Una película "blanca", casi infantil. Personajes buenos, puros, sin dobleces, sin maldad, que se enfrentan a la vida desde una juventud basada en valores: familia, trabajo, honestidad personal y energía juvenil a raudales.
Una singular versión libre de Romeo y Julieta con familias rivales, aunque no enfrentadas abiertamente, e hijos de ambas que se enamoran y quieren, naturalmente, vivir su vida de manera libre y sin ataduras.
Los caballos son preciosos. Sementales, trotones, yeguas ponedoras, caballos de carreras, todos preciosos, seguramente ejemplares escogidos y muy bien cuidados.
Con un reparto bastante decente: una joven Peggy Cummings; Charles Coburn; Robert Arthur; Lloyd Nolan; Burl Ives y Geraldine Wall.
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