sábado, 15 de febrero de 2025

§ 3.693. La casa de la colina (Robert Wise, 1951)

Qué bien construye las películas Wise. Es un mago. Un auténtico mago. 
La historia que nos muestra tiene "tintes" europeos. Parece un cuento de navidad, o si se prefiere una historia de princesas y príncipes, de sueños encontrados después de mucho infortunio, de muchas dificultades personales. 
A pesar de ello el ser humano tiende a desparramarse, a buscar lo que no tiene, a encapricharse con cosas que no tiene pero que no necesita, que incluso le hacen mal, le perjudican y le perturban. Cosas que no deberían ser tenidas en cuenta, en consideración, que deberían dejarse de lado.
Richard Basehart y Valentina Cortese son los personajes protagonistas. Excelentes ambos, especialmente Cortese, que me ha parecido una excelente actriz, delicada, sensible, fina y sugerente. De esas que se mueven suavemente, con elegancia, con delicadeza, a las que le sientas bien los trajes de Gucci, de Givenchy, de Dior, de Chanel, de alta costura. Italiana, con cara de porcelana, inalcanzable, sofisticada, de las que "las matan callando".
Basehart es otra cosa, un americano en Europa. Actor sencillo, sin matices, rudo y con cara marmórea, ideal para una película bélica.
Los secundarios son: William Lundigan y Fay Baker. Firmes ambos, con sentido, sabiendo qué hacer. 

§ 3.692. Brandy (José Luis Borau, 1963)

Debut cinematográfico de Borau. Un espagueti western español de los del montón. Y, sin embargo, está bien rodada. 
La redención por el peligro, por realizar algo heroico, por hacer aquello que nadie puede, sabe o quiere hacer. 
Seguramente rodada en Almería, al calor de la música utilización de los estudios naturales de los estudios allí montados.
Tiene su gracia, aunque no soy capaz de ver en ella unos rasgos identificadores como de un autor concreto. Desde luego me gusta Borau. Muy bien Crimen de doble filo (1965) y Furtivos (1975). También Hay que matar a B (1975). Río abajo (1984) también me gustó, y Leo (2000), su última cinta. Pero sobre todo me encantó Tata mía (1986)
Suyo sólo me queda por ver suyo: La Sabina (1979) y Niño nadie (1996).

viernes, 14 de febrero de 2025

§ 3.691. El gato de nueve colas (Dario Argento, 1971)

Un thriller policíaco con elementos sobrenaturales. Muy buena trama, perfectamente narrada, colorida, y con un guión interesante. Me parece estupenda, pero demasiado larga. 114 minutos son muchos. Con veinte menos sería la misma película pero algo más ligera y apetecible. 
La música se convierte en un elemento muy importante. Enfatiza los momentos álgidos y te predispone hacia la violencia. Es de Ennio Morricone, garantía absoluta de calidad.
Protagonizada por Karl Malden, James Franciscus y Catherine Spaak. Me llama la atención la participación del primero. Quizá le interesó el proyecto, o quizá rodaba todo  lo que se le ponía por delante. También la motivación de cambiar de registro, de rodar en Europa, etc.
No sé si esto es un "giallo" o un "slasher", no sé cuál es, en realidad, la diferencia entre ambos géneros, en cualquier caso muy cercanos. Quizá la diferencia entre ambos radique en que en el primero hay elementos fantásticos, mientras que en el segundo no. En ambos hay homicidios, asesinatos violentos y muerte, pero diferencia entre ellos radica en el elemento fantástico. En el "slasher" existe un componente de venganza irracional sobre el propio asesinato, mientras que en el "giallo" ese elemento adicional es fantástico.
Queda un tercer género relacionado, el "Folk horror", en el que los asesinatos se caracterizan por emplearse instrumentos agrícolas rurales, azadas, sierras, martillos, hoces, tractores, etc. 

§ 3.690. Dorothy Dandridge: La estrella que se enfrentó a Hollywood (Martha Coolidge, 1999)

Una vida dura en el mundo del cine, en la vida, en toda su existencia. Probablemente porque fue una vida dura en su infancia, en su juventud, en su madurez tuvo una repercusión en la forma conflictiva que tuvo de digerir la fama, el éxito, la repercusión de su exposición pública.
El problema de su hija pequeña, con un grave retraso mental, y la vida de su marido, dedicada a lo profesional y algo disoluta (aunque, tal y como expone la película, no escandalosamente), tampoco ayudaron mucho. 
Que Otto Preminger la tratase como un trapo tampoco ayudo mucho, supongo. 
Me ha gustado mucho Halle Berry como Dorothy Dandridge, al punto que fue su momento de despegue, y Klaus Maria Brandauer como Otto Preminger, uno de mis actores favoritos.
Está bien narrada, aunque ciertamente tiene un aire televisivo. 
Buen color, un metraje un tanto excesivo y un buen sonido completa el conjunto, realmente interesante.  Bien hecha, con gusto, estilo, y honrando la figura de la la estrella.

miércoles, 12 de febrero de 2025

§ 3.689. Los restos del naufragio (Ricardo Franco, 1978)

