Otra de Garci. De las menos conocidas. Pero con Fernando Guillén, Mercedes Sampietro, Julia Gutiérrez Caba, y Cayetana Guillén Cuervo nada puede salir mal.
No es un Garci mayor, sino todo lo contrario. Es una cinta menor. A mi me gusta Garci, tiene esa melancolía y esa sensibilidad tan propia y personal que puede a veces echar para atrás.
No veo a Garci como un creador de películas de crímenes. Es una historia barroca, demasiado sórdida y en la que no es posible darle un aire frívolo y leve.
La lentitud en el tempo, la cadencia en las conversaciones, la (aparente) poca acción que presenta, los desenlaces de las pequeñas historias y el tono vitalista y poco convencional son las señas de identidad de un cine que ya ha muerto. Nadie rueda así ya. No conozco director parecido. Garci prima lo intimo, la perspectiva propia, la complicidad del espectador en la construcción de la historia, la necesidad de implicarse en el entendimiento de la película y su desarrollo.
Me ha gustado, pero insisto, me parece un Garci menor.
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