Última película de un grande. De un grande de verdad. De un gigante. Pero, como bien saben quienes leen este blog (muy pocos usuarios) tengo una teoría sobre las últimas películas de los grandes directores de cine. No suelen ser buenas. Los estudios creen en ellos, recuerdan éxitos pasados y esperan que puedan reverdecer los laureles amarilleados por el paso del tiempo.
El tema es difícil, duro, y muy alejado de las dinámicas tradicionales de Aldrich. No creo que tenga un don para la comedia. Me gusta más el Aldrich serio, con temáticas fuertes, dramas y cintas de acción.
La problemática de un promotor de lucha libre femenina por salir de los circuitos marginales no parece el terreno abonado para una gran historia.
Es demasiado larga, tiene casi dos horas de metraje, algo desmesurado para un director ya en sus últimos trabajos.
Un Detroit (o cualquier otra ciudad industrias del medio oeste americano) decaído, un clima frío, una estructura empresarial deprimente es el contexto de unas relaciones poco afectivas entre los protagonistas.
Me imagino que tuvo que ser un soberano fracaso en taquilla. No parece que llegue bien a la médula del asunto, no emociona, ni tiene pulso alguno. Creo que es la peor película que he visto de Aldrich.
Peter Falk es el promotor, y las dos chicas son: Vicki Frederick y Laurene Landon. Él funciona, porque es un gran actor. Y las dos chicas parecen bellezas de la época, actrices efímeras. Frederick sólo hizo 6 películas. Landon sí tuvo una carrera más larga: hizo 23 cintas, todas producciones menores y de directores menores. No he visto ninguna, pero las calificaciones, temáticas y estilo parecen malas de solemnidad.
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