Más cine quinqui, cine heroinómano. Vuelta a la normalidad de las adicciones, ahora en la cárcel, con los mismos problemas pero añadiendo los problemas de estancia en prisión.
Se desliza una crítica nada velada a la Guardia Civil y al mito de que el país vasco pagaban con heroína a confidentes. También proyecta una crítica a la prensa y su funcionamiento en algunos supuestos límite, como el de la información de la ETA y sus consecuencias.
Atracos con armas de fuego, muertos y heridos, adicciones, golfeo, toda una barbaridad de excesos... sin futuro, sin pasado, sin nada de nada.
No me parece una mala crítica social y sociológica de una época muy concreta y de unas situaciones y circunstancias muy singulares. Hay que verla, sin más. sin pretender encontrar en ella nada que valga la pena cinematográficamente hablando.
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