martes, 6 de mayo de 2025

§ 3.811. En nombre de Caín (Brian De Palma, 1992)

De Palma ha ido, lenta pero inexorablemente, perdiendo facultades, haciendo películas cada vez menos interesantes y planas, a veces manteniendo una cierta gracia, otras no tanto. Siempre bajo un aparente escenario Hitchock, con música siempre muy estilizada y apropiada al suspense, pero con resultados cada vez menos interesantes.
Su primera etapa, la fundacional, caracterizada por experimentaciones fílmicas, temáticas de comedia (negra, grotesca, etc.) y formas de rodar algo innovadoras. La segunda, la mejor a mi juicio, por la recreación de todo el imaginario Hitchock que tenía acumulado en su vida. La tercera, después de convertirse en un directo de fama, éxito y taquilla, la peor de las tres, en las que rueda obras comerciales que pretenden emular sus éxitos anteriores, sin conseguirlo en absoluto.
Esta cinta tiene un desarrollo de guión de lo más complicado, con un personaje que tiene triple desarrollo de la personalidad (interpretado en sus tres papeles por un John Lithgow que hace lo que puede, sin conseguirlo).
Más allá del interés por conocer lo obvio del desarrollo de la historia, la película no tiene mayor interés. El tema de fondo tiene su miga, y el director ya había abordado algo parecido en algunas otras películas suyas, pero no consigue en ésta provocar un interés verdaderamente grande. 
No es de lo mejor de De Palma. Ni mucho menos.

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