miércoles, 20 de enero de 2021

§ 2.258. Muerte en Venecia (Luchino Visconti, 1971)

    Muerte en Venecia es uno de los relatos cortos, por no llamarlo cuento, que más me han gustado, de siempre, de Thomas Mann. Ahora mismo estoy leyendo Doktor Faustus, que ya leí hace mucho años, unos diez.
    Un músico enfermo de depresión y moralmente consumido por el poco éxito de sus últimas composiciones acude a Venecia para descansar y pasa el verano. Allí conoce a Tadzio, un auténtico efebo, y su pasión comienza a desquitarse de las ocasiones dejadas de aprovechar en la vida. Su sufrimiento físico corre paralelo al moral y a la epidemia de peste que asoma la ciudad.
   Tadzio está alojado con su familia polaca en el mismo lujos hotel de la isla del Lido. Su belleza, algo andrógina, le perturba y cautiva, le hace sentir pulmones antes no apreciadas, o quizá olvidadas, no se llega a confirmar la homosexualidad del personaje principal. Sí se precisa que tenía o tiene familia, mujer e hija, porque hay escenas retrospectivas al respecto.
    Es cierto que la historia se inspira, tanto en la novela como en la película que sigue fielmente aquellas, bien cierto que libremente en el personaje de Gustav Mahler, cuya música está omnipresente en la película. Vizconde era, además de un extraordinario cineasta, un magnífico escenógrafo de ópera, implementando soluciones técnicas en los dos ámbitos.
    ¿Qué es la belleza?, ¿se hace o es siempre per se?. ¿Qué es el arte?. La música es ambigüedad hecha ciencia.
    Es evidente que tanto Tomás Mann como Luchino Visconti sentían absoluta devoción por la música, eran unos melómanos. En el caso de Mann además de escribir esta obra escribió Doctor Faustus, en donde vierte multitud de reflexiones sobre la música, algunas de tipo técnicos difíciles de seguir de leer en una novela. También tengo conocimiento, y adquirí el ejemplar, de un compendio de estudios más que relatos sobre música. También recuerdo que en La Montaña Mágica había digresiones sobre la música y su capacidad senadora. Era natural, por tanto, que el genio de Mann discurriera por esta senda.
    Muy conocido es el reparto y las vicisitudes para su formación: Dirk Bogarde en unos de sus papeles más conocidos  Björn Andrésen, Silvana Mangano, Marisa Berenson, Mark Burns,  y Romolo Valli.

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