viernes, 4 de abril de 2025

§ 3.747. M, el vampiro de Düsseldorf (Fritz Lang, 1931)

Es la terceravez que la veo. Y siempre me ha impactado. Mucho, la verdad. Es morbosa, sofisticada y vulgar. Emociones encontradas. Tiene la natural tendencia al thriller, con el hastío  por lo gore y una cierta propensión natural a mirar al mal a la cara, a los ojos, para poder saber qué hacer con él. Una especie de entrenamiento para nosotros mismos.
Lo primero que llama la atención es la facilidad con la que Lang transita hacia el sonido. No solo hacia el cine hablado, sino también hacia el empleo de sonidos: coches, pájaros, silbidos, puertas, golpes, etc.
La segunda genialidad es el empleo del color y, sobre todo, de las sombras. Juega con ellas con un dominio de la luz y del espacio verdaderamente magistrales. 
La tercera es empleo de los personajes. Se transita desde la masa al individuo, desde el nosotros al yo. Es como un proceso de culpabilización.
La psicosis social que provoca está perfectamente diseñada. Es una maravilla. Una auténtica maravilla. Una obra de arte. Una rotunda obra de arte.
Tiene varias lectura, obviamente. Una de ellas puede ser la decrepitud de la sociedad alemana bajo el terror de los Nazis, que hace confundir a la política con el hampa. No sólo tienen intereses comunes, sino que manifiestan maneras y formas similares de actuación, medios parecidos de comportarse.
Un 10 en toda regla.

§ 3.746. La mujer en la luna (Fritz Lang, 1929)

Curiosamente, se ve peor, bastante peor, que Spione, que es de un año antes. Seguramente el proceso de restauración de aquella hizo maravillas, siendo innecesario en ésta, pues se conservaba correctamente, en buen estado , una copia.
A lo mejor es mi copia de DVD. No sé.
Lo cierto es que, en general, me parece mejor película Spione. Me ha llegado más. Ésta es, para empezar, bastante más larga, no menos de veinte minutos más, para llegar hasta las dos horas y cuarenta minutos. Una auténtica barbaridad, incluso para las películas de aquellas época, que eran ligeramente más largas que la media actual. 
Para rodar una historia que super los 130 ó 140 minutos tienes que tener muchas cosas que decir, y ser capaz de narrarlo con la maestría necesaria para que no se venga a abajo la historia.
Me parece, sea como fuere, un metraje absolutamente desmesurado, que lastra a la propia cinta, que se termina visitando casi por obligación. Por momentos aburre y cansa, ves cosas sin sentido, que no te llevan a ninguna parte, que repiten las ideas y que verdaderamente no suponen un avance significativa en la trama.
Me ha gustado mucho Gerda Maurus, me parece una belleza muy clásica, muy femenina, muy sensual. Un canon de feminidad europea de la época.
El desarrollo de la trama es lento, demasiado pausado, poco elegante. A diferencia de Spione, aquí se pretende pasar por todos los momentos emocionales, sin desperdiciar ninguno. Mientras que en la anterior el uso de la imaginación era más acusado.
No me ha gustado tanto. Tiene momentos, claro. Pero la tónica general no es tan brillante como la anterior.
La idea general de la trama forzosamente tenía que ser muy original para su tiempo. Y pasa por ser una de las primeras cintas de ciencia ficción en la que la hipótesis de funcionamiento se construye con bases semicientíficas.
Tiene su gracia, y puede verse, pero se me ha hecho muy larga. y no por la historia, Los Nibelungos es más larga todavía, sino por el desarrollo. A veces excesivamente detallista. ES evidente que Lang evoluciona hacia una contención expresiva y una concreción dramática a lo largo de su cine, especialmente el negro. Más tarde, al final, con las cosas indias, vuelve a distender el estilismo y a hacer más lenta y menos contenido el mensaje. 
Su estilo se va estilizando, nunca mejor dicho. Haciéndose más contenido, contando más cosas en menos tiempo.

jueves, 3 de abril de 2025

§ 3.745. Spione (Fritz Lang, 1928)

