Una obra "realista" de un director tendente a lo fantástico, a exponencial áspenos oníricos de la realidad, al menos en su primera etapa.
Un relato durísimo, que emocionalmente desgasta mucho y sitúa al espectador en una permanente tensión sobre la protagonista, una dulce y débil Maria Schell que se ve acosada, hasta extremos letales, por un Curd Jürgens al que no le va este papel, no casa ni con su personalidad, ni siquiera con su físico.
Hilando muy fino podría verse como un retrato crítico de la sociedad comunista, del comunismo real de la Alemania Democrática frente al liberalismo de la Federal, siendo las ratas el síntoma del descreimiento moral en la sociedad perfecta que pretende crear el nuevo hombre.
Funciona a medio camino entre la crítica social, el realismo, aportando tintes de cine negro que se exponencial con la excelente fotografía que destila.
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