martes, 15 de abril de 2025

§ 3.769. Despertar en el infierno (Ted Kotcheff, 1971)

Si quieres saber qué es Australia, puedes ver esta película para hacerte una idea bastante cercana de la soledad, la distncia, y el individualismo que forma parte de la idiosincrasia de aquel país (digo, Continente).
Nunca pensé, nunca pude calcular que el director de Acorralado, una película de acción con su tino y su mensaje pero de acción al fin y al cabo, pudiera haber realizado una obra tan endemoniada y maquiavélica como ésta. Es, verdaderamente, una película perturbadora. 
Aislamiento, pesadumbre, hostilidad, marginalidad, sociedad corrompida por el ambiente y las circunstancias vitales, sociales, climáticas y culturales.
Hay algo infantil en los juegos de la gente del pueblo, en cómo se comportan, en la forma de estar y beber en el bar, en cómo se come, en que no haya mujeres en la película.
Me ha sorprendido. Y me ha gustado. Es diferente. Inteligente y tubadora. Me recuerda ligeramente a Bajo el volcán (John Huston, 1984). Una especie de locura ambiental, producida por la soledad, el aislamiento, la incomunicación, lo absurdo de las relaciones personales y afectivas y el vacío, en fin, de la vida sin un sentido cierto que organice y diseccione lo que uno hace, y lo que es, que es básicamente lo mismo.

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