El noir por excelencia.Uno de los mejores de siempre. La primera vez que vi me hizo verdadero daño. Y eso es, precisamente, lo que pretende el director.
El triángulo ya ensayado en La mujer del cuadro (1944): Edward G. Robinson, Joan Bennett y Dan Duryea, funcionando aquí con mayor esplendor. Ella es más mujer fatal, él más pardillo, y el mafioso más malo. El morbo de la relación funciona a la perfección.
Es tan buena como Perdición (Billy Wilder, 1944), y Bennett es tan mala como Bárbara, solo que en morena, en vez de rubia.
Es un remake de La golfa (Jean Renoir, 1931), película que no me llenó y no me llegó. La recuerdo amanerada, artificial, poco expresiva, forzada y siempre a la sombra de ésta, que es mucho mejor película.
El engancho que pretende tiene algo de intemporal, de tragedia de siempre. Dejarse engañar por (migajas de) amor es un clásico en el ser humano. Pero también la película provoca otra reflexión diferente: la pérdida de afecto deteriora cualquier relación, y cuando un ser humano carece de ella intenta encontrarla en cualquier ser humano.
Es una de las mejores películas de cine negro de la historia. Y la enésima obra maestra de Lang.
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