El cine obsesivo de Bergman me gusta. Su complejidad viene dada por dos factores. La temática, el asunto que narra. Y el estilismo con el que lo muestra: oscuro, siempre dramático, trascendente, desgarrador.
Es cine espeso, pesado, potente, 'heavy'. Propicia esa sensación la elección de los actores, generalmente de mucha carga dramática y gran capacidad teatral. En este caso son sus habituales Max von Sydow, Liv Ullmann, e Ingrid Thulin.
No es un cine para cualquier, ni siquiera los muy fan de él puede verlo en cualquier momento. De una manera u otra hay que elegir cómo verlo, en qué momento del día y con qué estado de ánimo.
La indisposición del protagonista proviene de sí mismo, pero se acrecienta con los vecinos que viven con él en la isla.
Y el viento juega un papel importante.
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