Otra de Eloy. Muestra una sociedad diferentes, es una cinta que sólo se comprende por haberla vivido, como es mi caso, aunque era muy pequeño.
Una ambigüedad sexual caso corporal, a flor de piel es, probablemente, el desencadenante de la cinta, lo que explica las motivaciones del asesino y del señorito, las dos.
La novia es una comparsa, un señuelo. Poco pinta en la historia.
Excelente Vicente Parra, bien como siempre Eusebio Poncela, un actor muy de aquella época, y una decente Emma Cohen (en su poco metraje) forman el triángulo de la película, su vértice triangular.
La tensión emocional está muy bien lograda, así como la ambigüedad sexual del protagonista. El desgraciado panorama de vida y existencia que tiene el asesino se trunca en instinto homicida por casualidad, modificando su existencia y la de los que le rodean para siempre, incluía su novia, su segunda víctima.
La cinta es sórdida y oscura, negra y casposa, pero es muy interesante. Me gusta la música en off que suena permanentemente en los momentos álgidos de los asesinatos, y la exposición del drama moral del propio asesino.
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