Una auténtica y rotunda obra de arte, del séptimo.
Qué guión más asombroso, qué planos, qué manera de contar una historia, qué eficacia en los contenidos, qué arquetipos de buenos y malos tan bien caracterizados, qué ritmo, qué capacidad para imponer un tempo a las secuencias. Y, sobre todo, qué disfrute visual, qué blanco y negro tan nítido (producto, soy consciente, de la restauración), y qué bien se acompasa el sonido (la música, en realidad) con la imagen.
Me sorprende lo bien estructurada que está la cinta, la profundidad de lo que cuenta, de cómo lo cuenta, de la intensidad dramática del asunto.
Y tres cosas más que me han encantado. En primer lugar, el arquetipo de villano, auténtico precursor del tipo de malo de las películas de James Boon. En segundo lugar, la música. Un piano repetitivo hasta las saciedad que va variando la melodía. El auto es Werner R. Heymann, que luego pondría música a varias películas de Ernst Lubitsch.
Y, en tercer lugar, la actriz principal. Se llama Gerda Maurus, y es de una belleza arrebatadora. Una profundidad en la mirada y un pelo precioso.  Me gusta cómo se mueve, la libertad que encarna, en esos años 20 locos en los que se podía ser feliz sin sentimiento de culpa. Es su primera película, y según cuentan fue la causa del divorcio de Lang y Thea von Harbou. Luego hizo una mujer en la luna, se pasó al sonoro, se casó con un director de cine alemán, fue amante de Goebbels, y murió bien entrado los años sesenta.
Me parece maestra de verdad.

§ 3.744. Los Nibelungos II: la venganza de Krimilda (Fritz Lang, 1924)

Pues me parece una continuación bárbara. Comencé las dos películas un poco escéptico. Naturalmente, tienen que entrar en ellas, hacer por verlas, prestar mucha atención y concentrarte en que no se te vayan las ideas centrales, los personajes, etc. Pero una vez que sigues la trama el disfrute visual es verdaderamente interesante.
Lo que más me ha llamado la atención, como cuando lees La Odisea o La Iliada, o otros clásico griegos del teatro, esquí las pasiones humanas que gobiernan el mundo no son muy distintas ahora que antes. Celos, amor, sexo, venganza, poder, dinero, envidia, traición... son las pasiones que mueven el mundo. Antes y ahora.
La potencia visual es, verdaderamente, inusitada.  Un estudio de los personajes a través exclusivamente de la imagen es jugar con elementos limitados. Porque partimos de la idea de cine actual, en donde la voz es un elemento trascendente para la conformación del personaje.
Más carga de misticismo tenía la primera parte, esta segunda parece más pueril, menos mítica, más dedicada a pasiones humanas más cercanas, menos trascendentes. 
En la primera, el eje fundamental era la admiración a lo mítico, a lo irreal. En esta segunda, lo que mueve la pasión es la venganza, una emoción más bastarda, menos elevada, menos trascendente. 
La venganza desde la pasión amorosa y sexual. La bellísima Brunilda es capaz de casarse con el Rey Atila para vengar la muestre de su marido Sigfrido a manos de su hermano Gunter. Todo un folletín.
Esta segunda parte es algo menos agradecida. Lo mítico, que es lo bonito de la historia, pasa a un segundo plano para dar protagonismo a lo real, a lo cierto. Un cambio de perspectiva difícilmente inapreciable. Me gustaba más el dragón, el enamoramiento del héroe que la venganza y la sangre.

miércoles, 2 de abril de 2025

§ 3.743. Los Nibelungos I: la muerte de Sigfrido (1924)

