
- Posada Jamaica (1939)
Solo me han gustado de verdad: 39 escalones, Sabotaje, y El Agente secreto. La Posada Jamaica, a pesar de su celebérrima fama no me gustó demasiado.
A partir de aquí comienza su etapa norteamericana, mucho más brillante, que comienza con Enviado especial (1940), y, sobre todo, con Rebeca (1940).
A partir de aquí todo en él es, en sí mismo, una obra de arte.
Supongo que estas películas 'inglesas' le sirvieron para aprender el oficio, hacerse con las claves del lenguaje cinematográfico y con los entresijos de la industria.
No es de sus mejores cintas, a mi juicio.

§ 1.522. Balas sobre Broadway (Woody Allen, 1994)

Excelente comedia, de lo mejorcito de Allen, autor por el que no siento especial devoción, pero con esta cinta tengo que reconocer que su genio es cierto y real. Estos son los mejores años de Allen, Misterioso asesinado en Manhattan (1993), Maridos y mujeres (1992), después de los finales de los setenta con Annie Hall (1977) y Manhattan (1979).
Muestra la ironía del escritor. El estudioso, el académico, el que aborda las cosas, -las que sean, el teatro, la vida- desde una perspectiva formal, reglada, ortodoxa, no consigue conectar con la realidad de su profesión, ni con el éxito. Sin embargo, quien está al cabo de la calle, quien dice las cosas como son, quien redacta desde su perspectiva de la vida, no desde la ortodoxia de la academia, triunfa, consigue lo que quiere, el éxito teatral en este caso.
El guión es perfecto, la película se conduce con tanta naturalidad, con tanta suavidad, sin saltos escénicos, conduciéndose hacia donde quiere el director. 
De las películas de Allen que más me han gustado. Cuando Allen pretende hacer una comedia sin pretensiones moralizantes, sin contenido moral, funciona perfectamente, como es este caso. Cuando pretende explorar otros terrenos con funciona tan bien. No le veo rodando un drama o una tragedia. Y cuando dentro de una comedia pretende explorar otro vericuetos emocionales también fracasa. Lo suyo es, sin más, entretener. Y lo hace muy bien. Pero sin dejar un poso de sensaciones que perdure. No recuerdo de las de Allen nada más que la trama, de qué iba. Sin más.
La elección de los actores me parece absolutamente genial.
John Cusack lo borda, muestra la ingenuidad del escritor de manera muy real, descarnada. Dianne Wiest, que mereció el Oscar por esta película, mezcla en su interpretación el resentimiento por lo que pudo ser su vida anterior con la alegría de una nueva oportunidad para triunfar. Lo de ,  Chazz Palminteri no tiene nombre: parece nacido para hacer papeles de italiano, hasta el punto de que no creo que cuadre en otro tipo de cintas. Algo parecido le pasa al mafioso, interpretado por Joe Viterelli, actor encasillado, con razón, en papeles muy determinados. Y Jack Warden haciendo de lo que sabe hacer también aporta lo suyo.

§ 1.521. El tercer hombre (Carol Reed, 1949)

Se puede ver veinte veces, y en cada una de ellas descubres cosas nuevas. Las casas, la arquitectura, las ruinas de la ciudad, en este caso.
La película funciona desde el primer al último minuto, y con una intensidad notable. Tráfico de penicilina, escrúpulos, conciencia, recuerdos que no fueron.
Recordaba más minutos en la pantalla de Orson Welles; realmente sale muy poco.
La música como un protagonista más. La belleza de las imágenes en la persecución en sombra y luz en las alcantarillas de la ciudad son prodigiosas. Plano tras plano, luz y sombra, oscuridad y esperanza. Una persecución dificilísima de rodar, con grandes dosis de emoción y peligro, un goce para el espectador.

jueves, 10 de enero de 2019

§ 1.520. El hombre de Kentucky (Burt Lancaster, 1955)


