domingo, 30 de enero de 2022

§ 2.599. Hamlet (Franco Zeffirelli, 1990)

 

Una versión más de un drama llevado al cine muchísimas veces. No sé qué aporta esta nueva versión, pero se aprecia un cierto aire de modernidad que en otras versiones que he visto.
Probablemente no tiene la carga actoral que la Laurence Olivier, y, a lo mejor, el seguimiento de los diálogos no es tan fidedigno como en la obra original de Shakespeare, pero sí me parece que la puesta en escena es estupenda. Se ve bien, la ropa, los trajes, los castillos, la comida, el mobiliario, etc. En eso probablemente sí sea una versión oportuna.
No veo a Mel Gibson en el papel de Hamlet. No es un desastre, pero no consigue ni en tono, ni la intensidad, ni el empaque requerido. Tiene espejos muy duros en los que visionar su personaje. El peso de la película descansa en sus monólogos, y, sinceramente, naufraga por todos lados. No es un mal actor, todo lo contrario. Tiene su gracia, pero no para este tipo de películas. Estaba en el momento más álgido de su carrera y supongo que intentó hacer algo diferente, distinto. Creo que no le salió bien. A mi no me agrada especialmente. Es impostado, muy físico, como si exudara su papel. Y tengo a este tipo de obras por más contenida, suaves, dulces, basadas en la fuerza interior y en los excesos corporales. 
Glenn Close tampoco aprecio yo que le haya dado el tono requerido para un personaje tan dramático y, a la vez, frívolo. Parece que está allí, cuando es evidente que en la obra original tiene un sentido más hondo, más protagonistas, más involucrada en el drama.
Alan Bates como el rey que mató a su hermano y se casó con su mujer le impone una ligereza que estoy seguro que no tiene el papel que le dio el autor de la tragedia.
Lo de Paul Scofield es otra cosa. Transmite energía, intensidad y una credibilidad y veracidad acorde a lo que se espera de él. Es sombrío y oscuro, algo perverso y se encuentra resentido. Clama venganza pero no puede llevarla  a cabo y requiere de su hijo para ello. Muy buen actor, a través de sus intervenciones se estructura la película.
Ian Holm también funciona muy bien. Su papel es distinto, a medio camino entre lo trágico y lo liviano. Helena Bonham Carter debería ser una niña cuando hizo la película. Tenía 24 años cuando hizo la cinta, pero, desde luego, está muy caracterizada y parece mucho más joven.

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