Tercera y última parte de una saga distinta, peculiar, interesante pero algo repetitiva. Ya no da para más. Supongo que es difícil deshacerte de la fórmula que te ha dado fama y dinero, taquilla y crítica.
Y él estaba en Corea, tan tranquilito... y vinieron a tocarle los cojones... Y responde como suelen ser éstas cosas. A golpes. A golpes japoneses...
Es que no da para mucho mas la cosa.
Me gusta el ceremonial, los ritos, la tranquilidad con la que suceden las cosas, incluso las más violentas.
Misma estética, similar argumento, idéntica 'diversión'. Insiste en los mismos estereotipos y tópicos.
Me llama la atención la pausa que pone para asumir circunstancias violentas. Es su valor.
Me ha gustado, pero la saga no da para más. No sé si dentro de varios años podría plantearse una cierta parte.
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