Interesante película que va decayendo poco a poco a medida que avanza y perdiendo el interés inicial.
Filmada por Burt Lancaster, un grande del cine de verdad, su única película como director en solitario. Todo otra en coautora veinte años después.
Los dos comentaristas que me preceden, mas perspicaces que yo y mejor informados les darán las pistas necesarias sobre la cinta, básicamente sobre la música y la fotografía, y sobre la primera intervención de otro gigante del cine: Walter Mathau.
Pretende ser una especie de viaje iniciativo de un joven que viaja con su padre por el medio oeste americano hacia Texas, deteniéndose en un pueblo para buscar a su hermano. Pero no consigue el propósito, naufraga en al narración de la relación con su hijo y se detiene en peripecias que distraen del núcleo esencial: la carta al presidente de EE.UU., la historia de las perlas de ayuda dulce, su suplantación de un rico, la historia del barco y la recurrente pulsión del enfrentamiento entre dos familias. En vez de ser los vehículos sobre los que narran la historia de la relación entre padre y hijo se convierten en los hitos esenciales de la película, perdiendo todo su interés.
No explica adecuadamente por qué la primera mujer, la que viaja con ellos es esclava y cómo se libera. Tampoco cómo se enamora de la segunda.
Pero más allá de esta cosas es un Westher apreciable, que se deja ver, intimistas y con un cierto lirismo.
Sobre, a a mi juicio, metraje, 90 minutos hubieran sido suficientes. Sobraban las cuatro canciones que no se sabe muy bien para qué sirven, más allá de para pasar el plano y contar otra historia.

miércoles, 9 de enero de 2019

§ 1.519. Aguila Gris (Charles B. Pierce, 1977)


Muy discreta película sobre una temática cien veces rodada y noventa y nueve mejor que esta. Tiene guion, pero -demasiadas- veces es confusa, desorganizada, poco hilada. 
Además de ser algo inverosímil, aunque esta circunstancia, al verdad, no tiene demasiada importancia en este teatro de los sueños.
Director para mi desconocido que además no hizo muchas películas.
Tiene el atractivo de ver a Ben Johnson, un clásico donde los haya y poco más. Pero no es una de sus mejores actuaciones, ni mucho menos.
La chica es interpretada por Lana Wood, hermana menor de Natalie. Al parecer (según Wikipedia) ambas intervinieron en Centauros del Desierto haciendo varias edades del mismo personaje, no lo sabía. En Sensacine también se referencia esta punto en este sentido.
Sin embargo -acabo de comprobarlo- en el canónico Libro de John Ford: El Universo de John Ford, de la Editorial Notorius, en la entrada correspondiente a la película no dice nada al respecto; ni tampoco Filmaffinity, esta casa que nos acoge y que tanto nos permite aprender, a quien hay que agradecerle el esfuerzo que realiza.

martes, 8 de enero de 2019

§ 1.518. El misterio de los narcisos amarillo (Ákos, Ráthonyi, 1961)


Puede haber un subgénero de películas basadas en relatos de Edgar Wallace. Y otro de películas basadas en sus relatos hechas por alemanes del Oeste. No sé cuál es la razón, pero seguro que hay una.
Suena raro ver una cinta alemana del Oeste ambientada en el Londres más victoriano, pero seguro que eran muy admitidas.
Son películas muy teatrales, que bien podrían desarrollarse en un teatro, con escenarios muy cerrados, nada en abierto al aire libre, con actores bastante decentes, incluso internacionales. Las tramas son siempre muy circulares, casi obsesivas, que dan vueltas y vueltas sobre acontecimientos que, al menos en principio, no sólo no guardan directa relación entre sí sino que, incluso, no son especialmente importantes tomados por ellos mismos, apreciados por sí solo.
Están facturadas con indudable calidad, con un blanco y negro precioso, y con un cierto despliegue de medios.
Esta en concreto se deja ver, pero a veces se pierde la trama, con giros a los que no están acostumbrado, y con personajes que se confunden unos con los otros.
Me ha gustado mucho Joachim Fuchsberger, un actor con un empaque importante.

