Otro Spaguetti Western, en este caso en una versión española. Tiene un metraje algo excesivo: 97 minutos. Una barbaridad para lo que tiene que decir. Es mediocre, cae en tópicos de todo tipo, su guión no es firme y sus actuaciones dejan mucho que desear. Una mediocridad. Me encanta. Y no es una contradicción lo que digo.
El problema es que después de un inicio prometedor, camina por las sendas de lo usual, y ahí se pierde, porque la realización no es del todo brillante. Klimovsky sabía lo que hacía, indudablemente, pero la historia no daba para más.
Me encantan las malas películas. Entre otras razones, porque no puedes estar viendo siempre películas excelentes. Es como leer, o escuchar jazz. Tiene que tener una dieta que te permita hacer digestiones fáciles, que no se atragante lo que ingieres, y que, sencillamente, te alimente.
Una más, en definitiva, tan olvidable desde el momento en que termina como otras tantas similares.
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