sábado, 1 de julio de 2023

§ 3.089. Tras el cristal (Agustí Villaronga, 1986)

 

Un ensayo sobre el mal que, inevitablemente, recuerda a Portero de noche (Liliana Cavani, 1974), cinta que recuerdo con verdadera delectación. 
El contexto agobiante en el que se desenvuelve es similar, la tensión emocional que provoca la relación de los personajes también, pero el catalizador de aquella era el sexo y aquí es la tortura y el dolor, el mal, en definitiva.
Los actores son: David Sust como el chico frío, maligno y torturado que cuida de Günter Meisner, verdadero protagonista de la historia. Un actor hecho a la medida de ese personaje. Expresivo y malvado. Distante y autoritario. Le pega bastante bien el papel. Marisa Paredes completa la terna principal. Mujer aguerrida, dura, insensible, frustrada con la vida que le ha tocado vivir, pero responsable en el papel que juega.
La forma de rodar patrocina una claustrofobia, el sonido y los encuadres también. Pero sobre todo es la falta de luz lo que la hace singular. Tenebrosas imágenes que hacen que la maldad encuentre su mejor forma de expresión.
La dialéctica amo esclavo es peculiar, y aquí pretende explorarse hasta las últimas consecuencias. 
No me ha gustado especialmente. Se puede ver, pero el viaje introspectivo que pretende me parece tedioso y alejado de mis intereses.

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