jueves, 12 de octubre de 2023

§ 3.149. Simón del desierto (Luis Buñuel, 1965)

Una temática religiosa en un hombre tan ateo como Buñuel. Desconozco si es un relato bíblico o un guión propio del director. Seguramente sea un episodio bíblico libremente interpretado por él. 
Tiene un punto de sátira, de ironía, pero también de lucidez y de intelectualidad. Desde luego también puede verse desde una perspectiva filosófica, o doctrinal. Y, por supuesto, tiene es punto surrealista  tan característico de la época.
Diablas, niñas jugando, comida, limpieza. Tentaciones.
Claudio Brook es Simón, y Silvia Pinal es el diablo.
La historia no me dice gran cosa. El tipo de ironía que pretende no la alcanzo. Se basa en el deseo no consumado, en la renuncia a uno mismo, en la pulsión sexual encubierta. No me llega. Supongo, pero sólo lo supongo, que a una persona con fuertes creencias religiosas, sí le llegará más.  No creo que pueda tachársela de inadecuada para un religioso, y por supuesto no es blasfema. La tentación, que es el tema, está tratado con sorna, ironía y algo de broma, pero no es blasfema. No pone en solfa la tentación en sí misma, ni la juzga o ridiculiza. La muestra desde diferentes perspectivas. Cuando ves a Simón sabes que para él ese sacrificio es importante. Los lugareños que le visitan se toman su sacrificio desde diferentes puntos de vista. Pero para el diablo es evidente que su propósito es hacer fracasar el propósito de Simón.
Es un ensayo interesante. Que no me llega mucho, pero que es lujos de ver y disfrutar.
Es verosímil lo que se cuenta que dice Silvia Pinal sobre el mediometraje. No se trata de una película fallida, sino de un tercio de un proyecto que pretendía filmarse con ella a través de tres historias, un tipo de ensayo que se hacía mucho en aquella época. Estaban involucrados, o pretendían involucrar a Jules Dassin y Federico Fellini. Cada uno contaría una historia surrealista poro con Pinal como protagonista. Ambos invitados quisieron rodar con sus mujeres y el proyecto quedó como estaba, pues Buñuel ya había rodado la cinta y la consideraba terminada.



§ 3.148. La bestia y la espada mágica (Paul Naschy, 1983)

 

Un Naschy 'histórico', medieval y algo más contenido que en otras ocasiones. Una historia medieval, mágica y vampírica. Una historia, una verdadera historia, con todos sus matices. Satán, espadas, aventuras, medievo, cortesanas, sexo y pudor. Sociedades secretas, guión epiléptico, neuróticos asociados y algo de costumbrismo cañí.  Brujas, Zumarragundi, la Santa inquisición, solo falta el huerto del francés. Pero está presente el gran inquisidor y el santo oficio. Supongo que este tipo de cintas podían verse con un whisky barato en una cinta de VHS en los años ochenta. Peor no tiene un gran resultado. La escenografía es interesante, el atrezo razonable, los actores en lo pretendido, los escenarios naturales de piedra. Pero le falta lo que las excelentes películas tienen: pulso y ritmo, sensación de estar presente ante una imaginación desbordante pero algo fallida. Es una película de su tiempo. Sin más. 
Todo eso y algo más puedes ver pasar ante sus ojos. Lo importante no es qué ocurre, sino cómo ocurre, cuál es el ritmo narrador, lo que tenemos que decir, aquello que no puede verse con otros sentidos que el cinematográfico.
Lo de Cipango es ya el despiporre. Hay que situarte ante este tipo de películas para comprenderlas.

martes, 10 de octubre de 2023

§ 3.147. El incinerador de cadáveres (Juraj Herz, 1969)

 

Cine de culto. Checoslovaco. Un director que no ha rodado muchas cintas, pero que con esta, al parecer, consiguió un gran éxito y un gran crédito.
Una forma de rodar diferente, planos muy cortos a la cara de las gentes, en donde se aprecian los detalles más nimios: el sudor, las arrugas, las protuberancias de los músculos, las diferentes tonalidades, etc.
 Llena de simbolismos, requiebros visuales una cierta rapidez en la sucesión de unos planos y encuadres poco usuales. Todo el ambiente se diluye en una sombría equidistancia entre la angustia y la desesperación y la alegría vital y el matrimonio y familia.
Encadena el final de un plano con el principio de otro, ´dandole a la película una sensación de continuidad constante. Es un recurso interesante, y no he sido consciente de haberlo visto en otras películas.
Director y actores absolutamente desconocidos para mi. Es considerada una de las mejores películas Checas de todos los tiempos. 
El horno juega un papel importante en la propia iconografía de las trama, y el boxeo, que  parece un ejercicio para redimirse de no se sabe qué pecados.
Me ha entretenido. Es muy diferente y atractiva.

lunes, 9 de octubre de 2023

§ 3.146. Lola Montes (Max Ophüls, 1955)

