lunes, 29 de abril de 2024

§ 3.383. Colinas ardientes (Stuart Heisler, 1956)

 

Un western muy decente. Camina por la senda de los tópicos, pero se maneje bien, tiene intensidad y desahogo. Duración comedia y el indudable encanto de ver a Natalie Wood en pantalla, otra vez como india, el mismo año que Centauros del desierto, curiosidades de la industria. 
El chico es Tab Hunter, un ídolo juvenil que hizo buenas películas sin llegar a despuntar como gran estrella. 
La película se deja ver, tiene ritmo y es menos sensiblera de lo que parecía en la carátula. No es una historia de amor, es una historia de venganza, aderezada de una historia de amor contracultural: blanco e india. Da gusto ver a Claude Akins, da un juego de verdad, a la perfección. Tiene un aire a Ernest Borgnine, se parecen en el físico.
Ya he visto cosas de Heisler, probablemente las mejores que rodó: La llave de cristal (1942), El caballero del Oeste (1945), Tulsa, ciudad de lucha (1949), Dallas, ciudad fronteriza (1950) y Misión temeraria (1954).

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