Es una buena forma de terminar su carrera. Con dos películas de aventuras: El tigre de Esnapur, y La tumba india, que eran proyectos que quería hacer en su primera época con su mujer Thea Von Barbou, y con esta cinta, que recupera una de sus creaciones más peculiares, el Dr. Mabuse.
Además lo rueda en blanco y negro, como una declaración de intenciones 'retro'.
Es interesante, se deja ver y no ha perdido la chispa creativa que caracteriza todas sus películas. Una buena despedida, a diferencia de otros grandes directores, cuya última cinta fue discreta (por no decir mala).
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