martes, 15 de junio de 2021

§ 2.423. El Álamo (John Wayne, 1960)

Es la segunda o tercera vez que la veo. Nunca la he tenido por una extraordinaria película. Simplemente entretenida, pero sin mucho recorrido. 500 ó 1000 películas después a lo mejor el juicio crítico no es el mismo. Intentaré fijarse si hay algo de Ford en la película, pues, al parecer, metió algo de mano a solicitud del propio Wayne, que no encontraba la gracia a la película.
La temática es mítica, el estilo inconfundiblemente épico, el desarrollo creciente de la tensión toda una declaración de intenciones, el resultado magnífico. Realmente magnífico. 
La música es espectacular, no en vano está compuesta y organizada por Dimitri Tiomkin, uno de los grandes de la composición musical para el cine. Seguramente la musicalidad de la canción del "Degüello" es originalmente mejicana, al menos la he oido en otros lugares y otras películas y la tengo por tal.
La fotografía es buena, aunque al no haber paisajes ni espacios abiertos no se aprecia con tanta nitidez su calidad. El color es estupendo, y la composición de las escenas y el juego de cámara realmente brillante.
Me ha encantado. Es un Western algo diferente a los que motivan generalmente la trama de las películas más clásicas. No se trata de venganza u odio, dinero o poder. Es algo más, un espíritu aventurero convertido en propósito político. 
El reparto es extraordinario, con especial hincapié en Richard Widmark, que siempre me ha parecido un actor estelar, que soporta y aguanta todo tipo de papeles, dramáticos y, sobre todo del oeste, pero no recuerdo haberle visto en una comedia o película de todo ligero. Wayne es Wayne, y Harvey también está en un papel que lo borda. 
El supuesto mensaje derechista de la película no lo veo por ninguna parte. Obviamente es la visión de una de las partes en conflicto, pero no hay ni desprecio por el enemigo ni falta de respecto por la realidad. Probablemente las cosas ocurrieron de forma muy parecida a como se narra. Lo que ocurre es que quizá no nos gusta ese tipo de épica americana, tan propia de ellos mismos. Es un discurso fuera de lugar desde nuestra perspectiva de país autodestructivo y acomplejado. Incluso en aspectos abiertamente recordables, como puede ser la conquista de América, generamos nuestros propios complejos que acaban, naturalmente, en frustraciones. Nada de eso ocurre aquí. La bandera, el himno, la lealtad por el compañero, el apego a la tierra, son valores que se cultivan y son dignos de encomio y admiración. 
Desde luego si no te gusta esa tipo de épica no veas esta película.
Es algo que también suele ser común en Ford, de una forma parecida. El hombre determinado por las circunstancias que lo circundan. El hombre que tiene que hacer lo que hay que hacer, sin más. La épica está en la determinación y en la convicción de la persona. No en las circunstancias.

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