lunes, 19 de mayo de 2025

§ 3.843. Querelle (Rainer W. Fassbinder, 1982)

Última película de un director que tengo por difícil, oscuro y algo abstruso. Lo que he visto de él no me parece tan complicado, la verdad. Sí es cierto que tiene una estética algo peculiar, y que como otros directores emplean una estética singular. No pretende reproducir una historia de la vida real, sabes que es cine, tiene aspectos y tramas alejadas de la realidad. No es ciencia ficción, narra episcopal y circunstancias de la vida real pero de una forma, de una manera, que no se produciría en la realidad. Todo es impostado, la estética, la trama, el guión, los diálogos -en este caso parecen en algunos momentos sacados de una obra de teatro de la Siglo de Oro español-, y lo que sucede, siempre inverosímil.
La estética de los personajes es peculiar. Por un lado marineros con casco de trabajo y chupa de cuero en los bares, y, por otro, marineros vestidos de blanco y con gorra sobre cuerpos esculpidos en los gimnasios y caras afeitadas barbilampiñas. 
Es evidente que la cinta es todo un alegato al orgullo gay. De hecho está dedicada a una pareja suya, El Hedi ben Salem, que rodó con él algunas películas y vivió una relación tormentosa y conflictiva: peleas, disgustos, broncas, delitos, huidas al extranjero, cárcel, etc. Al parecer apuñaló a varias personas y huyó a Francia y murió en una de sus cárceles, manteniendo en silencio de este punto al director, que por años le consideraba vivo. Sólo en los últimos años de vida del director se le comentó la verdad.
La estética Jean Paul Gaultier con esos marinero andróginos que anuncian perfume para hombre y mujer prácticamente con la misma estética, el anuncio, en realidad, es de un perfume con dos versiones, hombre y mujer, que se llama igual y mantiene la misma o parecida estética.
Te tiene que gustar. A mi no me ha parecido una mala película, pero no me ha gustado demasiado. Es innovadora, perturbadora, muy valiente para su momento -un marino, símbolo de la virilidad, siendo sonorizado, no es la imagen más edificante de la masculinidad tradicional- pero poco edificante, al menos para mi.
Es irreverente hasta decir basta, las imágenes del calvario de un marinero, probablemente homosexual, acompañada por la Madame del burdel y el capitán heterosexual pero que se culpa de su condición verdadera es realmente  potente.
El papel de Franco Nero se entiende, es la ocultación de la homosexualidad en una vida heterosexual, y no lo hace mal, pero parece algo rígido y muy inflexible. Nada que ver con el otro actor principal, Brad Davis, que verdaderamente borda el papel, lleno de matices, culpa, redención y orgullo. Tiene su aquel, desde luego.

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