Pasa por ser una de las obras mayores de Ophüls, que tiene cosas buenas de verdad.
Martine Carol es la protagonista, probablemente en su papel más célebre. Peter Ustinov el Maestro de ceremonias del circo. Anton Walbrook es Luis I de Baviera, y Will Quadflieg es Franz Liszt.
La película es mítica por varios motivos. Es la última película del último estilista, un cineasta de detalles, de historias muy trabajadas, apoyado en el guión pero sobre todo en el tratamiento visual de la imagen. Un cineasta que vio -y esta es la segunda razón- machacada su película por público y por los estudios, que cortaron la cinta, la montaron de nuevo en sentido cronológico y la destrozaron, naturalmente. En tercer lugar porque es un mito para los directores franceses de la segunda mitad del siglo XX, que la tienen por una obra de arte expresiva y hasta cierto punto revolucionaria. En cuarto lugar, por el atrevido montaje que tiene, dieciséis años después de una de las primeras que lo hace (Ciudadano Kane, Orson Welles, 1939), articulados en reportes hacia atrás que explican qué ocurrió para llegar a donde se llegó.
De un atractivo visual inevitable, con una belleza clásica intemporal, en el atrezo, en la música, en la producción, ahonda en la decadencia de una mujer libre y salvaje -muy empoderada- que hizo, literal y prácticamente, lo que le apetecía en cualquier momento. Se aprovecha el número de circo con el que principia la historia para ir contando quién fue y qué hizo Lola Montez, personaje real que sale bastante bien parado de este biopic como mujer aguerrida, atrevida, conscientes de sus encantos y dispuesta a explotarlos. Mito o realidad, lo cierto es que fue un personaje real, amante de sus amantes y ambiciosa cuando tocaba serlo. Soñadora pero realista, femenina y feminista (al parecer tenía ideas muy progresistas sobre el talento femenino y sus capacidades en la sociedad) pero sobre todo una mujer bella hasta la locura, guapa y enigmática.

domingo, 8 de octubre de 2023

§ 3.145. Eternamente tuya (Tay Garnett, 1939)

 
Otra de 1939, que parece un año espectacular. No por esta cinta, que no es especialmente valiosa, sino por todas las demás que se rodaron. 
En esta la gracia de David Niven y Loretta Young sostienen una especie de comedia que va virando hacia una historia de amor intimista y con dosis de misterio y magia.
Historia bastante convencional que no llena del todo las pretensiones que enuncia. Comedia ligera que camina hacia un cierto drama existencial sobre el papel de las mujeres en la vida y su situación profesional alrededor de la eterna elección (falsa) entre trabajo y familia. Falsa, al menos para las personas normales. Quizá para un mago de fama internacional sea distinto, pero para la inmensa mayoría de las personas es una elección falsa.
La cara de Young es inconfundible. No especialmente agraciada, pero solvente como actriz. Una mujer 'normal' en una época llena de mujeres 'cañoneras', espectaculares. Probablemente la época más lucida de mujeres sensuales.

§ 3.144. Algo amargo en la boca (Eloy de la Iglesia, 1969)

 

Morboso ensayo sobre las relaciones de tres mujeres encerradas en sí mismas con un joven sobrino que las visita por las fiestas de navidad.
Director más que interesante, que tiene muchas más cosas que las derivaciones hacia el cine quinqui que  tanta fama y tanta taquilla le dieron. No hay película suya que no me sorprenda. Y esta no es una excepción. Con un tema difícil y muy cerrado en sí mismo es capaz de construir un relato más que interesante.
Aunque el tema no parece atrayente, sí consigue mantener la atención del espectador y provocar una cierta admiración por cómo acaba y de qué manera. Porque es evidente que se avecina un drama potente, con un toque de morbosidad sexual incluido.
Los temas de conversación, las miradas al largo de las faldas, el enfoque de la cámara hacia las bocas de las tres mujeres, el permanente deseo en los ojos de las hembras.
Un impresionante Juan Diego, acompañado de Maruchi Fresno, Irene Daina y Verónica Luján. Para mi tres absolutas desconocidas, aunque el rostro de la primera de ellas sí me resulta conocido. Tiene toda la pinta de haber sido una mujer que hizo muchas películas, televisión y series.

§ 3.143. Angustia (Bigas Luna, 1987)

 

El cine dentro del cine, en el cine. Un triple moral carpado. Algo parecido a esto debió sentir el director cuando estrenó este ensayo fílmico, más que película convencional, a finales de los ochenta. Época, todos coinciden, en la que había más libertad (artística, moral, ética...) que en la actual. Son como varias voces tocando la misma canción. Un discurso distinto, poco usual, nada convencional. Difícil de seguir. Una mezcla entre "El fantasma del paraíso" y "Seven". No es, naturalmente, ninguna de ellas, pero se deja ver. Es perturbadora, extraña y, sobre todo, poco comercial.