martes, 23 de junio de 2015

DIETERLE, William. Salomé (1953)

   Interesante película que no llega a ser una grande del género. Guapísima Rita Hayworth y un espléndido Stewart Granger que conduce bien la trama pero que, en general, le falta un hervor para elevarse a las míticas de la misma temática.
   Es interesante observar cómo la industria del cine recupera clásicos bíblicos para incorporarlos a su política comercial. Funcionan bien seguramente porque son baratos de realizar a nivel producción y su exportación fuera de EEUU es viable, sobre todo en Europa, sin demasiados problemas.
   Lo guapísima que era Hayworth no ha sido superado todavía por nadie. Qué cara más bella, qué pelo más hermoso...

lunes, 22 de junio de 2015

sábado, 20 de junio de 2015

CORMAN, Roger. El barón rojo (1971)

  Magníficas escenas aéreas, con aviones con motores clásicos, no a  reacción. Gran mérito del director, que consigue una trama entretenida, pero sobre todo que rueda con un colorido y una atención las persecuciones en el aire estupendas. Me ha gustado mucho.
  El director me da la impresión, sólo tengo tres películas suyas, que es ese clásico artesano de la serie B que es recuperado con los años por cantidad de cinéfilos...

viernes, 19 de junio de 2015

ROSSELLINI, Roberto. Stromboli (1950)

Qué maravilla, qué cosa más bonita. Qué difícil es que una película sea capaz de conmoverte de la manera que lo hace esta. Obviamente no es una cinta fácil de ver, de analizar, por momentos es sombría, oscura, angustiante, pero narra perfectamente lo que quiere comentar: las difíciles relaciones de pareja, la huida hacia el matrimonio como situación vivencial, las dificultades que la sociedad pone, cuanto más endogámica más dificultades, la renuncia a los sueños, la integración en una sociedad cerrada llena de prejuicios sociales, religiosos... la naturaleza con su potencia destructora...
La escena de las pesca de los atunes (creo que son atunes) con las artes características, levantándolas y dejando cada vez menos agua para respirar es un símil perfecto con el matrimonio enclaustrado en el que vive la protagonista. Entre todos ahogan a los peces, como la sociedad ahoga al matrimonio.
Otra escena fundamental, la que explica la paradoja del matrimonio sin amor, sin fe y sin vitalidad es la que acontece al final, cuando después de renuncia a atravesar la isla por lo alto del volcán caminando decide volver y pide a dios, no que le ayude a cumplir sus sueños, sino a ser capaz de renuncia a su yo, ser capaz de cumplir el rol para el que está destinada, aquel que eligió en el campo de concentración cuando decidió casarse con un soldado para escapar... para acabar encerrada en otro recinto más opresivo: un matrimonio sin amor, en una sociedad que no te comprende.
Neorrealismo italiano en toda su expresión, con la crudeza más realista posible. No tiene reparos el realizador italiano de mostrar todas las miserias, morales y sociales de su propio país, incluso en los aspectos más sórdidos y vejatorios: la violencia de género, la delación, el espionaje de las mujeres de la isla...
Sería interesante observar si coincide temporalmente el romance del director y la actriz con la película, y si esta es su primera película juntos, porque desde luego parece una crítica feroz al matrimonio y sus costuras tan apretadas.

jueves, 18 de junio de 2015

SEILER, Lewis. El gran golpe (1942)

Trabajos de este tipo forjaron la leyenda del duro con corazón, del hombre de principio que simplemente no tuvo más elección vital que dedicarse a ser un mafioso... Y claro, la lucha entre lo que pretende y lo que es capaz de hacer hace que su interior está convulso, agitado, dificultando el natural equilibrio necesario para vivir y para desarrollarse, para amar y para disfrutar.
Irene Manning para mi es una desconocida. No tiene la dulzura de cara que se le presume a un femme fatalle, ni tampoco la fuerza necesaria para empujar el papel, más allá de ser correcta y desarrollar bien el papel que le toca.
Es una película que se deja ver, en algún momento te vas de ella, hay algún argumento circular poco claro, de ida y vuelta y algunas escenas no han envejecido bien, como, por ejemplo, la persecución de la policía en coche por la nieve. Ahora sería espectacular, pero seguro que en la época fue todo un hito.
Por otro lado la fuga de la prisión no está bien conseguida, parece algo al alcance de cualquiera y no parece que eso sea lo propio y característico de una prisión.

§ 3.383. Colinas ardientes (Stuart Heisler, 1956)

  Un western muy decente. Camina por la senda de los tópicos, pero se maneje bien, tiene intensidad y desahogo. Duración comedia y el induda...