§ 1.517. Sombra y niebla (Woody Allen, 1991)


No me ha gustado nada. No sé si pretende hacer una nueva versión de Noche de circo de Bergman, cosa que no consigue, en absoluto,  si una versión más de El estrangulador de Londres, si una derivación de El callejón de las almas perdidas, o si una mezcla de todo eso.
En todo caso, con el reparto que tiene, con las posibilidades de la historia, con la cantidad de talento que se le supone, no consigue un  resultado óptimo.
Siempre me ha pasado lo mismo con Allen. No sé qué tiene que no me acaba de agradar. Tiene alguna chispa, gap inteligentes, puntos interesantes, planos brillantes, pero no ha visto una cinta de él que sea rotundamente una obra de arte. De las veinte que he visto (más o menos) sólo dos o tres me parecen excelentes: Annie Hall (1977); Manhattan (1979); Maridos y mujeres (1992) y Misterioso asesinado en Manhattan (1993)
Todas las demás no me han llenado.

§ 1.516. Texas, adiós (Ferdinando Baldi, 1966)

Los Spaghetti Westher no me suelen gustar mucho, no me parece más que entretenimiento barato, de baja calidad y sin muchos miramientos. Pero reconozco que es un género que tiene cosas aprovechables, entre ellas esta cinta, que me ha sorprendido gratamente.
Con el exponente de este tipo de cintas a la cabeza (Franco Nero) mantiene al espectador en su sitio y con un cierto interés por saber qué va a ocurrir, aunque todo es muy previsible.
La música es un elemento más de la película, y la fotografía está muy bien lograda.
Mucho golpe, mucho tiro, mucha venganza, mucho sadismo, y ninguna concesión al sentimentalismo. Pero tiene ritmo, está bien rodada, mantiene la tensión emocional y no defrauda en su resultado.
Es un auténtico subgénero, con adeptos por todas partes, incluso a gente que no le gusta mucho el cine sí siguen fielmente este género, que es, por otra parte, el único que ven. Es algo parecido a los que disfrutan únicamente con el cine de terror barato. No ven más que eso, circunstancia que no se produce con ningún otro género. A quien le gusta el cine negro, quien es un fanático de él también le agradan tras temáticas.

lunes, 7 de enero de 2019

§ 1.515. Saratoga (Jack Conway, 1937)

Entretenida comedia de un director muy olvidado pero que se le reconoce como un gran artesano.
Ambientada en las carreras de caballos destaca por la capacidad de anudar situaciones alrededor de las carreras de caballos.
Clark Gable está sublime, como siempre con esa galanura y hombría tan potente y con esa sonrisa eterna que enamoró a generaciones.
Jean Harlow está magnífica, en su papel de siempre, entre prudente adolescente consentida educada en colegios de pago y depredadora sexual sin ningún típico de propósito emocional ni implicación amorosa. Por cierto que fue su última película. Es más en el rodaje murió por un problema renal como consecuencia de la escarlatina que padeció de niña. 
Indudablemente la película funciona por la química entre ambos, potentísima. 
Lionel Barrymore está algo más desfigurado, le reconozco menos.
Da gusto ver películas de hace ochenta años y que tengan esa fuerza, esa potencia, esa capacidad de entretener, con guiones con fuerza, con energía, con capacidad para mantener al espectador pegado a la pantalla.

§ 1.514. La ciudad sin ley (Howard Hawks, 1935)

Como todas las películas de los grandes de verdad siempre dejan algo. Howard Hawks empezó fortísimo, continuó acelerando y terminó a toda máquina. Director sólido donde  los haya, marca un ritmo perfecto, un movimiento de cámara impresionante, sin excentricidades, ni tonterías, sólo se mueve lo necesario, el plano cambia únicamente cuando es necesario.
Los actores están bárbaros. Miriam Hopkins lleva todo el peso de la película y para ser de 1935 es sorprendente, porque supera con creces el metraje que soporta Edward G. Robinson que, la verdad, no era demasiado en el papel, y, sobre todo, con ese manierismo en la cara, con pendiente y camisas con chorreras... una memez.
Joel McCrea hizo una película con Hit y todas las demás del Oeste. Es, desde luego, un prototipo de género, quizá solo comparable a Randolph Scott, por su dedicación casi exclusiva a este género.
También cuenta con Walter Brennan, inolvidable en papeles del oeste, principalmente en Rio Bravo.
También cuenta con Brian Donlevy, quien bordó su mejor papel a las órdenes de otro grande, Lang en Los verdugos también mueren.
Me parece interesantísima película, marcada por su ritmo y sus tópicos pero muy bien hecha. Da gusto ver películas así.
En todo caso hay algo almibarado en la historia que no acaba de funcionar en el contexto en el que se presenta. Quizá no se pudiera hacer de otra manera, pero suena raro, sobre todo el desenlace.
El blanco y negro se ve perfectamente, con una claridad meridiana, y un sonido más que aceptable, una copia, en conclusión, muy bien tratada. Sobre todo para una cinta que tiene 85 años, que se dice pronto.
Muy recomendable.

