Otra excelente de Lang. Mucho mejor que los Mabuse originales. Un cine más construido, más ortodoxo, con continuidad. Menos esquemático. Los originales (el jugador y el infierno) eran esbozos, dibujos, ésta es un lienzo completo, cerrado. Una película canónica.
Tiene una cierta continuidad con M, pues el inspector Lohmann es el protagonista policial. La idea es sugerente, y el desarrollo ortodoxo. El legado del crimen y las enseñanzas de un gran criminal ha dado luego muchísimo juego a grandes producciones. El germen de todo esto se encuentra aquí. La verdad es que todo Lang es seminal, sus ideas contribuyeron a forjar el lenguaje cinematográfico.
La restauración es una maravilla. La imagen no se mueve lo más mínimo, el blanco y negro es muy nítido, y el sonido (no sólo los diálogos, sino cualquier tipo de ruido) perfecto.
Tiene continuidad argumental con los Mabuse originales, pero puede apreciarse como una cinta totalmente independiente.
La crítica al Nazismo, la prohibición de la película por esta razón, y la mítica antinazi del propio Lang tiene que comerse con papel de fumar. Puede ser cierto que en una visión muy peculiar del asunto se entienda que estamos en presencia de una crítica a la manipulación de masas, y que Mabuse es un trasunto de Hitler. Pero, desde luego, no es una crítica directa, como Chaplin en el Gran dictador, ni nada tan explícito. ¿Puede leerse así? Puede, con imaginación. Pero con mucha imaginación.
Entiendo, es una opinión muy singular, que la prohibición fue por otro camino: el mostrar que puede existir una sociedad criminal paralela que planta cara al estado y es capaz de ser eficaz y estar organizada de forma académica, con reglas, jefes, etc. El crimen ya no sería una cuestión personal, sino organizada, sometida a cánones. No procedía, por tanto, de un impulso personal, sino de una sociedad paralela capaz de poner en jaque al propio Estado.
Además, no se sabe, yo al menos no lo sé, si se utilizó la prohibición de la película para presionar al propio Lang para que se hiciera cargo de la UFA, como pretendía el régimen Nazi.
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