viernes, 21 de febrero de 2025

§ 3.700. La cárcel de cristal (Julio Coll Claramunt, 1956)

Segunda película de Coll que se ve regular. La copia que tengo es demasiado oscura, y en algunos momentos no se aprecia con nitidez el contraste del blanco y negro, especialmente cuando la escena se muestra de noche.
Hay algo trágico en el ambiente, una sensación que atenaza a la protagonista. No es exactamente amor, es dependencia. No es entrega, es sometimiento. No es entrega, es dejarse ir.
La búsqueda de la identidad a través del éxito es un camino peligroso. El talento no es más que una de las condiciones que se deben tener para triunfar, y su valoración es variable con el tiempo. Puede modificarse a medida que progresas profesionalmente. 
El amor por el teatro, como forma de catarsis del teatro del amor. Matrimonio desvencijado que sublima sus fracasos personales en el crisol de la farándula. 
Un metraje contenido -77 minutos-, dos historias sobre el mismo tema que corren paralelas y cuyo desenlace trágico prevés.
"La ambición ayuda a llegar, pero puede destruir" es una de las frases de la película.

miércoles, 19 de febrero de 2025

§ 3.699. Los verdes pastos de Wyoming (Louis King, 1948)

Una película "blanca", casi infantil. Personajes buenos, puros, sin dobleces, sin maldad, que se enfrentan a la vida desde una juventud basada en valores: familia, trabajo, honestidad personal y energía juvenil a raudales.
Una singular versión libre de Romeo y Julieta con familias rivales, aunque no enfrentadas abiertamente, e hijos de ambas que se enamoran y quieren, naturalmente, vivir su vida de manera libre y sin ataduras.
Los caballos son preciosos. Sementales, trotones, yeguas ponedoras, caballos de carreras, todos preciosos, seguramente ejemplares escogidos y muy bien cuidados.
Con un reparto bastante decente: una joven Peggy Cummings; Charles Coburn; Robert Arthur; Lloyd Nolan; Burl Ives y Geraldine Wall.

martes, 18 de febrero de 2025

§ 3.698. Los encantos de la gran ciudad (Arthur Hiller, 1979)

Pues de Hiller he visto solamente tres cosas, pero las tres me han gustado mucho: La americanización de Emily (1964);  Tobruk (1967), y Anatomía de un hospital (1971), especialmente la primera y la última.
Ésta es una comedia, y no es mi género favorito. Es caso el que menos me gusta. Tiene que ser una trama muy brillante para que verdaderamente me guste. 
Las veo, claro, pero más por hábito y necesidad de cambiar de aires que por convencimiento. 
Jack Lemmon es un genio, y sabe darle a las comedias un tono muy especial, en ese punto entre la serenidad y el asombro. La chica es Sandy Dennis, actriz que no me suena de nada, aunque la vi en Esplendor en la hierba (Elia Kazan, 1961), que era su primera película.
La verdad es que las peripecias del matrimonio dan lugar a emociones fuertes y a situaciones cómicas que el director explora con gallardía y soltura.
La cinta se deja ver, tiene su gracia. Pero no es mi estilo.
Está rodada con esmero, con tino, con energía y con una indudable maestría: el movimiento de la cámara, los diálogos, los encuadres, la sensación de prisa atolondrada que organiza. Verdaderamente entretiene. 

lunes, 17 de febrero de 2025

§ 3.697. Nadie vive para siempre (Jean Negulesco, 1946)

Un buen 'noir' clásico, tanto en la trama como en el fondo. Con un gran John Garfield, una muy guapa Geraldine Fitzgerald y el gran secundario que es Walter Brennan.
La historia de una estafa, de un enredo, de una falsificación, pero con un tratamiento tan ortodoxo, tan clásico, tan 'de siempre' que verdaderamente alegra el día.
Es un 'noir' singular. No hay la violencia característica de otros "negros", siendo el engaño moral, enlatado en una historia de amor, el motor de la historia.
Es dura, pero no áspera. Te araña, porque es evidente que hay un engaño detrás, una estafa. Pero no lo hace desde planteamientos vulgares, ni estática ni moralmente.
Terminar la noche con una película de estas características es toda una garantía de que vas a dormir bien, de que el recuerdo de la cinta ta va a agradar, porque ésta es de las que se recuerdan, y de las que se recuerdan con agrado.
El blanco y negro se aprecia a la perfección, y el sonido es perfecto. Una copia espléndida.

domingo, 16 de febrero de 2025

§ 3.696. Noche de pesadilla (Basil Dearden, 1962)