Mitos ancestrales alemanes. De esos que componen la identidad nacional. 
Bella, interesante, pero no entretenida. Es un esfuerzo verla completa.
Es difícil por tres razones. En primer lugar, porque la historia no llega, no es cercana y no provoca emociones por sí misma. Al no formar parte de nuestras leyendas, se aleja del imaginario individual y del colectivo y se adentra en terrenos ignotos. En segundo lugar, porque , se mire como se mire, es demasiado larga. Dos horas y veinte minutos es una barbaridad de metraje, con un cansancio visual importante. Y, en tercer lugar, porque la forma de rodar es muy antigua. En planos, siempre medios, sin un zoom, sin un tráveling, sin un encuadre distinto. En decorados, evidentemente acartonados, deficientes y pobres, como no podía ser de otra manera. Pero también el color influye. Un verde pálido que para Las tres luces era interesante, pero que aquí ya aburre una barbaridad. La veo, única y exclusivamente porque es de Lang, y porque al estar convaleciente tengo tiempo y espacio. Estoy sólo en casa muchas horas -no hay nadie, por tanto, que pueda quedar ver la televisión- y este es el momento de adentrarme en esas cosas de Lang que no he visto. Me queda esta, Spione, y La mujer en la luna. Todo lo demás lo he visto, algunas (muchas) varias veces. Recientemente dos: Encuentro en la noche y Secreto tras la puerta. Esas no las voy a ver en esta revisión de todo Lang que pretendo. Tampoco Metropolis, que la visto hace relativamente poco, año y medio, más o menos.
No dudo, ni por un momento, que es una obra de arte. Muy trascendente para la historia del cine. Por su capacidad de evocar, por sus características técnicas, por sus innovaciones fílmicas, por lo copiada que ha sido o por lo inspiradora que ha resultado para la historia del cine. Digo, como ocurre con otras muchas películas, también incluso del Lang más 'moderno', que es difícil de ver, y que por momentos es tediosa y aburrida. Repetitiva e insistente. Llevo mucho Lang en el cuerpo en muy pocos días. En dos días he visto sus ocho primeras películas.

§ 3.742. El Dr. Mabuse [El infierno] (Fritz Lang, 1922)



Segunda parte. 114 minutos más. Demasiado Mabuse.


§ 3.741. El Dr. Mabuse [El jugador] (Fritz Lang, 1922)

 
Me llama la atención la desmesurada duración de la película. Sin consideramos que es sólo una película son 270 minutos. Si consideramos que son películas, esta primera parte serían 156 minutos, y 114 la segunda parte. Muchísimo metraje. Hay series cortas que no tiene mucho más. 
Tiene interés, me gusta, pero realmente le falta propósito. Sabes que Mabuse es malo, peor no sabes para qué es malo. Falsifica moneda, manipula la bolsa para que se hunda, etc. Pero no se sabe para qué. No hace falta que sea un propósito real o cierto, puede ser una elucubración o un sinsentido, pero tiene que tener un propósito, aunque sea cruel, absurdo o inviable (dominar el mundo, interrumpir el curso de la naturaleza, crear a un hombre...)
Desde luego la cinta es de una modernidad sorprendente. En el primer diálogo Mabuse reprocha a su asistente, lacayo o persona del servicio, que "tiene el cuerpo lleno de cocina". Más tarde diserta en una conferencia sobre el psicoanálisis. Luego manipula la bolsa, más adelante hace jugar a una mujer un papel entre  espías femme fatale para engatusar a un rico y que pierda a las cartas una fabulosa suma de dinero...
Los estereotipos funcionan a la perfección. El rico orondo con chistera que no deja de comer y beber, siempre contando dinero en billetes enormemente grandes. Enfrente los pobres son retratados como menesterosos a los que hay que salvar de sí mismos, con oficios vulgares, repetitivos, marginales.
Mabuse es interpretado por Rudolf Klein-Rogge, un actor fetiche de las principales películas mudas de Lang. Ésta, las tres Luces, Metrópolis, Los nibelungos y El Testamento del Dr. Mabuse de 1933, que es un última cinta. Tiene un aire perverso, como de ido, de 'volao'. Ojos saltones, mirada fría, como si careciera de sentimientos.
Me ha gustado, me ha parecido interesante, pero no me ha impactado. Me gustan mucho los muebles, la decoración, la ropa, el estilo en general de la película. Por momentos me recuerda a El malvado Zaroff (Irving Pichel, Ernest B. Schoedsack, 1932), seguramente porque esta última copia el estilo expresionista de la obra de Lang.
Y seguramente ha sido muy importante en la historia del cine, pero no me ha llegado tan profundamente como otras e Lang también mudas: Las tres luces, o la Imagen errante, por ejemplo.

§ 3.841. The beast (Lee Jung-Ho, 2019)

Película de policias coreana. De Corea del Sur, naturalmente.  Responde a los cánones de cinta policial norteamericana. Los dos tipos de pol...