domingo, 17 de enero de 2021

§ 2.252. Breve encuentro (David Lean, 1945)

    La vi hace muchísimos años y me pareció una excelente película. Veinte años después no sólo me lo sigue pareciendo sino que creo que es mejor, una obra de arte.
        Un romance pasajero entre un medico, casado y con chicos, y una mujer también casada y también con hijos. Se encuentran en una estación del tren con ocasión de ir a trabajar. Él es médico, y ella va a la ciudad a realizar su compra semanal. Él es un idealista que estudia las infecciones de polvo en los pulmones, típicas de los mineros, que en la zona en la que vive hay en cantidad. 
    Lo singular de la cinta es el planteamiento: dos personas normales, en cualquier situaciones pueden enamorarse. No tienen que darse grandes circunstancias particulares, situaciones singulares o espectaculares escenarios. Simplemente las cosas suceden, sin culpa, sin preverlo, sin buscarlo. Suceden. Y ese es su misterio, que le puede pasar a cualquiera. Se ven cada jueves en la estación del tren, en donde se llegan los dos trenes de ambos desde diferentes lugares. Y así, de jueves a jueves se ven en la estación, esperan al final de la tarde en la ciudad -paseando, yendo al cine, etc.- a que salgan sus respectivos trenes hacia las ciudades dormitorios del alrededor de Londres en las que viven. Paseos, conversaciones, miradas, van construyendo una intimidad, una confianza, una intimidad propia y características del amor. Del amor adulto.
        Las voces en off de ella cuando viaja en el tren y reconstruyen no sólo momentos de su relación sino sus pensamientos es lo más destacable, lo más bonito. Los sentimientos de culpa se mezclan con el deseo de volver a verle, los remordimientos con la realidad.
        Tiene algo de aprovechar las últimas oportunidades, de vivir el último romance, de volver a sentir aquellos que conmueve y revuelve. Los humanos somos así. No valoramos tanto lo que tenemos como lo que deseamos.
    Celia Johnson y Trevor Howard forman la pareja, siendo los secundarios: Stanley Holloway, Joyce Carey, Cyril Raymond, Everley Gregg, y Valentine Dyall. El guión es de David Lean, Anthony Havelock-Allan, y Ronald Neame (luego director) sobre la obra de Noël Howard. La música es de Sergei Rachmaninoff.

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