Un extraordinario remake de una extraordinaria película: "El malvado Zaroff" (Irving Pichel, y Ernest B. Schoedsack, 1932). Y aunque aquella es una obra de arte, ésta no le va a la zaga.
Wise siempre es una garantía de cine de verdad, de cine con mayúsculas, de auténtico cine.
Bien hecha, bien narrada, con ritmo, con tino, con sencillez pero con profundidad, con maestría, con cine.
Realmente aquella era mejor, porque los escenarios tenían más recorrido, al menos su iluminación así lo hacía parecer. Pero en ésta los diálogos son más intensos, parece que con más profundidad. Me ha gustado mucho, la verdad. Lo tiene todo para ser un clásico. Y probablemente lo sea, pero es que todo Wise lo es. No hay mala cinta suya.
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