Intimista, recogida, diferente, personal, muy personal. Optimista en su pretensión, algo melancólica en su ejecución y nada malagueña. El director es también el guionista (supino que obra original) y el protagonista principal. Con un Fernando Fernán Gómez que hace un papel entre enloquecido y genio absolutamente maravilloso. Uno de esos papeles que se recuerdan. 
La composición de los planos y la luz es absolutamente brillante. Y el manejo de los silencios, sin música ni ruido alguno son inusuales y sirven para proponer una introspección hacia el pasado. Pero los planos medios, sin mover la cámara y la falta de perspectiva global en algunos momentos -sobre todo cuando las escenas se desarrollar al aire libre- otorgan a la cinta una cierta pesadez, un estatismo exagerados que ahonda en la melancolía general de la trama. Melancólica en el fondo y en la forma. En lo que dice y en cómo lo cine.
El contraste de personalidades, actitudes ante la vida y ante los demás de los dos protagonistas es elemento sobre el que se construye la obra. Un joven deprimido, deprimentes, melancólico y con una sensación de fracaso personal, y un viejo con ganas de vivir, vitaliza hasta la locura y enfermizo de su propia imaginación. Un contraste radical de perspectivas que parece dificultar la concordia entre ellos. Y sin embargo, algo catártico acaece, como si de una predestinación se tratase.
Me ha gustado, sin llegar a parecerme una obra monumental.

martes, 11 de febrero de 2025

§ 3.688. Yo la vi primero (Fernando Fernán Gómez, 1974)

Veo este tipo de películas porque la ha dirigido Fernán Gómez. No sería una cinta que viene en condiciones normales. Ni por la temática, ni por el estilo. Una especie de comedia de situación con más que previsible desarrollo, un desenlace cantado y demasiado metraje para mi gusto. No tiene gracia alguna y supongo que se edita para rellenar el pack que he comprado de él. Bueno, he comprado dos pack de Fernán Gómez. Uno de director, y otro de actor. 
De director he visto dos películas, espléndidas las dos. El extraño viaje (1964), que es verdaderamente una obra de arte, y Mi hija Hildegart (1977) (que no estaba en el pack) que es una buena película, pero no tan buena como la anterior. 
Esta es interesante, hasta cierto punto. Vivir como un niño siendo adulto de 35 años tiene su gracia, es un buen recurso dramático y da mucho juego a contar cosas, pero no es suficiente para mantener el interés. Por momentos he perdido incluso la atención.
El rayo azul se ve perfectamente, el sonido es increíble y la película se puede ver, pero la cinta carece de interés. La veo, como digo, por ver cosas de Fernán Gómez. Se aprecia alguna ironía en los diálogos, seguramente pasando algún recado a psiquiatras, profesores y educadores.
La idea de vivir cómo un niño siendo adulto es sugestiva. Pero no sé si da para una comedia. Permite una cierta visión crítica de la sociedad, de la moda, de los estándares de comportamiento, de El Corte Inglés, y, sobre todo, del funcionamiento de los comportamientos sociales.

lunes, 10 de febrero de 2025

§ 3.687. Trauma (Dario Argento, 1993)

Segundo Argento, más actual, menos onírico y más thriller que la primera que vi. 
La presentación de los personajes es algo confusa. Demasiadas cosas a la vez. Las personas son poliédricas, pero en el cine lo razonable es simplificar para poder seguir bien las tramas y la evolución de los personajes. El director decide que no sea así. 
Cuesta entrar en la trama, saber de qué va la historia. 
El color se ve perfectamente, y el sonido es bueno. Claramente es un "giallo", aunque con motivos post-modernos, los propios del tiempo en el que se rodó. Siempre he entendido ese género como propio de los años 70 y principios de los 80. Un cine circunscrito a un tiempo concreto. Como nuestro cine quinqui o fantaterror, dos géneros muy característicos de nuestro cine, pero circunscritos a un momento concreto. Al día de hoy aunque se rueden películas sobre "mafiosillos" de barrio o sobre "terror" morboso no podrían encuadrarse en ese género. 
Algo parecido pasa con el "giallo". Un género italiano principalmente que mezcla elementos de terror sobrenatural y thriller policíaco. No tiene los elementos característicos de las cintas más violentas y carece de elementos folk o tradicionales. Hay asesinatos, incluso rudos y muy violentos, pero se carece del punto de violencia irracional que tienen otros géneros y de las homicidios con instrumentos agrícolas. 
Me ha gustado menos que la otra que vi hace días, El pájaro de las plumas de cristal de 1970, que sí me ha parecido más característica del género. En esta se diluye un tanto lo personal del género y se transita hacia un thriller más común. Pero no tiene altura ni profundidad. Además, la premisa de la que parte es totalmente inverosímil y el comportamiento de los que participan en los acontecimientos está fuera de toda lógica. 
Entretiene pero es un poco larga, innecesariamente larga. Le sobran veinte minutos.

§ 3.803. Las ratas (Robert Siodmak, 1955)

  Una obra "realista" de un director tendente a lo fantástico, a exponencial áspenos oníricos de la realidad, al menos en su prime...