martes, 22 de noviembre de 2022

§ 2.839. El espíritu de la colmena (Victor Erice, 1973)

 

Una de las tres únicas películas que en solitario rodó Erice. La primer que veo. Un mito viviente del cine, estilista, delicado, sobrio y firme en la dirección y el guión. Película muy reconocida, celebérrima y peculiar. No rehuyo las cintas complicadas, ni las difíciles, ni siquiera las abstractas. Ni las barrocas o hedonistas. No soporto a Godar y me parece que le tengo que dar otra oportunidad a Tarkovsky, que, como me ha pasado con Tolstoy y don Dostoievsky no me gustaron de joven pero sí, y mucho, de mayor.
Esta cinta no es complicada. Es lenta. Es Proust, que tampoco soporto.
No sé qué me quiere contar. ¿El paso del tiempo?, ¿La soledad?, ¿La dificultad para entender las relaciones humanas?
Debe de existir un paralelismo entre las abejas y Frankenstein, pero no soy capaz de hilvanar el hilo que los une. 
Es un cine distinto, centrado no en lo que pasa, ni en como pasa, sino en el asunto moral de ambas cosas, trama y estética.
Decididamente no es mi tipo de cine. Me recuerda a Mlick y esas elipsis que realiza, esa especie de trascedencia en todo lo que filma, esa manera algo pedante de mostrar un espíritu erudito, esa correosa sensiblería falta de tono dramático, esa especie de perspectiva pendiente que mantiene el guión no consiguen montar una cinta redonda. A mi al menos no me lo parecen, ni las que he viso de Malick, ni esta. 
Entiendo y respeto que a determinadas personas les encante este tipo de cine. Seguramente encuentran aburridas las películas 'convencionales'. Y no creo que sea por pose, o por situarse 'al margen del rebaño'. Simplemente creo que es como dicen que es.
Con esta cinta, como con las de este 'tipo' creo que hay que diferenciar la estética cinematográfica del fondo de la trama o la historia que quiere contar.
Son imágenes muy potentes, llenas de luz, de color, de encuadres perfectos o peculiares. Distintos. 
El fondo es una mera excusa para mostrar el mensaje moral que pretende, el trasfondo que muestra. Que tampoco tengo claro que sea moral, axiológico, político o cultural. Simplemente puede ser estético. No creo que de esta cinta pueda deconstruirse un discurso de ningún género, tipo o condición. Expone una historia anodina y aburrida con un tono solemne y lento, poco dado a las emociones, que juegan un papel interno, de cada uno. Hay algo terrorífico en la frialdad de las niñas, especialmente en la más pequeña, la que visiona al monstruo.  Pero no es una película de terror.
Forma parte de esas películas que no me gustan pero sé que son buenas. Como algunas del Bergman más enrrocado o el propio Tarkovsky. Pero no es mi tipo de cine. 
Además es aburrida. O por mejor decir, no es entretenida, y, sin embargo, el metraje pasa muy rápido. Llama la atención lo rápido que transcurre. Miras el reloj y ha pasado media hora, vuelves a mirar y le quedan 20 minutos. Curioso: no entretiene pero el tiempo pasa muy rápido con ella.
En definitiva, película probablemente muy trascendente pero que a mi no me ha gustado.  No pretendo decir que sea mala, nada parecido. Simplemente no me ha gustado. Hace años, cuando empecé a comprar películas, me prometí, y hasta ahora no me he defraudado, que no me engañaría. Y eso hago: no me ha gustado. Es más no creo que la vuelva a ver nunca más.

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