martes, 1 de junio de 2021

§ 2.411. La aurora desnuda (Edgar G. Ulmer,1955)

 

Una del Oeste de Ulmer. Con una cierta crítica social y, desde luego, un determinismo religioso. Es más profunda de lo que pudiera parecer. Es más, no es estrictamente una película del Oeste, aunque sí ambientada en él. Pertenece a este tipo de cintas dramáticas del Oeste. De una manera u otra me recuerda a El fugitivo (John Ford, 1947) por el contenido religioso del comienzo y el trasfondo del vagabundo, y algo más lejanamente a Las furias (Anthony Mann, 1950) por el tono dramático y solemne de toda la cinta. No adquiere, no obstante, ni la profundidad religiosa de la primera, ni la carga emocional de la segunda. Pero es una buena película. No sólo se deja ver, sino que, además, tiene poso, fondo, recorrido. Será una película que vea alguna vez más en la vida, si Dios quiere.
La ambición como motor de la convivencia, el resentimiento y la envidia como forma de vehicular la vida, sin más aspiraciones que aspirar, sin más pretensión que tener lo que el otro no tiene, lo que el vecino no tiene. El dinero provoca un cambio en las personas, sin ninguna duda. En los pobres que lo necesitan quizá más que en otras personas. Al menos eso es lo que nos cuenta la historia, las tribulaciones de un joven ambicioso cuya perspectiva vital da un vuelco de 180 grados cuando el vil metal se muestra de manera tan cruda. También ensaya, aunque no con determinación, el rol que juega la mujer en el desenvolvimiento del personaje principal, en su transformación, en su locura. Ese tema serviría por sí mismo para una decena larga de obras maestras, por lo que no es probable que su desarrollo fuese algo más que un mero vehículo de la historia principal. La desesperación de la mujer rompe la dinámica de la narración, ensayando otro ámbito de emocionalidad. No sobra, pero quizá hubiera sido otra película sin esa coda.
Me ha gustado mucho Arthur Kennedy,  un actor de más versatilidad de lo que su rostro duro podría parecer. Encasillado en un tipo de papeles 'peculiares' de tipos rudos pero con algún aspecto de marginalidad. Ese mismo año 1955 hizo también "Horas desesperadas" (William Wyler) y "La furia de los Justos" (Mark Robson), casi nada... Dos películas, tres con esta, realmente magníficas. Siempre a la sombre de monstruos del cine: Bogar, March, Glent Ford. En estas como secundario, aquí como principal. No sólo no desentona, sino que verdaderamente construye un personaje, con todos sus matices y sus clichés, sus contradicciones.
Los otros dos actores, desconocidos para mi: Betta St. John, Eugene Iglesias, no le dan a la actuación el empaque de Kennedy.
Buena película, en definitiva, quizá algo olvidada, pero que tiene más recorrido de lo que pudiera parecer. Y eso que la copia del DVD no se veía del todo bien, una calidad mediana, aunque se escuchaba fenomenal.
Me llama la atención las notas y los comentarios. Las notas por bajas y por poco vista la película. 151 votos no son muchos. Los comentarios por su negatividad. Me parece una película mucho mejor que el 6,2 que sale de media y, desde luego, no comparto las opiniones de quienes entienden que tiene un 1. 
Algo mejor en Imdb (6,7) y, sobre todo, una nota muy adecuada a la mía en Letterbox: un 7,6 (3,8 sobre 5)
No es, y quizá ahí radique el problema, una película del oeste. Es, otra cosa. Salvando las insalvables distancias es como algunas de Kurosawa, que en realidad adaptan novelas -tragedias y dramas, mejor- de William Shakespeare.

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