Como siempre las propuestas de Losey son barrocas, oscuras, encerradas, retorcidas y martirizantes. No es puede decirse que fuese un director limpio o blanco.
Esta propuesta está en su línea más oscura. Investigaciones psicológicas y duelos emocionales por el control de la situación es de lo va esta película. El delincuente pretende dominar a la dama y al médico, y ellos creen que juegan con él.
Probablemente los comportamientos aprendidos compongan gran parte de funcionamiento con el que te comportes en la vida, pero no creo que tampoco haya duda en que la maldad tiene un componente intrínseco difícil de disociar de la persona.
Es una especie de ensayo para la obra mayor, esa sí verdaderamente mayor, que es El sirviente (1962).
Me ha gustado mucho Alexis Smith, una dama de verdadero fuste y capacidad. También, naturalmente el jóven Dirk Bogarde. Completa el triángulo principal Alexander Knox, uno de esos actores que está siempre.
La película es interesante, pero no llega a romper en gran cinta. Le separa ese algo que hace que otras sí lo hagan y no ésta, y aunque llevo viendo cine treinta y pico años sigo siendo incapaz de precisar qué es, de que se trata y por qué.
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