Una película muy vista, al parecer. Centenares de votaciones y críticas en las plataformas especializadas.
No tenía la menor idea de ella. Ni de su director. No sólo no he visto nada suyo, sino que, además, no me suena de nada.
Una cinta delicada, bien trabajada, con una estética cuidada y formal. En una estructura poco ortodoxa, nos difumina las fronteras entre el pasado y el presente. Y como recurso estilístico, tiene su pase, su gracia y su razón de ser. Pero en esta película no se trata de implementar un recurso, sino que es el sentido propio de la trama.
No sé si es suficiente para sostener 123 minutos de metraje. No es que sea una película lenta, es que no sabes a dónde va, ni cómo, ni de qué manera.
El olvido, el tiempo, el pasado. Una estructura que sobrepasa lo estético para introducirse en la trama.
No es que me sorprenda, es que no le encuentro el sentido.
Es la clásica película que puede concitar, a la vez: una admiración profunda y un odio visceral. No parece que pueda existir un término medio. Si repasas las calificaciones de las persona que redactan una crítica sobre ella ves que hay dos notas preponderantes: el 10 y el 1.
No creo que sea una obra maestra. Es hipnótica, exuberante, visualmente muy atrayente, pero le falta fondo argumental y propósito.
Tampoco es una película detestable.
En cualquier caso, no es una cinta fácil de ver. Mucho metraje, trama difícil de seguir, argumentos complicados, diálogos extraños y toda una estática minimalista, nihilista y apegada a los detalles nimios.
Me ha sorprendido, pero no me ha gustado especialmente.
No hay comentarios:
Publicar un comentario