domingo, 6 de enero de 2019

§ 1.513. La leyenda del gran judo (Akira Kurosawa,1943)


En todas las películas -que he visto- de Kurosawa llueve, en esta varias veces. Utiliza la lluvia como un punto y aparte, las escenas cambian, los personajes mudan el carácter, las escenas pasan de ser sombrías a luminosas, y la trama da un giro. Obviamente es un efecto propio, querido por el director, pero que ya se aprecia en esta su primera película.
También me gusta mucho cuando emplea la cámara como si fuera una cámara de fotos, con planos muy fijos que no se mueven, y en el que los actores prácticamente no pestañean, no mueven un músculo, se les ve condicionados por el paso del tiempo, sin poder modificar su destino ni ser capaces de conducirse a alguien sitio distinto del que se les está predestinado.
El arte marcial como aprendizaje de la vida, como camino de progresión personal, de superación. El aprendizaje de la vida no es muy distinto del aprendizaje de un arte marcial. Y lo que enriquece la vida perfecciona la técnica luchadora.
Me gusta mucho cuando dice que no se siente enamorado de la chica, sino que, simplemente, la ha visto rezar por su padres y que eso le ha conmovido. Qué mayor prueba de amor...!!!
Dos estilos, dos técnicas de lucha enfrentadas, que, supongo, para un entendido si se diferencia, pero que para un neófito no. A mi me parecen iguales, y el director no pretende mostrarnos en qué son distintas, ni en su técnica luchadora ni en su filosofía de vida. Lo que sí deja claro es que quien gane va a entrenar a los policías, y eso es, obviamente, además de dinero, prestigio para la propia técnica.
Me ha gustado mucho.

§ 1.512. Así mueren los valientes (Alfred L. Werker, 1955)

Entretenida película que se apoya en tres patas, dos actores de los considerados importantes: Fred Mac Murray,  y Dorothy Malone, y un director del oficio de hacer película del oeste, con más de treinta títulos del género, todos B, o semi B. El medico lo interpreta un Walter Brennan siempre muy reconocible.
Se me hace raro ver a Fred Mac Murray de algo que no sea militar o agente de seguros, La maldicen del Caine y Perdición marcaron su carrera. Era versátil, qué duda cabe, pero, a mi por lo menos, siempre lo asocio a Perdición. Al fin y al cabo es una de las mejores películas de todos los tiempos.
Rodada tres años después de Sólo ante el peligro (1952), aunque sin duda ésta es la mejor. No aborda con tanta crudeza la cobardía el pueblo, como en aquella, tiene un componente menos dramático, más 'peliculero', más lineal. Sólo ante el peligro tiene una carga de moralidad mucho mayor, más intensa, mucho más dura.
Esta es, sin más, entretenida. Se deja ver, sin más. Pero no araña, no estremece, no te sofoca como aquella. También es cierto que Mac Murray no tiene el empaque emocional, la carga sentimental y la altura cinematográfica de Gary Cooper, un Dios del cine, sin ningún tipo de dudas.

§ 3.378. Los ojos de la noche (Jesús Franco, 1970)

  Algo hay que reconocerle a Jesús Franco, la capacidad de montar proyectos, películas, y lanzarlas al mercado. Le tengo fichadas 156 pelícu...