Mucho Jazz, en una pel´cula sobre el Jazz, en una sesión de Jazz, en una exponención acídele Jazz.
Me encanta, claro. Aparece Charlie Mingus, indudablemente un hombre completo de Jazz. Malhumorado, grande, excesivo, brabucón, iracundo, y todos los tópicos que uno pueda enlatar en una persona de por sí magnífica y un genio en lo suyo. 
También interviene, y también fugazmente, Dave Brubeck, un músico superlativo, quizá algo estandarizado, muy apegado a la dinámica escolástica, me le imagino sin romper un plato en toda su vida.
También aparecen más músicos de Jazz, entre ellos, según he copiado de la Wikipedia: John Dankworth (saxo alto); Bert Courtley (trompeta); Keith Christie (trombón); Ray Dempsey (Guitarra); Allan Ganley (batería); Tubby Hayes (Saco tenor); Barry Morgan (bongos); Kenny Napper (bajo); Colin Purbrook (piano); John Scott (saxo tenor y flauta) y Harry Beckett (trompeta).
La película se sostiene por la música, porque el guión no puede tener más desarrollo. Cuatro ideas estiradas pero de una manera muy digna.
Gran conjunto, equilibrado y sincero. Con mucha música, que está a cargo de Philip Green. Supongo que cuando los créditos le hacen el responsable de la música es de la elección de la banda sonora, porque la ejecución es llevada a cabo por músicos de verdad. Que salgan tantos Jazzman, supongo, es una licencia del Director. Seguramente porque le admiraba, y quería inmortalizarle. Tiene frases incluso. 
Me gusta porque me gusta el Jazz, pero no es una película notable. Se deja ver, tiene su gracia, es interesante, enlaza muy bien la música y la trama y tiene un metraje muy razonable. 
Un blanco y negro un poco decaído para un "Neo-noir" británico de esos que tanto me gustan. Un film interesante, pero no notable.
Seguramente lo recordaré mucho, pero quizá no estrictamente por su valía cinematográfica. Intentar meter en un escenario de Jazz una historia de celos y manipulación emocional no es fácil. Es muy difícil. De una manera u otra parece que no pueden darse en un mundo tan libre.
Me gusta mucho Dearden, tiene cosas muy valiosas.

§ 3.695. Las chicas de Copacabana (Jesús Franco, 1981) 

Franco tiene cosas buenas, mediocres, malas e infames. Este película pertenece a la última categoría. Tiene el interés, indudable, de ver Copacabana, los edificios, la playa, las gentes, los colores, los hoteles, etc. Peo poco más. Es una auténtica estupidez. Una trama de los más mediocre, que sirve como excusa para que funcione la máquina de picar carne, es decir, chicas medio desnudas con poses sugerentes en un poro soft  que visto desde el primer cuarto del Siglo XXI causa un poco de risa, cuando no pena.
Lina Roman, como siempre, unos chicos venidos de Paris, uno de los cuales está redactando una Tesis Doctoral sobre Voltaire, otro toca la guitarra y el tercero -una chica- se acuesta con los dos.
Infame donde las haya. No hay de dónde tirar.

§ 3.694. Los novios búlgaros (Eloy De la Iglesia, 2003)

 

Última película de Eloy, un verdadero grande del cine español. Un director creativo, comprometido, fantasioso, irreverente, sucio, feo, contradictorio, guapo, alto, bajo, suyo...!!!
Al parecer la rodó después de la Estanquera de Vallecas (1987) tras recuperarse de su adicción a la heroína, y superar la muerte de Manzano, amante suyo, actor fetiche, musa por momentos y actor poco dotado, nada polifacético, sí muy encasillado y nada sutil en sus manifestaciones artísticas. Aunque en la última cinta sí se le apreciaba una vena cómica que no pudo, o quizá no supo, explotar.
Eloy en esta película había perdido totalmente su gracia, su crédito, su arte, su garbo, su creatividad. No es que no sea una gran película, es que es mala. No puede decirse de otra manera. Explora un terreno en el que ya había transitado, pero ahora sin gracia. Lo que antes era transgresor, ahora es estereotipo, argumento manido...
Puede leerse como una alegoría de su historia de amor con Manzano.
No es una buena película. Mala despedida para De la Iglesia.

§ 3.843. Querelle (Rainer W. Fassbinder, 1982)

Última película de un director que tengo por difícil, oscuro y algo abstruso. Lo que he visto de él no me parece tan complicado, la verdad. ...